El Viaje del Alma: Soledad y Melancolía en ‘Otro Viaje’ de Antonio Machado

Antonio Machado escribe “Otro viaje” cuando, tras la muerte de su amada esposa Leonor, decide abandonar Soria para regresar a su Andalucía natal.

Contexto y Sentimiento Central

En este poema, el autor relata su viaje por Jaén, expresando la profunda tristeza, desolación y soledad que siente tras la pérdida de Leonor. También alude al último viaje que realizó en tren por tierras castellanas, acompañado por su esposa. Describe el paisaje de ese “otro viaje” (que da nombre al poema) como uno de vegetación frondosa y colores vibrantes. Rememora aquellos días como alegres, pues contaba con la compañía de su esposa, a diferencia del trayecto actual, donde solo lo acompaña su viejo equipaje.

Machado se siente triste, vacío y confuso, experimentando la ausencia de la parte que lo complementaba, como se refleja en sus versos:

“tan pobre me estoy quedando
que ya ni siquiera estoy
conmigo, ni sé si voy
conmigo a solas viajando”

Así, el tema central que prevalece en este poema es la soledad y la tristeza.

Recursos Literarios Empleados

Machado emplea diversos recursos literarios para intensificar las emociones que desea transmitir a los lectores. Entre estos recursos destacan:

  • Personificación: Atribuye cualidades humanas a elementos inanimados o abstractos, como en “la niebla de la mañana / huyendo por los barrancos” o “jadeante marcha el tren”.
  • Encabalgamientos: Rompe la sintaxis de los versos para crear un efecto de continuidad y fluidez, visible en pasajes como:

    “Ya en los campos de Jaén,
    amanece. Corre el tren
    por sus brillantes rieles,
    alcaceles,
    terraplenes, pedregales…”

Estructura y Temática por Partes

El poema puede dividirse en tres partes principales, cada una con su enfoque temático:

Primera Parte: El Viaje Actual y la Desolación (Versos 1-32)

Esta sección abarca desde el primer verso (“ya en los campos de Jaén”) hasta el trigésimo segundo (“y recuerdo otro viaje / hacia las tierras del Duero”). Aquí, el autor describe Jaén y relata su viaje en tren hacia la ciudad. Se refiere a este lugar como uno de abundante vegetación y tierras puras, evocando un entorno rural con matorrales, alcaceles, terraplenes, pedregales, olivares, caseríos, praderas, cardizales, montes y valles sombríos. Los colores fríos descritos aluden a la soledad interior del poeta, y se percibe una atmósfera solemne y de profunda tristeza.

Segunda Parte: El Recuerdo del Amor Perdido (Versos 33-49)

Comprende desde el trigésimo tercer verso (“otro viaje de ayer / por las tierras castellanas”) hasta el cuadragésimo noveno (“Soledad, / sequedad”). En esta parte, se evoca el “otro viaje”, aquel realizado por tierras castellanas junto a su esposa, en vida de ella. A diferencia de la primera parte, aquí se describen aquellos días como alegres y llenos de felicidad. Se menciona una “mano fría que aprieta su corazón”, metáfora del dolor que lo consume y apenas le permite vivir y disfrutar.

Tercera Parte: La Soledad como Compañera Eterna (Resto del Poema)

Esta última sección abarca el resto del poema, personificando la soledad como la compañera ineludible para el resto de su vida, un destino que Machado parece aceptar con resignación.

Reflexión sobre la Pérdida y la Resiliencia

La muerte de un ser querido es, sin duda, un evento difícil de afrontar. Sin embargo, es crucial adoptar una perspectiva resiliente y no permitir que la ausencia de una persona genere un vacío tan profundo que nos impida encontrar razones para sonreír o ser felices. No debemos permitir que nuestra plenitud dependa exclusivamente de otra persona, pues su ausencia podría dejarnos con la sensación de que una parte de nosotros se ha ido con ella. En cambio, la complementariedad mutua es deseable, pero la completitud individual debe emanar de uno mismo. Es un desafío, pero un camino necesario. Es fundamental no permitir que nada ni nadie nos arrebate las ganas de vivir, buscando siempre motivos para seguir adelante. Como nos muestra Antonio Machado en este poema, al sentirse “tan pobre que ya ni siquiera estoy / conmigo”, la partida de un ser querido puede dejar un vacío inmenso. Sin embargo, es vital evitar que ese vacío se convierta en una herida insuperable.

La Perspectiva de François Mauriac y la Aceptación

Como acertadamente expresó François Mauriac (escritor francés, 1885-1970): “La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.” No debemos entristecernos por la partida, sino atesorar los buenos recuerdos y vivir con ellos. La vida es un regalo que debemos saber aprovechar, aprendiendo a ser felices con lo que poseemos y con lo que hemos vivido, en lugar de lamentarnos por lo que se nos ha arrebatado o lo que no puede ser nuestro.