Materialismo Histórico
Karl Marx pensaba que la historia y las sociedades no se pueden explicar por la evolución de las ideas (como hizo Hegel, con el idealismo) sino desde la evolución y la capacidad de producir bienes materiales (el materialismo). A esta capacidad la llamó “fuerza de producción” y pensó que depende no solo de la riqueza natural (tierra, mar…) sino también de la manera como los hombres trabajan estableciendo “relaciones técnicas” con los “medios de producción” (herramientas, máquinas…) y “relaciones sociales” (aisladamente, en grupo, con tal jerarquía…) entre ellos. Las “relaciones de producción” son la praxis colectiva, la “mediación” entre hombre y naturaleza.
La fuerza de producción y las relaciones de producción forman la “infraestructura” económica de la sociedad, sobre la cual se condicionan las formas de conciencia, arte, religión, filosofía y la “superestructura” de la sociedad.
La fuerza productiva parece máxima con la industrialización y con el “modo de producción burgués“, pero de hecho se produce la alienación humana, principalmente del proletariado, al mantenerse la propiedad privada de los “medios de producción“; las relaciones productivas son trabas y entran en conflicto con la capacidad de producción. Solamente un cambio histórico, una “revolución social” hacia un “modo de producción comunista” (propiedad social de los “medios de producción“) resolvería los conflictos y traería la auténtica historia humana (superando la “prehistoria” de la humanidad: esclavitud, feudalismo, burguesía, capitalismo).
El heredero de la filosofía clásica alemana con el ideal de reconciliación de la conciencia consigo mismo (Hegel) o del ser individual y el genérico (Feuerbach) sería el Proletariado. La base real de la historia y las sociedades estaría en la infraestructura (lo económico); la superestructura (el arte, religión, filosofía, estado, ideas… -que el idealismo consideraba lo fundamental-) dependería de aquella.
“No es la conciencia de los hombres la que determina su ser; sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”, escribió Marx.
Los hombres podrían plantear los conflictos en las ideas estando el origen y explicación de esos conflictos en las relaciones sociales. Por esto la “alienación económica” está a la base de la “alienación religiosa” (admitir la religión, “opio del pueblo“, “grito de protesta de un mundo sin corazón”), de la “alienación política” (o contradicción entre sociedad civil y Estado con sus aparatos jurídicos y policiales) y de la “alienación filosófica” (conocer e interpretar sin transformar).
Economía Marxista
La economía inglesa defendía la tesis de Locke del derecho natural a la propiedad y el disfrute basados en el trabajo, y la tesis de Adam Smith del enriquecimiento de las naciones a partir de la búsqueda de máximos beneficios individuales mediante la “mano invisible” de las leyes económicas de intercambio, la tesis de David Ricardo del valor del producto en la cantidad de trabajo, esfuerzo y desgaste que se ha puesto en él.
Marx negó la verdad de esas tesis en la realidad social e histórica de la producción industrial (la del siglo XIX). El proletariado tenía la fuerza de trabajo pero la propiedad no era suya; además los beneficios de su esfuerzo o desgaste no le eran devueltos íntegros -contra la tesis de Locke-; el enriquecimiento no era de toda la sociedad sino de la clase propietaria del capital -contra la tesis de Smith-; el valor de un producto no dependía solo del esfuerzo de la producción y su utilidad, sino del intercambio y sus leyes (la “ley de la oferta y la demanda“) que determinaba un “valor de cambio” más allá del “valor útil“.
La “plusvalía” es el plus de ganancia ajeno al asalariado que permite aumentar beneficios para poder competir en el mercado; se puede conseguir recortando salarios, aumentando número de horas de trabajo, intensificando esfuerzo, introducir maquinaria y aumentando el paro… Piénsese en las descripciones literarias y pictóricas del siglo XIX al respecto.
Marx pensó que ese funcionamiento económico cuya esencia está en el valor de cambio más allá del valor útil y el aumento de la plusvalía (supuesta la propiedad privada) llevaría al capitalismo a una época imperialista -más allá de fronteras nacionales- antes de que la situación fuera insostenible -por la división de clases- y se produjera un colapso económico. La única salida a estos conflictos debería ser, para Marx, la supresión de la propiedad privada, la planificación económica y la fijación de los precios fuera del mercado; así desaparecerían las clases sociales, se trabajaría utópicamente para toda la sociedad, y los bienes se repartirían en función de las necesidades.
En los países capitalistas la historia no ha sido del todo la predicha por Marx; se han producido crisis económicas, hay porcentaje de paro…, pero la función del Estado en la redistribución de la riqueza y como factor regulador de conflictos es importante.
Materialismo Dialéctico
Engels intentó dar una base cosmológica al materialismo histórico. Su tesis fue que la realidad es material y evoluciona siguiendo las leyes de la dialéctica: la ley de la totalidad (la materia se organiza en totalidades), la ley de la contradicción (las partes de la totalidad están en contradicción o conflicto), la ley del salto de la cantidad en la cualidad (la acumulación cuantitativa en las totalidades materiales produce un cambio cualitativo), y la ley de la negación de la negación (la superación de una cualidad y sustitución por otra se produce por su negación y conservación).
Estas leyes estaban en el idealismo de Hegel pero referidas a la evolución de la Idea. Es poco conciliable con el materialismo histórico, a no ser desde la idea de praxis.