El Realismo en la literatura inglesa y francesa

El Realismo Inglés

Autores: Charles Dickens (1812-1870): rasgos autobiográficos, personajes infantiles, humorismo que dulcifica su crítica. Importante ironía, estilo sencillo, viveza en la reproducción de personajes y ambientes, gran fuerza descriptiva, coherencia formal, aguda percepción de la condición humana. Obras destacadas: Los papeles póstumos del club Pickwick, Oliver Twist (1838), La pequeña Dorrit, Canción de Navidad, David Copperfield, Tiempos difíciles, Grandes esperanzas. Robert Louis Stevenson: ‘La isla del tesoro’ (1880): privilegia la aventura de lo salvaje en zonas marginadas de Asia o América, protagonista niño y situación inicial desgraciada, el viaje se le presenta como evasión o escape, refleja la sociedad de su época y la hipocresía de los personajes ‘buenos’ y cierta nobleza en los malvados. ‘El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde’: extraña joya de la literatura inglesa, psicologismo en el análisis de la maldad del yo más íntimo. Oscar Wilde (1854-1900): ‘El retrato de Dorian Gray’ (1891): narra la situación mágica por la cual la degeneración e inmoralidad de Dorian, inocencia de la juventud pervertida por una sociedad burguesa decadente y hedonismo, análisis psicológico de sus personajes. Hermanas Brontë: tono misterioso y romántico en sus novelas, la pasión amorosa desempeña un papel fundamental. Emily: ‘Cumbres borrascosas’, Charlotte: ‘Jane Eyre’ y Anne: ‘Agnes Grey’.

Realismo Norteamericano

Mark Twain (1835-1910): obras sencillas y humorísticas, plasma su experiencia vital. Obras destacadas: La aventura de Tom Sawyer, Huckleberry Finn, Un yanqui en la corte del rey Arturo. Herman Melville (1819-1891): obras de corte marinero y aventurero como Moby Dick, personajes atormentados, cercana a la novela psicológica en el análisis de caracteres.

Parnasianismo

Monte Parnaso, contra el romanticismo sentimental, lujo intelectual, reservado a una élite, sin verdad, utilidad ni moral, perfección formal. Leconte de Lisle.

Decadentismo

La bohemia, el dandismo, lo misterioso, lo exótico, lo irracional.

Simbolismo

Manifiesto simbolista en 1886, hermetismo, verso libre, imaginación, simbolismo, alegoría, imágenes sublimes, oníricas, perturbadoras. La mujer como figura fascinante, exótica y peligrosa. Charles Pierre Baudelaire (1821-1867): vida desdichada, temas como el hastío, la belleza, la muerte, la mujer, la nueva realidad urbana y la embriaguez. Poeta artesano, desaparición del yo en el poema, misticismo, ocultismo y sincretismo. Pequeños poemas en prosa y ‘Las flores del mal’. Stéphane Mallarmé (1842-1898): uso de la mitología (Ovidio) en ‘Herodiades’ y ‘La siesta del Fauno’, interesante proceso de depuración hacia el hermetismo, poesía y música. Paul Verlaine (1844-1896): pensamiento refinado, delicados sentimientos, capacidad de intensas voluptuosidades, sentimiento interior en ‘Romances sin palabras’, estado anímico del poeta como paisaje, símbolos como cielos, nubes, lluvias, viento, utilizaba adjetivos imprecisos como gris, pálido, incierto, verbos de melancolía como llorar, sollozar, suspirar. ‘Arte poética’: importancia de la música. Arthur Rimbaud (1854-1892): rebeldía y precocidad, precursor del surrealismo, ‘Una temporada en el infierno’ y ‘Iluminaciones’.

Las Vanguardias Literarias

El término vanguardias surge en Francia durante los años de la Primera Guerra Mundial (1914-1917). Su origen está precisamente en el vocablo francés ‘avant-garde’, término de origen político y militar que refleja el espíritu de lucha, combate y confrontación que el nuevo arte del siglo oponía al arte llamado decimonónico o académico. Las vanguardias se dieron en todas las artes: pintura, escultura, cine, literatura, etc. Se caracterizaron por la formación de grupos, la declaración de manifiestos y la publicación de revistas, la oposición a la tradición artística y cultural, el arte de minorías y su integración progresiva en el arte de masas, el arte condenado a la fugacidad, el cuestionamiento constante de sí mismo y la experimentación de nuevas formas, el rechazo del sentimiento y la subjetividad a favor del vitalismo y el juego, y la voluntad de renovación y experimentación poética.

Realismo Francés

Henry Beyle (1783-1842): romántico en perpetuo conflicto con la ruin sociedad. ‘Rojo y negro’: historia del fallido intento de ascenso social y conquista de la propia felicidad por parte de un plebeyo, sin más medios que su ambición, actitud neutral y un sobrio estilo. Radiografía de la hipócrita sociedad burguesa francesa. ‘La cartuja de Parma’: ambientada en Italia, narra las vicisitudes de un joven aristócrata repudiado por su familia que emprende una carrera eclesiástica y política, triunfará a costa de numerosas intrigas y de sacrificar su gran amor. Honoré de Balzac (1799-1850): denuncia el exceso personificado en la frivolidad, la amoralidad y la corrupción. Sus primeras obras son de tono romántico, históricas, simbólicas, como ‘La piel de zapa’ y policiacas, como ‘Un asunto tenebroso’. Sus protagonistas son damas, jóvenes de sangre azul de familias nobles, aristócratas cansados de la vida, desilusionados y apáticos personajes, burgueses. Sus grandes novelas realistas forman parte de ‘La comedia humana’, un vasto proyecto que crea un universo novelesco con personajes que circulan de novela en novela. Gustave Flaubert (1821-1880): ahondamiento en la psicología de los personajes y su curiosidad, descripción de ambientes, un ideal de perfección literaria basado en la objetividad y la impersonalidad. ‘Madame Bovary’: proceso judicial por inmoralidad, homenaje a Don Quijote y crítica al romanticismo, relato despiadado de intoxicación idealista y ambiente asfixiante y vulgaridad de provincias. ‘La educación sentimental’: joven burgués y sus frustrados amores con una mujer casada.