Crisis de la Monarquía Borbónica y Guerra de Independencia (1788-1814)
El reinado de Carlos IV (1788-1808) estuvo marcado por una profunda crisis política y económica. La influencia de la Revolución Francesa generó una reacción conservadora en España, mientras que la figura de Manuel Godoy como valido real generó descontento entre la nobleza y el pueblo. La invasión napoleónica de 1808 y las subsiguientes abdicaciones de Bayona, donde Carlos IV y Fernando VII cedieron sus derechos a José Bonaparte, desencadenaron una crisis institucional sin precedentes.
La Guerra de Independencia (1808-1814) se desarrolló en tres fases claramente diferenciadas:
Primera fase (1808)
Comenzó con el levantamiento popular del 2 de mayo en Madrid y se extendió por toda España mediante la formación de Juntas Provinciales, culminando en la importante victoria española en Bailén.
Segunda fase (1809-1812)
Vio el dominio militar francés tras la intervención directa de Napoleón, aunque encontró una feroz resistencia a través de la guerra de guerrillas.
Tercera fase (1812-1814)
Marcó el punto de inflexión con la contraofensiva aliada dirigida por Wellington, que logró decisivas victorias en Arapiles, Vitoria y San Marcial, forzando finalmente la retirada francesa.
Las consecuencias de la guerra fueron devastadoras: una profunda crisis económica por la destrucción de infraestructuras y la agricultura, una importante pérdida demográfica estimada entre 300.000 y 500.000 muertos, y el exilio de la élite intelectual afrancesada. Además, el conflicto aceleró el proceso independentista en las colonias americanas.
El Reinado de Fernando VII (1814-1833): Los Últimos Momentos del Absolutismo
El retorno de Fernando VII en 1814 marcó el inicio del Sexenio Absolutista (1814-1820), caracterizado por la derogación de toda la legislación liberal y la restauración del absolutismo mediante el Manifiesto de los Persas. Este periodo se distinguió por la persecución sistemática de los liberales y el restablecimiento de instituciones como la Inquisición.
El Trienio Liberal (1820-1823) comenzó con el pronunciamiento del general Riego en Cabezas de San Juan, que obligó al rey a jurar la Constitución. Durante estos tres años se implementaron importantes reformas liberales, incluyendo una nueva desamortización y la supresión definitiva de la Inquisición. Sin embargo, la intervención de la Santa Alianza en 1823, con los Cien Mil Hijos de San Luis, puso fin a este experimento liberal.
La Década Ominosa (1823-1833) representó el retorno al absolutismo, aunque con tensiones internas entre los partidarios más intransigentes del Antiguo Régimen y los reformistas moderados. La cuestión sucesoria se convirtió en el problema central, con la promulgación de la Pragmática Sanción en 1830 que permitía a Isabel II heredar el trono, en contraposición a las aspiraciones de Carlos María Isidro, lo que desembocaría en la Primera Guerra Carlista tras la muerte de Fernando VII en 1833.
El Período de Regencias durante el Reinado de Isabel II: Revolución Liberal y Primera Guerra Carlista (1833-1843)
La minoría de edad de Isabel II constituyó un período crucial para la consolidación del sistema liberal en España, marcado por importantes tensiones políticas y sociales.
Regencia de María Cristina (1833-1840)
Este período estuvo dominado por el conflicto de la Primera Guerra Carlista (1833-1839), que enfrentó a los partidarios de Isabel II con los seguidores de Carlos María Isidro. La guerra tuvo especial intensidad en el País Vasco, Navarra, el Maestrazgo y algunas zonas de Cataluña. Entre las principales medidas políticas destacan:
- El Estatuto Real de 1834, que estableció un sistema parlamentario muy restrictivo.
- La desamortización de Mendizábal en 1836, que afectó a los bienes eclesiásticos.
- La Constitución de 1837, de carácter progresista.
El fin de la guerra llegó con el Convenio de Vergara en 1839, que incluyó compromisos sobre los fueros vascos y la integración de los militares carlistas.
Regencia de Espartero (1840-1843)
El general Espartero asumió la regencia con un gobierno caracterizado por:
- Un marcado autoritarismo en su forma de gobernar.
- Políticas económicas librecambistas que perjudicaron a la industria catalana.
- La dura represión de la revuelta de Barcelona en 1842.
- La creciente oposición política de diversos sectores.
Su regencia terminó en 1843 tras un pronunciamiento militar que aceleró la mayoría de edad de Isabel II.
Construcción y Evolución del Estado Liberal durante el Reinado Efectivo de Isabel II (1843-1868)
Década Moderada (1844-1854)
Este período, liderado por el general Narváez, estableció las bases del Estado liberal español. La Constitución de 1845 introdujo un sistema político conservador con sufragio muy restringido.
Otras medidas importantes fueron:
- La creación de la Guardia Civil en 1844.
- La reforma fiscal de 1845.
- El Concordato con la Santa Sede en 1851.
- Un proceso de centralización administrativa.
Bienio Progresista (1854-1856)
Este breve período de gobierno progresista incluyó:
- La desamortización de Madoz en 1855.
- La Ley de Ferrocarriles del mismo año.
- Un proyecto constitucional que no llegó a promulgarse.
Crisis Final del Reinado (1856-1868)
Los últimos años del reinado se caracterizaron por:
- La alternancia política entre moderados y unionistas.
- Una grave crisis económica en 1866.
- El creciente descontento político que llevó al Pacto de Ostende.
- La Revolución de 1868 que puso fin al reinado.
El sistema isabelino presentó problemas estructurales como la corrupción, el falseamiento electoral y la excesiva influencia militar en la política, lo que explica su crisis final y caída. Este período, no obstante, sentó las bases institucionales del Estado liberal español.
La Constitución de Cádiz de 1812: “La Pepa”
a) Hecho al que se refiere la ilustración:
La imagen muestra un documento relacionado con la Constitución de Cádiz de 1812, conocida popularmente como “La Pepa”, que fue promulgada el 19 de marzo de ese año durante la Guerra de Independencia contra las tropas napoleónicas.
b) Ideas principales del documento:
- Establece una monarquía constitucional y parlamentaria como forma de Estado.
- Reconoce el principio de soberanía nacional, donde el poder reside en la nación.
- Crea un sistema electoral basado en sufragio universal masculino indirecto para mayores de 25 años.
- Organiza la división de poderes:
- El ejecutivo corresponde al rey, pero con limitaciones.
- El judicial se confía a tribunales independientes.
- El legislativo es compartido entre Cortes unicamerales y el monarca.
- Garantiza derechos individuales como:
- Igualdad ante la ley.
- Protección del domicilio.
- Libertad de imprenta, excepto para temas religiosos.
- Acceso a enseñanza primaria pública.
- Declara el catolicismo como religión oficial del Estado.
c) Importancia histórica y consecuencias:
1. En el ámbito nacional:
- Se convirtió en el principal símbolo del liberalismo español durante el siglo XIX.
- Fue restablecida durante el Trienio Liberal (1820-1823).
- Sirvió como referencia en 1836 durante la Regencia de María Cristina.
2. En el contexto internacional:
- Influenció constituciones europeas como las de Portugal y Nápoles.
- Marcó pauta para los textos constitucionales de las nuevas repúblicas americanas.
- Fue estudiada como ejemplo del liberalismo doctrinario.
3. En el desarrollo político:
- Profundizó la división ideológica entre liberales y absolutistas.
- Su derogación en 1814 inició el conflicto constitucional en España.
- Demostró la fuerza del movimiento liberal al ser restablecida posteriormente.
4. Limitaciones destacables:
- El sistema electoral indirecto excluía a gran parte de la población.
- La confesionalidad católica limitaba la libertad religiosa.
- Su aplicación fue intermitente debido a los cambios políticos.
5. Legado histórico:
- Fue la primera constitución promulgada en España.
- Inauguró la tradición constitucional en el país.
- Sus principios inspiraron las constituciones posteriores.