El Sistema de Comunicaciones: El Ferrocarril
La revolución de los transportes llegó con el ferrocarril. La primera línea se construyó en Cuba, en 1837. En la Península, la primera línea se construyó en 1848, entre Barcelona y Mataró, y poco después se construiría la línea Madrid-Aranjuez. La fiebre constructora se desencadenó a partir de la Ley General de Ferrocarriles de 1855. Las compañías ferroviarias más importantes eran la de Madrid a Zaragoza y Alicante (M.Z.A.) y la del Ferrocarril del Norte.
Entre las consecuencias derivadas de la Ley General de Ferrocarriles y de la forma en que se aplicó, podemos señalar las siguientes:
- Las principales concesiones se otorgaron a compañías extranjeras, que importaron el material ferroviario, por lo que la construcción de la red española apenas estimuló la industria siderúrgica nacional.
- El escaso capital privado se invirtió en ferrocarriles y no en industria.
- Al final, existía el medio de transporte, pero apenas había mercancías que transportar, provocando la quiebra de muchas de estas compañías.
No obstante, con el tiempo, el ferrocarril actuó como una poderosa palanca de desarrollo económico.
Otros avances en el sector fueron: la extensión de la navegación a vapor y la modernización de correos y telégrafos.
Proteccionismo y Librecambismo
El proteccionismo propugnaba la protección de la producción nacional mediante la aplicación de elevados impuestos aduaneros a las mercancías importadas. Por el contrario, el librecambismo defendía la libertad en los intercambios comerciales y la aplicación de aranceles bajos. En este contexto, surgen en España asociaciones defensoras de una u otra postura. La burguesía del textil catalán y los cultivadores de trigo del interior eran partidarios del proteccionismo, mientras que los progresistas y demócratas lo eran del librecambismo.
La política proteccionista se mantuvo con altibajos durante todo el siglo XIX. Un paréntesis en esta política fue el Arancel Figuerola de 1869, por el que se bajaban las tarifas que se aplicaban a las importaciones de productos industriales, aunque manteniéndolas altas para los productos agrarios, y además no se prohibía la importación de ningún producto.
La entrada de grandes cantidades de productos agrarios procedentes de países como Argentina y Estados Unidos en el mercado provocó una crisis en Europa occidental, haciendo que muchos países volvieran a aplicar políticas proteccionistas. En el caso de España, el arancel de 1891, muy proteccionista, fue la respuesta a esa crisis.
La Aparición de la Banca Moderna
El sector financiero jugó un papel fundamental en la industrialización y en la economía en general. Con Fernando VII se crearon el Banco Español de San Fernando (1829) y la Bolsa de Madrid (1831). Durante el reinado de Isabel II, el Banco de San Fernando pasó a llamarse Banco de España. La Ley de Bancos y Sociedades de Crédito (1856) inició la modernización del sistema bancario. Hay que destacar también la reforma de los ministros Mon y Santillán de 1845, que sentó las bases de una Hacienda moderna, ya que se simplificó y racionalizó el sistema de impuestos, y estos se extendieron de manera general a todos los ciudadanos del país, lo cual suponía la aplicación del principio liberal de igualdad ante la ley.
En el proceso de modernización de este sector fueron también muy importantes la creación de una nueva moneda nacional, la peseta, y la fundación del Banco Hipotecario, en 1872. Tras el desastre colonial de 1898, se repatrió a España gran parte de los capitales situados en Cuba, Filipinas y Puerto Rico, iniciándose así una nueva fase de desarrollo bancario, con fundaciones tan importantes como la del Banco Hispano Americano en 1901.
Las Fuerzas Políticas de Oposición: Republicanos, Nacionalistas y Movimiento Obrero
Los republicanos representaban la principal fuerza de oposición política al régimen. Durante el reinado de Alfonso XIII se fundaron dos partidos republicanos: el Partido Radical, dirigido por Alejandro Lerroux, izquierdista, populista y anticlerical, y el Partido Reformista de Melquíades Álvarez, más moderado y preocupado por la cultura y la educación, lo que atrajo a destacados intelectuales a este partido.
Nacionalismos Periféricos
Desde 1901, el principal representante del catalanismo en la vida política fue la Lliga Regionalista, de ideología conservadora. En 1906, se fundó Solidaritat Catalana, que integraba a todas las fuerzas políticas catalanistas. La izquierda catalanista no tuvo un papel destacado hasta 1922 con la creación de Estat Català, dirigido por Francesc Macià, representante del nacionalismo radical no conservador.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) fue ensanchando su base social al incorporar elementos menos radicales respecto al independentismo. No obstante, su arraigo social seguía siendo escaso.
Socialistas y Anarcosindicalistas
El PSOE, fundado en 1879 por Pablo Iglesias, evolucionó hacia posiciones socialdemócratas sin renunciar por ello a la revolución social. En 1910, se presentó a las elecciones obteniendo, por primera vez, un escaño que ocuparía Pablo Iglesias.
La CNT, fundada en 1911, fue el sindicato anarquista más importante. Desde 1917 creció de forma ininterrumpida, imponiéndose como corriente mayoritaria la anarcosindicalista, más violenta y partidaria de la acción directa, frente a la corriente sindicalista, más moderada y pragmática. Las huelgas, los sabotajes y atentados se sucedieron continuamente.
La Crisis de 1917 y el Trienio Bolchevique
La crisis de 1917 fue el reflejo de un descontento general en el que confluyeron los siguientes factores:
- El Ejército: Desde 1916 había organizado Juntas de Defensa, pidiendo mejoras salariales y profesionales. El Gobierno admitió sus peticiones, promulgándose la Ley del Ejército (1918).
- La Oposición Política: Encabezada por la Lliga Regionalista de Cambó, que el 5 de julio convocó una asamblea de parlamentarios en Barcelona exigiendo la autonomía catalana y Cortes Constituyentes. La asamblea fue disuelta. El 19 de julio se convocó nuevamente a los parlamentarios en Barcelona; en este caso, el Gobierno se limitó a declarar inconstitucionales sus pretensiones. Las divergencias y desconfianza entre los asambleístas (catalanistas, republicanos y socialistas) hicieron fracasar el movimiento.
- El Movimiento Obrero (UGT, CNT): Organizó una huelga general indefinida (13 de agosto de 1917) por la subida de precios y contra el régimen político. El comité organizador fue detenido y el gobierno sacó las tropas a las calles.
El Trienio Bolchevique (1918-1920)
Entre 1918 y 1920 se vivió en Andalucía una fase de actividad revolucionaria, conocida como el Trienio Bolchevique, provocada por:
- La situación de miseria de los jornaleros agrícolas.
- La carestía de la vida.
- La influencia de la Revolución rusa.
UGT y CNT, los dos grandes sindicatos, convocaron huelgas, dirigieron la ocupación y reparto de tierras, toma de ayuntamientos, etc. La revolución social acabó en 1920, ya que se declaró el estado de guerra y se llevó a cabo una dura represión.
La Dictadura de Primo de Rivera: Marruecos y la Cuestión Social
Los dos problemas más importantes que tuvo que afrontar la dictadura fueron:
- La Cuestión de Marruecos: Tras una etapa de abandono, los ataques rifeños a las posiciones españolas (1924) y las conversaciones con Franco y Sanjurjo, animaron a Primo de Rivera a acabar con el conflicto. Se preparó un potente ejército que, unido al francés, desembarcó en la bahía de Alhucemas (septiembre de 1925), y tras semanas de batallas, Abd-el-Krim se entregó. El éxito conseguido reconcilió a Primo de Rivera con el Ejército, con los ciudadanos cansados de guerra, con los empresarios inversores en Marruecos y con Hacienda, que podía reducir el déficit.
- La Cuestión Social: Primo de Rivera tuvo escasas dificultades frente a los movimientos obreros. Aunque la situación económica y social mejoró, la causa principal fue que la dictadura no llevó a cabo una represión muy dura y consiguió la colaboración de los socialistas, aunque no de los anarquistas y comunistas. El PSOE y UGT consideraban que la dictadura era provisional y no estaban dispuestos al enfrentamiento por la defensa de un régimen burgués, el de la Restauración, que ellos mismos querían destruir.
Otra situación distinta fue la de los grupos más radicales. Los anarquistas partidarios de las acciones terroristas fueron disminuyendo en España, a favor del anarcosindicalismo. La CNT se enfrentó a la dictadura; muchos sindicalistas fueron detenidos y otros se marcharon al exilio. La FAI (Federación Anarquista Ibérica), de carácter más revolucionario, fundada en 1927, y el PC (Partido Comunista), fundado en 1921 y declarado ilegal, no tuvieron mucho protagonismo durante la dictadura.
En 1926, se creó el Consejo de Trabajo (Organización Corporativa Nacional), con representación de obreros y empresarios, pero bajo control estatal, al estilo del sindicato vertical implantado por Mussolini en Italia, y que se ocuparía de la negociación entre patronos y trabajadores. La UGT se prestó a colaborar en un principio, aunque más tarde se retiró. La CNT se negó a participar desde el principio, por lo que el proyecto acabó fracasando.
La Proclamación de la Segunda República
El 14 de febrero de 1931, el general Berenguer, incapaz de encauzar la situación, presentó su dimisión. Alfonso XIII encargó formar gobierno al almirante Aznar, que se limitó a convocar elecciones municipales para el 12 de abril. Aunque en las elecciones, la mayoría de los concejales elegidos eran monárquicos, los republicanos habían ganado en todas las capitales de provincia, donde el sistema caciquil era mucho menos operativo. Como reconoció el propio Aznar: «el país se ha acostado monárquico y se ha levantado republicano».
El 13 de abril de 1931, el rey Alfonso XIII, sorprendiendo a la opinión pública, dio a conocer su intención de abandonar España.
El 14 de abril de 1931 se proclamaba la Segunda República y se formaba un Gobierno Provisional presidido por Alcalá Zamora. En junio de 1931 se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes. Obtuvo la mayoría una coalición de republicanos y socialistas. El primer cometido de estas Cortes fue elaborar un nuevo texto constitucional.
La Constitución de 1931
La Constitución de 1931 reflejaba un pensamiento democrático y avanzado y buscaba una redistribución de la riqueza y la creación de un estado del bienestar que alcanzara a toda la sociedad. Sus principios más relevantes son los siguientes:
- Se definía a España como una «República Democrática y de trabajadores de toda clase que se organiza en régimen de libertad y justicia».
- La declaración de derechos ciudadanos era muy amplia: libertad de expresión en todas sus formas (opinión, cátedra, imprenta, etc.) y de asociación. Recogía derechos como el del trabajo, la educación y la cultura, la igualdad entre cónyuges, el matrimonio civil, el divorcio y la equiparación de derechos para los hijos legítimos e ilegítimos.
- Las Cortes adquirían un gran poder, tanto legislativo como de control sobre el Gobierno, y constaban de una sola cámara elegida por sufragio universal; este, por primera vez, incluía a las mujeres.
- El ejecutivo se constituía según mayoría parlamentaria y el Presidente de la República era elegido cada seis años por los diputados.
- El Estado era único, pero se contemplaba un estatuto de autonomía para el País Vasco, Cataluña y Galicia.
- Se impuso un estado aconfesional, reconociéndose la libertad de conciencia y la práctica de cualquier religión, aunque se prohibía a la Iglesia ejercer la enseñanza.
La Constitución fue aprobada en Cortes el 9 de diciembre de 1931, formándose el primer gobierno constitucional, presidido por Manuel Azaña e integrado principalmente por republicanos de izquierdas y socialistas. La presidencia de la República la ejerció Alcalá Zamora. Este primer período de la República se denomina Bienio Reformista.
El Bienio Reformista (1931-1933)
Fue el periodo más activo de la República en cuanto a reformas, entre las que destacan:
- Reformas Laborales: Llevadas a cabo por el líder de UGT y Ministro de Trabajo en este periodo, Largo Caballero, que incluían medidas como el seguro de enfermedad, las vacaciones pagadas, la jornada de ocho horas o el salario mínimo. La CNT, que no quiso colaborar en las reformas, convocó huelgas muy violentas, creando una gran inquietud en las clases medias que no veían al Gobierno capaz de controlar la situación.
- La Reforma Agraria: En septiembre de 1932, se promulgó la Ley de la Reforma Agraria que pretendía una redistribución de la propiedad agraria, autorizando la expropiación con indemnización de las fincas no cultivadas y las deficientemente cultivadas, siendo el Instituto de Reforma Agraria el encargado de la expropiación y reparto. Sus resultados fueron decepcionantes por la lentitud, la burocracia y el escaso presupuesto.
- La Reforma Militar: Emprendida por Azaña (Presidente del Gobierno y Ministro de la Guerra) pretendía reducir el número excesivo de oficiales y garantizar la lealtad del ejército a la República. Se creó la Guardia de Asalto, cuerpo encargado del orden público, con el fin de sustituir al Ejército en esta función.
- La Iglesia: Entre las medidas legales que la República adoptó hacia la Iglesia, como la extinción del presupuesto de clero y culto en el plazo de dos años, la disolución de la Compañía de Jesús, la prohibición a las órdenes religiosas de ejercer la enseñanza y el reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio, fueron interpretadas por algunos sectores como una provocación. A esto se añade la acción descontrolada de algunos radicales que quemaron conventos e iglesias indiscriminadamente, sin que el Gobierno fuera capaz de controlar la situación, lo que supuso que la Iglesia y muchos católicos dejaran de apoyar a la República.
- El Problema Regionalista: En 1932 Cataluña obtenía su Estatuto de Autonomía –la Generalitat quedaba bajo la presidencia de Lluís Companys, de Esquerra Republicana– y en 1936 la obtuvo el País Vasco, bajo el gobierno del PNV.
- Política Educativa: Los mayores esfuerzos se centraron en la enseñanza primaria. El objetivo era crear un sistema educativo unificado, laico, público y gratuito en primaria. Se invirtió en la construcción de escuelas e institutos, aumentaron las becas y se organizaron las Misiones Pedagógicas para divulgar la cultura en el ámbito rural. En la difusión cultural colaboraron sindicatos de profesores (FETE) y de estudiantes como la Unión Federal de Estudiantes Hispanos, que organizó el grupo de teatro La Barraca, dirigido por Federico García Lorca, que hacía giras por toda España representando obras de teatro clásico.
Azaña tuvo que enfrentarse a la derecha antiliberal que protagonizó el fallido golpe de Estado liderado por el general Sanjurjo (Sanjurjada, agosto de 1932) y a la ofensiva sindical de la CNT con sucesos como los de Casas Viejas (Cádiz) que precipitaron el fin de su gobierno.
La Sublevación Militar y el Estallido de la Guerra Civil
La conspiración militar se inició como consecuencia de la victoria del Frente Popular. El golpe de Estado de julio de 1936 fue organizado, planeado y liderado por militares descontentos. El estratega y jefe fue Mola, que pretendía instaurar un modelo de Gobierno como el de la dictadura de Primo de Rivera. Sanjurjo debería dirigir el planeado Directorio Militar que se pensaba crear tras el golpe, y Franco se incorporó al final. Los sublevados preveían un golpe breve, y el Gobierno republicano confió en exceso en sus posibilidades.
La sublevación comenzó el 17 de julio de 1936 en Marruecos, dirigida por Yagüe. Franco se trasladó de Canarias a Marruecos poniéndose al frente. Entre el 18 y 19 se suman: Sevilla y Cádiz. Aparte de las islas, quedaron sublevadas dos zonas: por un lado, ambas costas frente al estrecho, y por otro, Galicia, Castilla y León, Navarra y las tres capitales de Aragón. La zona republicana quedó dividida en dos: cornisa cantábrica y País Vasco (excepto Álava), y por otro lado, Madrid, Cataluña, Valencia, Castilla-La Mancha, Málaga y Murcia.
Fuerzas en Conflicto
El bando republicano lo formaban milicias de partidos y sindicatos de izquierda, el Quinto Regimiento, guardias de asalto, gran parte de la Guardia Civil, de la Marina y Aviación, y las Brigadas Internacionales.
Los sublevados contaban con milicias falangistas y carlistas o requetés, un ejército disciplinado con una estricta dirección, y combatientes marroquíes, irlandeses, portugueses, italianos y la Legión Cóndor alemana.
La Dimensión Internacional del Conflicto
Los países que ayudaron de forma directa a los militares sublevados fueron los que mantenían regímenes fascistas o similares: Alemania, Italia y Portugal.
Ayudas al Bando Sublevado
- La Alemania nazi de Hitler ofreció la ayuda más determinante en el ámbito militar, con la participación de un considerable número de soldados, oficiales, aviones e incluso ayuda económica.
- La Italia fascista de Mussolini proporcionó también ayuda militar, sobre todo de su armada.
- Menor, pero también importante, fue la ayuda prestada por el Estado Novo portugués, con el envío de voluntarios –los viriatos– y apoyo diplomático.
En julio de 1937, el Papa Pío XI reconoció de hecho el nuevo régimen franquista.
Ayudas a la República
Los únicos países que la apoyaron con decisión en el ámbito militar fueron la Unión Soviética y México.
- La Unión Soviética inició su ayuda en octubre de 1936 y se mantuvo a lo largo de la guerra con aportaciones de hombres y material, más de 1000 aviones, carros de combate y asistencia técnica y logística. Pero sus exigencias de pago por adelantado obligaron a las autoridades de la República a enviar a la URSS las reservas de oro del Banco de España, sin que fueran restituidas al final de la guerra.
- El Gobierno de México, presidido por Lázaro Cárdenas, proporcionó desde el primer momento armas, alimentos y apoyo diplomático.
- Por último, debe destacarse la participación en el frente republicano de las Brigadas Internacionales, cuerpos de voluntarios –unos 60.000, de más de sesenta nacionalidades– que se dirigieron a España para ponerse al servicio de las fuerzas armadas de la República. En su mayoría militaban en partidos comunistas y actuaban en solidaridad con la izquierda española, frente a la amenaza del avance fascista.
La No Intervención
La actitud de países como Reino Unido, Francia y Estados Unidos fue ambigua. Francia se inclinó más hacia la República, mientras que Reino Unido y Estados Unidos apoyaron indirectamente al bando franquista. Reino Unido y Francia firmaron un documento, según el cual se prohibía en ambos países la venta o tránsito de todo tipo de material militar con destino a España. Este fue el punto de partida del Comité de No Intervención, con sede en Londres.