Explorando el Pensamiento Kantiano: Conocimiento, Crítica y los Límites de la Razón

Fundamentos del Conocimiento Científico en Kant

En esta sección, abordaremos el estudio trascendental del conocimiento científico y sus condiciones. Para ello, es fundamental comprender que Immanuel Kant se cuestiona si la metafísica puede ser considerada un conocimiento científico. Para resolver esta incógnita, analiza las ciencias ya establecidas: la lógica, la física y las matemáticas.

Para Kant, las dos condiciones indispensables de la ciencia son la universalidad y la necesidad, que son las que permitirán a la ciencia admitir su condición a priori. Así, para Kant, la lógica, la física y las matemáticas ya estaban demostradas como ciencias, consideradas verdaderas y sin necesidad de demostración adicional. Kant analiza sus características para determinar si la metafísica puede alcanzar un estatus similar.

La Lógica, las Matemáticas y la Física

  • Por un lado, la lógica no aporta conocimientos nuevos, sino que establece las formas válidas del razonamiento; era una ciencia analítica.
  • Por otro lado, las matemáticas y la física sí aportan conocimientos, por lo que eran ciencias sintéticas.

A partir de aquí, Kant se centrará en la forma en que trabajan estas ciencias, es decir, en sus juicios.

Los Juicios Kantianos

Por juicios entendemos la capacidad de la razón para enlazar ideas como sujetos y predicados, formando proposiciones con sentido que expresan alguna verdad. Kant dividirá los juicios en tres tipos:

  • Los juicios analíticos: el predicado está contenido en el sujeto; no aportan conocimiento nuevo.
  • Los juicios sintéticos a posteriori: el sujeto y el predicado son independientes; al ser a posteriori, dependen de la experiencia.
  • Los juicios sintéticos a priori: son independientes de la experiencia y aportan conocimiento nuevo.

Para comprender cómo son posibles estos juicios, Kant analiza la capacidad del ser humano para conocer, es decir, el sujeto trascendental. Así, Kant distingue las condiciones a priori del conocimiento, que son de naturaleza formal (internas al sujeto), de las condiciones materiales (que provienen de la experiencia, externas al sujeto).

Condiciones Formales del Conocimiento: Sensibilidad y Entendimiento

Para Kant, las condiciones formales son aquellas que el sujeto aporta a la experiencia, y son la sensibilidad y el entendimiento.

La Sensibilidad y la Estética Trascendental

La sensibilidad se aborda en la primera parte de la Crítica de la Razón Pura, titulada Estética Trascendental. Es la facultad mediante la cual recibimos sensaciones. La sensibilidad aporta sus condiciones a priori: el espacio (como forma de la intuición externa) y el tiempo (como forma de la intuición interna). La unión de lo recibido a través del espacio y el tiempo constituye la experiencia de lo que percibimos.

Para Kant, el espacio y el tiempo son aportados por el sujeto. Todo aquello que percibimos, estructurado por el espacio y el tiempo, constituye el fenómeno. Este se opone al noúmeno, que es el nombre que Kant da a la cosa en sí, es decir, aquello que ocasiona la experiencia pero que aún no ha sido estructurado por las condiciones a priori de la sensibilidad. El noúmeno representa el límite del conocimiento.

El Entendimiento y la Lógica Trascendental

El entendimiento se aborda en la segunda parte de la Crítica de la Razón Pura. En ella se explica cómo el sujeto aplica una serie de conceptos al fenómeno que ha sido estructurado por la sensibilidad. Kant postula que en el entendimiento existen doce conceptos puros, cuyo origen no reside en la experiencia, denominados categorías.

Estas categorías son principios que el sujeto trascendental aporta y que le permiten interpretar la realidad. Las categorías también permiten explicar los fenómenos en términos de unidad o pluralidad, necesidad o contingencia, entre otros.

Después de analizar las condiciones de posibilidad del conocimiento, Kant concluye que, para alcanzar un conocimiento de la experiencia, el sujeto la interpreta, es decir, le aplica nociones que permiten ordenar y organizar la experiencia en juicios que cumplen con la universalidad y la necesidad.

En conclusión, el ser humano aplica las categorías a los juicios sintéticos a priori, y estos son los que garantizan la cientificidad del conocimiento. De este modo, Kant establece las condiciones y límites que debe cumplir el conocimiento para ser considerado como tal, limitándolo al fenómeno.

El Giro Copernicano de Kant

Immanuel Kant (1724-1804) fue un filósofo alemán nacido en Königsberg, Prusia Oriental. Tras unos años ejerciendo como profesor, se replantea la totalidad de su pensamiento filosófico.

Para ello, se formuló tres preguntas fundamentales:

  • ¿Qué puedo saber? (referente a la teoría del conocimiento)
  • ¿Qué debo hacer? (referente a la ética kantiana)
  • ¿Qué me cabe esperar? (referente a la antropología, entendida como visión social o religión)

Para Kant, estas tres preguntas se resumían en una sola: ¿Qué es el hombre?

Kant plantea la necesidad de transformar la forma de entender el pensamiento filosófico en relación con la teoría del conocimiento. Hasta que Kant se cuestiona su forma de pensar, el centro del conocimiento se basaba en la relación entre sujeto y objeto, otorgando primacía al objeto. Influenciado por Hume, Kant transforma este enfoque: el centro sigue siendo la relación entre sujeto y objeto, pero para Kant lo crucial es comprender cómo conocemos, lo que nos permite entender que la misma realidad puede ser percibida de formas diferentes según la persona.

Para él, el centro fundamental deja de ser el objeto y pasa a ser el sujeto: el conocimiento de un objeto depende de mi forma de conocer. Esto es lo que Kant denomina revolución copernicana o giro copernicano.

De esta forma, el conocimiento era posible porque el ser humano es un sujeto activo, es decir, posee una capacidad innata para buscar explicaciones universales del objeto. Pero Kant no se convierte en un idealista, ya que, para él, el conocimiento no se basa en la libre actividad del sujeto, sino en una serie de mecanismos necesarios que garantizan cualquier tipo de pensamiento.

Esta estructura será la base de la lógica, que, junto con la física y las matemáticas, a diferencia de la metafísica, sí eran consideradas ciencias. (Kant buscará respuestas a sus preguntas en la metafísica, la disciplina filosófica que aspira al conocimiento de lo que se encuentra más allá de la experiencia, y dudaba si podía considerarse ciencia o no).

A esta estructura Kant la denomina sujeto trascendental.

El sujeto trascendental consta de tres facultades:

  • Sensibilidad: la forma en que percibimos el espacio y el tiempo.
  • Entendimiento: que hace referencia a los conceptos, la forma de explicar la realidad.
  • Razón.

Las dos primeras serán mecanismos ordenadores de la experiencia, sobre cuya base funcionarán las ciencias.

En conclusión, Kant transforma y replantea su pensamiento filosófico, desplazando el centro del conocimiento del objeto al sujeto. Además, se cuestionará y buscará la posibilidad de la metafísica como ciencia.

Crítica Trascendental de la Metafísica

En la formación de la filosofía de Kant, repercuten tres preguntas fundamentales: ¿Qué puedo saber?, ¿Qué debo hacer? y ¿Qué me cabe esperar?

En su obra Crítica de la Razón Pura, Kant intenta responder a la pregunta «¿Qué puedo saber?». Para ello, parte de la creencia en la veracidad de las ciencias ya establecidas, como las matemáticas, la lógica o la física, cuya cientificidad no se pone en duda.

En cambio, la metafísica se ocupa del sentido de las cosas y pretende conocer las últimas razones que organizan y dan sentido al mundo.

Kant estudia la metafísica racionalista, centrándose en tres cuestiones:

  • La cosmología racionalista, que estudia el mundo organizado en fuerzas o esencias.
  • La psicología racional, donde el alma era el principio inmaterial del ser humano.
  • La teología racional, la parte de la metafísica que consistía en dar argumentos a favor de la existencia de Dios.

Para Kant, la metafísica no es una disciplina científica al igual que las matemáticas, la física y la lógica. Para determinarlo, Kant estableció una serie de exigencias que una disciplina debía cumplir para alcanzar el grado de ciencia.

Por ello, Kant define la metafísica como un intento de responder a cuestiones que el ser humano no puede dejar de preguntarse; es una disposición natural de la razón, de la cual se ocupa la dialéctica trascendental.

La dialéctica trascendental no es una facultad, sino la sección de la Crítica de la Razón Pura que expone las ilusiones de la razón cuando intenta aplicar sus categorías más allá de la experiencia posible, es decir, al ámbito de los noúmenos.

Por tanto, la razón se puede definir como la facultad que formula los principios básicos. Existen dos usos de la razón: el teórico y el práctico.

  • La razón teórica se refiere al conocimiento de la realidad, la realidad de las cosas; este uso de la razón genera juicios.
  • Por el contrario, la razón práctica tiene como objeto dirigir la conducta, y este uso genera imperativos o mandatos.

Para Kant, la metafísica trata de noúmenos, y por ello no es posible formular juicios sintéticos a priori sobre ellos.

Fenómeno y Noúmeno: Los Límites del Conocimiento

La necesidad de una estructura trascendental permitirá establecer dos terrenos en la epistemología, directamente relacionados con la metafísica.

  • Primero está el fenómeno, que es aquello presente en nuestra percepción (el conjunto de sensaciones externas) y que está organizado por medio del espacio y el tiempo, y clasificado por las categorías.
  • En segundo lugar, el noúmeno, que es aquello que no se puede experimentar empíricamente, ya que queda fuera de las capacidades del ser humano.

El noúmeno era el objeto propio de la metafísica, porque esta se preguntaba por la identidad de las cosas en sí mismas, y no por aquello que el ser humano les aportaba. La ciencia moderna no se pregunta si las cosas son buenas o malas, ya que sabe que esa no es una cualidad inherente a ellas, sino de su modo de comprenderlas. Esta distinción deja a la metafísica fuera del ámbito de la experiencia posible.

Kant querrá llevar estas ideas al límite al demostrar la indecidibilidad de los problemas de la metafísica en la dialéctica trascendental.

Una vez Kant demuestra que los juicios sintéticos a priori son propios del conocimiento y, por lo tanto, su fundamento, él analiza su imposibilidad en la metafísica. Para Kant, la metafísica se refiere al orden de las cosas, no tal y como son para el hombre, sino a cómo son en sí. La metafísica habla de noúmenos (las cosas en sí) y no de fenómenos (las cosas que percibimos).

La Imposibilidad de la Metafísica Científica: La Dialéctica Trascendental

La metafísica tradicional, sin embargo, pretendía garantizar un mundo ideal creado por Dios, en el cual el ser humano se encontraba en el centro.

En la dialéctica trascendental, Kant demuestra que, si bien los juicios sintéticos a priori son el fundamento de todo conocimiento empírico, su aplicación a la metafísica es imposible. Llega a la conclusión de que la metafísica habla de noúmenos y no de fenómenos. Esta imposibilidad impide constituir un conocimiento metafísico verdadero.

Kant demostrará esta imposibilidad a partir de las tres partes de la dialéctica, que coinciden con la división de la metafísica de Christian Wolff:

  • En primer lugar, los paralogismos de la psicología racional, que son razonamientos falaces que aplican categorías del entendimiento (válidas para fenómenos) al alma (un noúmeno), generando una ilusión de conocimiento.
  • En segundo lugar, las antinomias de la razón pura, que muestran la imposibilidad de explicar el sentido y el destino del mundo. Consisten en pares de tesis opuestas (tesis y antítesis) que pueden ser demostradas con igual validez, revelando la contradicción inherente a la razón cuando trasciende la experiencia.
  • Por último, el ideal de la razón pura, que aborda la imposibilidad de demostrar la existencia de Dios, tal como pretendía la teología racional.

En conclusión, para Kant, la idea de Dios es incognoscible en el ámbito teórico, ya que no existe ninguna experiencia que la respalde, y con esto cierra todas las posibilidades de una metafísica científica.

Metafísica, Crítica e Ilustración en Kant

Cuando Kant se planteó el problema de la metafísica, buscaba llevar el concepto de crítica a otro nivel. La facultad de la crítica, la razón, fue sometida a crítica, mostrando sus límites. De esta forma, dejaba a la metafísica fuera del ámbito de los conocimientos seguros, rompiendo así con la filosofía anterior y dejando cuestiones fuera de la esfera científica. La maniobra kantiana tenía la función de delimitar el campo de la ciencia y el de las preguntas personales.

Kant, además, vivió en la época de la Ilustración, lo que significa que fue un filósofo ilustrado. Una de las preocupaciones de esta época fue la lucha contra los prejuicios por medio de la educación. Los ilustrados pensaban que había que poner en duda la tradición, por eso se dice que fue un periodo crítico.

Las cuestiones metafísicas quedan en un segundo plano. Sin embargo, el ser humano no puede prescindir de ellas en su día a día. Como la ciencia no puede dar respuestas definitivas a preguntas sobre el sentido del universo o de la vida, el ser humano deberá continuar actuando según convicciones y no certezas. Pero, sin embargo, la razón, como característica del ser humano, debe ejercer su capacidad crítica en todos los asuntos que le conciernen; de esta manera se conseguirá la armonía y el progreso.

Será esa crítica la que permitirá al ser humano acercarse a la verdad, aunque no pueda alcanzarla de forma absoluta. Así, la razón permite el progreso del ser humano. Gracias a la educación y a la eliminación de los prejuicios, el ser humano se acerca más a la verdad, asegurando su mejora. Kant, como ilustrado, confía, en último término, en el triunfo de la razón, lento pero constante.

En conclusión, al limitar la metafísica mediante la crítica, esto implica la creación de espacios de libertad, permitiendo la libertad religiosa o de expresión, entre otras.

La Razón Práctica y los Postulados de la Moralidad

La imposibilidad de percibir los objetos de la metafísica y de hacer ciencia de los noúmenos impide constituir un verdadero conocimiento metafísico. Kant lo demuestra con las tres partes de la dialéctica:

  • Los paralogismos: un razonamiento falaz donde se aplica una categoría del entendimiento a un objeto que no es fenoménico.
  • Las antinomias: consisten en oponer dos tesis contrarias y demostrar que ninguna prevalece sobre la otra, revelando una contradicción irresoluble para la razón teórica.
  • El ideal de la razón pura: la imposibilidad de demostrar racionalmente la existencia de Dios.

Para Kant, la razón es la facultad que formula principios, y se divide en dos usos: la razón teórica y la razón práctica.

Dado que no hay posibilidad de hacer metafísica como ciencia, la razón teórica queda limitada en su alcance. Si la razón teórica desea centrarse en el fenómeno, debe limitarse a emitir juicios, a unir conocimientos basados en la experiencia, sin poder ir más allá.

Lo que Kant pretendía al “limitar” la razón para “dejar espacio a la fe” no era un acto de religiosidad dogmática. Uno de los principios fundamentales de la filosofía kantiana es la defensa de la razón práctica. Su base era la razón misma, ya que la razón teórica, al someter la libertad a la causalidad, conducía al determinismo.

La defensa de la libertad y de un uso práctico de la razón es la consecuencia positiva fundamental de la crítica kantiana.

En la razón práctica es donde Kant puede hablar de la existencia de Dios, la existencia de un mundo ordenado o la inmortalidad del alma. Estas son ideas fundamentales con las que trabaja la razón. Según Kant, las ideas son conceptos de la razón referidos a objetos que nunca pueden ser percibidos, pero aun así no pierden su validez. Las ideas, aun cuando no pueden ser verificadas empíricamente, tienen valor como ideas reguladoras.

Las más célebres de las ideas reguladoras serán los postulados de la razón práctica. Una vez llamados postulados, se asume su carácter hipotético; son ideas que se extraen del estudio de la estructura moral del ser humano.

Existen diversos postulados, algunos de ellos son:

  • El postulado de la libertad: Kant sostiene que si existe una norma moral, la voluntad debe ser libre para elegir entre cumplirla o no.
  • El postulado de la inmortalidad del alma.
  • El postulado de la existencia de Dios.

En conclusión, lo que Kant pretendía al “limitar la razón para dejar espacio a la fe” era situar a la razón ante sus propias capacidades y límites, para evitar los riesgos que conllevaba su uso desmedido en el ámbito metafísico.