Evolución de la Novela Hispanoamericana en el Siglo XX: Del Modernismo al Boom

1. Introducción

La prosa hispanoamericana del siglo XX evolucionó desde el Modernismo de principios de siglo hasta unas líneas narrativas que tenían en común el deseo de adentrarse en la propia identidad, enmarcadas en la estética realista. A partir de los años cuarenta continúa esta indagación en el nosotros americano, pero la estética realista va dejando paso a nuevos caminos expresivos, alentados por los procedimientos técnicos de los nuevos escritores europeos y norteamericanos, así como por las vanguardias, en particular el Surrealismo. En paralelo a estos cambios en aquella narrativa, se producen profundas transformaciones sociales en los diferentes países del continente, principalmente un amplio desarrollo de las ciudades y una situación cada vez más alejada del mundo rural poscolonial del siglo XIX.

2. Los años 40 y 50: Antecedentes del “Boom”

Hasta los años 40, la narrativa hispanoamericana vive vinculada al Modernismo o a los temas regionalistas e indigenistas (Ciro Alegría, Eustasio Rivera). Los años 40, sin embargo, supusieron una modernización en la manera de contar. ¿Sus causas? Hay que señalar algunos hechos importantes: la Guerra Civil Española dio lugar a que muchos intelectuales emigrasen a Hispanoamérica, llevando consigo las ideas de vanguardia que se desarrollaban en Europa en los años 30, fundando importantes editoriales… Además, la Segunda Guerra Mundial produjo un similar efecto de emigración europea (judíos centroeuropeos establecidos en Argentina) y un beneficio económico. Tampoco hay que olvidar las iniciativas particulares que llevaron a la fundación de escuelas de escritores o de liceos para el estudio en varios países (especialmente conocidos son los de Chile y Argentina). Así, las tradiciones locales indígenas y las culturas autóctonas se mezclaron con gran originalidad con la literatura y el arte de vanguardia dando lugar a un estilo propio y distinto al de la vanguardia urbana europea y anglosajona. Estos hechos permiten la aparición de dos escritores clave en el desarrollo de la narrativa de estos años, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, autor de El señor presidente y el argentino Jorge Luis Borges, quien había desarrollado una importante labor en la vanguardia ultraísta durante los años 20 en España.

3. Los años 50-60: El “Boom” de la narrativa hispanoamericana

Se conoce con el término de “Boom literario” al fenómeno editorial que llevó a la rápida popularización de un numeroso grupo de escritores hispanoamericanos en todo el mundo durante los años 50. Todos los autores del “Boom” se caracterizarán por su originalidad y por el desarrollo de una narrativa muy sofisticada y vanguardista. La aparición de decenas de narradores extraordinarios a un mismo tiempo sorprendió a los lectores del mundo, que desconocían la existencia de un impulso narrativo tan intenso y moderno en los países de Hispanoamérica, identificados con frecuencia con el atraso cultural y social.

Las características de la narrativa del “Boom” son las siguientes:

  • Gusto por la experimentación narrativa característica de la novela vanguardista de los años 20 (juegos con la perspectiva, rupturas del tiempo lineal en la narración, mezcla de géneros literarios, novela-teatro y poesía; alejamiento del estilo realista -se rompe la línea que separa lo realista de lo fantástico, lo ficticio de lo verdadero y se juega con sus elementos de forma sorprendente-).
  • Gusto por una narrativa sumamente intelectual que exige a sus lectores reflexiones cercanas a la filosofía y que van más allá de una mera literatura para entretener.
  • Importancia de la narrativa breve (un rasgo significativo de los narradores del Boom es su especialización en la escritura de cuentos, dando lugar a una auténtica renovación en la forma de escribir este género).

Estos rasgos se entremezclan en cuatro tipos de narración con sus rasgos y características propios y que pueden resumirse del siguiente modo:

  1. La narrativa fantástica

    Se basa en el mundo de los sueños y en la descripción de los acontecimientos insólitos e inesperados que suceden dentro del mundo cotidiano. Observan la realidad diaria interpretando sus acontecimientos desde una perspectiva sorprendente. Dentro de ella destacan las obras de dos extraordinarios cuentistas argentinos, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.

  2. La narrativa del realismo mágico (o “novela de lo real maravilloso”)

    Se basa en la introducción de elementos fantásticos y mágicos en medio de la vida cotidiana de los pueblos del mundo iberoamericano. Las dos obras cumbre de esta tendencia son Cien años de soledad del colombiano Gabriel García Márquez, quien reconstruye la historia de la fundación y desarrollo de una localidad ficticia en medio de Colombia (el pueblo de Macondo), dentro de la cual se producen los más extraordinarios acontecimientos. Otras obras del realismo mágico son Los pasos perdidos del cubano Alejo Carpentier o Pedro Páramo del mexicano Juan Rulfo.

  3. El realismo renovado

    Se basa en la incorporación de todas las técnicas literarias modernas a historias de carácter realista (monólogos interiores, múltiples perspectivas, rupturas temporales, parodias, etc.). Quizá el autor más significativo de la tendencia sea Mario Vargas Llosa, ganador del premio Nobel de literatura en el año 2010, con obras como La ciudad y los perros, Conversación en la catedral, La casa verde.

  4. La antinovela

    Tendencia que se basa en el cuestionamiento de la manera habitual de concebir la novela. Los autores de esta tendencia buscan en sus obras un tipo de lector que participe en la propia construcción de la misma (un lector “activo”). Un ejemplo es la novela Rayuela de Julio Cortázar, que obliga al lector a escoger entre dos lecturas diferentes del mismo texto.

4. Los años 70-90: La narrativa posterior al “Boom”

Tras el “Boom”, la narrativa hispanoamericana no ha cesado de generar narradores de gran calidad. Manteniendo en lo básico las características de la narrativa del “Boom”, se observa en estos años un mayor interés por los argumentos relacionados con hechos políticos relevantes de las repúblicas latinoamericanas (Jorge Edwards, Reinaldo Arenas, Vargas Llosa o Mario Benedetti son buen ejemplo de esta preocupación “política”). Otros autores han seguido la senda de la innovación narrativa centrada en el humor o en la ironía, como Roberto Bolaño (Los detectives salvajes), Bryce Echenique (La vida exagerada de Martín Romaña) o Augusto Monterroso (Lo demás es silencio). En el campo del cuento destacan autores como el mexicano Julio Ramón Ribeyro o Juan José Arreola.