Las Causas del Golpe de Estado de 1923
Para entender este golpe militar que dio paso a la primera dictadura del siglo XX, hay que situarlo en las circunstancias políticas que lo hicieron posible.
Causas Internacionales
Giran en torno a los acontecimientos surgidos tras la Primera Guerra Mundial:
- El triunfo de la Revolución Bolchevique: que generó terror entre las clases burguesas.
- El surgimiento del fascismo italiano: la contrarrevolución surgida en Italia conjugó el peligro de la revolución marxista. En Europa central, Japón y los Balcanes se instauraban regímenes autoritarios y en Alemania ya se cernía la sombra de Hitler. Sin ser fascista, Primo de Rivera era admirador de Mussolini y el mismo rey Alfonso XIII llegó a llamarlo “mi Mussolini”.
- La crisis de las democracias: se acentúa tras el Crac de 1929, que hizo necesaria en adelante la intervención del Estado para la resolución de los problemas económicos.
Causas Internas
- El agotamiento del sistema de la Restauración y la crisis: provocó la fragmentación e inoperatividad de los partidos políticos. En la izquierda, la radicalización del socialismo llevó a la fundación del Partido Comunista de España a partir de la escisión del sector más extremista del PSOE.
- El creciente protagonismo del ejército en la vida política: iba en paralelo con su ineficacia como cuerpo armado, como quedó demostrado en el Desastre de Annual.
- La grave situación del orden público, la corrupción política, el alza de los precios y la sangría económica: reclamaba una política “quirúrgica”.
- El auge de los nacionalismos periféricos: El nacionalismo catalán y vasco era mal visto, a pesar de su carácter mayoritariamente moderado, a excepción de algunos grupos, que contribuyeron a aumentar la inquietud de los sectores centralistas españoles.
Etapas de la Dictadura de Primo de Rivera
El Pronunciamiento
El 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera encabezó un Golpe de Estado que triunfó en todo el país y que fue visto con buenos ojos por el rey Alfonso XIII. Así, el destino de la monarquía española quedó ligado al del Dictador, y su caída arrastró a Alfonso XIII. No ha podido demostrarse que el rey promoviese el Golpe de Estado, pero no cabe duda de que estaba enterado. Además, Alfonso XIII se sentía limitado por una Constitución que le otorgaba poca libertad de acción. El monarca llegó a consultarle a Antonio Maura sobre la conveniencia de encabezar él mismo un régimen dictatorial, pero el ex-dirigente le hizo ver que era tarea de los militares. Para hacer triunfar el Golpe de Estado, Primo de Rivera, militar de prestigio, contó con el apoyo de Sanjurjo en Zaragoza y el del gobernador militar de Madrid, Duque de Tetuán. García Prieto solicitó al rey que destituyese a los militares sublevados, pero este se negó. Ante su reacción, el gobierno dimitió. Entonces, el rey llamó a Primo de Rivera para que se hiciese cargo del gobierno, y por Real Decreto de 15 de septiembre de 1923, tomó el cargo de presidente del Directorio Militar encargado de la gobernación del Estado. Ese mismo día dio a conocer un “Manifiesto al País y al Ejército”, donde expresaba su propósito de liberar a España de los profesionales de la vieja política y de emprender reformas. Iniciaba así una política personalista y paternalista, en la que sus relaciones con el Rey fueron a veces difíciles: de ahí su frase “A mí no me borbonea nadie”. El dictador no pretendió establecer un régimen definitivo; esta contradicción entre la liquidación política de la Restauración y la provisionalidad del sistema dictatorial se volverían contra él. El golpe de Estado fue posible por la actitud de dos fuerzas: la burguesía y el movimiento obrero. La burguesía se puso sin disimulos del lado de la Dictadura y así frenó a la clase obrera. Pero abandonaría al dictador cuando se dio cuenta de que su sistema no servía para mantener y salvar la estructura económica. Los obreros se mantuvieron tranquilos, y anarcosindicalistas y comunistas se prepararon para defender su existencia. En cambio, socialistas y la UGT pasaron de una actitud expectante a la aceptación y colaboración a lo largo de los casi 7 años.
Directorio Militar (1923-1925)
Las medidas políticas que se tomaron fueron las siguientes:
- La publicación de un Manifiesto a los españoles: en donde se exponían las directrices de su política, destacando la lucha contra el caciquismo, la restauración del orden público y el regeneracionismo.
- El control por parte del ejército de todos los resortes de la vida del país: El Estado se declaró en estado de guerra nada más tomar el poder y se sustituyeron los antiguos gobernadores civiles por militares, lo que sería el instrumento para la lucha contra el caciquismo.
- Disolución del Congreso y la parte electiva del Senado, suspensión de las garantías constitucionales y censura de prensa.
La Política del Directorio Militar
La dictadura se propuso solucionar con autoridad y orden los conflictos más graves del país, causa del fracaso del sistema político de la Restauración: el caciquismo, el nacionalismo, el problema de Marruecos y el orden público. La promulgación del Estatuto Municipal de 1924, inspirado por José Calvo Sotelo, era el arma fundamental para la lucha contra el caciquismo. La actuación contra los desórdenes públicos produjo efectos inmediatos. La prohibición de manifestaciones y la censura de prensa fueron los dos instrumentos para reprimir la delincuencia. Para auxiliar a las fuerzas del orden público, intentó extender a toda España la institución catalana del Somatén. Primo de Rivera se mostró torpe y reacio a reconocer el hecho diferencial catalán. Suprimió la bandera catalana, el himno catalán y clausuró el F.C. Barcelona y el Orfeó Català. En el País Vasco la actitud de la dictadura fue muy similar, llegándose a clausurar Aberri, el periódico del PNV.
El Directorio Civil (1925-1930)
Después del éxito del Desembarco de Alhucemas, se creó el Directorio Civil. Al triunfo de Alhucemas y a la resolución del problema de Marruecos se le suman los éxitos económicos del Directorio Militar. Los elementos clave para la política de la Dictadura eran:
- La Unión Patriótica: creada por el dictador, era un movimiento más que un partido político. Intentaba agrupar a la gente en torno a un ideario monárquico y conservador, a pesar de la suspensión de la Constitución de 1876. Pero, al no consolidarse como un verdadero partido político, no logró sostener el régimen. Entre sus miembros destacaron los representantes de la Acción Católica Nacional de Propagandistas de Ángel Herrera Oria, de donde saldrían los representantes de la Asamblea Nacional que debía elaborar una nueva Constitución.
- La Asamblea Nacional Consultiva: Los éxitos de la dictadura llevaron a la idea de institucionalizar el régimen y crear un nuevo sistema. Con la consulta nacional de 1926, la Asamblea Consultiva elaboró una nueva Constitución para la dictadura, pero esta no prosperó por:
- Su carácter ilegítimo: ya que la formación de la Asamblea Nacional Consultiva no venía precedida de elecciones constituyentes.
- Tenía importantes carencias democráticas: No contemplaba la soberanía nacional, sino la compartida entre las Cortes y el rey, ni la división de poderes.
Eran tantas las dificultades que no llegó a entrar en vigor, siendo esto muy grave para la dictadura porque ponía de manifiesto su incapacidad para crear algo original.
Economía y Sociedad durante la Dictadura
El dictador practicó una política económica intervencionista, y prueba de ello fue:
- El control de todos los sectores productivos y la supervisión de las actividades económicas: para ello, creó un Comité Regulador de la Producción Industrial.
- Las ayudas y subvenciones: con dinero público a empresas nacionales.
- El reforzamiento del proteccionismo arancelario: para evitar la competencia del exterior.
- El incremento de las inversiones públicas: para financiar las redes de carreteras, obras hidráulicas y regadíos.
- La creación de los monopolios de Telefónica y CAMPSA.
Los resultados fueron la disminución de huelgas, la finalización de modernas obras públicas y el aumento de la producción. Pero, sin embargo, el Estado se endeudó en exceso y los beneficiados fueron los capitalistas españoles.
La producción y el trabajo fueron configurados por Eduardo Aunós, Ministro de Trabajo. Después se creó el Consejo Nacional del Trabajo, como paso previo a la creación de la Organización Corporativa del Trabajo. Esta tenía una composición mixta que se organizaba en Comités Paritarios, los cuales se hallaban bajo la tutela del Estado. Esta política económica se vio favorecida por la buena coyuntura económica mundial, conocida como los “felices años 20”. Pero los enormes gastos llevaron a aumentar la deuda pública y cuando cambió la coyuntura económica, el capital extranjero invertido se retiró, provocando una crisis general de la economía. Por otro lado, la modernización no afectó a las estructuras campesinas, que siguieron con una baja productividad sin aumentar la superficie ni mejorar las técnicas. Las migraciones interiores se produjeron a las grandes ciudades de Madrid y Barcelona debido al desarrollo industrial. Con el desarrollo de las actividades comerciales y los servicios aumentó la demanda de mano de obra femenina y, por primera vez, hubo cargos de responsabilidad ocupados por mujeres en los gobiernos municipales.
La Oposición a la Dictadura y la Caída de Primo de Rivera
La larga duración de la Dictadura se debió, en parte, a la impotencia inicial de la oposición.
- Los políticos de la vieja guardia: Al principio su postura fue de expectativa, pero con el paso del tiempo su acritud se incrementó.
- Los republicanos: que estaban desunidos, firmaron un pacto: la Alianza Republicana.
- La oposición militar: En 1925 la oposición militar comenzó a coordinarse con la oposición política, lo que se hizo manifiesto en la Sanjurjada, una manifestación de protesta que reunía a importantes sectores del país y donde fueron detenidos y multados personajes influyentes. Esa actitud se explica por algunas reformas militares, que favorecían a los militares africanistas frente a los peninsulares. Pero el conflicto más grave fue con el Cuerpo de Artillería, que se negaba a cualquier ascenso que no fuese por antigüedad. Cuando se quiso imponer el nuevo criterio, se tuvo que disolver el Cuerpo de Artillería. Incluso Primo de Rivera forzó al Rey, bajo amenaza de dimisión, a firmar un decreto por el que se obligaba a los artilleros a prometer fidelidad al gobierno para lograr el reingreso. Por ello, parte del ejército rompió las relaciones con el rey y adoptó una actitud prorrepublicana.
- Los intelectuales y la dictadura: El primer choque se produjo en 1924, cuando Miguel de Unamuno fue suspendido de empleo y sueldo y desterrado a Fuerteventura. Su postura no solo traía la oposición al sistema, sino también un enfrentamiento personal con el Rey y el Dictador. Otro choque tuvo lugar con la clausura del Ateneo de Madrid, bajo la acusación de derivar hacia el republicanismo, y debido al Proyecto de Reforma Universitaria, se produjeron varios incidentes estudiantiles graves que provocaron el cierre de las universidades. Por otra parte, las críticas del dictador contra las universidades provocaron la indignación del estamento docente. Las agresiones de los intelectuales tenían como objetivo liberar al país del régimen de Primo de Rivera.
Los intelectuales y el ejército fueron las dos fuerzas que contribuyeron a la caída de Primo de Rivera, y junto con estos, otros problemas como la cuestión catalana y el movimiento obrero, que iba tomando posiciones. En los últimos meses de 1929 y a la vista de la utilización de procedimientos caciquiles por parte de la Dictadura para sostener el régimen, arreciaron las protestas y se precipitaron todos los acontecimientos que llevaron a la dimisión de Primo de Rivera, motivada también por la pérdida del apoyo de la derecha. Presentó su dimisión el 28 de enero de 1930 y el Rey mostró su desagrado, ya que en el procedimiento, no solo le ignoraba a él, sino que también ignoraba a la opinión pública y al ejército.
El Gobierno de Berenguer: La Transición a la República
Tras la marcha de Primo de Rivera, el Rey encargó al General Berenguer que se hiciera cargo del gobierno y condujera al país a la normalidad constitucional de 1876, sin hacer peligrar a la monarquía. Sin embargo, la lentitud de este fue muy perjudicial. Los republicanos aumentaron su número de partidarios. Había surgido un republicanismo histórico presidido por Lerroux, un nuevo republicanismo procedente de la monarquía y otro en los sectores intelectuales dirigido por Azaña. En agosto de 1930 se llegó al Pacto de San Sebastián, que reunió a diversas fuerzas políticas: regionalistas, constitucionalistas, republicanos históricos y el Partido Socialista. Y derivaron dos líneas de acción:
- Una revolucionaria, que llevó al fracaso del Pronunciamiento de Jaca.
- Y otra política, que con una campaña de prensa y mítines, logró arruinar el prestigio de la monarquía.
Los intelectuales acudieron a la llamada “Agrupación al Servicio de la República”, inspirada por Ortega y Gasset. El gobierno de Berenguer continuó ignorando el cambio producido en la sociedad española y cuando se quisieron convocar elecciones, los partidos monárquicos protestaron. A mediados de febrero le sustituyó el gobierno del Almirante Aznar, quien prometió la convocatoria de elecciones municipales y se apresuró a llevarla a cabo. Se celebraron el 12 de abril de 1931. La jornada electoral fue concebida como un plebiscito en el que las posturas se simplificaban a favor o en contra de la monarquía. La victoria de las izquierdas tuvo como resultado un cambio de régimen. El bloque Republicano-Socialista había triunfado y esto sorprendió a la oposición casi tanto como al gobierno. Por la mañana, Berenguer, como ministro de Guerra, sin consultar al rey, envió una circular al ejército reconociendo la derrota y aconsejando el orden y la sumisión a la voluntad nacional. Cambó citó a Romanones para que aconsejara al Rey que llegara a un acuerdo con el comité revolucionario de Alcalá Zamora. El Rey estuvo conforme, y esto significó el fin de la monarquía. Sin revelar al gabinete sus gestiones, Romanones, contra la oposición de La Cierva, persuadió al gobierno de que debía dimitir. Romanones envió una nota al Rey aconsejándole que abandonara España, mientras que Bugallal y La Cierva le recomendaban que resistiera. Siendo convencido por Romanones, al mediodía ya había negociado con Alcalá Zamora la salida del Rey de España y que el Comité revolucionario asumiera el poder. Gracias a la bandera republicana en el edificio de Telefónica llegó a Barcelona la noticia de que se había declarado la República. Se celebró el último consejo de ministros de la monarquía en el Palacio de Oriente, y solo La Cierva se resistió a la marcha de Alfonso XIII. A las 9 y 15 de la noche el Rey emprendió viaje a Cartagena para después embarcar a Marsella. Alcalá Zamora proclamó la República a todo el país a través de la radio y se instauró sin derramamiento de sangre.