El Sexenio Democrático: Un Período de Inestabilidad Política en España (1868-1874)

El Sexenio Democrático (1868-1874)

El Sexenio Democrático (1868-1874) fue un período de gran inestabilidad política, pasando por gobierno provisional, monarquía de Saboya y República, hasta la restauración de los Borbones. A pesar de los intentos de profundizar el liberalismo y promover reformas políticas y sociales, fracasó por la división interna y la desilusión de las clases bajas, que se orientaron hacia el marxismo y el anarquismo.

1. La Revolución de 1868

La Revolución de 1868 (La Gloriosa) surgió por el rechazo al régimen moderado, agravado por la crisis económica y de subsistencia desde 1866, que afectó industria, ferrocarriles y agricultura, generando paro y descenso del nivel de vida. La ineficacia política y la represión, junto a la muerte de O’Donnell y Narváez, dejaron a Isabel II sin apoyos y muy desprestigiada.

En el marco del Pacto de Ostende (1866), progresistas, demócratas, republicanos y unionistas se unieron para destronar a Isabel II y convocar Cortes constituyentes. La revolución comenzó el 19 de septiembre de 1868 con la sublevación de la escuadra en Cádiz, liderada por Topete, Prim y Serrano, extendiéndose rápidamente con el apoyo de guarniciones y juntas locales. Tras la derrota de las tropas reales en Alcolea (26 de septiembre), Isabel II abandonó España.

2. El Gobierno Provisional

Tras la revolución, se formó un Gobierno provisional presidido por Serrano, compuesto por unionistas y progresistas, que disolvió las juntas locales y garantizó libertad de expresión, reunión y sufragio universal masculino, convocando elecciones a Cortes constituyentes. La coalición progresista, unionista y monárquica del Partido Demócrata triunfó defendiendo la monarquía democrática y los derechos públicos, con apoyo de clases medias, burguesía, profesionales, ejército e intelectuales. En minoría quedaron los republicanos federales, carlistas parlamentarios, isabelinos y otros grupos republicanos.

La Constitución de 1869 se redactó entre los meses de febrero y junio (11 títulos y 112 artículos) y por primera vez tuvo un carácter liberal democrático. Sus principales rasgos fueron:

  • Establecimiento de una monarquía democrática con soberanía nacional cercana a la popular mediante sufragio universal.
  • El rey conservaba el poder ejecutivo y la sanción de leyes, mientras las Cortes bicamerales tenían el poder legislativo exclusivo.
  • Garantía de amplios derechos individuales y libertades, separación radical de poderes, independencia judicial con oposiciones y juicio por jurados.
  • Ayuntamientos elegidos por sufragio universal con votación de presupuestos pública.
  • Reconocimiento de la libertad de cultos y regulación de las colonias.

Tras la Constitución de 1869, Serrano fue regente y Prim jefe de gobierno, impulsando medidas económicas como la implantación de la peseta, simplificación de impuestos, el Arancel Figuerola y la venta de patrimonio minero. Creció la conflictividad social con la expansión del movimiento obrero y la oposición carlista y republicana. En 1868 estalló en Cuba el levantamiento independentista del “grito de Yara”, que derivó en una guerra de diez años, afectando negativamente a la Hacienda y aumentando el malestar social.

La elección de rey tras la Constitución de 1869 buscaba un candidato con prestigio, sangre real, sin vínculo borbónico y aceptado nacional e internacionalmente. Prim logró imponer a Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel II de Italia, elegido por las Cortes en noviembre de 1870 y llegado a España el 30 de diciembre, tras el asesinato de Prim, quedando sin su principal defensor.

3. La Monarquía de Amadeo I de Saboya (1870-1873)

El reinado de Amadeo de Saboya se encontró desde el primer momento con numerosos obstáculos:

  • Amadeo de Saboya careció de apoyo social: la oligarquía favorecía a los Borbones, empresarios temían reformas, la Iglesia se oponía y republicanos y carlistas rechazaban al monarca.
  • La guerra en Cuba continuaba y en 1872 estalló la Tercera Guerra Carlista y levantamientos republicanos.
  • La muerte de Prim y la división del Partido Progresista debilitaron su gobierno, inestable con seis gobiernos y tres elecciones.
  • Aislado y tras un atentado en 1872, Amadeo abdicó en febrero de 1873.

4. La Primera República (1873-1874)

Tras la abdicación de Amadeo, las Cortes proclamaron la República el 11 de febrero, eligiendo a Estanislao Figueras como presidente. La medida contó con apoyo monárquico táctico, ya que la República no representaba a la mayoría, carecía de respaldo internacional y el sector republicano estaba muy dividido.

La República enfrentó los problemas previos (crisis económica, guerras carlistas y de Cuba) y la presión de las clases bajas por reformas sociales. Las elecciones de mayo de 1873 dieron mayoría a los republicanos federales, aunque con alta abstención (60%). Figueras dimitió y fue reemplazado por Pi i Margall, quien comenzó a redactar una Constitución federal basada en la de 1869 con importantes novedades.

La Constitución de 1873 estableció una República federal con quince Estados, más Cuba y Puerto Rico, cada uno con su propia Constitución y municipios autónomos. El ejecutivo recaía en el gobierno nombrado por el presidente, el legislativo en dos cámaras elegidas por sufragio universal y el judicial era independiente, presidido por el Tribunal Supremo. Inspirada en EE. UU., el presidente coordinaba los poderes y los Estados. Los derechos ampliaban la libertad de asociación y el Estado era laico, sin privilegio a la religión católica.

La Constitución de 1873 no llegó a aplicarse debido a la inestabilidad: en julio estalló una huelga general en Alcoy, reprimida por el ejército, y comenzó el movimiento cantonalista con la sublevación de Cartagena, que declaró un cantón independiente y tomó la flota y el arsenal, extendiéndose por la costa mediterránea y otras zonas con fuerte presencia anarquista.

La crisis cantonal provocó la dimisión de Pi i Margall el 16 de julio de 1873. Le sucedió Nicolás Salmerón, que restableció el orden y reimplantó la pena de muerte, pero dimitió en septiembre; Emilio Castelar asumió la presidencia, reforzando el papel del ejército. El 3 de enero de 1874, el general Pavía dio un golpe de Estado, disolvió el Congreso y nombró un gobierno de emergencia presidido por Serrano.

Tras el golpe de Pavía, la I República quedó prácticamente extinguida, con Serrano al frente de una dictadura militar que reprimió cantones, republicanos y sindicatos. Los alfonsinos promovieron la restauración pacífica de los Borbones, que se concretó el 29 de diciembre de 1874 con el pronunciamiento de Martínez Campos, poniendo fin al Sexenio Democrático y dando inicio a la Restauración.