Evolución de la Literatura Española Contemporánea: Teatro, Poesía y Narrativa (1939-Actualidad)

Evolución del Teatro Español (1939-Actualidad)

Tras la Guerra Civil Española, el teatro español perdió figuras clave como Lorca o Alberti. Bajo el franquismo, se impuso un teatro conservador y sometido a censura. Aunque predominó el teatro de evasión, destinado al entretenimiento (como el de Jardiel Poncela o Mihura), también surgieron corrientes de renovación: el teatro existencial, que mostraba la angustia humana (representado por Buero Vallejo), y el teatro de crítica social, con Alfonso Sastre, que denunciaba injusticias a pesar de la censura.

En los años 50 y 60, apareció un teatro independiente con nuevas formas escénicas y una visión crítica de la realidad, con autores como José María Bellido o Carlos Muñiz. Tras la muerte de Franco en 1975, desapareció la censura y se impulsó un teatro más libre, experimental y político, aunque convivió con propuestas comerciales. Dramaturgos como José Sanchis Sinisterra (con obras como ¡Ay, Carmela!) y Fernando Arrabal (con Pic-Nic) aportaron un teatro comprometido y provocador.

En las últimas décadas, el teatro español se ha enriquecido con nuevas dramaturgias, formas simbólicas e incorporación de otros medios como el cine o la música. Destacan autores como Juan Mayorga, Ignacio Amestoy, Rodrigo García o José Ramón Fernández. Nuevas compañías y dramaturgos como Alberto Conejero (La piedra oscura), Alfredo Sanzol (La ternura) y Paco Bezerra (Dentro de la tierra) han renovado la escena con propuestas personales y comprometidas.

Conceptos Lingüísticos Aplicados al Teatro

  • Plano Morfosintáctico: Sustantivos, adjetivos, tiempos verbales, verbo “haber” impersonal, voz pasiva, perífrasis verbales (dos verbos juntos), oraciones (coordinadas, subordinadas sustantivas de complemento directo, adjetivas de complemento del nombre, adverbiales).
  • Plano Lexicosemántico: Hiperónimos (ej. “fruta”), hipónimos (ej. “pera”), sinónimos y antónimos; topónimos (nombres de lugar), antropónimos (nombres de persona), gentilicios, palabras derivadas y compuestas.
  • Plano Textual: Función referencial (solo informa), apelativa (nos incluye como lectores), poética (con metáforas); texto adecuado al lector, coherente y cohesionado.
  • Plano Estilístico: Descriptivo (predominan adjetivos), dinámico (predominan verbos).

La Poesía Española después de 1939

Después de la Guerra Civil, la poesía en España reflejó la miseria y el sufrimiento causados por el franquismo. En los años 40 surgieron dos corrientes principales: una poesía tradicional, con tintes religiosos y optimistas, promovida por la revista Escorial (con autores como Luis Rosales y Dionisio Ridruejo); y otra de tono más pesimista y existencial, inaugurada por Dámaso Alonso con Hijos de la ira, que transmitía angustia y desesperación ante la condición humana.

En los años 50 se afianzó la llamada poesía social, comprometida con denunciar las injusticias del momento. Se utilizó un lenguaje sencillo y directo. Destacaron autores como Gabriel Celaya (Cantos iberos), Blas de Otero (Pido la paz y la palabra) y Eugenio de Nora. A finales de la década, algunos poetas comenzaron a rechazar el exceso de ideología y buscaron una poesía más personal y auténtica, como el grupo de los 50: Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad), José Ángel Valente o Ángel González.

A partir de los años 60 y 70, se produjo una ruptura generacional. Los nuevos poetas buscaron una expresión más personal, culturalista y reflexiva. Aparecieron tendencias como la poesía del conocimiento (Claudio Rodríguez), la poesía culturalista (Francisco Brines) o la poesía crítica e irónica (Manuel Vázquez Montalbán). En los 70, tomó fuerza la poesía de la experiencia, con autores como Clara Janés, Jenaro Talens o Luis García Montero, que empleó un lenguaje cercano.

Además, aparecieron nuevas corrientes como el Neosurrealismo (Blanca Andreu), la poesía erótica (Ana Rossetti), el Neoclasicismo (Amalia Iglesias), el Neopopulismo (Álvaro Valverde) y la poesía épica (César Antonio Molina). Convivieron estilos como el realismo, el simbolismo, el neotradicionalismo y la poesía urbana. Destacaron autores como Ana Merino, Fernando Beltrán (El hombre de la calle) y Lorenzo (La voz de los relojes).

La Novela y el Ensayo en España (1939-1975)

Tras la Guerra Civil, la narrativa española vivió una gran crisis: muchos autores murieron o se exiliaron (como Unamuno o Ayala), y el aislamiento cultural llevó a una literatura pobre, hasta que en los años 60 comenzó una etapa de renovación experimental.

En los años 40, predominaron la censura y la escasez económica. Se desarrolló un tipo de narrativa ideológica o evasiva, de tono realista. Destacaron obras como Nada de Carmen Laforet y La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, que mostraron una visión dura y pesimista de la realidad.

En los años 50 apareció una novela de denuncia social y crítica, que mostraba las injusticias del momento. Autores como Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Ana María Matute reflejaron esta preocupación social. Miguel Delibes destacó por retratar el mundo rural (El camino) y Juan Marsé se centró en las periferias urbanas (Los santos inocentes).

Mientras tanto, los escritores exiliados siguieron publicando fuera de España. Destacaron Francisco Ayala (Muertes de perro), Max Aub (con una obra más política) y Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español).

En los años 60 comenzó una renovación narrativa. Se incorporaron técnicas nuevas como el monólogo interior, el perspectivismo o el tiempo fragmentado. Luis Martín-Santos inició esta línea con Tiempo de silencio. Miguel Delibes también la siguió con Cinco horas con Mario y Juan Benet aportó una narrativa más simbólica con Región.

A finales de los 60 y en los 70, la novela se orientó hacia la experimentación radical, influenciada por autores como Cortázar o García Márquez. Se rompió con la figura del narrador tradicional, lo que reflejó incomunicación y aislamiento. Destacaron El mercurio de José María Guelbenzu y Si te dicen que caí de Juan Marsé.

En cuanto al ensayo, entre 1939 y 1975 destacaron Pedro Laín Entralgo (España como problema) y José Luis López Aranguren (Ética).

Estudio de Caso: Los santos inocentes (1981)

Los santos inocentes es una novela de Miguel Delibes, ambientada en un cortijo de “La Raya” (frontera entre España y Portugal) a principios de los años 60. Pertenece a la etapa de Delibes que evolucionó del realismo tradicional al experimental. Narra la vida de una familia campesina: Paco (el Bajo), Régula, sus hijos (Nieves, Quirce, la otra Régula, Charito) y la niña chica, todos al servicio humillante de los señores. Azarías, hermano de Régula con discapacidad, se unió a ellos; su principal preocupación era su pájaro Milano. Tras la muerte del pájaro por culpa de Iván, señorito del cortijo, Azarías lo mató con una escopeta.

Delibes denunció la brutal deshumanización y desigualdad de la sociedad, criticando el poder de los terratenientes y la falta de esperanza. Aunque idealizó el mundo rural, reflejó la denuncia social franquista sin narrador omnisciente. La historia bebe de la tradición bíblica del “Éxodo”, mostrando a Régula y su familia como “inocentes” tratados como animales.

Dividida en seis libros, la novela avanza linealmente hasta la muerte de Iván. El lenguaje, cargado de vulgarismos y muletillas, refuerza la autenticidad y da un tono casi poético. Adaptada al cine en 1984 por Mario Camus, la obra refleja el humanismo de Delibes, alineado con el catolicismo renovado tras el Concilio Vaticano II en los años 60 del siglo XX.

Conceptos Lingüísticos Aplicados a la Novela

  • Morfología: Separación de lexemas y morfemas (flexivos: género, número o desinencia verbal, ej. “cant-aba”; derivativos: prefijos, sufijos, interfijos).
  • Palabras Derivadas: Ej. “corredor”.
  • Palabras Compuestas: Ej. “sacacorchos”.
  • Palabras Parasintéticas: Se forman por prefijación y sufijación simultáneas, de modo que si se quita el prefijo o el sufijo, la palabra resultante no tiene sentido (ej. “hispanoamericano”).