El Bienio Progresista (1854-1856)
El autoritarismo del gobierno moderado contó con la oposición de los progresistas, demócratas y algunos sectores moderados defraudados. Esta unión desembocó en el pronunciamiento de Vicálvaro de 1854 del general O’Donnell, que fundó la Unión Liberal. Los insurrectos colaboraron en el Manifiesto de Manzanares, en el que pedían el cumplimiento de la Constitución de 1845, la reforma de la Ley electoral, la reducción de impuestos y la reinstauración de la Milicia.
Las elecciones fueron convocadas según la legislación de 1837. La presidencia recayó en Espartero y O’Donnell fue nombrado ministro de Guerra.
Plan de Reformas Económicas
La actuación de más trascendencia fue el plan de reformas económicas en defensa de los intereses de la burguesía urbana y de las clases medias. La nueva Ley Desamortizadora de 1855, a cargo del ministro Madoz, afectó a los bienes del Estado, de la Iglesia, de las órdenes militares, de instituciones benéficas y, sobre todo, de los ayuntamientos (bienes propios y comunales).
Pretendía conseguir recursos para la Hacienda y la modernización económica de España. Una buena parte de los ingresos se invirtió en crear una red de ferrocarriles, ya que se consideraba básica para el desarrollo industrial. Aumentó la producción agrícola, pero empeoraron las condiciones de vida de los campesinos con pocas tierras, ya que obtenían de estas: leña, frutas, pastos…
La Ley General de Ferrocarriles de 1855 dio incentivos a los capitales extranjeros que invirtieran en España. Hubo exportaciones de productos agrícolas e industriales debido a la guerra de Crimea (1853-1856) de Reino Unido, Francia y Turquía contra el Imperio Ruso.
Se fomentó el desarrollo económico de España, que se vio reflejado en una legislación a favor de las reforestaciones, poner en funcionamiento el telégrafo, ampliar la red de carreteras, fomentar el crecimiento de las sociedades por acciones y de la banca, y desarrollar la actividad minera.
Se preparó una nueva constitución de 1855 que no llegó a ser promulgada.
Crisis del Bienio
Las medidas reformistas no solucionaron la crisis de subsistencia de 1854 y se generó un clima de grave conflictividad social. En Cataluña se produjeron huelgas obreras en 1855, donde los trabajadores pedían una reducción de impuestos y la eliminación de las levas, mejoramiento de salarios y reducción de jornada. El malestar social también provocó motines en el campo y en las ciudades de Castilla.
El gobierno acabó presentando la Ley de Trabajo, que permitía las asociaciones de obreros, pero no solucionaba los problemas. Además, las discrepancias dentro de la coalición gubernamental entre los progresistas más moderados, la Unión Liberal (O’Donnell) y los demócratas (Espartero) se hicieron evidentes. Finalmente, Espartero abandonó el gobierno y la reina nombró a O’Donnell, que sofocó las revueltas.
Las Fuerzas Políticas en España durante el Sexenio Revolucionario
En la derecha se situaban los carlistas, que admitían el sistema parlamentario y presentaban un programa basado en la monarquía tradicional. También en la derecha, los moderados, dirigidos por Cánovas del Castillo, que se mantenían fieles a Isabel II y tenían el apoyo de los grandes latifundistas. En el centro, la coalición monárquico-democrática, que unía a los unionistas de Ríos Rosas, los progresistas de Prim, los constitucionalistas de Sagasta, el partido radical de Zorrilla y los demócratas de Rivero. Contaban con el apoyo de la burguesía, las clases medias de las ciudades, el ejército, los intelectuales y profesionales liberales. En la izquierda, los republicanos, una escisión del partido democrático. Defendían la separación de la Iglesia y el Estado y el laicismo de este; el federalismo como sistema de pactos políticos entre las diferentes regiones para articular el Estado; se oponían a la intervención del ejército en la política.
Divisiones dentro del Republicanismo
- Benévolos: controlaban el partido y estaban dirigidos por Pi y Margall. Defendían que el federalismo se tenía que establecer de arriba abajo, es decir, impulsado desde el gobierno y respetando la legalidad. Rechazaban las insurrecciones armadas.
- Intransigentes: dirigidos por José María de Orense, defendían la insurrección armada y que los territorios debían declararse independientes para después pactar. Federalismo de abajo arriba.
- Unitarios: dirigidos por Castelar, defendían una república unitaria.
Los republicanos federales (intransigentes y benévolos) contaban con el apoyo de las clases populares urbanas, del movimiento obrero y de los campesinos, ya que recogían las demandas de las clases bajas para mejorar su nivel de vida. Hubo varias sublevaciones federales que fueron sofocadas por el ejército.
El Reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873)
Prim fue el encargado de encontrar al candidato idóneo para ocupar el trono español. Algunos países, como Francia, vetaron a algunos candidatos. El elegido fue Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel II, que había unificado Italia. Tres días antes de la llegada de Saboya, Prim fue asesinado, y Saboya se quedó sin su principal defensor.
La nueva dinastía tuvo la oposición de la aristocracia y el clero, las camarillas sobrevivientes del reinado de Isabel II, el pueblo con ideas republicanas, el partido republicano federal y parte del ejército, que le creó problemas a la hora de atacar la revolución cubana y la sublevación carlista. Solo obtuvo 191 votos de los 311 diputados. Mientras tanto, el partido moderado defendió el derecho al trono de Alfonso XII, hijo de Isabel II, que tuvo el apoyo de la Iglesia.
Hubo problemas económicos constantes.
Sublevación Carlista y Conflicto en Cuba
Se produjo una sublevación carlista en 1872 tras la muerte de Isabel II. La sublevación se extendió por el País Vasco, Navarra y parte de Cataluña, y proclamaron a Carlos VII. La sublevación no tuvo gran fuerza, pero supuso causa de numerosos conflictos. Por otra parte, un sector de ellos formó un partido político de carácter ultraconservador.
Además, se inició, con el llamado “Grito de Yara”, un conflicto en Cuba (1868-1878). La insurrección fue dirigida por los criollos y contó con el apoyo popular al prometer el fin de la esclavitud. Pese a que el gobierno era partidario de conceder reformas políticas en la isla, la negativa de los sectores económicos españoles con intereses en Cuba imposibilitó una solución pacífica.
El 11 de febrero de 1873, Amadeo presentó la renuncia al trono después de: formar seis gobiernos, la desintegración del pacto entre los unionistas, demócratas y progresistas, el abstencionismo de la oposición y la falta de apoyo popular.