La novela después de la Guerra Civil

LITERATURA DESDE 1940 HASTA LOS 70. LA NARRATIVA DESDE 1940 A LOs 79 INTROTULOON En la narrativa, la Guerra Civil tuvo como consecuencia la ruptura con el pasado inmediato la desvinculación con la evolución de la novela europea y estadounidense. LOS NOVEUSTAS DEL EXILIO Sus obras fueron poco conocidas o tergiversadas en España a causa de la censura. Se trata de una corriente literaria que evoluciona de manera autónoma. Entre otros, podernas mencionar a Ramón J. Sender (Crónica del oiba y Réquiem por un campesina espoñol), Francisco Ayala (Muertes de perro), Max Aub (El laberinto mágico) y Arturo Barea (le forjo de un rebelde, excelente trilogía sobre la Guerra Chri). Esta generación recibe el nombre de Generación perdida y entre sus temas destacan: El pasado de España (Guerra Civil), añoranza de España (Reflexión sobre la realidad del país y el regreso, la realidad del exiliado (adaptación al país de acogida). NOVELISTAS DE POSGUERRA Década de los 40, Dejando a un lado la visión de los vencedores de la Guerra, la década de los 40 historias individuales de extremada crudera: es el Realismo tremendista o existencial. Influido por la picaresca, el Siglo de Oro y Baroja. Se trata la incertidumbre de los destinos humano y la ausencia o dificultad de comunicación. Esta corriente pone su acento en los aspectos más sórdidos y desagradables de la realidad, pero evitando referencias sociohistóricas concretas pare no chocar con la censura del momento. Se centra en un antihéroe enfrentado a una sociedad indiferente y hostil y plantea temas como la amargura de la vida cotidiana, la frustración o la muerte. Se centra en La corriente tremendista comienza con la familia de Pascual Doorte (1942) de Camilo José Cela. Pascual, narrador-protagonista de la obra, es un pobre campesino extremeño, condenado a muerte por una serie de violentos asesinatos, incluido el de su propia madre. En su alegato trata de justificar sus horrendos crímenes con el relato de su misera vida, que lo ha llevado de forma inevitable al fatal desenlace. Dentro de la corriente existencial: Nada 1945, de Carmen Laforet (trata la incomunicación y el desencanto) y la sombra del ciprés es alargada 1947, de Miguel Delibes (Trata la obsesión por la muerte y por la infelicidad). No faltan otras tendencias, Como la novela fantástica y humorística de Wenceslao Fernández Flores, El bosque animado. LA NOVELA DE LOS AÑOS 50: EL Realismo SOCIAL Con la publicación de La Colmena en 1951- un conjunto de vidas cruzadas en secuencias breves y episodios mezclados, como las abejas de una colmena, que refleja objetivamente la realidad desesperanzada y pesimista de la posguerra. No tiene argumento, ni desenlace. El protagonista es la ciudad de Madrid y sus gentes. El narrador es testigo omnisciente y se usa la técnica caleidoscópica, acumulación de fragmentos narrados con puntos de vista diferentes


En la novela social influyen las técnicas narrativas extranjeras (Le Nouveau Román francés, Lost Generation anglosajona y el neorrealismo italiano) así como el objetivismo basado en la sicología conductista y el lenguaje del cine. Los conflictos sociales son el eje de estas novelas habla viva. Las principales técnicas narrativas del Realismo objetivista son la reducción al mínimo de en las que el estilo se vuelve deliberadamente coloquial, como forma de acercarse al la presencia del autor, la eliminación de la introspección y el análisis sicológico- los personaje: se caracterizan solo externamente-, la disolución del argumento en una sucesión de anécdotas, la concentración temporal-espacial y la sencillez estructural (la novela se divide en capítulos sin título). Algunos novelistas más audaces, optan por el Realismo crítico, que pretende agitar las conciencias y denunciar las injusticias sociales. Por su compromiso político (los autores suelen ser militantes comunistas en la clandestinidad) su visión es más parcial que la del objetivismo, para resaltar las injusticias sociales y su estilo, “pobre”, incluso descuidado: La zanja de Alfonso Grosso y Central eléctrica de López Pacheco. Obras fundamentales son El camino y las ratas de Miguel Delibes. Fiesta al noroeste de Ana M2 Matute; José Manuel Caballero Bonald, Dos días de Septiembre; Carmen Martín Gaite, Entre visillos; Ignacio Aldecoa. El fulgor y la sangre. Juan Goytisolo. La resaca. Sin duda la obra más significativa es El Jarama (1956) de Rafael Sánchez Ferlosio: se desarrolla en dieciséis horas de un domingo veraniego. Destaca el contrapunto entre el habla expresiva y popular del pueblo y la empobrecida e impersonal de los excursionistas madrileños. La presencia casi total del diálogo contribuye al máximo objetivismo-el autor como una “cámara” que se limita a filmar los hechos. LA NARRATIVA DE LOS AÑOS 60 A partir de los 60 surge una superación del Realismo con la publicación en 1962 de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos y La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa. Se generaliza en la novela el experimentalismo, una nueva forma de narrativa preocupada por los aspectos formales, lo que implica la adopción de nuevas técnicas que difuminan los límites entre los géneros. Las causas principales fueron el agotamiento de la novela social y la incapacidad de la técnica realista para dar cuenta profunda de la transformación de la sociedad. La principal novedad de la novela experimental es que el lector debe asumir un papel activo, realizando su propia interpretación de la obra. Los principales rasgos técnicos son el punto de vista múltiple, la limitación de la importancia del argumento para elaborar artificiosos juegos formales, las estructuras temporales complejas (saltos en el tiempo), el uso del monólogo interior y el lenguaje experimental y culto, dirigido a un público mejor preparado intelectualmente. Autores significativos son Miguel Delibes (Cinco horas con Mario), Juan Goytisolo (Señas de identidad), Juan Benet (Volverás a Regíón), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa), Francisco Umbral (Mortal y sangre).