Historia de España: Del Antiguo Régimen a la Construcción del Estado Liberal (1808-1868)

I. Crisis del Antiguo Régimen (1808-1833)

1.1 Guerra de Independencia: Causas, Bandos, Desarrollo y Consecuencias

La Guerra de Independencia (1808-1814) es el nombre con el que se designa a la resistencia armada llevada a cabo por el pueblo español ante la ocupación de España por Napoleón. Este conflicto significa el fin del Antiguo Régimen y el inicio de un proceso que culminará, veinte años más tarde, con la revolución liberal.

Causas de la Guerra

  • Impacto de la Revolución Francesa y el Reinado de Carlos IV: Carlos IV tenía como ministro a Godoy, quien tomaba las decisiones. España se opuso inicialmente a la Revolución Francesa, declarándole la guerra a Francia para evitar la propagación de sus ideas. Posteriormente, España se vio obligada a firmar el Tratado de San Ildefonso, por el cual apoyaba militarmente a Francia contra Inglaterra, lo que resultó en la derrota en la Batalla de Trafalgar (1805). Además, se firmó el Tratado de Fontainebleau (1807) entre España y Francia, que permitía el paso de tropas francesas por territorio español para conquistar Portugal, aliado de Inglaterra.
  • Invasión del Ejército Francés en España (1808): Bajo el pretexto del Tratado de Fontainebleau, las tropas francesas comenzaron a aposentarse en ciudades españolas que no estaban en la ruta hacia Portugal.
  • Motín de Aranjuez (Marzo de 1808): Fue una revuelta popular impulsada por los partidarios de Fernando VII, quienes exigían la destitución de Godoy y la renuncia de Carlos IV a favor de su hijo.
  • Abdicaciones de Bayona: Fernando VII fue proclamado rey, pero Napoleón, viendo la debilidad de los Borbones, convocó a los monarcas en Bayona (Francia). Allí, los reyes españoles abdicaron la corona a favor de Napoleón, quien nombró rey a su hermano, José I. José I fue presentado como un rey reformista, cuyas reformas se recogieron en la Carta Otorgada.
  • Causa Coyuntural: El Levantamiento de Madrid (2 de Mayo de 1808): El pueblo español se rebeló contra los franceses. La represión francesa fue severa, lo que conllevó los fusilamientos del 3 de mayo.

Bandos Enfrentados

En España surgieron dos bandos principales:

  1. Afrancesados: Españoles que apoyaban a José I y sus reformas.
  2. Patriotas: Españoles que no apoyaban a José I, incluyendo absolutistas y liberales que deseaban implementar ideales franceses, pero impulsados por españoles.

Desarrollo de la Guerra

Inicialmente, el ejército español estaba en inferioridad frente al francés. Sin embargo, ciudades como Zaragoza y Gerona resistieron dos asedios. El ejército español logró su primera victoria contra los franceses en la Batalla de Bailén, lo que forzó a Napoleón a intervenir personalmente con su mejor ejército.

Comenzó la guerra de guerrillas, caracterizada por la incapacidad francesa de controlar efectivamente el territorio y frenar los ataques de las partidas guerrilleras. Cádiz fue la única ciudad que no estuvo bajo mando francés, gracias al apoyo de la flota inglesa.

A partir de 1811, Francia comenzó a debilitarse debido a la invasión de Rusia por parte de Napoleón, lo que obligó a desplazar tropas. Además, las derrotas francesas en Europa facilitaron el contraataque hispano-británico, liderado por el Duque de Wellington. Las victorias en las batallas de Arapiles, San Marcial y Vitoria supusieron el fin de la guerra y la firma del Tratado de Valençay, por el cual Napoleón retiraba sus tropas y se restablecía la monarquía de Fernando VII.

Consecuencias de la Guerra

  • Destrucción material: Daños al tejido industrial, empresarial y económico, siendo una causa del atraso socioeconómico español posterior.
  • Pérdidas humanas: Alta mortalidad, especialmente entre la población joven en edad reproductiva.
  • Primer intento de cambio político: La guerra fue la causante del primer intento de establecer una constitución liberal (la de 1812), aunque fracasó con el retorno de Fernando VII.
  • Independencia de la América española: El vacío de poder activó el proceso de emancipación de las colonias.

En conclusión, la victoria española y el regreso de Fernando VII no evitaron un grave empeoramiento de las condiciones de vida en el país, especialmente para las clases populares y el campesinado.

1.2 Cortes de Cádiz y Constitución de 1812

Durante la Guerra de Independencia, la España no ocupada buscó sentar las bases jurídicas para la modernización del país. Ante el vacío de poder, surgieron las juntas (gobiernos espontáneos a nivel municipal, provincial y central). La Junta Suprema Central, debilitada por derrotas militares y el hostigamiento absolutista, cedió sus funciones a un Consejo de Regencia, el cual convocó las Cortes en Cádiz (1810), única ciudad que resistía el asedio francés con ayuda británica.

Composición y Tendencias Ideológicas

En las Cortes estaban representados todos los estamentos, aunque el contexto bélico provocó que muchos representantes del norte fueran sustituidos por personas de Cádiz, lo que resultó en una abundancia de partidarios liberales.

Existían tres tendencias:

  1. Absolutistas: Defensores del Antiguo Régimen.
  2. Reformistas: Partidarios de una soberanía compartida.
  3. Liberales: Buscaban el fin del Antiguo Régimen e instaurar el sistema liberal.

Los liberales lograron un triunfo significativo al acordar leyes de carácter revolucionario que conformaron la Constitución de 1812.

La Constitución de 1812 (“La Pepa”)

Fue una constitución extensa (384 artículos) para intentar evitar resistencias y su fracaso.

Principios Fundamentales
  • Soberanía Nacional: El poder pasó del rey al pueblo.
  • Abolición del Antiguo Régimen: Se dio paso al liberalismo y a la desaparición de privilegios, estableciendo la igualdad ante la ley y la obligación de pagar impuestos para nobles y clero.
  • División de Poderes:
    • Ejecutivo: Recaía en el rey y su gobierno, quienes debían tener consenso con la nación. El rey podía vetar dos leyes de las Cortes y tenía prohibido actuar sin consultarlas (casarse, declarar la guerra, viajar, etc.).
    • Legislativo: Reside en las Cortes, con sufragio universal masculino (votaban todos los varones mayores de 25 años), aunque el voto era indirecto (el ciudadano elegía a su representante local, este al provincial, y este a las Cortes). Solo podían formar parte de las Cortes hombres con ingresos determinados.
    • Judicial: Reside en los jueces, con tribunales supremos separados para el clero y los militares.
  • Religión: España era declarada católica, imponiendo el catolicismo como religión oficial y única, prohibiendo la libertad de culto.
  • Milicia Nacional: Creación de un cuerpo de ciudadanos armados para mantener el orden público y defender el régimen constitucional.
  • Administración: Centralizada, aunque se empezaron a configurar las provincias.
Reformas Socioeconómicas de 1812

Además de la Constitución, las Cortes elaboraron leyes para desmantelar el Antiguo Régimen:

  • Libertad de prensa: Necesaria para criticar al gobierno, excluyendo la crítica religiosa.
  • Abolición de la Inquisición: El control de la moral pasó de la Iglesia a ser público, permitiendo la libertad de pensamiento, aunque la moralidad estaba determinada por la Constitución.
  • Eliminación del Mayorazgo: Necesaria para el liberalismo y el capitalismo (libertad de comercio y mercado), permitiendo dividir y vender tierras.
  • Eliminación de los Gremios: Se buscaba la libre competencia de mercado.
  • Desamortización Eclesiástica: Puesta a la venta de tierras del clero para obtener ingresos estatales y crear adeptos al liberalismo.

Este proceso legal fue una gran revolución, sentando las bases de constituciones posteriores. A pesar de su corta vigencia debido al contexto bélico, fue el primer intento de introducir el liberalismo en España.

1.3 Reinado de Fernando VII: Sexenio Absolutista, Trienio Liberal y Década Ominosa

Fernando VII regresó a España tras el Tratado de Valençay. Rechazando la Constitución de 1812 y apoyándose en los absolutistas (Manifiesto de los Persas), procedió al restablecimiento del Antiguo Régimen, declarando nulas las Cortes de Cádiz y persiguiendo a liberales y afrancesados.

Contexto Post-Guerra

España estaba arruinada, con alta mortalidad y baja natalidad. La independencia de las colonias americanas supuso pérdida de ingresos y gastos militares. Además, los guerrilleros ascendidos al ejército generaron un exceso de altos cargos, lo que, sumado al rechazo inicial a la industrialización, cimentó el atraso socioeconómico español.

Etapas del Reinado

1ª Etapa: El Sexenio Absolutista (1814-1820)

Fernando VII reinó como monarca absoluto. El absolutismo no favoreció la recuperación económica, ya que solo pagaban impuestos los no privilegiados. Los liberales exiliados conspiraron, contando con apoyo militar y popular. El 1 de enero de 1820, el coronel Riego dio el Golpe de Estado (Sublevación de Riego) en Cabezas de San Juan, triunfando e imponiendo la restauración de la Constitución de 1812.

2ª Etapa: El Trienio Liberal (1820-1823)

Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución de 1812. Los liberales se dividieron en:

  • Moderados (Doceañistas): Querían mantener la Constitución del 12.
  • Exaltados (Veinteañistas): Buscaban ir más allá.

Durante este periodo se intentaron reformas (desvinculación de tierras, anticlericalismo, reforma militar y educativa, reforma de hacienda), pero pocas se implantaron. Surgió un gobierno paralelo absolutista en Seo de Urgel, que consideraba al rey rehén.

El liberalismo español alarmó a la Santa Alianza. Fernando VII solicitó ayuda, lo que provocó la intervención de Los Cien Mil Hijos de San Luis, ejército enviado para restablecer el absolutismo.

3ª Etapa: Década Ominosa (1823-1833)

Se regresó al absolutismo y se derogó la Constitución, acompañado de una gran represión. El Antiguo Régimen se implantó con algunas modificaciones económicas necesarias para la recuperación. Fernando VII aceptó un consejo de ministros para sanear la economía, lo que provocó la rebelión de los Malcontents en Cataluña (absolutistas contra las reformas del rey), sofocada con represión.

La Cuestión Sucesoria

El principal problema fue la sucesión, ya que Fernando VII solo tenía una hija, Isabel, con María Cristina. Para asegurar el trono a su hija, el rey promulgó la Pragmática Sanción, que autorizaba la sucesión femenina. Los absolutistas más conservadores, partidarios de su hermano Carlos (futuros carlistas), lo consideraron una traición.

El rey se vio forzado a acercarse a los liberales para asegurar el trono a Isabel, marcando la ruptura del absolutismo. A su muerte en 1833, dejó dos bandos enfrentados que desencadenarían la Primera Guerra Carlista.

En conclusión, el reinado fue una constante lucha entre facciones. A la muerte del rey, el liberalismo se impuso, y María Cristina formó gobierno con los liberales moderados, excluyendo a los progresistas, lo que generó inestabilidad y corrupción.

II. Reinado de Isabel II (1833-1868): La Construcción del Estado Liberal

2.1 Crisis Sucesoria y la Primera Guerra Carlista

Tras la muerte de Fernando VII, la promulgación de la Pragmática Sanción (que permitía reinar a Isabel) enfrentó a los isabelinos/cristinos contra los carlistas, partidarios de Carlos, hermano del rey.

Ideología Carlista

Defensores del Antiguo Régimen bajo el lema Dios, Patria y Rey. Defendían:

  • La religión católica como única y oficial, unida al Estado.
  • La tradición española, cerrada a influencias extranjeras.
  • El carácter sagrado y absoluto del rey (derecho divino).
  • El respeto a los fueros y particularismos territoriales (Navarra, Aragón, País Vasco).

Apoyos Sociales

  • Carlistas: Territorios forales, zonas rurales, bajo clero, baja nobleza y campesinado conservador.
  • Isabelinos/Cristinos: Alta nobleza, alto clero, funcionarios reformistas, burguesía (a la que se prometió la adquisición de bienes desamortizados) y sectores populares (promesa de participación en la Milicia Nacional).

Desarrollo de la Primera Guerra Carlista

Fue una guerra civil larga y cruel. Los carlistas se instalaron en zonas montañosas, formando pequeños estados bajo el mando del general Zumalacárregui, utilizando una guerra de movimiento rápido.

La muerte de Zumalacárregui durante el asedio de Bilbao generó tensiones internas carlistas. Simultáneamente, el general isabelino Baldomero Espartero lideró la ofensiva.

La debilidad carlista, bajo los generales Maroto y Cabrera, condujo al Convenio de Vergara (1839), sellado con el célebre abrazo entre Maroto y Espartero. Este pacto reconocía el empleo de los oficiales carlistas y prometía respetar los fueros de Navarra y País Vasco.

Los carlistas más radicales continuaron la resistencia con Cabrera, quien finalmente fue derrotado y forzado al exilio. El carlismo, sin embargo, perduró, provocando levantamientos posteriores en 1847 y 1873.

Consecuencias de la Guerra

  • Demográficas: Gran número de muertes y crueldad.
  • Políticas: Triunfo definitivo del liberalismo (no hubo vuelta al Antiguo Régimen), pero con una fuerte división interna (moderados vs. progresistas) y un gran protagonismo militar en la política.
  • Económicas: Mayor endeudamiento y agudización de los problemas económicos.

El liberalismo se impuso de forma conflictiva y moderada. María Cristina se vio obligada a aceptar un consejo de regencia para gestionar la crisis político-económica.

2.2 Regencias y Desmantelamiento del Antiguo Régimen

Dado que Isabel II solo tenía tres años, se inició la Regencia de María Cristina (hasta 1840), seguida por la del General Espartero.

Regencia de María Cristina (1833-1840)

Inicialmente gobernó Cea Bermúdez, pero María Cristina lo sustituyó por Martínez de la Rosa para asegurar el apoyo liberal. Este elaboró el Estatuto Real (1834), una carta otorgada que convocaba Cortes, pero con un sufragio censitario muy restringido. El Estatuto fue insuficiente: demasiado conservador para los liberales y no mejoró la economía.

Tras la dimisión de la Rosa, asumió Mendizábal. Siguiendo el modelo de la Guerra de Independencia, Mendizábal impulsó una desamortización de bienes eclesiásticos para financiar la guerra, reducir deuda y crear adeptos al régimen. En la práctica, las tierras fueron adquiridas por nobles con alto poder adquisitivo.

Políticamente, el Estatuto Real era ineficaz. Los liberales progresistas promovieron levantamientos a favor de la Constitución de 1812. El Motín de la Granja (1836) obligó a la regente a restablecer la Constitución de 1812, lo que llevó a la promulgación de la Constitución de 1837.

Constitución de 1837

Intentó ser liberal, pero menos radical que la de 1812 para mantener el apoyo de los nobles y conservar poder para Isabel II en un contexto bélico.

  • Soberanía Nacional y Monarquía Constitucional.
  • Sufragio Censitario.
  • División de Poderes: El ejecutivo recaía en el rey, quien tenía poder absoluto para disolver las Cortes.
  • Cortes Bicamerales: El Senado era designado por la Corona (asegurando intereses reales) y el Congreso elegido por sufragio censitario.
  • Igualdad ante la ley.
  • Servicio militar obligatorio.
  • Ley de Señoríos: Eliminación de los señoríos jurisdiccionales, convirtiendo a los vasallos en jornaleros.
  • Libertad de Comercio: Eliminación del mayorazgo, la Mesta, los gremios y el diezmo.
  • Restauración de la Milicia Nacional (futura Guardia Civil).
  • Sufragio universal indirecto para elegir alcaldes.

En las elecciones de 1837 ganaron los moderados, quienes gobernaron mediante decretos, mermando el poder de las Cortes. Aprovechando el control caciquil en zonas rurales, compraban votos. Ante la resistencia progresista en ciudades, los moderados aprobaron la Ley de Ayuntamientos, que permitía a la Corona nombrar alcaldes.

Los liberales se rebelaron, y María Cristina dimitió a favor de Espartero (más progresista). Espartero eliminó la Ley de Ayuntamientos, impulsó desamortizaciones y gobernó por decreto. Su firma de un tratado de libre mercado con Inglaterra perjudicó a la industria española, provocando una rebelión urbana en Barcelona, que Espartero bombardeó con gran represión.

Los moderados aprovecharon su debilidad, forzando su exilio y nombrando reina a Isabel II con solo 13 años.

En conclusión, esta época desmanteló el Antiguo Régimen, avanzando hacia un liberalismo dividido entre moderados y progresistas, caracterizado por la inestabilidad política y los pronunciamientos militares.

2.3 Isabel II: La Década Moderada (1843-1854)

Al no querer otro regente tras el fracaso de los anteriores, Isabel II fue declarada mayor de edad a los 13 años. Su reinado estuvo marcado por una intensa tutela militar de los «espadones» (Narváez, O’Donnell) y la consolidación de un sistema liberal dividido en dos partidos: Moderados (que gobernaban) y Progresistas (marginados, solo accedían al poder por pronunciamientos).

Intervencionismo Regio y Partidos Políticos

El intervencionismo regio fue clave: Isabel II designaba presidentes, arbitrando entre moderados, y vetaba reformas de las Cortes para defender sus intereses personales y familiares, anulando la división de poderes.

Diferencias Ideológicas
  • Moderados: Soberanía compartida (Corona y Cortes), ayuntamientos nombrados por la reina, sufragio censitario restringido, Cortes bicamerales (Senado vitalicio y designado por la Corona), defensa de la religión católica y sostenimiento del clero. No querían la Milicia Nacional.
  • Progresistas: Soberanía nacional, ayuntamientos elegidos, sufragio censitario menos restringido, Cortes bicamerales (ambas elegidas), defensa de la Milicia Nacional y mayor libertad religiosa.

La Década Moderada (1844-1854)

El objetivo fue asentar el liberalismo y lograr estabilidad institucional. La obra clave fue la Constitución de 1845.

Constitución de 1845

Fue una constitución puramente moderada:

  • Soberanía compartida entre Corona y Cortes.
  • Bicameralismo: Senado designado por la reina.
  • Sufragio censitario muy restringido (política oligárquica).
  • Reconocimiento de derechos subordinados a leyes orgánicas.
  • Establecimiento de la religión católica como oficial.
Otras Reformas y Conflictos
  • Creación de la Guardia Civil para mantener el orden público y disolución de la Milicia Nacional (progresista).
  • Concordato de la Santa Sede (1851): Paz con la Iglesia, que aceptó las desamortizaciones a cambio del monopolio de la enseñanza, censura previa y sueldo estatal para el clero.

Una crisis de subsistencias y el deseo de casar a Isabel II con Francisco de Borbón (apoyado por los carlistas) provocaron la Segunda Guerra Carlista (1846-1849), menos represiva que la primera.

Narváez impuso una administración centralizada, aprobando la Ley de Poderes Extraordinarios, un Código Penal y la Ley de Funcionariado.

El creciente carácter moderado del régimen generó protestas, culminando en el pronunciamiento militar de 1854, conocido como La Vicalvarada, apoyado por el Manifiesto de Manzanares (redactado por Cánovas del Castillo). Este golpe buscaba un liberalismo real sin expulsar a la reina.

Isabel II se vio obligada a nombrar un gobierno progresista, con Espartero de vuelta y O’Donnell como ministro de Guerra. Esto marcó el fin de la Década Moderada y el inicio del Bienio Progresista, caracterizado por una intensa obra legislativa enfocada en la recuperación económica y la financiación del ferrocarril.