El Mito de la Caverna: Simbolismo y Significado en la Filosofía Platónica

1. Descripción de la caverna: Después de eso, proseguí… Me lo imagino.

Elementos simbólicos:

  • Encadenados desde niños: falsa educación, prejuicios, miedos, etc.
  • De espaldas a la luz: al auténtico conocimiento.
  • Luz de un fuego: el término se refiere siempre al Bien o racionalidad.

2. Primera explicación del significado del mito: Imagínate ahora que… ¿Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que la sombra de los objetos artificiales transportados?

Elementos simbólicos:

  • Prisioneros: los hombres considerados como ignorantes, es decir, creyendo saber, cuando en realidad repiten ideas recibidas que toman por ideas propias o bien confunden lo real con lo imaginario.
  • Sombras: las sensaciones y las imágenes no proporcionan un conocimiento real. Son un mero reflejo o copia de la auténtica realidad, que para Platón es de naturaleza intelectual. Tanto la imaginación como la percepción sensible son sombras del conocimiento, pero no conocimiento en sí. Platón les confiere la categoría de mera “opinión”.


B/ La liberación del prisionero y la salida de la caverna

Representa el abandono de la antigua educación basada en prejuicios y creencias irracionales y el inicio de la auténtica educación, basada en las matemáticas y la dialéctica filosófica, que conduce hasta la contemplación de la idea de Bien.

1. Descripción de la salida:

Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas… -Por cierto, al menos inmediatamente.

Elementos simbólicos:

  • Cadenas: ignorancia.
  • Forzado a mirar hacia la luz: la auténtica educación en sentido socrático consiste en enseñar a mirar hacia lo verdadero en lugar de acumular conocimientos como propugnaban los sofistas. En Platón, sin embargo, el Estado fuerza a los elegidos como futuros gobernantes a un programa educativo especial que representa una auténtica ascesis o purificación. La educación, en su sentido más elevado, transforma la naturaleza humana; hace a los hombres mejores y, por tanto, aptos para gobernar.
  • Encandilamiento: al pasar del conocimiento sensible e imaginario al conocimiento racional, lo primero que se produce es una situación de no saber. Para Platón, como para Sócrates, el no saber representa el primer paso del conocimiento; tiene un sentido positivo porque significa romper con lo aprendido en la caverna-sociedad.
  • Sufriría y se irritaría: resistencia al conocimiento y tendencia a vivir en lo aprendido. Lo aprendido puede ser falso, pero sirve para vivir, hacerse entender y ser aceptado por los demás. Desde un punto de vista práctico, aunque corto de miras, vivir en lo aprendido representa la garantía de una existencia relativamente feliz.
  • Luz misma: el Bien o la racionalidad. El conocimiento auténtico es de naturaleza intelectual, no sensible. De ahí el empleo de los términos “tinieblas” y “luz” en Platón, en el sentido de lo sensible y lo inteligible.
  • Subida escarpada: la adquisición del conocimiento intelectual se representa de forma muy evidente mediante una subida dificultosa y forzosa. Recordemos como el programa educativo de los gobernantes platónicos comenzaba en torno a los diez años y concluía a los cincuenta y que en dicho proceso los candidatos eran sometidos a varias selecciones.

2. Dialéctica ascendente del conocimiento:

Necesitaría acostumbrarse… contemplarlo como es en sí y en su propio ámbito.

Nos referimos al ascenso del prisionero y al modo en que la subida va transformando su idea de conocimiento. Por eso usamos el término “dialéctica”, para indicar que se produce una especie de diálogo entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido. Al final no es el mismo hombre con más conocimientos; es otro hombre. En este caso, el proceso dialéctico conduce desde la experiencia sensible a la contemplación casi mística de la idea de Bien. Los saberes que producen esa transformación del sujeto y permiten el avance del conocimiento son las matemáticas y la filosofía. Filosofar ya no consiste en disputar, sino en un método para captar la esencia de las ideas, su relación y su fundamento común, que no es otro que la idea de Bien.

Como sabemos, hay cuatro grados: eikasía, pistis, dianoia y noesis.

Elementos simbólicos:

  • Sombras, figuras reflejadas: eikasía o imaginación.
  • Hombre, objetos mismos: pistis o percepción sensible.
  • Lo que hay en el cielo, astros: la episteme, el conocimiento intelectual constituido por la dianoia o conocimiento demostrativo de ideas matemáticas y la noesis o dialéctica filosófica por la que conocemos las ideas justicia, belleza o igualdad.
  • Sol: noesis o conocimiento dialéctico e intuitivo de la idea de Bien como fundamento de las demás ideas. Ahora, se trata de conocerlo en sí y no sólo como lo que hace visibles las demás cosas. En este nivel el conocimiento demostrativo no sirve de nada y al hombre sólo le cabe intuir, contemplar la fuente de la realidad y del conocimiento.

3. La idea de Bien/ sol:

Finalmente, pienso, podría percibir el sol… de las cosas que ellos habían visto.

La idea de Bien está más allá de la esencia; es decir, su esencia consiste en que las demás cosas alcancen plenamente su esencia. Lo que Platón nos quiere decir es que cualquier realidad tiene que darse plenamente, de la mejor forma posible. Si no es así, es como si no fuese nada. Por tanto, la idea de Bien es causa del ser de todas las cosas y fundamento de su inteligibilidad; el mundo es comprensible no porque nosotros seamos inteligentes, sino porque tiende irremisiblemente a la perfección, a la idea de Bien.

Elementos simbólicos:

  • Contemplarlo en sí y en su propio ámbito: contemplar, no demostrar, tal como ya hemos explicado, y en su propio ámbito, el mundo inteligible, no reflejado en los seres de la naturaleza.
  • Produce las estaciones, causa de las cosas que ellos han visto: causa del ser.

4. El filósofo y el recuerdo de la caverna:

Y si se acordara de su primera morada… padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida.

Feliz y autosuficiente con el saber filosófico, se compadece de sus antiguos compañeros y desdeña los honores y las antiguas creencias.

Elementos simbólicos:

  • Primera morada: caverna, mundo sensible.
  • Sombras de los objetos: conocimiento sensible e imaginario: doxa.

C/ Descenso del filósofo a la caverna

Forzado igualmente por el Estado. El papel de los filósofos es el de formar la élite de los gobernantes, no el de permanecer aislado en su torre de marfil. Esto supone un nuevo aprendizaje para el filósofo. Primero, tendrá que reconocer de qué modo los objetos del mundo sensible reflejan ese mundo de ideas que sólo él conoce; además, tendrá que hacerse entender, expresar sus ideas en el lenguaje de la experiencia y de la imaginación, recurrir al mito y al “como si”.

1. Descenso del filósofo:

Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente… ¿no lo matarían si pudieran tenerlo en sus manos?

Hay tres grados en este descenso: primero, un ofuscamiento al pasar de la luz a la oscuridad, un no saber; después, un ver confusamente y, finalmente, un acostumbramiento.

Elementos simbólicos:

  • Descender: del conocimiento-mundo inteligible al sensible.
  • Hacerse entender: ojos, entendimiento.
  • Tinieblas: conocimiento sensible e imaginario.
  • Sol: Bien, racionalidad. El asesinato del filósofo es una clara alusión a Sócrates.

2. Explicación del mito:

Pues bien querido Glaucón… comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible.

Constituye un resumen del mito con una explicación del propio autor del significado de la caverna, la liberación, la subida y la contemplación del Bien. Repetimos brevemente ideas ya tratadas.

Elementos simbólicos:

  • Morada-prisión: mundo sensible.
  • Luz del fuego: poder del sol, lo que hace visibles, es decir, comprensibles, las cosas.
  • Ascenso del alma…: dialéctica ascendente. Se ve al final: la larga formación de los filósofos.
  • La idea del Bien como:
    • a/ causa de las cosas rectas y bellas: causa del ser,
    • b/ señora y productora de verdad: fundamento del conocimiento,
    • c/ tenerla a la vista para obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público: fundamento ético y político.