El Realismo y el Naturalismo: Novela, Poesía y Teatro en la Segunda Mitad del Siglo XIX
El Realismo fue un movimiento cultural del siglo XIX que rechazó el idealismo romántico y buscó representar la realidad de manera objetiva. En España, surgió tras la Revolución Gloriosa de 1868 y se caracterizó por su enfoque detallado, crítica social y un lenguaje adaptado a los personajes. El Naturalismo, desarrollado por Émile Zola, llevó el Realismo a un extremo científico y determinista, aunque en España tuvo menor impacto, salvo en autores como Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós.
Entre los novelistas destacan:
- Juan Valera (Pepita Jiménez)
- José María de Pereda (Peñas arriba)
- Pedro Antonio de Alarcón (El sombrero de tres picos)
Sin embargo, el principal exponente fue Benito Pérez Galdós, cuya obra abarca desde novelas de tesis (Doña Perfecta), hasta novelas contemporáneas (Fortunata y Jacinta), espirituales (Misericordia) y los Episodios Nacionales. También sobresale Leopoldo Alas “Clarín” con La Regenta, gran novela del Realismo español, y Vicente Blasco Ibáñez con La barraca.
En poesía, el posromanticismo de Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas) y Rosalía de Castro (Cantares Gallegos) dejó una huella profunda. El realismo poético se orientó hacia una poesía moralizante, con autores como Ramón de Campoamor (Doloras).
El teatro realista evolucionó desde el Romanticismo hacia un tono más burgués, con la alta comedia de Manuel Tamayo y Baus, el teatro costumbrista de Manuel Bretón de los Herreros y el drama social de Joaquín Dicenta (Juan José). También se popularizó el teatro menor, con sainetes y zarzuelas. Galdós intentó renovar el teatro con Electra, aunque su muerte truncó esta evolución.
En definitiva, el Realismo español consolidó la novela como género principal y dejó un legado clave en la literatura posterior.
Literatura de Fin de Siglo: Generación del 98, Modernismo, Novela y Teatro Anteriores a 1936
El Modernismo fue un movimiento artístico internacional que surgió entre 1885 y 1915, como reacción contra el Realismo y en el contexto de la sociedad del “Fin de siglo“. Influido por el simbolismo y el parnasianismo franceses, se enfocó en la belleza, la evasión hacia mundos ideales o exóticos y la exaltación de los sentidos. Buscaba nuevas formas de expresión, tomando elementos del Romanticismo y el Simbolismo. Destacaron por su estilo lujoso y sensual, con temas paganos y sensuales, y una renovación de las formas métricas tradicionales. Rubén Darío fue su principal exponente, influyendo enormemente en la literatura española con obras como Azul.
En España, la Generación del 98, formada por autores nacidos entre 1860 y 1875, se vio influenciada por la decadencia de España y el “desastre del 98“. Esta generación se centró en la crítica a la situación del país, buscando respuestas en la historia y la literatura del pasado. A pesar de sus influencias modernistas, se distinguen por su estilo sobrio y sencillo, su análisis del paisaje castellano y una visión pesimista de la sociedad. Autores clave fueron:
- José Martínez Ruiz “Azorín”
- Miguel de Unamuno
- Pío Baroja
- Antonio Machado
- Ramón María del Valle-Inclán
El teatro de la época se dividió entre el conservador, dirigido a un público burgués, y el teatro más innovador. Autores como Jacinto Benavente representaron el teatro de comedia burguesa, mientras que otros, como Valle-Inclán, renovaron el teatro con su estilo único, creando el “esperpento“, una crítica radical a la sociedad española. Obras como Luces de bohemia marcaron un antes y un después en el teatro español.
Ambos movimientos, el Modernismo y la Generación del 98, se unieron en su rechazo al Realismo y anticiparon los experimentos vanguardistas que dominarían Europa en el siglo XX.
El Novecentismo y la Generación del 14: Ensayo, Novela y la Obra de Juan Ramón Jiménez
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) afectó gravemente a Europa, sumiéndola en una crisis económica, social y cultural que contribuyó al surgimiento de los totalitarismos, tanto el fascismo como el comunismo. En España, aunque el país se mantuvo neutral, la recesión económica, los conflictos coloniales y las tensiones internas con los movimientos obreros y separatistas catalanes provocaron una gran inestabilidad, lo que llevó a la dictadura de Primo de Rivera, que finalmente terminó con la monarquía y dio paso a la Segunda República.
La Generación del 14 o Novecentismo surge como un movimiento cultural a principios del siglo XX, caracterizado por una literatura más racional y científica que busca alejarse del Modernismo y del pesimismo de la Generación del 98. Los intelectuales de esta generación tenían una sólida formación universitaria y propugnaban un progreso europeísta, centrado en la regeneración de España. Su enfoque se caracterizó por un arte puro y un lenguaje depurado. Autores clave como José Ortega y Gasset, con obras como La deshumanización del arte y La rebelión de las masas, defendieron un arte vanguardista y una sociedad regida por una élite intelectual.
En la novela, Ramón Pérez de Ayala se destacó por su enfoque intelectual, desarrollando tres etapas: desde una fase autobiográfica hasta una reflexión sobre los problemas sociales de España, para llegar a temas universales en Belarmino y Apolonio. Gabriel Miró, por su parte, cultivó un estilo descriptivo y emotivo, pasando del modernismo decadente a un enfoque más introspectivo en su etapa novecentista.
Juan Ramón Jiménez, ganador del Premio Nobel en 1956, presentó una trayectoria poética centrada en la búsqueda de la belleza y la eternidad. Su obra se divide en tres etapas:
- Una primera influenciada por el Simbolismo y el Modernismo (Platero y yo).
- Una segunda más depurada en su poesía pura (Diario de un poeta recién casado).
- Una última marcada por el misticismo y el exilio (Dios deseado y deseante).
En conjunto, la Generación del 14 marcó un giro hacia la literatura más intelectual, racional y científica, buscando la regeneración cultural y social de España.
Las Vanguardias en Europa, España e Hispanoamérica
A principios del siglo XX, la agitación política y social en Europa dio origen a la Vanguardia, un movimiento artístico que reaccionó contra el orden burgués y el racionalismo. Tras la Primera Guerra Mundial, la crisis de valores generó desconfianza hacia las democracias y favoreció la radicalización social, que se inclinó hacia el fascismo o el comunismo.
La Vanguardia, influida por el psicoanálisis y el marxismo, se caracterizó por su rechazo a las tradiciones artísticas pasadas y su búsqueda de la innovación. Movimientos como el expresionismo, futurismo, cubismo, dadaísmo y surrealismo nacieron principalmente en París, y fueron efímeros pero revolucionaron la literatura, el arte y la cultura general. Estos movimientos buscaban romper lo establecido: deformaron la realidad, renunciaron a las emociones humanas y adoptaron posturas provocadoras.
En España, las vanguardias llegaron a través del creacionismo de Vicente Huidobro y el ultraísmo de Rafael Cansinos Assens. Ambos rechazaron el sentimentalismo y se centraron en la creación de nuevas realidades, con el creacionismo enfocándose en la originalidad de la imagen poética y el ultraísmo empleando el verso libre y metáforas sorprendentes.
A nivel hispanoamericano, el creacionismo de Huidobro también tuvo gran influencia, mientras que el surrealismo marcó a autores como César Vallejo y Pablo Neruda, quienes exploraron la descomposición de la realidad y la existencia mediante una poesía experimental.
Aunque los movimientos de vanguardia fueron breves, su impacto perduró en la literatura y el arte del siglo XX, influyendo en generaciones posteriores y dejando un legado clave en la evolución de la cultura contemporánea.
La Generación del 27: Características, Poetas y el Teatro Lorquiano
La Generación del 27 agrupa a un conjunto de poetas y escritores españoles que comenzaron a publicar su obra en torno a 1920, admirando a Luis de Góngora y celebrando el tercer centenario de su muerte en 1927. Entre ellos se encuentran nombres como:
- Pedro Salinas
- Jorge Guillén
- Gerardo Diego
- Vicente Aleixandre
- Federico García Lorca
- Dámaso Alonso
- Luis Cernuda
- Rafael Alberti
- Manuel Altolaguirre
Con Miguel Hernández como su epígono. Además, se incluye a las escritoras conocidas como las Sinsombrero, como Ernestina de Champourcín y Concha Méndez.
Este grupo compartía una formación intelectual similar, influenciada por las vanguardias europeas y la tradición literaria española. Su poesía fue una síntesis entre tradición y vanguardia, combinando el modernismo con el estudio de los clásicos y la poesía popular. Su trayectoria se puede dividir en tres etapas:
- Hasta 1927-29 (Años 20): Poesía intelectual y deshumanizada, influenciada por las vanguardias y Juan Ramón Jiménez. Predomina el ideal de la poesía pura.
- Desde 1929 hasta la Guerra Civil (1936): Rehumanización con temas sociales y políticos, influenciada por el surrealismo y la situación política de la época. Compromiso humano y social.
- Después de la Guerra Civil: El grupo se dispersa. La poesía se centra en temas universales (amor, muerte, destino) y de nostalgia por la España lejana, especialmente en los poetas en el exilio. Los que permanecen en España cultivan una poesía existencial o de corte clasicista.
Miguel Hernández, considerado un epígono del 27, evolucionó desde el gongorismo a un estilo más simple y comprometido socialmente, siendo influenciado por Pablo Neruda.
En el ámbito teatral, Federico García Lorca destacó con su teatro de experimento y compromiso social, escribiendo obras fundamentales como Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.
La Novela Española de 1939 a 1975
La narrativa española entre el final de la Guerra Civil (1939) y 1975 refleja las secuelas del conflicto, la censura franquista y el exilio de muchos escritores. Los autores exiliados, como Ramón J. Sender y Max Aub, abordaron temas como la guerra y la añoranza del regreso.
En España, junto a una novela triunfalista de escaso valor, surgieron obras existencialistas como Nada de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes, que tratan la soledad y la frustración individual en la difícil posguerra.
Camilo José Cela inicia el tremendismo con La familia de Pascual Duarte, mostrando personajes marginales y violentos, víctimas de las circunstancias y de un destino adverso.
En los años 50, la narrativa se centra en lo social (realismo social o neorrealismo), con obras como La colmena de Cela, que ofrece un mosaico de la vida madrileña, y El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio, que refleja la monotonía y el vacío existencial a través de la conversación de un grupo de jóvenes. Se busca denunciar la mediocridad y las injusticias de la época.
En los años 60 y principios de los 70, la influencia de la narrativa hispanoamericana y europea lleva a una renovación formal y un estilo innovador, con técnicas como el monólogo interior, el perspectivismo narrativo y la ruptura de la linealidad temporal. Obras destacadas son Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos, Cinco horas con Mario de Delibes, y Retahílas de Carmen Martín Gaite, que exploran temas de la vida cotidiana, las relaciones humanas, la crítica social y la frustración personal con mayor complejidad técnica.
Poesía y Teatro Españoles desde la Posguerra hasta la Actualidad
Poesía
Tras la Guerra Civil, la poesía española se caracteriza por la división en dos tendencias principales en los años 40:
- Poesía arraigada: Con poetas como Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco y Dionisio Ridruejo. Emplean métricas clásicas y un enfoque formalmente sereno y a menudo optimista, con temas como Dios, la patria y el amor familiar.
- Poesía desarraigada: Representada por Dámaso Alonso (Hijos de la ira) y Vicente Aleixandre (Sombra del paraíso). Se distingue por su tono angustiado, existencial y pesimista, utilizando a menudo el versículo y reflejando las secuelas de la guerra y la crisis humana.
En los años 50, se desarrolla el realismo social, con poetas como Gabriel Celaya (“La poesía es un arma cargada de futuro”) y Blas de Otero (Pido la paz y la palabra). Abogan por un lenguaje sencillo y directo para denunciar las injusticias sociales y transformar la realidad. La poesía se concibe como comunicación y herramienta de compromiso.
A partir de los años 60 y 70, la poesía se orienta hacia la introspección y la experimentación (Generación del 50 o de los niños de la guerra). Poetas como Ángel González, José Ángel Valente y Jaime Gil de Biedma se enfocan en temas personales, existenciales, el paso del tiempo y la reflexión metapoética. La poesía se convierte en un medio de conocimiento y reflexión, dejando atrás el propósito social explícito de la década anterior.
En 1970, irrumpen los “novísimos” (antología Nueve novísimos poetas españoles de Josep Maria Castellet), con autores como Félix de Azúa y Pere Gimferrer. Se centran en el esteticismo, las referencias culturales (cine, cómic, música pop) y la experimentación formal, alejándose de las preocupaciones sociales y personales más directas.
A mediados de los años 70 y en los 80, los “postnovísimos” aportan diversas tendencias, como el neosurrealismo (Blanca Andreu) y la poesía de la experiencia (Luis García Montero), con un enfoque en la intimidad, el amor, lo urbano y la reflexión sobre la vida cotidiana con un lenguaje más claro y narrativo.
Teatro
Tras la Guerra Civil, el panorama teatral es más conservador, dominado por comedias ligeras y humorísticas de evasión (Edgar Neville, Enrique Jardiel Poncela) y un drama ideológico afín al régimen. Sin embargo, a finales de los años 40 y 50, el realismo social y existencial se impone con autores como Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera), cuya obra crítica, a menudo a través del “posibilismo”, refleja las tensiones sociales y morales del franquismo. También destaca Alfonso Sastre con un teatro de denuncia más directo.
A partir de los años 60 y 70, el teatro se diversifica. Surge una nueva estética vanguardista que se aleja del realismo, con autores como Francisco Nieva y Fernando Arrabal (creador del teatro pánico), que experimentan con el teatro del absurdo, lo grotesco y lo ceremonial. También surgen grupos de teatro independiente que buscan nuevos lenguajes escénicos y un público diferente.
La Novela a Partir de 1975: Renovación y Diversidad
Con el fin de la dictadura franquista y la llegada de la democracia (Transición), la literatura española se libera de la censura y se abre a nuevas influencias y temas. La novela se aleja del experimentalismo de los años 60 y vuelve a un estilo narrativo más clásico, centrado en el placer de contar historias.
Obras como La verdad sobre el caso Savolta (1975) de Eduardo Mendoza marcan el giro hacia una narrativa más accesible, que recupera la trama y se centra en la individualidad de los personajes. A partir de 1975, conviven varias generaciones de novelistas: los veteranos como Delibes y Cela, los de la generación del medio siglo (Martín Gaite, Ferlosio, Juan Goytisolo), y los surgidos en torno a 1968 (Mendoza, Marías, Millás) que buscan una voz propia en el nuevo contexto democrático.
La narrativa de la época se caracteriza por su pluralidad de enfoques y subgéneros:
- La novela policiaca y de intriga resurge con fuerza: Manuel Vázquez Montalbán (serie Carvalho), Eduardo Mendoza.
- La novela histórica gana gran popularidad: Arturo Pérez-Reverte, Javier Cercas (Soldados de Salamina), Fernando Aramburu (Patria).
- La novela intimista y reflexiva: Francisco Umbral (Mortal y rosa), Javier Marías (Todas las almas, Corazón tan blanco), que exploran la memoria, la identidad, la introspección y el tiempo.
- La novela de la memoria y el testimonio: Autores que abordan el pasado reciente (Guerra Civil, franquismo, Transición) desde perspectivas personales o ficticias, como Rosa Montero, Almudena Grandes, Belén Gopegui.
- La autoficción: Narrativas que mezclan elementos autobiográficos y ficticios, representada por autores más recientes como Aixa de la Cruz y Margarita Yakovenko.
La literatura de esta época refleja los cambios sociales y políticos, la consolidación democrática, la crisis de valores y las nuevas realidades (globalización, inmigración, tecnología), mientras se aleja de los enfoques totalizantes, centrándose a menudo en experiencias individuales y personales.