John Stuart Mill

Resulta palmario que las personas sí desean cosas que, en el lenguaje ordinario, se distinguen claramente de la felicidad.
Por ejemplo, desean la virtud y la ausencia del vicio con no menor fuerza, realmente, que desean el placer y la ausencia del dolor. El deseo de la virtud no es tan universal, pero es un hecho tan real como el deseo de la felicidad. De ahí que los que se oponen al criterio utilitarista estimen que tienen derecho a inferir que existen otros fines de las acciones humanas además de la felicidad, y que la felicidad no es el criterio de aprobación y desaprobación. Sin embargo, ¿niega la doctrina utilitarista que la gente desee la virtud, o mantiene que la virtud no es algo que haya de ser deseado? Todo lo contrario. Mantiene no solamente que la virtud ha de ser deseada, sino que ha de ser deseada desinteresadamente, por sí misma […].Esto no significa, en el mínimo grado, un abandono del principio de la Felicidad. Los ingredientes de la felicidad son muy variados y cada uno de ellos es deseable en sí mismo, y no simplemente cuando se le considera como parte de un agregado […]. La virtud, conforme con la doctrina utilitarista, no es natural y originariamente parte del fin, pero es susceptible de llegar a serlo. En aquellos que la aman desinteresadamente ya lo es, deseándola y apreciándola no como medio para la felicidad, sino como parte de su felicidad.
John Stuart Mill, El utilitarismo, cap. IV
1. [2 puntos] Explique brevemente (entre sesenta y ochenta palabras) las ideas principales del texto y cómo aparecen relacionadas.

En este fragmento, Mill, autor del S. XIX, argumenta que la felicidad es el único fin último. A este tema podemos encontrar tres ideas subordinadas. En primer lugar, el autor se objeta a sí mismo ya que para muchos la felicidad no es el único fin. Muchos desean la virtud por sí misma, sin ser un medio hacia la felicidad. En segundo lugar, el filósofo defiende que tal objeción no niega el utilitarismo. Responde que está de acuerdo que la virtud sí es deseada como fin único. Finalmente, Mill argumenta que la virtud es deseada por sí misma, no como un medio, pero sí como parte de la felicidad.
2. [1 punto] Explique brevemente (entre cinco y quince palabras en cada caso) el significado que tienen en el texto las palabras o las expresiones

A) «Virtud»


Acción o comportamiento que está por encima de la norma moral obligatoria.

B) «Felicidad»


Según Mill, el placer, ausencia de dolor. El único fin.


3. [3 puntos] Explique el sentido y la justificación en Mill de la concepción de la felicidad como el único bien que es un bien en sí mismo. (En la respuesta, debe referirse a los aspectos del pensamiento de Mill que sean pertinentes, aunque no aparezcan explícitamente en el texto.)

Mill estaba convencido de que la felicidad es un bien, el único bien, para los seres humanos. Entendía por felicidad el placer y la ausencia de dolor. Creía que sólo la felicidad podía hacer del mundo un lugar mejor. Mill defendía que la felicidad es deseable en sí misma, como un fin. La felicidad es la única cosa deseable como un fin, siendo todas las otras cosas deseables tan sólo como medios para ésta. Todas las personas desean su propia y personal felicidad; y la desean en sí misma, no como un medio para conseguir otra cosa. Según Mill, el autoanálisis muestra que cuando deseamos algo por sí mismo, lo deseamos porque lo consideramos placentero, o porque pensamos que no tenerlo sería doloroso. Para entender a Mill hay que tener en cuenta su contexto social. Vivíó durante la época victoriana que marcó la cúspide de la Revolución industrial en Gran Bretaña y el momento de mayor expansión del Imperio Británico.

Las condiciones laborales eran muy precarias: no había una ley de jornada laboral específica, trabajaban los niños, etc. También debe mencionarse la moral victoriana que se insiste en la contención sexual y en un estricto código social de conducta. El utilitarismo de John Stuart Mill está construido con el propósito de ser inmediatamente aplicable a este amplio abanico de cuestiones sociales y políticas. Mill afirma que hay que regir nuestras acciones según el principio de utilidad que dice: La mejor acción es aquella que procura el bienestar al mayor número de personas. También es muy importante el segundo principio defendido por Benthan, el cual dice: Cada cual cuenta como uno y nadie lo hace por más de uno. Por ello, para Mill la felicidad de cualquier individuo era tan importante como la de cualquier otro individuo, de modo que la felicidad de todos debía ser el único y último patrón para evaluar qué fines es digno perseguir y qué cosas es digno hacer. Este es el “gran principio de la felicidad”, el principio fundamental que determina la bondad de cualquier acción. Mill defendía que la felicidad entendida como “placer y ausencia de dolor” es deseable en sí misma, como el único fin último. El autoanálisis muestra que cuando deseamos algo por sí mismo, lo deseamos porque lo consideramos placentero, o porque pensamos que no tenerlo sería doloroso. La virtud o el conocimiento sí son realmente deseados por sí mismas, y por ello son también fines últimos. Para Mill son deseados, no como medios, sino como partes de la felicidad. En la pregunta 4 se tratará esto más a fondo. Como hemos visto, el utilitarismo de Mill es una teoría reformista. El punto de partida de Mill es la realidad del sufrimiento en el mundo y el reconocimiento de este hecho como primera evidencia de la reflexión ética. La ética se impregna entonces de la aspiración y la obligación de aliviar el sufrimiento y promover la felicidad. Para Mill la felicidad es lo único que podía hacer del mundo un lugar mejor. El ser humano está destinado a buscar la felicidad, el placer.
4. [2 puntos] Compare la concepción de felicidad en Mill con otra concepción de la felicidad que se pueda encontrar en la historia del pensamiento occidental.

Pese a que Isaiah Berlín y Mill no fueran contemporáneos, los dos trataros el tema de la felicidad. Isaiah Berlín, un pensador del Siglo XX, se caracteriza por ser el más importante representante del pluralismo de los valores. Los dos autores vivieron en Inglaterra y desarrollaron sus ideas allí. Los dos también escribieron tratados sobre la libertad del ser humano. Mill defendía que la felicidad entendida como “placer y ausencia de dolor” es deseable en sí misma, como un fin. La felicidad es la única cosa deseable como un fin, siendo todas las otras cosas deseables tan sólo como medios para este fin. El autoanálisis muestra que cuando deseamos algo por sí mismo, lo deseamos porque lo consideramos placentero, o porque pensamos que no tenerlo sería doloroso. En cambio, el pluralismo de los valores mantiene hay más cosas que pueden ser consideradas como valiosas en sí mismas. Como la virtud o el conocimiento. Son valiosos por sí mismos, al margen de cualquier vinculación con el placer o la ausencia de dolor. La respuesta de Mill sería reconocer que sí son realmente deseados por sí mismas. Son deseadas, no como medios, sino como partes de la felicidad. Por asociación psicológica estas cosas, que eran un medio hacia la felicidad, se convierten en placenteras por sí misma y, de ese modo, en una parte de la felicidad. También difieren en cuantos aspectos de la libertad del ser humano. Isaiah Berlín propuso la idea de libertad positiva y libertad negativa. La libertad positiva es la capacidad de cualquier individuo de ser dueño de su voluntad y de controlar sus acciones y destino. En cambio, Mill afirma que sólo hay libertad de acción, no existe cosa tal como la libertad de voluntad. Nuestras decisiones tienen una causa. Como dijo Arthur Schopenhauer: “Un hombre es libre cuando puede hacer lo que quiera, pero eso no quiere decir que pueda decidir qué es lo que quiere.”