Grandes Corrientes Artísticas: De la Escuela de Chicago al Realismo

La Escuela de Chicago y la Ingeniería Moderna

La Revolución Industrial de las últimas décadas del siglo XVIII planteó una serie de desafíos arquitectónicos derivados de la necesidad de construir estaciones de ferrocarril, fábricas, almacenes y miles de nuevas viviendas, como consecuencia de la rápida expansión de las ciudades. La creación de una nueva tecnología industrial y el uso generalizado del hierro y el cristal como materiales de construcción constituyeron la base de la expansión de la ingeniería.

La culminación del asentamiento de la nueva tecnología constructiva la protagonizaron los miembros de la Escuela de Chicago. Tras el incendio que destruyó buena parte de la ciudad en 1871, un grupo de arquitectos, entre los que cabe citar a Henry H. Richardson (1838-1886) y Louis Henry Sullivan (1856-1924), diseñaron gran número de construcciones de hierro, hormigón y cristal, entre los que se encuentran los primeros rascacielos, símbolo de las megalópolis industriales y manifestación de una nueva estética arquitectónica.

El Modernismo: Innovación y Estilo

Como reacción de rechazo hacia las corrientes historicistas, se desarrolló en distintos países europeos un movimiento orientado a la valoración de lo «moderno», lo «libre» y lo «creativo». Con rasgos identificativos como la sofisticación, la valoración de las artes decorativas y el diseño, y cierta preferencia por las líneas curvas y las formas irregulares, el movimiento adoptó la denominación genérica de Modernismo, pero presentó denominaciones nacionales específicas como Art Nouveau en Francia, Jugendstil en los países germánicos, o estilo Liberty en Italia.

Grandes Figuras de la Arquitectura Modernista

  1. El escocés Charles Rennie Mackintosh (1868-1928), autor de edificios como la Escuela de Arte de Glasgow, que aunó la decoración modernista con estructuras funcionales más próximas a las de la Escuela de Chicago.
  2. El belga Henri van de Velde (1863-1957), en cuya producción sobresale el Teatro de la Exposición de la Werkbund de Colonia, extendió su obra a la pintura, la ilustración y las artes decorativas.
  3. El español Antonio Gaudí (1852-1926), que desarrolló una obra de personalísimos planteamientos, de carácter libre e intuitivo, que tendría gran influencia en la arquitectura y en todo el arte de vanguardia del siglo XX. Entre sus creaciones, casi todas ellas en la ciudad de Barcelona y su entorno, sobresale el Templo de la Sagrada Familia, proyecto inacabado que ocuparía gran parte de su vida creativa. Son destacables, asimismo, la Casa Batlló, la Casa Milá (conocida como La Pedrera), y el Palacio Güell y el Parque Güell.

Francisco de Goya: Pionero de la Pintura Moderna

Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) fue un pintor profundamente vinculado a los grandes cambios históricos de su tiempo, como la Ilustración, la Guerra de la Independencia, la Restauración o el absolutismo. Su obra refleja tanto estos acontecimientos como la evolución de su propia personalidad. De estilo difícil de clasificar, transita entre el tardobarroco, rococó, neoclasicismo y romanticismo, y anticipa movimientos modernos como el impresionismo, expresionismo o surrealismo. Cultivó una gran variedad de géneros, desde el retrato y la pintura costumbrista hasta lo fantástico y lo religioso.

  1. Durante sus primeros años, Goya se formó en el taller de José Luzán y más tarde se vio influido por Francisco Bayeu. Al llegar a Madrid ya mostraba un estilo propio, con una gran admiración por maestros como Velázquez y Rembrandt.
  2. En la etapa siguiente, comenzó a trabajar en la Real Fábrica de Tapices, donde pintó escenas alegres y populares de la vida madrileña. Su éxito con el Cristo Crucificado le abrió las puertas de la Real Academia de San Fernando y del círculo aristocrático. En 1789 fue nombrado Pintor de Cámara, iniciando una fructífera etapa como retratista de la corte y la nobleza.
  3. Un cambio decisivo llegó en 1792, cuando una enfermedad lo dejó sordo. A partir de entonces su pintura se volvió más introspectiva y oscura, reflejando sus temores y pesadillas. Se alineó con las ideas liberales y apoyó la modernización de España. En estos años realizó obras clave como Los Caprichos y La familia de Carlos IV, que muestran tanto su crítica social como su maestría técnica.
  4. Con la Guerra de la Independencia, su obra adquirió un tono aún más dramático. En cuadros como El dos de mayo, El tres de mayo o la serie de Los Desastres de la Guerra, Goya retrató el sufrimiento humano con crudeza y lucidez, alejándose del heroísmo tradicional. La represión posterior a la guerra y el regreso del absolutismo afectaron su entorno, y él mismo fue investigado. En este contexto creó las Pinturas Negras, una serie estremecedora que muestra un mundo de angustia, violencia y desesperanza, anticipando el expresionismo moderno. Finalmente, en 1824 se exilió voluntariamente en Francia, donde siguió pintando hasta su muerte en 1828.

Romanticismo, Paisajismo Inglés y Realismo

El Romanticismo (1790-1880)

Fue un movimiento cultural y artístico que surgió como reacción al racionalismo y al equilibrio del Neoclasicismo. Nacido en Alemania y el Reino Unido, pronto se extendió por toda Europa, convirtiéndose en el primer movimiento de alcance internacional. Frente a la razón ilustrada, los románticos defendieron la emoción, la imaginación, lo irracional y lo subjetivo como elementos esenciales de la experiencia humana. Se exalta el individualismo y la libertad creativa: el yo se convierte en centro de la expresión artística. Por ello, se valora la originalidad, el genio creador y la ruptura de normas, incluso con actitudes extremas como el suicidio romántico o la idealización de la muerte joven. Al mismo tiempo, se recupera el interés por el pasado nacional, especialmente la Edad Media, lo que favorece el nacimiento de los nacionalismos modernos. Se valoran también el folclore, la literatura popular, la mitología y el exotismo como formas de evasión o de conexión con lo profundo del alma humana. El Romanticismo convierte al artista en una figura casi divina, capaz de crear mundos propios, poblados de brujas, fantasmas, locura o pasión. La naturaleza, por su parte, ya no se representa de forma objetiva, sino como reflejo de los estados de ánimo: los paisajes son emocionales y se expresan a través de lo pintoresco o lo sublime.

El Paisajismo Inglés

Surge en Inglaterra entre 1770 y 1780 como una nueva forma de entender la naturaleza en el arte, bajo el concepto de lo pintoresco: lugares cargados de emoción y misterio. Este estilo se caracteriza por el uso de la acuarela como técnica principal, lo que se convierte en una seña de identidad nacional. El proceso consistía en dibujar primero con líneas finas y precisas, y luego aplicar el color para dar luz y volumen, priorizando el color sobre el dibujo. Este movimiento supone un cambio profundo en la actitud hacia la naturaleza, acorde con el espíritu del Romanticismo, y convierte el paisaje en un tema principal, no solo decorativo. Entre sus máximos representantes destacan J.M.W. Turner y John Constable, artistas con estilos distintos pero igualmente innovadores. Ambos transformaron la manera de representar la naturaleza, centrando su atención en los efectos atmosféricos, la luz y el color. Por ello, se les considera precursores del impresionismo.

El Realismo (1840-1870)

Fue un movimiento artístico surgido en Francia como reacción al idealismo y al subjetivismo romántico. Su principal objetivo era representar la realidad tal y como es, sin embellecimientos ni fantasías. Los realistas, como Courbet, defendían que el arte debía basarse en lo visible y cotidiano, no en lo imaginario. Por eso, rechazaban lo exótico, lo sentimental y lo académico. Este movimiento se centró en la vida diaria, el trabajo, la rutina y las clases populares, adoptando una postura comprometida y crítica con las injusticias sociales. La pintura costumbrista y el paisaje ganaron protagonismo, y el desnudo se representó sin idealización, lo que generó polémica en su momento. En definitiva, el Realismo fue un arte directo, colectivo y con una fuerte carga social, que buscaba reflejar el mundo real desde una mirada sincera y crítica.