El Reinado de Alfonso XIII (1902–1931)
Alfonso XIII fue proclamado rey en 1902 al alcanzar la mayoría de edad. Desde el inicio, mostró una gran implicación política, interviniendo directamente en los asuntos del gobierno. Durante su reinado se intentaron modernizar las estructuras políticas y sociales del país, pero fracasaron debido a la rigidez del sistema de la Restauración. Este sistema, basado en el bipartidismo turnista (conservadores y liberales), el caciquismo y el fraude electoral, se mostró incapaz de responder a los grandes desafíos sociales, económicos, regionales e internacionales del momento.
La falta de integración de las masas en la vida política, el crecimiento del movimiento obrero y de los nacionalismos periféricos, y la persistencia de una economía poco desarrollada con grandes desigualdades sociales, hicieron que el sistema se fuera debilitando progresivamente. Además, la pérdida de las últimas colonias en 1898 provocó una crisis moral e ideológica que agravó el descrédito del régimen. Aunque hubo intentos de reforma, estos fueron insuficientes y mal coordinados. Finalmente, la dictadura de Primo de Rivera (1923–1930) y el fracaso del retorno a la legalidad constitucional en 1930 precipitaron la caída de la monarquía en 1931.
El Regeneracionismo e Intentos de Reforma (1902–1923)
Después del Desastre del 98, surgió un movimiento regeneracionista que reclamaba profundas reformas para modernizar el país. Joaquín Costa fue su principal exponente, con su famosa consigna de “escuela y despensa”, que resumía la necesidad de mejorar la educación y las condiciones de vida de la población.
Durante los primeros años del reinado de Alfonso XIII, se sucedieron gobiernos conservadores y liberales que intentaron impulsar reformas, aunque la estructura del sistema de la Restauración lo hacía muy difícil. Destacan dos figuras:
- Antonio Maura (conservador): Gobernó entre 1907 y 1909, proponiendo una “revolución desde arriba” para regenerar el sistema. Reformó la administración local y promulgó la Ley de Administración Local (1907), con la intención de limitar el caciquismo. Pero su gobierno cayó tras la Semana Trágica de Barcelona (1909), una revuelta provocada por el envío de tropas a Marruecos que degeneró en disturbios sociales y anticlericales, fuertemente reprimidos.
- José Canalejas (liberal): Presidió el gobierno entre 1910 y 1912. Intentó acercar el régimen a la clase media y limitar la influencia de la Iglesia, aprobando leyes como la Ley del Candado (1910), que limitaba la entrada de nuevas órdenes religiosas. Promovió una reforma educativa, intentó descentralizar el Estado y se mostró receptivo al regionalismo moderado. Fue asesinado en 1912, lo que truncó su programa reformista.
La Crisis de 1917
La Primera Guerra Mundial (1914–1918) afectó a España pese a su neutralidad. Se produjo un fuerte crecimiento económico, especialmente en sectores como el textil, el siderúrgico o el naviero, pero la riqueza se concentró en pocas manos. Mientras tanto, los salarios no crecieron al mismo ritmo, lo que provocó una grave crisis social.
En este contexto, en 1917 estalló una triple crisis:
- Militar: Los oficiales del ejército, molestos por la política de ascensos, crearon las Juntas de Defensa, que desafiaban al gobierno.
- Parlamentaria: La Asamblea de Parlamentarios convocada en Barcelona por los catalanistas pidió reformas constitucionales y descentralización. Fue disuelta por la fuerza.
- Social: La huelga general revolucionaria convocada por la UGT y la CNT fue duramente reprimida. Murieron más de 70 personas y se encarceló a sus líderes.
Esta triple crisis evidenció la debilidad del régimen y su incapacidad para hacer frente a las tensiones internas.
Descomposición del Sistema de la Restauración (1918–1923)
Desde 1918, se sucedieron gobiernos de concentración incapaces de articular políticas estables. El Parlamento estaba muy fragmentado y los partidos turnistas se debilitaban. Al mismo tiempo, crecía el poder del ejército, que asumía funciones políticas ante la ineficacia civil.
El movimiento obrero se radicalizó. La CNT y la UGT protagonizaron huelgas, especialmente en el contexto de la crisis de posguerra, donde aumentaron el paro y la inflación. En Cataluña, el conflicto entre patronal y trabajadores se convirtió en una guerra abierta: el pistolerismo, donde sindicatos y patronal se enfrentaron a través de asesinatos y atentados.
En el problema de Marruecos, España consolidó su presencia en la zona del Rif. Pero en 1921, el ejército español sufrió una grave derrota en el Desastre de Annual, con miles de muertos. El Expediente Picasso, que investigaba las responsabilidades del desastre, implicaba incluso al propio rey, lo que provocó una fuerte crisis política.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923–1930)
En septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado con el consentimiento del rey Alfonso XIII. Justificó su acción en la necesidad de acabar con el desorden, la corrupción y el problema marroquí.
Se instauró una dictadura militar con apoyo de la burguesía y sectores del ejército:
- En su primera etapa, el Directorio Militar (1923–1925), suspendió la Constitución, disolvió las Cortes y prohibió partidos y sindicatos. Implantó un régimen autoritario que censuró la prensa y limitó las libertades. Sin embargo, logró éxitos como la pacificación de Marruecos con el Desembarco de Alhucemas (1925).
- En 1925 se pasó al Directorio Civil, donde se intentó institucionalizar la dictadura mediante la creación de un partido único (Unión Patriótica). Se llevaron a cabo importantes obras públicas (carreteras, ferrocarriles, obras hidráulicas), se impulsó el intervencionismo económico, y se promovió el corporativismo laboral (Comités Paritarios), aunque sin representación real de los trabajadores.
Pese a sus éxitos iniciales, el régimen se fue debilitando:
- La oposición política crecía: intelectuales, republicanos, nacionalistas y obreros.
- La universidad fue un foco de resistencia (destaca la protesta de Unamuno).
- La crisis económica de 1929, con el crack bursátil y la caída de inversiones, agravó los problemas financieros.
En enero de 1930, Primo de Rivera dimitió ante la falta de apoyos y fue sustituido por el general Berenguer, en lo que se conoció como la “Dictablanda”.