La España Medieval: Contexto Histórico-Social

La España Medieval: Contexto Histórico-Social

En el siglo VIII, los musulmanes llegaron a la Península Ibérica, ocupándola casi por completo, mientras que al norte se refugiaron algunos visigodos, que se atrincheraron junto a los pueblos que había allí (astures, cántabros y vascones). En dichos núcleos de resistencia se crearon diversos reinos: León, Castilla, Navarra, Aragón y los condados catalanes, que iniciaron, desde el siglo IX, su expansión hacia el sur en un proceso conocido como Reconquista. La sociedad medieval era estamental, ya que estaba formada por grupos a los que se pertenecía por nacimiento. Había dos privilegiados, la nobleza y el clero, encargados de la guerra y la oración, y otro no privilegiado, compuesto por campesinos y artesanos que se ocupaban de producir. La debilidad de los reyes medievales y la inseguridad de la época fortalecieron el poder de la nobleza y de la Iglesia. Así, sus habitantes asumieron relaciones de servidumbre a cambio de protección, creando una sociedad de tipo feudal.



Los Acontecimientos Bélicos y su Influencia en el Arte y la Filosofía

Los acontecimientos bélicos, el poder de la iglesia y el orden feudal establecido no solo tuvieron repercusión en el terreno social, sino también en el artístico y filosófico. El miedo a la muerte y el afán por ser recordado tras ella, unido al deseo de ascender al reino de los cielos, hizo que se desarrollara una filosofía escolástica, centrada en la división entre cuerpo y alma, como es el caso de Santo Tomás de Aquino y San Agustín. Por su parte, en el arte abundan las representaciones de la vida terrenal, la vida deseada (el cielo) y la vida prohibida (el infierno), como en el Jardín de las Delicias de El Bosco.



La Poesía en la Edad Media

El feudalismo no solo afectaba a la división social, sino que se hizo patente en la poesía desarrollada en la época que nos concierne. Así pues, se puede diferenciar entre una poesía tradicional, surgida entre los no privilegiados, y una poesía culta, originada en la alta alcurnia, esto es, en el estamento de los privilegiados.

  • Poesía Tradicional:
    • Transmisión oral
    • Composiciones anónimas
    • Mester de juglaría
    • Variante lírica y narrativa
    • Obra importante: Cantar de Mio Cid
  • Poesía Culta:
    • Transmisión escrita
    • Composiciones con autores conocidos
    • Mester de clerecía
    • Variante lírica y narrativa
    • Autores importantes: Gonzalo de Berceo y Jorge Manrique



La Poesía Tradicional

Las principales formas de la lírica tradicional son las siguientes:

  • Las Jarchas: breves composiciones de raíz popular y transmisión oral, originarias de al-Ándalus. Su conservación se debe a la labor ejercida por poetas árabes y hebreos que decidieron imitarlas o incorporarlas como cierre de sus poemas amorosos, denominados moaxajas, por lo que datan de los siglos XI-XII y están escritas en mozárabe y árabe vulgar. Las jarchas son la expresión femenina de un amor angustiado o gozoso. En ellas, aparecen variantes recurrentes de tema amoroso. La ausencia de detalles sobre el espacio o el momento de la escena amorosa intensifica el lirismo de los sentimientos.
  • Cantigas de Amigo: poemas compuestos en galaico-portugués durante los siglos XII y XIII, en el noroeste de la Península. Proceden de la tradición oral y están recopilados e imitados por poetas cultos. En ellos, se recogen anécdotas amorosas puestas en boca de una joven donde abundan las referencias a la naturaleza gallega, que adquiere una gran carga simbólica. Algunas cantigas revelan la influencia de la poesía trovadoresca del amor cortés, donde el amante se convierte en el vasallo de su amada o señora.
  • Villancicos: representan las principales composiciones de la lírica tradicional castellana. Los textos conservados de este tipo de lírica aparecen recogidos por escrito en recopilaciones que se llevaron a cabo durante los siglos XV y XVI, denominados cancioneros. Suelen tratar un asunto amoroso en un entorno natural cargado de simbolismo.



La Poesía Épica: Los Cantares de Gesta

Representantes de la variante narrativa, los cantares de gesta son narraciones en verso que cantan las hazañas o gestas de un héroe, el cual encarna los principales valores de un pueblo. Surgen en momentos históricos conflictivos, en los que una comunidad necesita afirmar su identidad dentro de un contexto de constantes enfrentamientos bélicos. Además de informar sobre acontecimientos pasados, los cantares de gesta proponen un modelo de héroe cargado de virtudes guerreras y aristocráticas. Se inspiran en hechos históricos a los que se van superponiendo elementos míticos y legendarios que engrandecen la figura del héroe. La difusión de este tipo de textos corría a cargo de juglares que recitaban el cantar ante un auditorio, por lo que estos poemas reciben el nombre de mester de juglaría. Los juglares podían acompañar su recitación con algún instrumento de cuerda e introducían pequeñas variantes en función del auditorio para hacer más vivo el relato.



Cantar de Mio Cid

El Cantar de Mio Cid es el principal cantar de gesta de la poesía castellana. Destinado a la recitación en público por parte de un juglar ante un auditorio, el texto conservado aparece en un manuscrito para uso de juglares que data del siglo XIV. Este manuscrito es copia a su vez de otro, realizado por un clérigo llamado Per Abbat en 1207. El cantar recoge los últimos años de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, con menciones a su biografía previa. Se divide en tres partes:

  1. Cantar del destierro: El Cid es acusado de robo por sus enemigos, lo que le hace perder el honor político ante el rey Alfonso VI de Castilla y ser desterrado. Para recuperarlo, el héroe lucha contra los enemigos y, tras cada victoria, envía regalos al monarca en señal de sumisión para solicitar su perdón.
  2. Cantar de las bodas: Las conquistas del Cid culminan con la toma de Valencia. El héroe es perdonado por el rey y tiene lugar la boda de sus hijas, doña Elvira y doña Sol, con los infantes de Carrión.
  3. Cantar de la afrenta de Corpes: El Cid pierde su honor privado o familiar tras la afrenta de Corpes, episodio ficticio en el que sus hijas son maltratadas y abandonadas por sus maridos. Vuelve a recuperar el honor con la segunda boda de sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón, episodio solo en parte histórico.

El tema principal del Cantar de Mio Cid es el proceso de recuperación del honor perdido por el héroe, tanto en el ámbito político como en el familiar. El poema consta de casi 4 mil versos, distribuidos en tiradas monorrimas y de extensión variable. En su estilo, se aprecian los recursos propios de la recitación oral juglaresca, como las llamadas de atención al auditorio y los epítetos épicos para magnificar las virtudes del héroe.



La Poesía Medieval Culta: Mester de Clerecía

El Mester de Clerecía hace referencia a los poemas narrativos compuestos en los siglos XIII y XIV por autores cultos denominados clérigos. Su contenido está basado en textos latinos como la Biblia, por lo que los temas son religiosos. Los autores citan a menudo sus fuentes, debido a la creencia medieval de que todo lo que apareciera por escrito era verdadero. La finalidad de estas narraciones poéticas es sobre todo didáctica, ya que pretenden enseñar y entretener. De entre los autores cultos, destaca Gonzalo de Berceo, primer autor de nombre conocido de la literatura en castellano y figura principal del mester de clerecía en el siglo XIII. Su obra más destacada es Milagros de Nuestra Señora, donde emplea la cuaderna vía como síntoma de erudición, una estrofa monorrima de cuatro versos de catorce sílabas cada uno.



La Poesía Cortesana

Durante los siglos XV y XVI, surge en las cortes de reyes y nobles la moda de los cancioneros, colecciones reunidas bajo la protección de monarcas y aristócratas en las que se recogen imitaciones de poesía tradicional y composiciones cultas. De entre los autores cancioneriles más importantes, destaca Jorge Manrique y las Coplas a la muerte de su padre. Jorge Manrique fue el poeta más relevante de la lírica del siglo XV y participó activamente en la vida política y cortesana. Su obra más célebre es una elegía en la que la muerte de su padre, don Rodrigo Manrique, suscita en él una sentida reflexión sobre la vida y la muerte. Las Coplas a la muerte de su padre están divididas en tres partes y destacan por su estructura, contenido y el uso de tópicos literarios relacionados con la fama, el tiempo y la muerte.