La Generación del 27: Poesía y Teatro

Generación del 27

En este período (1902-1939), surgió un grupo de jóvenes poetas vinculados a las vanguardias artísticas que, participaron en el homenaje a Góngora celebrado en el Ateneo de Sevilla, en 1927. Al grupo tradicional de la Generación del 27 tenemos que añadir a Ernestina de Champourcín, Concha Méndez y Josefina de la Torre, entre otras poetas.

Etapas de la Generación del 27

Se destacan tres etapas en la evolución de esta generación: hasta 1928 la poesía pura (esto les acerca a Góngora), hasta 1936 la poesía humanizada y después de la Guerra Civil el exilio y dispersión, los temas de sus poesías giraron en torno a la nostalgia de España, de los amigos muertos, el desarraigo.

Características principales

  • Conocen la literatura y admiran a los clásicos.
  • Suponen una síntesis entre tradición y renovación o vanguardia.
  • Equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental, lo culto y lo popular.
  • Lenguaje muy elaborado que llevará a algunos poetas hacia el surrealismo.
  • Ideología: Defienden la vida, lo espontáneo y natural, les interesa lo nuevo, lo diferente, lo raro.

Autores y obras más relevantes

Rafael Alberti: Su poesía se caracteriza por una gran variedad de temas, tonos y estilos. Destacan: de su poesía neopopularista Marinero en tierra. De su etapa neogongorina y vanguardista Cal y canto. De su poesía surrealista Sobre los ángeles. De su obra dramática El adefesio.

Vicente Aleixandre: su obra se estructura en tres etapas. Poesía pura (Espadas como labios). Poesía surrealista (Historia del corazón). Poesía antropocéntrica (Poemas de la consumación).

Dámaso Alonso: En él se aúna su labor crítico-docente con la investigadora y la creación poética (Hijos de la ira).

Manuel Altolaguirre: Su poesía está dotada de un gran intimismo. Destacamos Las islas invitadas y Poemas de América.

Luis Cernuda: Reunió sus diversos libros bajo el título de La realidad y el deseo.

Gerardo Diego: Su obra poética sigue dos líneas simultáneas, la tradicional y la vanguardista.

Jorge Guillén: Es, posiblemente, el máximo representante de la poesía pura, recogida en estos títulos: Cántico y Clamor, son la cara y la cruz de la realidad.

Federico García Lorca: Su obra poética siguió una evolución desde la sencillez de sus primeros poemas, pasando por la fuerza del Romancero gitano y llegando a la poesía vanguardista de Poeta en Nueva York. Representa también una de las cimas del teatro español y universal. Su temática giró en torno al destino trágico y la frustración.

Emilio Prados: Su poesía abarcó tanto el neopopularismo andaluz como el surrealismo. Destacamos Canción del farero y Memoria del olvido.

Pedro Salinas: Considerado el poeta del amor por excelencia, escribió la trilogía amorosa formada por La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento.

Teatro anterior a 1939

En las primeras décadas del siglo XX se observan dos grandes tendencias en el teatro español: el teatro comercial y el teatro renovador.

Teatro comercial

El teatro comercial o tradicional va dirigido a un público burgués que busca entretenimiento con obras que reflejan sus problemas y sus formas de vida. Distinguimos tres tipos de obras: La comedia burguesa, el teatro poético y el teatro cómico.

La figura más importante de la comedia burguesa es Jacinto Benavente. En sus obras hay una crítica suave e irónica de la burguesía. Su mayor mérito es el dominio del diálogo. Su obra más valiosa es Los intereses creados.

El teatro poético es muy tradicional, de temas históricos, escrito en verso, representa la versión del Modernismo en teatro. Entre sus autores destaca Eduardo Marquina, que escribió Las hijas del Cid. Los hermanos Machado también escriben en verso obras como La Lola se va a los puertos.

El teatro cómico tuvo mucho éxito. Refleja ambientes populares y utiliza el lenguaje de manera coloquial. Destaca la obra de Carlos Arniches, creador de la “tragedia grotesca”, género que con humor denuncia los vicios de la sociedad de su época, como por ejemplo en La señorita Trévelez.

Teatro renovador

Por otro lado, se escribe un teatro renovador que se aparta de lo tradicional y que busca nuevos temas y nuevas formas. Los dos grandes renovadores del teatro del siglo XX fueron Valle-Inclán y García Lorca.

Valle-Inclán, después de unos comienzos modernistas, escribe el ciclo de las “Comedias bárbaras”, donde crea un teatro total que refleja un mundo mítico, irracional, violento, donde el hombre se deja llevar por la lujuria y la avaricia. Esta técnica consiste en deformar la realidad para poder ver lo que se oculta bajo ella, es una visión caricaturizada de la realidad.  De entre los dramaturgos de la Generación del 27 destaca Federico García Lorca: Desde muy joven escribió teatro. Su primera obra fue El maleficio de la mariposa, donde ya está presente el tema de la frustración ante el amor imposible. En esta primera etapa de su teatro también escribe Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa.

La segunda etapa incluye un teatro vanguardista que nunca se representó. Son obras difíciles como Así que pasen cinco años y El público.

La tercera etapa va de 1932-36 y a ella pertenecen sus grandes tragedias en las que las fuerzas naturales imponen un destino trágico a los personajes, muchos de ellos mujeres. A esta etapa pertenecen Bodas de sangre, Yerma y su obra maestra La casa de Bernarda Alba.