El Sexenio Revolucionario (1868-1874): Intentos Democratizadores
Se trata de una de las etapas más complejas de la historia de España. Para facilitar su estudio, es conveniente dividirla en varios períodos clave que marcan los intentos por establecer un régimen democrático en el país, comenzando con la revolución que destronó a Isabel II.
La Revolución de 1868 y la Constitución de 1869
Causas de la Revolución “Gloriosa” de 1868 contra Isabel II
La política autoritaria del general Narváez, las arbitrariedades de la reina Isabel II y la dureza de los moderados al reprimir las insurrecciones de carácter liberal unieron a progresistas y demócratas en una revolución dirigida por militares de ideología liberal como Prim, Serrano y Topete. El 17 de septiembre de 1868, la escuadra concentrada en la bahía de Cádiz se sublevó al grito de “¡Viva España con honra!”. La sublevación se extendió rápidamente por Andalucía y otros lugares de la Península, y fue masivamente secundada por los ciudadanos, que habían constituido Juntas Revolucionarias en pueblos y ciudades. Se leyeron manifiestos en las plazas y se publicaron en la prensa. La Revolución, conocida como “La Gloriosa”, triunfó definitivamente tras un encuentro de las tropas de Serrano con las tropas leales al gobierno, mandadas por Pavía, marqués de Novaliches, en la batalla del Puente de Alcolea. Isabel II, que veraneaba en Lekeitio, se encontró sin apoyos y huyó a Francia, donde se exilió el resto de su vida.
El Gobierno Provisional (septiembre 1868 – julio 1869)
Lo presidió el general Serrano, y de él formaron parte destacados personajes liberales de la España del momento, como Prim, Sagasta, Topete o Ruiz Zorrilla. El gobierno fue provisional porque tuvo un carácter temporal hasta que se estableciera un nuevo régimen en España. Se convocaron Cortes Constituyentes para elaborar una Constitución, que se promulgó en junio de 1869. Sus características principales fueron las siguientes:
- Libertad de prensa y de expresión, de cultos religiosos y de enseñanza.
- Derecho de asociación y de reunión, lo que fomentó el asociacionismo obrero.
- El carácter democrático de la Constitución quedó definido con el establecimiento del sufragio universal masculino para varones mayores de 25 años.
- El poder emanaba de la soberanía nacional.
- El poder legislativo residía exclusivamente en las Cortes, eliminando este privilegio de los reyes.
- Se reconocía la moción de censura al gobierno, lo que acentuaba el carácter parlamentario del régimen.
En esta Constitución, a pesar de que España todavía no tenía nuevo rey, se reafirmó el principio monárquico de la nación, y se inició, a continuación, la búsqueda de un nuevo soberano. Esto conllevaría grandes dificultades, debido a la inestable situación europea.
La Regencia del General Serrano (1869-1871)
Mientras se realizaban gestiones para entronizar a un nuevo rey, Serrano continuó a cargo de la regencia y Prim formó un nuevo gobierno. Las dificultades para encontrar un candidato adecuado al trono fueron enormes por los intereses internacionales contrapuestos que esto implicaba. Se propusieron, entre otros, los siguientes:
- El duque de Montpensier, apoyado por Francia, pero vetado por Inglaterra y Prusia, que temían que se volviera a la tradicional política de amistad franco-española del siglo XVIII (Pactos de Familia).
- Leopoldo de Hohenzollern, apoyado por el canciller alemán Bismarck, pero rechazado radicalmente por Napoleón III, quien temía una situación parecida a la que ocurrió en la época de Carlos V. Este asunto fue la causa directa que provocó la guerra franco-prusiana de 1870.
- Espartero, propuesto por los progresistas, pero rechazado por los conservadores.
- Fernando de Coburgo y Gotha, príncipe portugués, que no fue aceptado.
Finalmente, y ante la ausencia de un candidato que dejara satisfecho a todo el mundo, las Cortes proclamaron a Amadeo de Saboya, que estaba apoyado por Prim. Su elección respondía a que pertenecía a la casa real italiana, que había encabezado la unificación del país enfrentándose a la Santa Sede, por lo que era del agrado de los progresistas. En diciembre de 1870, el mismo día en que Amadeo I desembarcaba en Cartagena, su principal valedor, el general Prim, fue asesinado en Madrid, sin que nunca se haya podido esclarecer por completo la autoría de dicho magnicidio. La pérdida de su principal puntal marcaría el destino de la monarquía de Amadeo.
El Reinado de Amadeo de Saboya y la Primera República
El Reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873)
Los problemas que habría de afrontar el gobierno para consolidar la monarquía democrática eran diversos y muy graves. En síntesis:
- El asesinato del general Prim, su principal apoyo, el mismo día de su llegada a España.
- El desconocimiento por parte del nuevo rey de la realidad española, de su cultura y su lengua.
- Las continuas disputas entre sus principales apoyos liberales y el fracaso del bipartidismo entre los constitucionalistas de Sagasta y los radicales de Ruiz Zorrilla.
- La oposición de republicanos, carlistas y moderados o alfonsinos (favorables a la restauración de la dinastía borbónica en la figura del hijo de Isabel II, el príncipe Alfonso, futuro Alfonso XII).
- Las demandas populares de abolición de impuestos y del sistema de quintas (servicio militar obligatorio).
- La insurrección independentista cubana iniciada en 1868.
- El estallido de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). El pretendiente, autoproclamado “Carlos VII”, recibió importantes apoyos en las zonas tradicionalmente carlistas: el País Vasco, Navarra y Cataluña.
Estos conflictos internos por los que atravesaba el país, y los escándalos, provocaron la abdicación de Amadeo I en febrero de 1873, superado por la ingobernable situación española.
La Primera República (1873-1874)
En febrero de 1873, la Asamblea Nacional, tras la abdicación de Amadeo I, proclamó después de una votación mayoritaria la Primera República Española. Los republicanos españoles estaban escindidos en dos corrientes:
- Los unitarios preferían una república de orden que mantuviera los principios liberales y estaban apoyados por los radicales.
- Los federales, con mayor apoyo popular, pretendían una política de cambios profundos: separación Iglesia-Estado, configuración federal del Estado, supresión de la esclavitud, creación de un ejército voluntario, etc.
La República Federal y el Cantonalismo
Estanislao Figueras fue elegido presidente, pero pronto tuvo que enfrentarse a varios problemas: surgieron Juntas Revolucionarias con reivindicaciones obreristas (reparto de tierras en Andalucía, reducción de la jornada laboral en Cataluña), motines, y peticiones de supresión de impuestos y quintas. El ejército, la Guardia Civil y gran parte de la administración ignoraban al gobierno central. Figueras, incapaz de evitar el derramamiento de sangre, dimitió en junio y se exilió. Entonces, el catalán Pi y Margall fue elegido presidente, proclamando la República Federal. Sin embargo, el Estado comenzó a fraccionarse. Los grupos federalistas más radicales se constituyeron en cantones (unidades políticas territoriales con aspiraciones independentistas) y se negaron a acatar la autoridad del gobierno en Madrid. Ante la desintegración del país, Pi y Margall los desautorizó, pero se negó a reprimirlos por la fuerza. Además, la insurrección cubana se convirtió en una guerra abierta por la independencia y se recrudeció la guerra carlista. Mientras tanto, Cánovas del Castillo reorganizaba el partido alfonsino buscando la restauración monárquica. Acosado por la situación, Pi y Margall dimitió en julio de 1873.
La República Unitaria y el Golpe de Pavía
Le sucedió Nicolás Salmerón. Los generales Pavía y Martínez Campos dirigieron la represión del movimiento cantonalista. Salmerón, por convicciones personales, se negó a firmar varias sentencias de muerte contra los insurrectos y prefirió presentar su dimisión solo dos meses después de ser elegido. Emilio Castelar, jefe del ala derecha republicana, fue elegido nuevo presidente, al frente de un gobierno autoritario que acabó con casi todos los cantones, a excepción del de Cartagena, que resistió amparado por la flota. Con una situación política muy degradada, la República, carente de una verdadera base social, era combatida por casi todos los sectores sociales. Castelar solicitó poderes extraordinarios a las Cortes, pero le fueron denegados. A principios de enero de 1874, durante la votación para elegir a su sucesor, el capitán general de Madrid, Manuel Pavía, dio un golpe de Estado: irrumpió con la Guardia Civil en el Congreso y disolvió las Cortes por la fuerza.
El Final del Sexenio
Se formó entonces un gobierno de concentración presidido por el general Serrano. Este gobierno, de carácter autoritario, suspendió la Constitución de 1869 y pasó a la ofensiva contra carlistas y cantonalistas. Finalmente, el 29 de diciembre de 1874, con un clima muy propicio a la restauración borbónica en la persona del príncipe Alfonso, el general Martínez Campos protagonizó el pronunciamiento de Sagunto, proclamando rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II, lo que dio inicio a la Restauración borbónica.