Arquitectura Renacentista: Autores y Obras Clave
Filippo Brunelleschi (1377-1446)
El primero de los grandes arquitectos del Quattrocento es Brunelleschi. Fue compañero inseparable del escultor Donatello. Su obra presenta dos características fundamentales:
- Se formó dentro de los gremios, aunque su fascinación por la Antigüedad lo convirtió en un teórico del arte y en un artista experimental.
- Fue un genio multidisciplinar: destacó tanto en la orfebrería y la escultura como en la ingeniería militar, la construcción de máquinas y artilugios y, sobre todo, en la arquitectura.
Su primera gran aportación fue la cúpula de Santa María del Fiore (Catedral de Florencia). Brunelleschi la realizó con criterios de racionalidad y simetría, autosustentada sobre un tambor octogonal y coronada por una linterna. La proyectó siguiendo los modelos de la Antigüedad, convirtiéndose así en el primer arquitecto en el sentido moderno del término.
Además, construyó en Florencia varios templos siguiendo el modelo de la basílica romana (caracterizados por la construcción modular del espacio y la adición de proporciones de entablamento sobre las columnas corintias de las arcadas), como las iglesias de San Lorenzo y del Santo Spirito.
Leon Battista Alberti (1404-1472)
Alberti fue tanto un humanista como un arquitecto. Además de proyectar importantes obras como la fachada de la Iglesia de Santa María Novella, escribió gran cantidad de tratados eruditos y teóricos, como De re aedificatoria (Sobre la arquitectura).
Proyectó palacios como el Palazzo Rucellai, trabajó como restaurador y arqueólogo, fue un urbanista de primer orden e incluso teórico del arte y poeta.
El Cinquecento y el Manierismo
En el Cinquecento (siglo XVI) se alcanzó el apogeo del clasicismo renacentista. Hacia el inicio del segundo tercio del siglo, este estilo comenzó a enriquecerse y a ganar en variaciones, novedades y licencias introducidas por los principales arquitectos, dando paso al Manierismo.
El principal foco artístico del siglo XVI fue la ciudad de Roma. La obra cumbre del periodo es la Basílica de San Pedro del Vaticano, en cuya proyección participaron grandes maestros como Bramante, Rafael, Antonio da Sangallo y Miguel Ángel.
Los arquitectos más destacados de esta etapa fueron Bramante y Palladio.
Donato Bramante (1444-1514)
Bramante está considerado como el arquitecto más puro y depurado, y el de sabor más clasicista. Sus principales obras son el Templete de San Pietro in Montorio (estructurado como un tholos con cúpula) y la Gran Exedra del Jardín de la Piña en el Vaticano.
Andrea Palladio (1508-1580)
Las obras de Palladio son una síntesis de la arquitectura de la Antigüedad y del refinamiento manierista. Sus principales creaciones se encuentran alrededor de la ciudad de Vicenza, muchas de ellas villas (como la famosa Villa Capra, conocida como “La Rotonda”), caracterizadas por sus plantas centralizadas y estilizada elegancia. También realizó importantes edificios en Venecia, como la iglesia de San Giorgio Maggiore. Las obras de Palladio ejercieron una importante influencia posterior, sobre todo en la denominada arquitectura neopalladiana y colonial anglosajona.
Otros Arquitectos y Expansión Europea
Entre las más importantes obras manieristas destacan las de Giacomo Barozzi da Vignola (como la Iglesia del Gesù en Roma).
En el siglo XVI, el Renacimiento se extendió al resto de Europa, aunque en cada país adquirió un sello propio.
Francia
En Francia se desarrolló en un ambiente cortesano, evolucionando hacia un Barroco muy clasicista, de líneas rectas, con mansardas (características cubiertas de pizarra muy inclinadas con ventanales), decoración estucada y una elegancia muy aristocrática. Un ejemplo es el Palacio del Louvre, construido inicialmente como palacio real.
Resto de Europa
En otras regiones europeas, los elementos góticos se fusionaron con los renacentistas. Esto se manifestó insertando estructuras, patios o portadas renacentistas en edificios góticos, o bien mezclando elementos decorativos, dando lugar a estilos nacionales como el Plateresco en España. En otros casos, como en el Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, se construyó siguiendo formas plenamente italianas.
La Escultura Renacentista: Innovaciones y Maestros
Entre las novedades de la escultura renacentista destacan:
- El renacer del concepto de canon clásico, aunque ahora se estableció uno más alargado (nueve o diez cabezas).
- Predilección por los temas cristianos y mitológicos. Asociado a ello, cobra nueva vigencia el desnudo.
- Los materiales usados son diversos: desde el bronce y el mármol hasta la madera, piedra, yeso o la terracota esmaltada.
- Se intentó representar en el relieve la tercera dimensión, enmarcando las escenas en un escenario arquitectónico o campestre, con uso de la perspectiva tanto geométrica como aérea (schiacciato).
- Se produjo una síntesis entre el naturalismo gótico (realismo y detalle) y la imitación de los modelos antiguos. La realidad se idealiza y se recuperan géneros como el retrato ecuestre, bustos, tondos, etc.
Donatello (c. 1386-1466)
En el taller de Ghiberti se formó el principal escultor del periodo: Donatello. Su obra abarca todo tipo de materiales y soportes, desde el bronce a la piedra y desde el relieve al bulto redondo.
El carácter innovador y experimental de Donatello se plasma en sus obras, las cuales presentan perfección perspectiva y compositiva en el relieve, y el uso del desnudo, el contrapposto y el realismo estilizado en el bulto redondo. A la vez, introduce un lirismo de carácter popular en sus creaciones y es uno de los primeros artistas en profundizar en el retrato psicológico.
Sus principales obras son el David (en bronce), San Jorge, la Magdalena penitente o la escultura ecuestre del condottiero Gattamelata. También llevó a cabo importantes relieves, como los de la pila bautismal del Baptisterio de Siena.
Pintura del Renacimiento: Perspectiva y Humanismo
Masaccio (1401-1428)
Masaccio es considerado el principal pintor del Quattrocento y el primero en utilizar la perspectiva geométrica de forma sistemática, influido por Brunelleschi y Donatello. Sus obras poseen gran verismo, debido al sabio uso de la luz, los volúmenes robustos y contundentes y las miradas expresivas. Sin embargo, su pintura conserva aún ciertos rasgos góticos, como la idealización de las figuras y la solemnidad de las escenas, aunque la composición y el equilibrio cromático son plenamente renacentistas.
Sus obras más impresionantes son los frescos de las iglesias florentinas de Santa María Novella (La Trinidad) y de Santa María del Carmine (Capilla Brancacci). En esta última destaca El Tributo de la Moneda, donde compone en una única escena teatral tres momentos distintos de la misma acción. Los personajes interactúan enmarcados en paisajes mínimos con arquitecturas cuyas líneas apoyan la perspectiva.
Sandro Botticelli (c. 1445-1510)
Botticelli es el máximo exponente de la corriente poética y refinada de corte neoplatónico que intentó aunar el cristianismo con el idealismo paganizante.
Su pintura sufrió una importante evolución, ligada a los avatares políticos y sociales de la República de Florencia. Al principio, suele ignorar los logros de la perspectiva, prefiriendo el idealismo, la pureza de líneas, las formas curvilíneas, lánguidas y suaves, de rostros ovalados y elegantes, con miradas dulces. La temática es, en consonancia, de carácter alegórico, paganizante y religioso.
De su primera época destacan La Primavera y El nacimiento de Venus, ambas en temple sobre lienzo. Son obras alegóricas de gran simbolismo, incluyendo la medida del lienzo, que guarda la proporción áurea entre sus lados. En los frescos de la Capilla Sixtina destaca El Castigo de Coré, Datán y Abirón.
También son importantes sus Madonnas, que sitúa en ocasiones en un tondo (formato circular), como la Virgen del Magnificat. La temática moralizante y religiosa fue la predominante al final de su vida, momento en el que se adhirió a las doctrinas de Savonarola, llegando a destruir algunas de sus obras de tema pagano. Son ejemplos de esta etapa La Calumnia de Apeles y la Natividad Mística.
Leonardo da Vinci (1452-1519)
Leonardo da Vinci encarna el arquetipo de artista total, del genio humanista del Renacimiento. No solo fue pintor, sino también arquitecto, teórico, inventor, ingeniero militar, escultor, anatomista, botánico, músico, escritor, etc. Como ejemplo de su ingenio, basta decir que su famoso Códice sobre el vuelo de las aves lo escribió usando escritura especular (solo se puede leer correctamente si se refleja en un espejo).
Se formó en el taller de Andrea del Verrocchio. Se cree que Leonardo sirvió de modelo para el David de Verrocchio, y en dicho taller alcanzó el grado de maestro tras algunas colaboraciones, como los ángeles que aparecen en El Bautismo de Cristo de su maestro.
Cuando se independizó, marchó a Milán al servicio del duque Ludovico Sforza, donde trabajó como ingeniero militar, creando un sinfín de inventos. En Milán crearía algunas de sus primeras obras maestras, como La Virgen de las Rocas.
En esta pintura ya introdujo ciertas novedades que crearían escuela. La más importante es el sfumato (esfumado), técnica referida tanto a la perspectiva aérea como al difuminado de los contornos, que otorga a sus pinturas una característica suavidad y misterio.
Sus pinturas se caracterizan por contener figuras serenas, a menudo en composiciones triangulares (composición piramidal), con rostros de rasgos suaves y fondos paisajísticos que se degradan en la gama fría para dar profundidad (perspectiva atmosférica).
En Milán pintó también La Última Cena en el refectorio de Santa Maria delle Grazie. La obra sufrió graves problemas de conservación debido a la técnica experimental empleada por Leonardo (temple y óleo sobre yeso seco, en lugar del tradicional fresco), lo que provocó un rápido deterioro.
A consecuencia de conflictos políticos, se trasladó a Venecia, donde diseñó algunos inventos, y de allí pasó a Florencia, desarrollando labor como ingeniero y artista. No dejó de viajar, pues los más importantes gobernantes demandaron sus servicios, desde el rey de Francia Francisco I hasta los Médici. Durante su segunda estancia florentina pintaría su obra más famosa, La Gioconda (o Mona Lisa), donde aplicó magistralmente el sfumato y recursos compositivos renacentistas.
Rafael Sanzio (1483-1520)
Rafael Sanzio se formó inicialmente con su padre y luego probablemente en el taller de Perugino, uno de los grandes maestros del Quattrocento. Pronto superó a sus maestros, incluso en sus obras de juventud, como Los Desposorios de la Virgen.
Fue un artista carismático, de carácter alegre, amable y muy querido, características que a menudo se reflejan en la armonía de sus composiciones. La pintura de Rafael es preciosista, equilibrada y serena, con un dominio magistral de la luz y del color, utilizados con mesura para dibujar volúmenes luminosos y dulcificados. Sus composiciones son claras, simétricas y limpias, destacando el uso de la perspectiva y las estructuras piramidales.
Sus mejores obras al fresco se encuentran en las Estancias Vaticanas, encargadas por el Papa Julio II. Entre ellas destaca La Escuela de Atenas, considerada una obra programática de la pintura renacentista, junto a otras como El incendio del Borgo o La expulsión de Heliodoro del templo.
En cuanto a sus pinturas de caballete, destaca el tratamiento idealizado y tierno de los personajes en la pintura religiosa (como en La Virgen del jilguero o la Madonna Sixtina), con influencias de Leonardo. A la hora de afrontar retratos, posee gran capacidad de penetración psicológica, como en el caso de La Fornarina o el retrato de Baltasar de Castiglione.
Tiziano Vecellio (c. 1488/1490-1576)
Tiziano Vecellio, figura central de la escuela veneciana, fue discípulo de Giorgione, cuyo estilo siguió y superó ampliamente. Su dominio del color y la luz es único, modelando cuerpos femeninos voluptuosos en temas mitológicos y religiosos (como su Venus de Urbino o Dánae recibiendo la lluvia de oro) y logrando texturas excepcionales en atmósferas ricas y luminosas. Tiziano alcanzó la cumbre de la maestría en el retrato, dotado de agudísima profundidad psicológica (como el retrato de Carlos V a caballo en Mühlberg o el del Papa Paulo III).
Su uso del color y su pincelada suelta serían un preludio de la pintura barroca, ejerciendo una enorme influencia, sobre todo en la escuela española (Velázquez fue un gran admirador). Tiziano trabajó extensamente para la Monarquía Hispánica, especialmente para Carlos V y Felipe II. Fue uno de los primeros artistas en alcanzar un elevado estatus social y reconocimiento, siendo ennoblecido por el emperador Carlos V, un hito importante considerando que la pintura era vista a menudo como un trabajo manual.