Ideas Clave de Rousseau y Hume: Sociedad, Política y Conocimiento

Sociedad y Política en Rousseau

El problema central de la humanidad, según Rousseau, es la corrupción por parte de la sociedad. Sus obras fundamentales que abordan este tema son el Discurso sobre el origen de la desigualdad y El contrato social.

El ser humano en estado natural era libre, compasivo y feliz. La aparición de la propiedad privada marca el inicio de la desigualdad y el egoísmo, una degeneración progresiva causada por el desarrollo de las artes, las ciencias y la vida social, produciendo desigualdad, infelicidad e interés propio.

Rousseau no propone volver al estado natural, ya que lo considera una hipótesis ideal, sino analizar las causas del mal social (desigualdad, codicia, alienación) y reformar la sociedad para construir una comunidad justa. Esta reforma se plantea en dos niveles: educativo y político.

Nivel Educativo

Su obra Emilio, o De la educación (1762) plantea una formación natural que respeta el desarrollo psicológico del niño, alejándose del academicismo y la memorización. La educación es entendida como experiencia directa, contacto con la naturaleza, y desarrollo progresivo de la razón y los sentimientos. La finalidad es formar seres humanos libres, sensibles y responsables que comprendan y participen en una sociedad justa.

Rousseau no escribe para élites, sino para ciudadanos capaces de contribuir al bien común. El niño, al nacer, no es ni bueno ni malo; la educación moldea su carácter. Por ello, educar es enseñar a vivir con los demás, a renunciar al egoísmo en favor del interés colectivo.

Nivel Político

En su obra El contrato social (1762), plantea que el modo legítimo de organizar la vida social es un pacto entre iguales. La libertad civil equivale a obedecer las leyes que uno mismo, junto al resto, ha contribuido a crear. El soberano es el pueblo mismo, y su voluntad no puede ser representada ni dividida, solo expresarse directamente.

La alienación es la pérdida de libertad que ocurre cuando el ser humano se somete a leyes impuestas desde fuera y es dominado por la voluntad de otro. La verdadera libertad consiste en obedecer solo las leyes que uno mismo ha contribuido a promulgar.

Propone un sistema de democracia directa, donde las decisiones políticas emanan del pueblo reunido en asamblea. El gobierno no es soberano, sino un ejecutor de la voluntad popular. La voluntad general es inalienable, indivisible e infalible. Sin embargo, el pueblo puede ser engañado, por lo que considera fundamental la educación política. Rechaza la existencia de partidos o facciones, ya que los ve como fuentes de división y fragmentación.

Para que este sistema funcione, se requieren ciertas condiciones: un tamaño moderado del Estado, una población limitada con costumbres y cultura comunes, y autosuficiencia. Ningún ciudadano debe ser tan rico como para comprar a otro, ni tan pobre como para venderse. Esta idea de equilibrio social anticipa principios de justicia que influirían en las revoluciones modernas.

Antropología de Rousseau

La antropología de Rousseau se explora principalmente a través de dos discursos:

Crítica al Progreso Cultural: Ciencias y Artes

En su discurso sobre las ciencias y las artes, Rousseau critica el progreso cultural, cuestionando si ha mejorado o corrompido al ser humano. Argumenta que el ser humano se ha vuelto más débil, servil y corrupto. Nuestra alma se ha corrompido a medida que nuestras artes y ciencias han avanzado hacia la perfección. Menciona disciplinas como la astronomía (ligada a la superstición), la elocuencia (a la ambición y la mentira), la geometría (a la audacia), la física (a la curiosidad vana) y la moral (al orgullo), señalando cómo fomentan el amor a la esclavitud y la dependencia.

Origen de la Desigualdad

En su discurso sobre el origen de la desigualdad, presenta una hipótesis sobre cómo era el ser humano en su estado original, dividiéndolo en tres fases:

1º Estado de Naturaleza

El ser humano es solitario, nómada, fuerte, ni bueno ni malo (inocente), ignorante, guiado por la autopreservación y el instinto de conservación, así como por la compasión (repugnancia natural al sufrimiento ajeno). Es libre de asentir o resistir sus impulsos. El buen salvaje no es moralmente bueno en un sentido social, sino inocente y naturalmente virtuoso, sobrio, resistente y sensible.

2º Sociedad Primitiva

Surge la necesidad de mejorar (lenguaje, fuego, herramientas), llevando a una vida social sencilla y feliz, más virtuosa que la posterior. Sin embargo, el aumento de población genera dificultades y nuevas necesidades, lo que conduce a las primeras desigualdades y la división del trabajo.

3º Estado Civil

La agricultura y la propiedad privada llevan al conflicto. Rousseau célebremente afirma que el primero que cercó un terreno y dijo “esto es mío” fue el fundador de la sociedad civil. El ocio genera necesidades artificiales, el dinero, el comercio, y la comparación social lleva a la rivalidad, la competencia y la dependencia. Esto culmina en el surgimiento del Estado, las leyes y la desigualdad moral o política.

El Doble Rostro del Humano: Natural versus Social

  • Natural: libre, inocente, independiente.
  • Social: corrompido, dependiente y competitivo.
  • El natural: instintos sanos, autoconservación y compasión.
  • El social: egoísmo malsano, interés propio contra otros.
  • El natural no conoce el bien ni el mal; el social vive bajo el prejuicio y la vanidad.

La transformación cultural ha desnaturalizado y alienado al ser humano, haciéndolo esclavo de sus propias invenciones. Solo mediante una reforma radical de la educación y el pacto político puede recuperarse la libertad genuina.

Rousseau cree en la perfectibilidad humana, pero la considera un arma de doble filo: nos hace capaces de mejorar, pero también de perdernos. La cultura puede emancipar o dominar, según cómo se configure en la sociedad.

Ideas Clave de David Hume

La Imposibilidad de Conocer el Futuro sin Experiencia

Según Hume, ni siquiera con la inteligencia humana se pueden predecir los eventos futuros sin experiencias previas. Al observar un fenómeno por primera vez, no hay certeza de lo que ocurrirá después, y menos aún podemos crear una regla general para predecir eventos similares. Solo después de observar varios casos en los que un evento sigue a otro, inferimos una conexión causal entre ambos.

Formación de la Idea de Causalidad

La idea de causa y efecto no proviene de un conocimiento racional ni de la razón. La noción de causa surge en la mente únicamente porque, después de observar repetidamente los eventos, la imaginación los conecta. Vemos que A siempre es seguido por B y comenzamos a creer que A causa a B, pero esta conexión solo existe en nuestra imaginación, no en la realidad objetiva.

Costumbre e Imaginación como Fuentes de la Causalidad

Hume sostiene que la idea de causa no tiene una base empírica directa. Surge por costumbre o hábito, generando una sensación en la mente de conexión entre eventos. No hay una impresión sensible que proporcione un conocimiento directo de la causalidad, solo una construcción mental que creemos que existe debido a la repetición constante.

Limitación del Entendimiento Humano

El proceso de formar ideas a partir de la experiencia repetida demuestra la limitación del entendimiento humano. La razón tiene un conocimiento limitado y solo trabaja con lo que observa a través de los sentidos. No puede justificar racionalmente conceptos como causa, sustancia, alma o Dios, ya que estos son resultados de hábitos mentales y no de una demostración empírica.

Crítica a la Noción de Causalidad

El concepto de causa, para Hume, no tiene una base empírica sólida. Aunque los racionalistas intentaban justificar la causalidad lógicamente o con metafísica, Hume afirma que no hay ninguna impresión sensible de la conexión necesaria entre causa y efecto. La idea de causalidad es una construcción psicológica derivada de la repetición y la costumbre.

Escepticismo sobre el Conocimiento Humano

Además de poner en duda la causalidad, Hume se muestra escéptico respecto a la capacidad humana de obtener conocimiento absoluto. Según él, las ideas más fundamentales, como causa, alma o Dios, son creencias basadas en la costumbre y la repetición, no en un razonamiento lógico. Este escepticismo resalta las limitaciones de la razón humana, que puede llevar a conclusiones basadas en el hábito, pero no en una verdad justificada empíricamente.

Relación con Otras Corrientes Filosóficas

Causalidad

Contrasta con la visión de la causalidad como principio fundamental para entender la naturaleza, defendida por filósofos como Aristóteles, quien proponía que la causa es una explicación necesaria para entender los cambios del mundo. Hume rechaza la justificación racionalista de la causalidad, afirmando que es solo una creencia generada por la repetición de eventos similares.

Empirismo

El empirismo de Hume es una continuación de ideas de filósofos anteriores como Locke o Berkeley, quienes también sostenían que el conocimiento proviene de experiencias sensoriales. Hume lleva este enfoque más lejos al señalar que incluso nuestras ideas más fundamentales no son racionales, sino derivadas de la costumbre.

Escepticismo

Comparte la perspectiva del escepticismo de filósofos pirrónicos como Pirrón, quienes dudaban de que se pudiera alcanzar un conocimiento absoluto. Hume comparte esta visión al afirmar que las ideas de causalidad, sustancia o alma son creencias naturales sin una base empírica sólida.