La Guerra Civil Española: Ofensivas Finales Republicanas
Tras el desconcierto inicial, el gobierno republicano reorganizó sus tropas formando un Ejército Popular con milicias de sindicatos y partidos de izquierda. Dirigido por Largo Caballero, el gobierno logró estabilizar la maltrecha zona republicana, mientras que la Unión Soviética empezó a suministrar ayuda regularmente. Esto permitió que los republicanos tomaran la iniciativa en la segunda mitad de 1937, lanzando varias ofensivas que dieron lugar a importantes batallas:
Principales Batallas Republicanas de 1937
Batalla de Brunete (Madrid, julio de 1937)
El gobierno republicano, liderado por Juan Negrín, lanzó una ofensiva contra los “nacionales” cerca de Madrid para aliviar el cerco sobre la ciudad y distraer tropas franquistas del frente norte. A pesar del avance de Miaja, las fuerzas republicanas no consolidaron posiciones ni rompieron el cerco.
Batalla de Belchite (Zaragoza, agosto de 1937)
La ofensiva republicana cerca de esta, buscaba reconquistar Zaragoza y atraer tropas “nacionales” del frente norte, pero el ataque republicano no tuvo éxito debido a la fuerte resistencia franquista.
La Batalla del Ebro y el Fin de la Guerra
Tras la llegada de las tropas de Franco al Mediterráneo, continuaron su avance hacia Castellón y Valencia. En un intento desesperado por frenarlos, el ejército republicano lanzó una ofensiva en el río Ebro. Mientras tanto, el gobierno republicano buscaba apoyo diplomático en Francia e Inglaterra para crear un frente común contra el fascismo, pero las potencias occidentales no actuaron debido a un acuerdo previo con Hitler.
En el Ebro, Vicente Rojo, con 200.000 hombres, cruzó el río, aprovechando la confusión inicial de los “nacionales”. Sin embargo, la superioridad armamentística de Franco los detuvo y se estableció un frente de combate durante varios meses, convirtiéndose en la batalla más sangrienta de la guerra.
Finalmente, los republicanos se vieron obligados a retirarse, y Franco aprovechó para lanzar una ofensiva sobre Cataluña mientras los republicanos se retiraban hacia la frontera francesa. En enero de 1939, los “nacionales” entraron en Barcelona y continuaron su avance hacia los Pirineos.
La España Republicana durante la Guerra
La España republicana durante la guerra se vio inmersa en un ambiente revolucionario y caótico, marcado por divisiones internas entre quienes abogaban por unir la guerra a la revolución, como los anarcosindicalistas de la CNT y el POUM, y quienes priorizaban ganar la guerra antes que llevar a cabo una revolución, como los socialistas y comunistas. El Estado republicano quedó desarticulado, el gobierno se vio desbordado y se produjeron ocupaciones de tierras y colectivizaciones de empresas, lo que influyó en el curso de la guerra.
Gobiernos y Conflictos Internos
Tras el inicio de la guerra, el gobierno de José Giral entregó armas a las organizaciones radicales de izquierda, lo que desencadenó una represión cruel contra políticos, clérigos y simpatizantes de derecha sospechosos de apoyar el golpe de Estado. La ejecución de numerosos presos en Paracuellos del Jarama y la persecución religiosa fueron especialmente crueles.
Luego, Largo Caballero formó un gobierno de concentración que integró las milicias populares en el Ejército de la República, pero los enfrentamientos entre comunistas y anarquistas, así como la intervención soviética, acabaron con su gobierno.
Juan Negrín sucedió a Largo Caballero y trató de restablecer el orden en la zona republicana. Formó un gobierno de equilibrio entre el PSOE y el PCE, intentó mejorar la imagen de la República para obtener ayuda internacional y prolongó la guerra con la esperanza de unirla con un conflicto mundial. Sin embargo, las acciones de guerra ineficaces y la derrota en la Batalla del Ebro generaron divisiones internas. Negrín propuso Trece Puntos para restablecer una República democrática y social, pero su fracaso en la batalla llevó a la sublevación del coronel republicano Casado y al abandono de España por parte de Negrín.
La España Franquista durante la Guerra
En la España franquista, el control político estaba en manos de los militares, organizados en la Junta de Defensa Nacional en Burgos, dirigida por Cabanellas. Se organizaron 3 zonas: Norte (Mola), Andalucía (Queipo) y Marruecos (Franco).
Sin embargo, para mejorar la eficacia militar, Franco fue designado como Generalísimo de los Ejércitos y Jefe de Gobierno del Estado Español, concentrando así todo el poder político y militar desde su Cuartel General en Salamanca. Se promovió una propaganda personalista en torno a Franco, presentándolo como el “Caudillo” (expresión fascista), heredero del espíritu del Cid y de los Reyes Católicos.
Ideología y Represión
A nivel ideológico, se abolió la Constitución republicana y se creó la Sección Femenina para organizar tareas de apoyo a las tropas. Todos los partidos políticos de derechas y afines se integraron en la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS). La Iglesia Católica apoyó a los “nacionales”, denominando su acción como una “cruzada”. Se llevó a cabo una represión sistemática contra cualquier simpatizante de la República, ejecutando o encarcelando.
Economía en la Zona Franquista
En el ámbito económico, los “nacionales” controlaban las zonas agrarias y ocuparon las áreas industriales, equilibrando su situación con respecto a la zona republicana. Contaron con créditos de Alemania e Italia, el apoyo de empresas extranjeras como TEXACO y ayuda de la élite económica y financiera del país, como Juan March.
Dimensión Internacional de la Guerra Civil Española
La Guerra Civil Española se convirtió rápidamente en un conflicto internacional, con la República solicitando ayuda a Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética, mientras que los sublevados recibieron apoyo de Italia y Alemania. Esta situación convirtió a España en un campo de pruebas para las posturas extremistas de Europa y anticipó el conflicto internacional que estallaría en 1939.
Inicialmente, el gobierno francés de León Blum ayudó a los republicanos, pero las democracias occidentales optaron por no intervenir debido al matiz revolucionario del Frente Popular y al temor de una expansión del conflicto. Se formó un Comité de No Intervención, pero Italia y Alemania ayudaron a Franco, mientras que la Unión Soviética respaldó a los republicanos, aunque estos estuvieron en desventaja.
Apoyos Externos
La ayuda al gobierno republicano llegó principalmente de la Unión Soviética, que proporcionó armamento y personal especializado a cambio de las reservas de oro del Banco de España. También hubo apoyo de las Brigadas Internacionales y ayuda humanitaria de países como México.
Por otro lado, el bando franquista recibió apoyo estratégico y militar de Alemania e Italia, así como tropas marroquíes y colaboración de Portugal.
Fundamentos del Estado Franquista
El Estado franquista se configuró como un sistema antiliberal y antimarxista, compartiendo importantes similitudes con los regímenes fascistas de la época. Fundamentado en el tradicionalismo católico, revivía la grandeza imperial española, al tiempo que contaba con el respaldo de sectores conservadores, la alta burguesía, las élites financieras y económicas, y los sectores más tradicionalistas. La dictadura franquista se enmarcó dentro de un nacional-catolicismo, consolidando una alianza estrecha con la Iglesia Católica, que gozaba de una influencia sin precedentes en la vida social y cultural del país. Esta relación entre Estado e Iglesia se tradujo en una hegemonía en educación y cultura.
Pilares del Régimen
Tuvo un apoyo fundamental en el Ejército, que desempeñó un papel destacado tanto en el “alzamiento” como en el triunfo en la guerra. Los altos mandos militares ocuparon puestos clave en el gobierno y la administración, y los tribunales militares asumieron la jurisdicción sobre los delitos políticos, asegurando así la continuidad del orden franquista.
Por otro lado, Falange, principal portadora de la ideología, proporcionó las estructuras necesarias para la movilización social. Bajo la dirección de Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco, Falange ejerció una influencia significativa, pero su poder fue declinando tras la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de ello, su organización siguió siendo utilizada por el Caudillo para sus propios intereses.
Apoyo Social y Oposición
El apoyo social al régimen franquista también se extendió entre los grandes propietarios agrícolas, industriales y banqueros, quienes recuperaron su posición dominante en la sociedad. Además, las clases medias rurales y la pequeña burguesía urbana encontraron en el franquismo una estabilidad y orden, respaldando su continuidad. Surgió una nueva élite enriquecida a través del mercado negro, cuya existencia dependía de la corrupción permitida por el régimen. La represión sistemática y las difíciles condiciones de vida desalentaron cualquier intento de oposición por parte de la clase obrera, propagando un clima de “apoliticismo” entre la población.
Leyes Fundamentales del Franquismo
El régimen franquista consolidó su poder a través de una serie de leyes promulgadas entre 1938 y 1967, conocidas como “Leyes Fundamentales”, que estructuraron institucionalmente el sistema dictatorial:
- Fuero del Trabajo (1938): Las relaciones laborales quedaron bajo la potestad del Estado y se negaba la lucha de clases.
- Ley Constitutiva de las Cortes (1942): Las Cortes adquirieron un mero carácter consultivo; sus miembros eran procuradores nombrados por Franco o por los cauces establecidos.
- Fuero de los Españoles (1945): Conjunto de deberes y derechos de los ciudadanos, pero bajo control de la dictadura, a fin de suavizar la imagen del régimen, ya que los aliados habían vencido a las potencias fascistas.
- Ley de Referéndum Nacional (1945): Franco podía someter a referéndum los proyectos de leyes aprobados por las Cortes.
- Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947): España quedaba definida como un reino, pero Franco quedaba como jefe de Estado vitalicio y con capacidad de elegir a su sucesor. Se opuso a Don Juan.
- Ley de Principios Fundamentales del Movimiento (1958): Calificaba al Estado de Monarquía Tradicional, católica, social y representativa.
- Ley Orgánica del Estado (1967): Definía el sistema político español como una democracia orgánica, reafirmaba los principios del Movimiento y establecía que en las Cortes hubiera un tercio de procuradores electivos representantes de la familia.
Desarrollo y Evolución del Franquismo
El gobierno de Franco adoptó una estrategia de aperturismo gradual para mejorar su imagen internacional, incluyendo la incorporación de ministros “tecnócratas” al gobierno, muchos de ellos vinculados al Opus Dei, una influyente agrupación católica. Sin embargo, al mismo tiempo, se fortaleció la dictadura mediante la creación de organismos como el Tribunal de Orden Público (1963) y la aprobación de leyes como la de Principios Fundamentales del Movimiento (1958) y la Ley Orgánica del Estado (1967).
Familias Políticas y Sucesión
A pesar de los intentos de mostrar una imagen más moderada, la dictadura mantuvo unidas a las diversas familias políticas que la apoyaban, destacando la influencia del Ejército, la Falange, el tradicionalismo (representado por el carlismo), la Iglesia a través de “Acción Católica”, y el Opus Dei. En 1969, aseguró la sucesión en la Jefatura del Estado al designar oficialmente al príncipe Juan Carlos de Borbón como sucesor.
Economía y Sociedad en el Franquismo Tardío
El respaldo de Estados Unidos impulsó un notable crecimiento económico, pero también provocó desajustes como la inflación y el desequilibrio de la balanza de pagos. Para abordar estos problemas, se implementó el Plan de Estabilización Económica en 1959, mantenido hasta 1962. A partir de 1964, se adoptaron los Planes de Desarrollo para fomentar el crecimiento económico, facilitado por factores como la bonanza económica europea, el auge del turismo y la emigración española a países europeos.
El desarrollo económico trajo consigo un aumento demográfico, crecimiento urbano y modernización de la sociedad, pero también generó desigualdades regionales. A medida que la oposición crecía progresivamente, la dictadura perdió apoyos sociales debido a los cambios socioeconómicos en España y a las presiones internacionales.