La prosa y el teatro en el Barroco español

Prosa

La literatura del Barroco no es ajena a estos cambios: desaparecieron las novelas de caballerías, las pastoriles y las moriscas. La novela picaresca que se inició con el Lazarillo llegó a su máximo esplendor en el siglo XVII. La gran novedad fue la novela alegórica.

Prosa narrativa

Novela picaresca: la delimitación y consagración de esta novela se logra con el Guzmán de Alfarache. La novela siguió y afianzó la estructura novelesca del Lazarillo:

  1. Relato de una ficción en forma autobiográfica.
  2. Linealidad o sucesión de memorias por episodio.
  3. Origen deshonroso del protagonista y cada vez se corrompe más el personaje.
  4. Lucha por la supervivencia.

Mateo Alemán añadió: intención moralizadora. El texto tenía en medio de la acción discursos moralizantes. La amargura y el sarcasmo provocados por el pesimismo y la visión desolada de la vida sustituyeron al humor del Lazarillo. La actitud social crítica. La naturalidad lingüística dio paso a las nuevas orientaciones retóricas barrocas. En el Buscón, Quevedo brilló por dos aspectos: rompió con el modelo de novela picaresca al presentar personajes tan caricaturescos y acumuló en el texto toda la riqueza de recursos retóricos barrocos.

La prosa crítica y moral

El Barroco aportó a la literatura española el florecimiento de los escritores satíricos y político-morales, que fueron consecuencia del pensamiento y el desengaño. Prosa moral y didáctica: Oráculo manual y Arte de prudencia, una de las obras más influyentes en el siglo XVIII europeo, compuesta de 300 aforismos, resumió todo su pensamiento sobre el ser humano. Prosa crítica literaria: Agudeza y arte de ingenio de Gracián.

Teatro

Si la poesía y la prosa alcanzaron grandes cimas en el siglo XVII, el teatro presentó los cambios más radicales. El género dramático superó en cantidad y calidad la producción existente hasta entonces. La herencia del Renacimiento: después del teatro religioso, Auto de los Reyes Magos, y con Lucas Fernández y Juan de Enzina, el Renacimiento aportó poca producción dramática. Destacaron Torres Naharro y Gil Vicente.

La comedia nueva

La renovación y consolidación de la fórmula teatral barroca llamada comedia nueva, para distinguirse de la obra teatral clásica, fue llevada a cabo por Lope de Vega. Lope de Vega armonizó lo aprovechable del teatro anterior con unas formas más libres que se apartaban de las normas clasicistas, ofreció al público un teatro cercano y familiar, encarnó el sentimiento monárquico, el concepto del honor, el orgullo nacional y la ortodoxia religiosa, aspectos enraizados en el pueblo, proporcionó agilidad al movimiento escénico creando historias dotadas de amenidad, interés y gracia, concibió la pieza teatral como un espectáculo total.

Renovaciones técnicas de la comedia nueva

La renovación de Lope de Vega también tocó la técnica teatral. Por primera vez un movimiento literario reaccionaba contra reglas del clasicismo. Cambios: reducción de 3 actos; concepción de la comedia a imitación de la vida como una intriga en incesante movimiento de escenas, saltos de lugar y tiempo; transgresión e inobservancia en consecuencia de la regla aristotélica de las 3 unidades (lugar, tiempo y modo); mezcla de lo trágico y lo cómico, tragicomedia; reacción contra la unidad métrica de la obra; variedad de estrofas; decoro expresivo; configuración de la comedia en torno a una estructura fija de personajes.

El tema del honor y la honra

Lope de Vega convirtió estos temas en los principales motores de su teatro. El honor era privilegio de los nobles, heredado y fundamentado en el valor y el linaje de los antepasados. La comedia nueva igualó en el honor y en su defensa tanto a señores como a plebeyos. La honra era una virtud personal que no se heredaba y que se sustentaba en la opinión que los demás tenían de uno mismo, por eso pertenecía normalmente a las mujeres.

Los 2 ciclos de la comedia nueva

El teatro clásico suele agruparse en 2 ciclos: 1) Lope de Vega: la obra como un espectáculo total (teatralidad). 2) Calderón de la Barca: personajes individuales elevados a la categoría de símbolos, valores universales o ideas. Segundo estilo: teatro reflexivo y filosófico. Lenguaje adornado con más recursos barrocos.

Lope de Vega: la temática de su teatro fue variada de acuerdo con el espíritu del autor, alternante entre el amor divino y la pasión humana. Obras: Belardo el furioso, La hermosa Esther, La buena guarda, La siega y La adúltera perdonada. Destacan: Guillén de Castro, Juan Ruiz de Alarcón, Luis Vélez de Guevara y Antonio Mira de Amescua. Tirso de Molina: a) Fue el gran creador de caracteres del teatro español. Algunos de sus personajes, como Don Juan, se han convertido en mitos universales, imitados y recreados continuamente en otras literaturas. b) Indagó siempre en el tratamiento psicológico de sus personajes, en especial, en su aspecto moral. c) Dio protagonismo a las mujeres, heroínas de intensa caracterización, astutas y ricas en matices. d) Se preocupó por temas teológicos, éticos y trascendentales. e) Eludió los asuntos de la tradición nacional. Obras: El burlador de Sevilla y El convidado de piedra. Calderón de la Barca: madrileño que estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. Fue ordenado caballero de la Orden de Santiago y estuvo siempre relacionado con la corte. Calderón significó la culminación del teatro del Siglo de Oro. Recogió en un primer estilo las renovaciones de Lope de Vega, utilizando incluso los mismos temas, aunque tratados muy personalmente. Obras: El alcalde de Zalamea y La vida es sueño. Seguidores: Rojas Zorrilla y Agustín Moreto.