Francesco Petrarca y su influencia en la poesía renacentista

Francesco Petrarca fue el poeta italiano del siglo XIV que encarnó los caracteres y los ideales del humanismo. Escribió en latín varias obras de inspiración humanística, pero su importancia histórica se debe a sus composiciones en lengua romance, a pesar de ser menos valoradas por el poeta por estar escritas en lengua vulgar, toscano. Su obra más famosa es Rerum Vulgarium, conocido como Cancionero (sus versos influyeron en toda la poesía española del siglo XVI y XVII, también en diversos países de Europa). Está formado por una colección de más de trescientos cincuenta poemas de tema fundamentalmente amoroso, los denomina pasatiempos, está inspirado por Laura de Noves, la mujer ideal e idealizada. La primera parte del Cancionero expresa el tormento amoroso que vive el poeta, está lleno de sensualidad y de vida. En la segunda parte, muerta la amada, la poesía se hace más sublime. También en lenguaje vulgar están redactados los Triunfos (poema alegórico compuesto en tercetos encadenados y formado por seis partes de extensión muy desigual: temática triunfos del amor, del pudor de la muerte, de la fama, del tiempo y de la eternidad. Modelo de la poesía renacentista).

El Petrarquismo

El Cancionero influyó de forma decisiva en la lírica posterior. Características del petrarquismo: temas (amor cortés medieval), expresión del sentimiento (Petrarca logra dar vida a una extensa gama de sentimientos: tristeza, soledad, celos), lenguaje (la inteligencia, la inspiración y el ingenio del poeta dan forma a unos versos construidos con un lenguaje claro, pulido, transparente y lleno de imágenes), recursos clásicos (incorpora símiles, comparaciones, expresiones, alusiones alegóricas, mitos clásicos de poetas latinos para expresar dulzuras y las penas de un amor irrealizable), figuras poéticas (antítesis, correlaciones y paradojas, aliteraciones, metáforas y símiles), métrica nueva (endecasílabo, soneto, silva, estancia, la canción, la égloga, oda, balada y el madrigal).

Poesía tradicional española

La poesía tradicional española del siglo XVI se divide en dos corrientes: poesía culta y poesía popular. La poesía culta tuvo gran difusión gracias al Cancionero General (1511) de Hernando del Castillo. Abundan las composiciones del amor cortés y de tradición trovadoresca y cancioneril. La lírica popular siguió igual durante todo el siglo, en los romances alcanzaron gran fortuna en su segunda mitad. Por otro lado, la poesía italianizante fue innovadora y resurgió el interés poético. Hubo una renovación de la métrica endecasílaba y heptasílaba, diferentes estrofas como sonetos, tercetos, estancias, silvas y liras. Los temas y actitudes poéticas incluyen la idealización de la amada y la expresión del amor, así como el desarrollo intenso de los temas bucólicos y pastoriles, expresando el sentimiento amoroso en medio de una naturaleza idealizada, referencias mitológicas y proyección del yo lírico del poeta/creador.

Garcilaso de la Vega

Garcilaso de la Vega es considerado el mayor exponente del petrarquismo en la poesía española. Su obra se caracteriza por una mayor perfección formal y una influencia latina y renacentista en temas y formas. Su lenguaje poético logra transparencia y claridad en sus expresiones. Algunos de los tópicos que utiliza son el locus amoenus (paisaje idílico), la belleza femenina, la idealización del tosco y rudo pastor, el carpe diem, entre otros. En cuanto a las églogas, Garcilaso escribió tres durante su periodo napolitano: la segunda trata sobre un amor no correspondido y está engarzado con un relato de las hazañas de la Casa de Alba; la primera muestra a pastores lamentando la infidelidad de Galatea (Salicio) y la muerte de Elisa (Nemoroso); y la tercera presenta a cuatro ninfas bordando las riberas del Tajo, evocando tragedias de amor a través de tres mitos clásicos y un nuevo amor que se eleva a mito: Elisa (Isabel de Freire) y Nemoroso (Garcilaso).

Canciones y Sonetos

Garcilaso también escribió canciones y sonetos. En las canciones, destaca el Destierro en una isla del Danubio, donde describe una bella naturaleza pero no serán esas desventuras las que podrán llevarlo a la muerte. En cuanto a los sonetos, Garcilaso estructura los contenidos en bloques relacionados y adecua las oraciones a los versos y los bloques de pensamiento a las estrofas del soneto, logrando una armonía entre forma y pensamiento. En estos sonetos, el tema amoroso recorre los endecasílabos de Garcilaso, expresando el desamor, el desdén, la ausencia, los celos y el lamento por la muerte de la amada.

Teatro renacentista

El teatro renacentista no alcanza la altura y la perfección de la poesía, pero tuvo un progresivo desarrollo. En la primera mitad del siglo XVI, se continuó con el drama religioso medieval y las comedias de resonancias grecolatinas de Italia. Destacan obras como la Egloga de Plácida y Victoriano de Juan del Encina y Himenea de Torres Naharro. Además, el portugués Gil Vicente escribió en castellano Don Duardos. Lope de Rueda también contribuyó con los pasos, que se representaban en los descansos de las comedias y fueron antecedentes de los entremeses. En la segunda mitad del siglo XVI, Juan de la Cueva incorporó a escena héroes y asuntos de la épica medieval, mezclando lo cómico y lo trágico, nobles y plebeyos, en cuatro actos. También se destacan temas clásicos como la comedia El indamador nacional y la tragedia Los siete infantes de Lara.