Filosofía Política Clásica: Aristóteles, Platón, Locke y los Sofistas

Concepto Aristotélico de Política

Para Aristóteles, el ser humano es un animal político, lo que significa que necesita vivir en sociedad para desarrollarse plenamente y alcanzar su fin último, que es la felicidad. Esta felicidad solo es posible cuando el individuo vive según la virtud, y eso requiere formar parte de una comunidad organizada, es decir, del Estado.

El Estado surge de forma natural, como evolución de estructuras más básicas: primero la familia, luego la aldea y finalmente la polis (ciudad-Estado). Aunque está compuesto por individuos, es anterior a ellos en importancia, ya que solo el Estado es autosuficiente (autárquico) y permite una vida verdaderamente humana, orientada al bien común.

Aristóteles afirma que solo algunos pueden ser ciudadanos: los que participan en el gobierno y están educados en la virtud. Por eso excluye a mujeres, esclavos, labradores, artesanos y comerciantes.

La política, entonces, es la actividad que organiza la vida en común para lograr ese bien común. Para ello, es fundamental la educación en la virtud y el derecho a la propiedad.

Aristóteles clasifica los regímenes políticos usando dos criterios:

  • El cuantitativo: si gobierna uno, pocos o muchos.
  • El cualitativo: si se gobierna para el bien común (formas justas) o para intereses privados (formas corruptas).

Así distingue:

  • Monarquía (justa) → se convierte en Tiranía (injusta).
  • Aristocracia (justa) → se corrompe en Oligarquía (injusta).
  • Politeia o Democracia moderada (justa) → degenera en Demagogia (injusta).

En conclusión, para Aristóteles, la política es esencial porque permite alcanzar una vida buena, vivida en comunidad y orientada al bien común mediante el ejercicio de la virtud.

Diferencias entre Estado Democrático y Estado Totalitario

El Estado democrático se fundamenta en los ideales de la Ilustración, como la libertad, igualdad y fraternidad. Su característica principal es la soberanía popular, que se ejerce mediante elecciones y otras formas de participación ciudadana. Además, el poder está dividido en tres ramas: legislativa, ejecutiva y judicial, para evitar la concentración del poder. El Estado democrático se rige por el Estado de Derecho, lo que significa que las leyes establecen los derechos y deberes de los ciudadanos, no la voluntad de un individuo o grupo.

Por otro lado, el Estado totalitario concentra todo el poder en un líder carismático o una élite burocrática, sin respetar el Estado de Derecho. En este sistema, se restringen o prohíben derechos fundamentales como la libertad de expresión, movimiento y asociación. El Estado totalitario utiliza el terror, la violencia y la represión para eliminar a sus opositores y mantener el control. También controla la propaganda, los medios de comunicación y la educación para adoctrinar a la población, especialmente a los jóvenes. Además, suele realizar grandes obras públicas como símbolo de poder.

La Ética de los Sofistas

Los sofistas sostenían que la verdad no es absoluta, sino relativa y depende de la percepción humana. Para ellos, la moral y las leyes no son universales, sino convenciones sociales que pueden cambiar y mejorarse. No enseñaban la virtud como algo fijo, sino que se enfocaban en la oratoria y la retórica, es decir, en la capacidad de convencer y persuadir. Consideraban que la moral y la ley sirven para controlar la parte animal del ser humano, pero no logran dominarla por completo.

Comentario de Texto: John Locke, Dos Tratados sobre el Gobierno Civil

John Locke, filósofo inglés del siglo XVII, en su obra Dos tratados sobre el gobierno civil, expone que la finalidad de la sociedad civil es superar los problemas del estado de naturaleza, donde no existe una autoridad imparcial que resuelva los conflictos entre individuos. Locke sostiene que, sin una autoridad justa a quien recurrir, las personas viven en inseguridad y vulnerabilidad, situación que se agrava cuando existe un poder absoluto concentrado en un solo príncipe sin controles ni instancias de apelación, lo que impide la justicia y favorece el abuso. Por ejemplo, en el texto se menciona que “no existe juez ni manera de apelar a nadie capaz de decidir con justicia e imparcialidad cualquier atropello que ese príncipe haya cometido”, lo que refleja la falta de protección frente a los abusos de un poder concentrado.

La idea principal de este texto es la defensa del autor afirmando que el poder político debe estar limitado y regulado para proteger los derechos de los ciudadanos y garantizar la imparcialidad en la administración de justicia. Esta idea es fundamental para el establecimiento del Estado de Derecho, donde los gobernantes están sujetos a la ley y deben respetar los derechos naturales.

En comparación, Thomas Hobbes defendía que para evitar el caos del estado de naturaleza, era necesaria la concentración de todo el poder en un soberano absoluto, cuya autoridad no debía ser cuestionada, para mantener el orden y la seguridad. Locke, por el contrario, rechaza este absolutismo porque lo considera una fuente de tiranía y opresión.

Así, el texto de Locke enfatiza la necesidad de un gobierno limitado, con división de poderes y respeto a la justicia, para evitar los abusos de un poder absoluto y proteger la libertad de los ciudadanos.

El Organicismo Político

El organicismo político considera al Estado como un organismo vivo, formado por individuos que cumplen distintas funciones. El Estado tiene un origen natural y es anterior al individuo en importancia lógica, aunque no cronológica. Aunque el Estado puede sobrevivir sin algunas partes, los individuos aislados no pueden vivir bien por sí mismos. Cada persona cumple un papel necesario, pero ninguna función es irreemplazable, ya que puede ser realizada por otro. Filósofos como Platón, Aristóteles y Hegel defienden esta visión, considerando al Estado como la realidad verdadera, mientras que el individuo aislado es solo una abstracción.

La Ética de los Sofistas (Repetición)

La ética de los sofistas se basa en el relativismo y el subjetivismo, defendiendo que no existe una verdad absoluta, sino que la verdad depende de la percepción humana. Para ellos, las leyes y la moral son convenciones sociales que pueden cambiar y mejorarse, no reglas universales. No enseñaban la virtud en sí, sino técnicas de retórica y persuasión. Consideraban que las normas morales son una forma de control social para domesticar el lado animal del ser humano, aunque nunca pueden lograrlo completamente.

El Concepto de Política según Rousseau

Rousseau sostiene que en el estado de naturaleza los hombres viven libres, iguales y autosuficientes, sin corrupción. Sin embargo, la propiedad privada genera desigualdad y conflictos, lo que hace necesaria la creación del Estado. El contrato social es un acuerdo donde todos los individuos se someten a la voluntad general, que representa el bien común y no intereses particulares. Así, las leyes se aplican a todos por igual, asegurando justicia y armonía social, reformando la sociedad para acercarla a la verdadera naturaleza humana.

Comentario de Texto sobre Aristóteles, Política

En este fragmento, Aristóteles analiza las formas de gobierno basándose en quién detenta el poder —uno, unos pocos o la mayoría— y en el propósito con que se gobierna. El texto trata sobre la clasificación de los regímenes políticos en justos e injustos, según si buscan el bien común o el beneficio particular.

Aristóteles sostiene que los regímenes son rectos cuando gobiernan para el bien general, y desviados cuando persiguen intereses particulares. Así, la monarquía, aristocracia y democracia son justas cuando se orientan al bien común; de lo contrario, se convierten en tiranía, oligarquía y demagogia, respectivamente (cita: “cuando ese uno o la minoría, o la mayoría, gobiernan atendiendo al bien común, esos regímenes serán por necesidad rectos”).

Comparando con Platón, ambos critican las democracias degeneradas, aunque Platón favorece un gobierno de filósofos, mientras Aristóteles propone una forma más práctica y equilibrada, la politeia.

Por ejemplo, una dictadura actual que busca el beneficio personal sería la tiranía descrita, mientras que un sistema que gobierna para el interés colectivo se asemeja a la politeia.

En definitiva, Aristóteles destaca que la legitimidad de un gobierno depende no solo de quién gobierna, sino del fin que persigue, destacando la importancia del bien común.

La Ética de Sócrates

La ética de Sócrates se basa en el intelectualismo moral, según el cual conocer el bien lleva necesariamente a practicarlo. Para Sócrates, la virtud es conocimiento, y nadie hace el mal a sabiendas: la maldad es fruto de la ignorancia. Por ello, la tarea moral es educativa y racional. El ser humano debe buscar constantemente la verdad, guiado por su conciencia interior, que actúa como juez moral supremo. Sócrates también defendía la autodeterminación y el autorespeto, pues una vida virtuosa implica fidelidad a los principios personales y responsabilidad con uno mismo y la sociedad. Además, criticó la moral convencional, proponiendo una ética basada en la reflexión crítica.

El Organicismo Político (Repetición)

El organicismo político considera al Estado como un organismo vivo, formado por individuos que cumplen distintas funciones. El Estado tiene un origen natural y es anterior al individuo en importancia lógica, aunque no cronológica. Aunque el Estado puede sobrevivir sin algunas partes, los individuos aislados no pueden vivir bien por sí mismos. Cada persona cumple un papel necesario, pero ninguna función es irreemplazable, ya que puede ser realizada por otro. Filósofos como Platón, Aristóteles y Hegel defienden esta visión, considerando al Estado como la realidad verdadera, mientras que el individuo aislado es solo una abstracción.

La Teoría Política de Platón

Platón sostiene en La República que el buen gobierno debe guiarse por el conocimiento del Bien y no por intereses particulares. Critica todos los regímenes políticos de su época (timocracia, oligarquía, democracia y tiranía) por estar basados en ignorancia y egoísmo, lo que impide la justicia en la polis. Propone una polis ideal basada en una analogía estructural alma-Estado: así como el alma tiene tres partes (racional, irascible y concupiscente), la polis tiene tres clases sociales: gobernantes-filósofos (razón), guerreros (ánimo), y productores (deseo). Cada clase debe ejercer su función específica conforme al principio de especialización funcional, lo que garantiza la justicia. El gobierno debe recaer en los filósofos, porque al conocer la Idea del Bien, buscarán el bien común y no el particular.

Comentario de Texto: John Locke, Dos Ensayos sobre el Gobierno Civil

John Locke fue un filósofo inglés del siglo XVII, considerado uno de los padres del liberalismo político. En este texto, Locke sostiene que la monarquía absoluta es incompatible con la sociedad civil porque no garantiza justicia imparcial.

La idea principal del texto es la necesidad de una autoridad común a la que todos puedan recurrir para resolver disputas y evitar los problemas del estado de naturaleza, donde cada persona es juez en su propio caso (“el fin de la sociedad civil es evitar y remediar los inconvenientes del estado de naturaleza…”).

Locke afirma que cuando un príncipe absoluto concentra todo el poder sin controles, no existe un juez imparcial para proteger a los ciudadanos (“eso es, precisamente, lo que ocurre con cualquier príncipe absoluto…”), por lo que esa situación no es sociedad civil sino estado de naturaleza.

Así, para Locke, el verdadero gobierno civil requiere que la autoridad sea reconocida y respetada por todos, con capacidad para resolver conflictos con justicia, a diferencia de la monarquía absoluta que perpetúa la arbitrariedad.

Esta visión difiere de la de Hobbes, quien defendía el poder absoluto para evitar el caos, mientras Locke apuesta por un gobierno limitado y basado en el consentimiento de los gobernados.