La Crítica de la Razón Pura: Estructura y Contenido
Esta obra fundamental de Kant se articula en cinco partes principales:
- Los dos prólogos y la introducción: Donde Kant plantea el problema central del conocimiento.
- La Estética Trascendental: Aborda la capacidad receptiva humana con el fin de establecer las dos formas a priori de la sensibilidad: el espacio y el tiempo.
- La Analítica Trascendental: Establece las formas a priori del entendimiento, es decir, los doce conceptos puros o categorías (Analítica de los Conceptos), e indaga también los primeros principios o juicios del entendimiento (Analítica de los Principios).
- La Dialéctica Trascendental: Kant demuestra la imposibilidad de la metaphysica specialis de los racionalistas, conteniendo así la crítica a la metafísica racionalista.
- La Doctrina Trascendental del Método: Donde Kant distingue entre razón teórica y razón práctica, e introduce las tres condiciones…
Planteamiento del Problema del Conocimiento
Kant buscó fundamentar el auténtico conocimiento, tomando como modelo la física newtoniana. En consecuencia, desechó las dos grandes soluciones de su época: el racionalismo (dogmatismo) y el empirismo (escepticismo). El primero, según Kant, no alcanzaba la realidad (lo empírico), y el segundo negaba la causalidad. Kant demuestra que, para que haya ciencia, este conocimiento científico se realiza en los juicios sintéticos a priori.
La Estética Trascendental
Este planteamiento implica tres puntos clave:
- Que los objetos en sí (noúmenos) son desconocidos.
- Que solo conozco mi experiencia, lo dado en mí.
- Que, sin embargo, sé que los objetos en sí existen y puedo pensarlos, aunque no pueda conocerlos tal cual son realmente en sí, sino solo en la medida en que me son dados en la sensibilidad.
En consecuencia, ya en esta primera parte de la Crítica de la Razón Pura (KrV), Kant introduce la distinción entre fenómeno y noúmeno o cosa en sí, y concluye que nosotros no conocemos la realidad tal como es en sí, sino según se nos presenta en nuestra receptividad.
Kant sostiene que las formas de la sensibilidad son el espacio y el tiempo. El espacio es la forma de la sensibilidad externa, y el tiempo, la forma de la interna. Esto significa que el espacio y el tiempo no existen como realidades exteriores, y ni siquiera los objetos en sí son espaciales o temporales.
En resumen, tenemos una capacidad receptiva que recibe sensaciones a partir de una fuente exterior, el noúmeno, que no podemos conocer, aunque sí pensar. Las sensaciones son organizadas y estructuradas por las formas puras a priori de la sensibilidad: el espacio y el tiempo. Esa nueva realidad ya estructurada es lo que Kant denomina fenómeno.
La Analítica Trascendental
Para que haya conocimiento en sentido pleno, tiene que darse la unión de intuición sensible y entendimiento. La sensibilidad es pasiva y el entendimiento activo. La sensibilidad aporta el contenido del pensamiento (la materia) y el entendimiento aporta la estructura (la forma). Ambos se necesitan: para que haya verdadero conocimiento, es necesario que la intuición sensible se una al entendimiento.
Kant habla de pensar los objetos. Ahora bien, esta capacidad tiene un uso legítimo cuando se aplican los conceptos a los fenómenos, a la experiencia. Es decir, un pensamiento sin referencia a la experiencia es algo puramente vacío y no nos da conocimiento.
En la Analítica de los Conceptos, Kant lleva a cabo una deducción de los conceptos puros del entendimiento, a los que llama categorías. Estas son, evidentemente, las formas a priori de nuestro entendimiento. Según Kant, el entendimiento ordena –categoriza– los fenómenos de la experiencia mediante reglas a priori.
Por todo ello, afirma Kant que los fenómenos sin categorías son ciegos y las categorías sin fenómenos son vacías. De ahí se deduce la regla fundamental sobre el uso de las categorías: solo valen para unificar fenómenos.
Por último, Kant no solo indaga los conceptos del entendimiento, sino también sus primeros principios. En este punto, depende de Aristóteles, quien había afirmado que todo lo que tenemos en nuestro entendimiento son conceptos y juicios (aparte del encadenamiento de juicios o raciocinios).
Vida y Legado de Immanuel Kant
Biografía de Kant (1724-1804)
La vida de Kant, desde el punto de vista externo, es una vida “aburrida”. Apenas salió de Königsberg, donde nació y murió. Rechazó puestos académicos, políticos y honores que le hubieran dado fama y dinero.
Tras estudiar en la Universidad de su ciudad natal y estar unos pocos años como preceptor fuera de ella, ingresó en 1755 en la Universidad de Königsberg como Privatdozent. Esto lo obligaba a dar muchas clases, lo cual le dejaba poco tiempo para la investigación. Cuando ganó la cátedra de Lógica y Metafísica gracias a su Disertación sobre la forma y principios del mundo sensible y del inteligible (Dissertatio de 1770), pudo disponer del tiempo y tranquilidad necesarios para la investigación.
Cuando su fama creció, fue llamado a otras universidades más importantes, pero Kant prefirió la tranquilidad de su Universidad y en ella desempeñó su docencia hasta 1797.
Por último, cabe señalar que Kant poseía amplísimos conocimientos de filosofía, física, matemáticas, ética y política, e intervino en todas las cuestiones relevantes de su época.
Etapas del Pensamiento Kantiano
Kant no abandonó definitivamente sus posiciones iniciales hasta los 46 años, y ya con 57 años publicó su gran obra. Por ello, es preciso dividir el pensamiento de Kant en varias etapas. En concreto, hay que distinguir dos etapas principales: el periodo precrítico (hasta 1770) y el periodo crítico (de 1781 a su muerte).
Periodo Precrítico (1747-1770)
La primera parte de este periodo (hasta 1760) se caracteriza por su dedicación a la física: Kant intenta una síntesis –fracasada– entre Newton y Leibniz, en su texto Monadología física (1756). La obra principal de este subperiodo es Historia natural universal y teoría de los cielos (1755).
A partir de 1760, Kant se dedica más intensamente a la metafísica en busca de una fundamentación última de la física. Se inicia así la segunda parte del periodo precrítico (1760-1770). Especialmente interesantes para este periodo son: El único argumento posible para demostrar la existencia de Dios (1762), donde aún Kant admite muchas tesis racionalistas, y Sueños de un visionario aclarados con los sueños de la metafísica (1765).
La reflexión de este periodo culmina en la Dissertatio de 1770, donde Kant establece una clara diferenciación entre lo sensible y lo inteligible, y defiende la subjetividad del tiempo y del espacio, que serán piezas maestras de su filosofía crítica.
Periodo Crítico (1781-1804)
En 1770, Kant deja de publicar y dedica once años a la redacción de su obra fundamental. En 1781, publica la primera edición de la Crítica de la Razón Pura, donde expone los fundamentos de su pensamiento crítico. Como esta primera edición pasó inadvertida, en 1783 publicó un resumen: Prolegómenos a toda metafísica futura, que sí tuvo éxito, y ya en 1787 publicó la segunda edición de la Crítica de la Razón Pura. A este texto pertenece el fragmento que comentamos sobre el problema de la metafísica y la cuestión de cómo convertirla en ciencia.
Los problemas de la razón práctica son abordados en la “Doctrina Trascendental del Método” de la Crítica de la Razón Pura. En 1785, publica la Fundamentación de la metafísica de las costumbres y tres años después, en 1788, la Crítica de la Razón Práctica. Esta última Crítica planteó nuevos problemas a Kant.
Para solucionar esta paradoja, escribe su tercera crítica: la Crítica del Juicio (1790), donde desarrolla el juicio estético y el juicio teleológico (teoría de la finalidad).
La subida al trono de Federico Guillermo II (1786), contrario a la Ilustración, planteó una nueva situación en Prusia. Kant ya se había interesado por otras cuestiones menos especulativas, como Idea de una historia universal en sentido cosmopolita (1784), pero en ese momento trabajaba con ahínco en cuestiones prácticas muy particulares. En 1793, publicó La religión dentro de los límites de la razón, donde discute las relaciones entre razón y religión, y en 1795, A la paz perpetua, donde propone un esbozo de comunidad política que ha influido en nuestra actual concepción política.
En los últimos años de su vida, Kant trabajó en una gran obra que abarcase todo su sistema. Quedó inacabada y fue publicada en 1820 con el título de Opus Postumum.