Momentos Clave de la Historia de España: De la Romanización a la Transición Democrática

El Discurso de Manuel Azaña en Valencia (1937) y la Guerra Civil Española

Clasificación del Texto

El texto a comentar es de naturaleza histórico-circunstancial y, según su contenido, histórico-político. Se trata de un discurso pronunciado por Manuel Azaña en la Universidad de Valencia el 18 de julio de 1937. Esta fecha tiene una especial significación, ya que conmemora el primer aniversario del golpe militar contra la Segunda República. Azaña fue Jefe del Gobierno desde 1931 hasta 1933 y Presidente de la República desde 1936 hasta el final del conflicto civil. El discurso fue pronunciado en un contexto crítico para el gobierno republicano, que se encontraba en Valencia tras el asedio a Madrid, y su destinatario era tanto el pueblo español como la comunidad internacional. Se trata de un texto público y una fuente primaria.

Contexto Histórico: La Guerra Civil Española

El contexto histórico se enmarca en la Guerra Civil Española (1936-1939), iniciada a causa del golpe de Estado en Melilla el 17 de julio de 1936 y extendido a la Península los días 18 y 19 del mismo mes. Desde que el Frente Popular ganó las elecciones en febrero de 1936, comenzaron los rumores de un levantamiento militar contra la República, los cuales se evidenciaron por el aumento de la violencia y la conspiración entre altos mandos militares. Aunque la sublevación tuvo éxito en algunas zonas, fracasó en otras como Madrid, donde la resistencia republicana fue decisiva. El fracaso parcial del golpe evidenció la división de los españoles y del territorio en dos bandos: el sublevado y el republicano, que se enfrentaron hasta 1939 debido a la incapacidad del gobierno para acabar en los primeros días con los focos rebeldes y sus dificultades para organizar las fuerzas republicanas. La guerra tuvo varias etapas hasta que finalizó con la victoria de los sublevados, lo que resultó en la instauración de una dictadura bajo la figura de Francisco Franco, la represión de los vencidos (sobre todo en los años 40) y una oleada de exiliados, además de la mortalidad provocada por la guerra. Asimismo, la Guerra Civil Española fue uno de los conflictos del siglo XX que más repercusión internacional provocó. El apoyo externo a los bandos en lucha dotó a la guerra de una dimensión militar mayor de la que hubiera tenido si se hubiera limitado a un enfrentamiento con los recursos bélicos disponibles en el país.

La Dimensión Internacional de la Guerra Civil

Respecto a la cuestión planteada, el ámbito internacional influyó significativamente en el desarrollo de la guerra, ya que España reprodujo el enfrentamiento ideológico entre fascismo, comunismo y democracia que marcó el período de entreguerras.

  • Posición de las democracias occidentales: Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos adoptaron una posición que, en la práctica, favoreció indirectamente a los sublevados. Gran Bretaña, con el objetivo de evitar la internacionalización del conflicto y una escalada con Alemania, presionó a Francia para crear el Comité de No Intervención (agosto de 1936) y no enviar armas ni ayuda a ninguno de los bandos. Aunque el acuerdo de no intervención fue firmado por la mayoría de los países europeos, no se pudo evitar la internacionalización de la guerra.
  • Apoyo a los sublevados:
    • Desde el principio, las potencias fascistas ofrecieron apoyo a los sublevados, permitiendo que el ejército de Franco (legionarios y regulares) pasase el Estrecho y continuara la lucha.
    • Alemania, por orden de Adolf Hitler, envió la Legión Cóndor, que tuvo un papel clave en los bombardeos de ciudades como Guernica, además de armamento y asesoramiento militar.
    • La Italia de Benito Mussolini ayudó con el Corpo di Truppe Volontarie (CTV), soporte aéreo y equipamiento bélico.
    • Portugal, bajo la dictadura de António de Oliveira Salazar, facilitó comunicaciones y suministros en sus puertos y permitió la llegada de unos 12.000 voluntarios.
  • Apoyo a la República:
    • La única gran potencia que apoyó a la República fue la URSS, que proporcionó: armas, aviones, carros de combate, material bélico y alimentos. Esta ayuda permitió salvar Madrid en 1936, lanzar la ofensiva de Teruel y la batalla del Ebro. A cambio, el gobierno republicano pagó con las reservas de oro del Banco de España, lo que aumentó la influencia soviética en la República y fortaleció al PCE (Partido Comunista de España), generando el recelo de las democracias occidentales.
    • Las Brigadas Internacionales, compuestas por voluntarios antifascistas de diversos países, lucharon junto a la República. Se retiraron en 1938 por orden del Comité de No Intervención.
    • México se declaró prorrepúblicano y envió alimentos y ayuda sanitaria.

El último año de guerra estuvo marcado por la situación internacional. El jefe del gobierno, Juan Negrín, defendía la necesidad de resistir con la esperanza de que la guerra civil se transformara en una guerra europea que obligara a Francia y Gran Bretaña a intervenir. Sin embargo, sectores dentro de la República consideraban la derrota inevitable y exploraban la posibilidad de negociar con Franco o buscar el exilio, como hizo Azaña.

El Discurso de Carrero Blanco (1973) y el Tardío Franquismo

Clasificación del Texto

El texto a comentar es de naturaleza histórico-circunstancial y, según su contenido, histórico-político. Se trata de un extracto del discurso pronunciado por Luis Carrero Blanco el 20 de julio de 1973 en las Cortes, un mes después de su nombramiento por Franco como Presidente del Gobierno. Carrero Blanco ocupó el cargo hasta su asesinato por ETA (“Operación Ogro”) en diciembre de 1973. A diferencia de otras figuras del franquismo, no pertenecía a ninguna familia política del régimen, sino que se identificaba plenamente con la obra de Franco, siendo un franquista puro contrario a la democracia. Es un texto público, dirigido a la nación española y una fuente primaria.

Contexto Histórico: El Ocaso del Régimen Franquista

El contexto histórico corresponde al último período del régimen franquista. Tras la victoria del bando sublevado en la Guerra Civil, España quedó bajo una dictadura autoritaria liderada por Franco durante casi cuarenta años. A pesar de la oposición internacional en los primeros años, con el aislamiento por parte de los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial y la resistencia de los exiliados, el franquismo sobrevivió apoyado en instituciones como el Ejército, la Iglesia y las familias políticas afines (falangistas, católicos y tecnócratas) bajo un sistema basado en las Leyes Fundamentales. El desarrollismo de los años 60 provocó un cambio social que desencadenó movimientos de oposición. A la resistencia tradicional republicana, socialista y comunista se unieron estudiantes, sindicatos como CC.OO. (Comisiones Obreras, creado por Marcelino Camacho), sectores eclesiásticos influidos por el Concilio Vaticano II y organizaciones terroristas como ETA y el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota). Además, el régimen se dividió entre inmovilistas, que se oponían a cualquier cambio, y aperturistas. En 1969, el escándalo de corrupción del caso Matesa, que involucraba a una empresa con respaldo político y económico del régimen, exacerbó la lucha entre tecnócratas y falangistas, generando inestabilidad. Las tímidas reformas, la designación de Juan Carlos de Borbón como sucesor en 1969 y el nombramiento de Carrero Blanco como Presidente del Gobierno en 1973 no frenaron las reivindicaciones democráticas. La muerte de Carrero en un atentado de ETA el 20 de diciembre de 1973 y el inicio de la crisis del petróleo aceleraron la descomposición del franquismo. La decadencia física de Franco y la debilidad del régimen ante la Marcha Verde organizada por Hasán II en el Sáhara Occidental evidenciaron la desintegración de la dictadura.

Idea Principal del Discurso de Carrero Blanco

La idea principal del discurso es la defensa de la continuidad del régimen franquista, sin cambios políticos. Como representante de los más fieles a Franco, resume su propósito en una sola palabra: “continuar”. Su gobierno tiene como objetivo consolidar el sistema político basado en los Principios del Movimiento Nacional y en las Leyes Fundamentales del Reino. Reitera su lealtad absoluta a Franco y su total apoyo al Príncipe Juan Carlos, designado por Franco como su sucesor. Subraya que la monarquía instaurada no es una restauración de la monarquía tradicional, sino una “Monarquía nueva”, que nace del Movimiento Nacional y es su continuadora. Deja claro que esta monarquía no es ajena a los principios del régimen franquista, sino su heredera legítima. Ha sido instaurada con el “ascenso clamoroso del pueblo español”, reafirmando la legitimidad del sistema. El discurso es una afirmación rotunda del legado político de Franco.

Consecuencias y Sucesos Posteriores

El nombramiento de Luis Carrero Blanco como Presidente del Gobierno en 1973, cuando Franco renunció a dicho cargo separando la Jefatura del Estado de la Presidencia del Gobierno, parecía haber resuelto los problemas entre aperturistas e inmovilistas, favoreciendo a estos últimos. La muerte de Carrero a manos de ETA significó la desaparición del personaje que mejor podía garantizar la continuidad del régimen tras la muerte de Franco. Carlos Arias Navarro fue elegido para sustituirlo y en su primer discurso prometió reformas (el llamado “espíritu del 12 de febrero”), pero estas fueron frenadas por:

  • Huelgas debido a la crisis económica de 1973.
  • Protestas estudiantiles.
  • Ejecuciones de Salvador Puig Antich y Heinz Chez.
  • La homilía del obispo Añoveros y el éxito de la Revolución de los Claveles en Portugal en abril de 1974.

Ante la creciente oposición, el régimen reaccionó con represión, ejecutando a miembros del FRAP y ETA, lo que generó condena internacional. Además, se enfrentó al Vaticano, que advirtió que la expulsión de Añoveros significaría la ruptura del Concordato y la excomunión de quien llevara a cabo esa acción. El desarrollo económico y el éxodo rural de los años 60 habían transformado la sociedad española. En 1974, el PCE impulsó la Junta Democrática de España, que integraba a partidos de izquierda como el PSP (Partido Socialista Popular) de Enrique Tierno Galván, e incluso figuras de la derecha democrática, con un programa para salir de la dictadura. El régimen, incapaz de frenar las aspiraciones democráticas, asistió desde julio de 1975 a una larga agonía que concluyó con el fallecimiento de Franco el 20 de noviembre de ese año. Su muerte no significó un cambio inmediato, ya que Arias Navarro intentó mantener el franquismo.

La Romanización de Hispania

La Península Ibérica experimentó varios siglos de unidad política bajo el dominio de Roma. Los romanos llegaron para combatir a los cartagineses durante la Segunda Guerra Púnica. En el año 218 a.C., las legiones romanas desembarcaron en Ampurias (Emporion). La conquista duró unos 200 años hasta que, en la época de Augusto, lograron someter a cántabros y astures en el 19 a.C.

La presencia romana introdujo en Hispania elementos culturales, así como la estructura social y económica de la civilización romana. Esto dio lugar a un proceso conocido como romanización, que supuso un cambio profundo en la vida de sus habitantes. Entre sus manifestaciones destacan:

  • La difusión de la lengua latina.
  • El culto a los dioses romanos y el culto imperial.
  • La implantación del derecho romano frente a las costumbres tribales.
  • El desarrollo del urbanismo, con la construcción de ciudades y diferentes tipos de edificios: templos, teatros, anfiteatros, circos, acueductos, termas.
  • La adopción de nuevas costumbres y del sistema monetario (el denario romano).

Este proceso no se produjo de forma homogénea; fue más intenso en las áreas mediterráneas y en los valles del Guadalquivir y del Ebro, mientras que el norte peninsular apenas se romanizó. Instrumentos esenciales de este proceso fueron el ejército y los colonos romanos, muchos de ellos antiguos militares jubilados (eméritos), que fundaron nuevas ciudades como Augusta Emerita (Mérida). Partiendo de Roma, se construyeron las primeras calzadas por razones militares y para facilitar el transporte de mercancías, uniendo áreas productivas con las consumidoras. Además, la integración de Hispania en la cultura romana se muestra en el hecho de que nuestro territorio fue cuna de emperadores como Trajano, Adriano y Teodosio, e intelectuales como Séneca y Marcial.

El Imperio de Felipe II: Política Exterior y Conflictos

Felipe II heredó un inmenso imperio de su padre, Carlos I. Se convirtió en el primer imperio global, abarcando posesiones en todos los continentes. Su política exterior estuvo marcada por múltiples frentes:

  • Francia: En el primer año de su reinado, Felipe II se enfrentó a Francia, donde los tercios españoles vencieron en la batalla de San Quintín (1557). Durante las guerras de religión en Francia, Felipe II apoyó a los católicos frente a los hugonotes (protestantes calvinistas).
  • Países Bajos: La guerra en los Países Bajos surgió por el descontento ante los altos impuestos, el surgimiento de un sentimiento nacionalista y el conflicto religioso por la extensión del calvinismo. La rebelión en Flandes fue apoyada por Francia e Inglaterra. En 1579, las provincias del sur (Unión de Arras), católicas, aceptaron la autoridad de Felipe II, pero las del norte (Unión de Utrecht), calvinistas, continuaron luchando por su independencia. La rebelión nunca fue completamente controlada, y Felipe II designó a su hija Isabel Clara Eugenia como gobernadora. Sin embargo, al no tener descendencia, los Países Bajos volvieron a la Corona española en el siglo XVII, reabriendo el conflicto.
  • Imperio Otomano: Ante la expansión del Imperio Otomano por el Mediterráneo, se formó la Santa Liga, una alianza de la Monarquía Hispánica con Génova, el Papado y Venecia. El enfrentamiento naval tuvo lugar en el golfo de Lepanto (1571). La victoria de la Santa Liga frenó temporalmente el avance turco en el Mediterráneo occidental.
  • Inglaterra: Al principio de su reinado, existía una relación de amistad, ya que Felipe II se casó con la reina María I Tudor de Inglaterra. Sin embargo, al subir al trono Isabel I, de religión anglicana y que apoyaba a los corsarios que atacaban los barcos españoles procedentes de América, comenzaron los enfrentamientos. Felipe II preparó una gran flota para invadir Inglaterra: la Grande y Felicísima Armada (conocida como la Armada Invencible). La expedición fue un desastre y regresó diezmada y vencida en 1588.
  • Portugal: En 1581, Felipe II anexionó Portugal y sus vastas posesiones de ultramar tras la muerte sin descendencia del rey portugués, Sebastián I, y del cardenal-rey Enrique I. Felipe II hizo valer sus derechos dinásticos, ya que era hijo de Isabel de Portugal.

El Despotismo Ilustrado en España: Carlos III

El despotismo ilustrado fue una forma de gobierno muy extendida en el siglo XVIII por Europa. Se fundamentaba en la defensa del absolutismo monárquico, pero haciendo hincapié en el papel del gobernante como benefactor de su pueblo e impulsor de reformas para permitir el progreso y la modernización del país, bajo el lema “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

En España, Carlos III (1759-1788) fue el principal exponente del despotismo ilustrado. Durante su reinado emprendió un amplio programa de reformas, rodeándose de ministros ilustrados como el marqués de Esquilache, Pedro Rodríguez de Campomanes, el conde de Floridablanca o el conde de Aranda. Las principales reformas fueron:

  • Mejora de las comunicaciones e infraestructuras: incluyó el desarrollo de una red radial de caminos, la construcción de puentes y la modernización de puertos.
  • Reformas fiscales: Se intentó el establecimiento de la contribución única para racionalizar los impuestos.
  • Comercio: Liberalización del comercio con América (1778), eliminando el monopolio comercial de Cádiz (que había sustituido a Sevilla) con las colonias.
  • Industria: Incentivo de la actividad industrial, que incluyó la construcción de astilleros, la creación del Banco Nacional de San Carlos (antecedente del Banco de España) y la fundación de Reales Fábricas de productos de lujo (tapices, porcelana) y armamento.
  • Cultura y sociedad: Surgimiento de las Sociedades Económicas de Amigos del País, que ayudaron a difundir la cultura, la ciencia y la formación técnica.
  • Agricultura: Intentos de reforma agraria, buscando reducir los privilegios de la Mesta y repoblar zonas como Sierra Morena con colonos (Nuevas Poblaciones de Andalucía y Sierra Morena, dirigidas por Pablo de Olavide).
  • Educación: Reformas en el ámbito cultural y educativo, que incluyeron la renovación de planes de estudio universitarios y el impulso a las Reales Academias.

Estas reformas se vieron frenadas por la oposición de los estamentos privilegiados (nobleza y clero) y, en ocasiones, por la falta de comprensión de las clases populares, como se manifestó en el Motín de Esquilache (1766), una revuelta popular contra las medidas del ministro Esquilache que tuvo profundas consecuencias políticas.

La Dictadura Franquista (1939-1975)

España vivió políticamente bajo el franquismo, es decir, la dictadura del general Francisco Franco, quien ejerció un poder casi absoluto al concentrar el poder legislativo, ejecutivo, el mando supremo del ejército y la jefatura del partido único (FET y de las JONS). Ejerció su poder de manera directa y personal.

Los Gobiernos Autárquicos (Años 40)

Este período estuvo marcado por gobiernos dominados por el Ejército y la Falange. Se mantuvo una resistencia armada en las montañas más aisladas, conocida como los maquis. El régimen aplaudió la invasión alemana a la URSS en 1941 y, por iniciativa de Ramón Serrano Suñer, envió voluntarios españoles para apoyarla con la División Azul.

Económicamente, el régimen franquista adoptó la autarquía, un modelo económico inspirado en el fascismo italiano y alemán, basado en la autosuficiencia y la intervención estatal. Esta política fue un fracaso, provocando la caída de la producción, escasez de productos, el racionamiento (mediante cartillas de racionamiento) y la aparición del mercado negro (estraperlo).

A partir de 1943, ante la previsible derrota de Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial, Franco consideró prudente distanciarse de cualquier connotación fascista: eliminó la simbología fascista más evidente y la Falange perdió protagonismo. Franco buscaba ser aceptado en el nuevo orden internacional y otorgó más importancia a los ministros católicos, que podían ser mejor vistos por las democracias occidentales. De esta forma, en el terreno ideológico el falangismo fue progresivamente sustituido por el nacionalcatolicismo. Tras la guerra, España sufrió el aislamiento internacional: no fue admitida en la ONU y la mayoría de los embajadores fueron retirados.

Los Años 50: El Fin del Aislamiento y de la Autarquía

Tras el fracaso de la autarquía, en los años cincuenta se produjo un cambio en la política económica que incluyó la liberalización parcial de precios y comercio, así como el fin del racionamiento de alimentos. Con el estallido de la Guerra Fría, el régimen franquista salió del aislamiento internacional gracias a su declarado anticomunismo. En 1953, España firmó acuerdos con Estados Unidos para recibir ayuda económica a cambio de la instalación de bases militares estadounidenses en territorio español, y un Concordato con la Santa Sede que garantizaba la preeminencia de la Iglesia católica en España. Finalmente, España ingresó en la ONU en 1955.

Tras veinte años de políticas económicas fallidas, Franco permitió en 1957 la entrada en el gobierno de un grupo de tecnócratas, muchos de ellos vinculados al Opus Dei. Estos nuevos ministros diseñaron el giro definitivo en la política económica: el Plan de Estabilización de 1959.

El Desarrollismo de los Años 60

En esta etapa, los tecnócratas (muchos del Opus Dei) llegaron al gobierno. Implementaron el Plan de Estabilización de 1959, buscando mejorar la imagen del régimen y avanzar hacia la modernización económica, social y, en menor medida, política. Esta tímida modernización política se reflejó en una aparente liberalización del régimen con medidas como la Ley de Prensa e Imprenta de 1966 (impulsada por Manuel Fraga Iribarne), la Ley de Libertad Religiosa (1967) y, en 1969, la designación por Franco de Juan Carlos de Borbón, hijo de don Juan de Borbón, como su sucesor a título de Rey. A pesar de estas reformas, todas estas normas quedaron en gran medida en una operación de maquillaje que no lograron enmascarar el carácter autoritario del régimen. Esto se evidenció en la continua represión de la oposición, como lo demuestran acontecimientos como la condena al llamado “Contubernio de Múnich” (1962), la ejecución de Julián Grimau (1963) y la creación del Tribunal de Orden Público (TOP) en 1963, encargado de la represión política.

Económicamente, se produjo una masiva emigración de mano de obra campesina hacia las ciudades industriales españolas y hacia Europa. A la vez que la agricultura se modernizó, amplias zonas del interior quedaron despobladas. Se aprobaron los Planes de Desarrollo Económico y Social, que se concretaron en tres planes de vigencia cuatrienal, dando lugar a los Polos de Desarrollo y Promoción Industrial, creados en ciudades seleccionadas para modernizar la industria y fomentar la creación de nuevas empresas.

El Tardío Franquismo y la Crisis del Régimen (1969-1975)

El cambio social experimentado durante el desarrollismo desencadenó un aumento de los movimientos de oposición al régimen franquista. A la oposición tradicional se sumaron con fuerza estudiantes, nuevos sindicatos clandestinos (como Comisiones Obreras, CC.OO.), sectores eclesiásticos progresistas influidos por el Concilio Vaticano II, y grupos armados como ETA y el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota). El régimen se dividió internamente entre inmovilistas (el “búnker”), que se oponían a cualquier cambio y estaban dispuestos a acentuar la represión para garantizar la continuidad del régimen; y los aperturistas, que creían necesarias ciertas reformas hacia una democracia controlada.

En junio de 1973, Franco, ya anciano y con la salud debilitada, cedió la Jefatura del Gobierno al almirante Luis Carrero Blanco, su hombre de confianza, quien dominó la escena política, resolviendo temporalmente las tensiones entre aperturistas e inmovilistas a favor de estos últimos. Sin embargo, en diciembre de ese mismo año, ETA asesinó a Carrero Blanco en un atentado en Madrid. Franco designó a Carlos Arias Navarro como nuevo presidente del Gobierno. Arias Navarro propuso reformas moderadas (el “espíritu del 12 de febrero”), pero estas se vieron frenadas por la intensificación de las huelgas, las protestas estudiantiles, el impacto de la Revolución de los Claveles en Portugal (1974), así como la crisis del Sáhara Occidental, provocada por la Marcha Verde organizada por el rey Hasán II de Marruecos en 1975. El 20 de noviembre de 1975, tras una larga agonía, falleció Franco.

La Transición Democrática (1975-1982)

Con la muerte de Franco se inicia la Transición a la Democracia. Juan Carlos I fue coronado rey el 22 de noviembre de 1975, y en su discurso de proclamación ante las Cortes franquistas aparecieron claramente sus intenciones: reformismo y concordia.

El Gobierno de Arias Navarro (Noviembre 1975 – Julio 1976)

En el gobierno de esos momentos encontramos tanto continuismo, con Carlos Arias Navarro como Presidente del Gobierno, como reformistas, con figuras como Manuel Fraga Iribarne. Hubo graves conflictos laborales y una reacción autoritaria por parte del gobierno, como en los sucesos de Vitoria (marzo de 1976) y los incidentes de Montejurra (mayo de 1976). La oposición democrática se unificó: en marzo de 1976 se creó la Coordinación Democrática (conocida popularmente como “Platajunta”). Ante la lentitud de las reformas, el rey forzó la dimisión de Arias Navarro en julio de 1976.

El Gobierno de Adolfo Suárez y la Ley para la Reforma Política (Julio 1976 – Junio 1977)

El nombramiento de Adolfo Suárez, un hombre procedente del Movimiento Nacional, como nuevo presidente del Gobierno en julio de 1976, fue recibido inicialmente con decepción por la oposición y sectores reformistas, que pensaron que no era la persona adecuada para liderar el proceso de cambio hacia la democracia. Sin embargo, Suárez comenzó rápidamente el desmantelamiento del franquismo:

  1. Amnistía política: Se concedió una amnistía parcial para presos políticos. La medida tuvo el apoyo de la mayoría de las fuerzas políticas y de la prensa internacional.
  2. Contacto con la oposición: Suárez se reunió con los dirigentes de los partidos de la oposición, que aún no estaban legalizados, como el PSP (Partido Socialista Popular) de Enrique Tierno Galván y el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) de Felipe González. Además, promovió un acercamiento con los representantes de algunos sindicatos, como la UGT (Unión General de Trabajadores) y la USO (Unión Sindical Obrera).
  3. Ley para la Reforma Política: Se aprobó la Ley para la Reforma Política, que señalaba el proceso para sustituir la dictadura por un sistema democrático. Fue aprobada por las Cortes franquistas en noviembre de 1976 y sometida a referéndum popular en diciembre de 1976, obteniendo un masivo apoyo. En su contenido se distinguían tres partes:
    • Fundamentos políticos: Soberanía popular, derechos fundamentales, sufragio universal.
    • Fundamentos institucionales: Cortes bicamerales (Congreso y Senado) elegidas por sufragio universal.
    • Se estipulaba que el Gobierno y las Cortes debían elaborar un texto constitucional, que sería debatido y aprobado en ambas Cámaras y sometido a referéndum del pueblo español.
  4. Legalización de partidos políticos y sindicatos: Se legalizaron los partidos políticos y los sindicatos. La legalización del Partido Comunista de España (PCE) en abril de 1977 (Sábado Santo Rojo) desató una gran crisis con el sector más inmovilista del ejército, y algunos altos cargos dimitieron. El PCE, liderado por Santiago Carrillo, aceptó la monarquía y la bandera bicolor, decisión que tranquilizó tanto al Gobierno como a la mayoría de los militares. El PCE aceptó todo esto pese a los asesinatos de los abogados de Atocha en enero de 1977, donde la extrema derecha asesinó a abogados laboralistas vinculados al PCE.
  5. Disolución de instituciones franquistas: Se disolvieron el Tribunal de Orden Público (TOP) y el Movimiento Nacional y su estructura sindical.

La Legislatura Constituyente y el Primer Gobierno de UCD (Junio 1977 – Marzo 1979)

En junio de 1977, se celebraron las primeras elecciones democráticas desde la Segunda República. Fueron ganadas por la Unión de Centro Democrático (UCD), coalición liderada por Adolfo Suárez. El segundo partido más votado fue el PSOE de Felipe González, que sorprendió a muchos al lograr la hegemonía en la izquierda, superando al PCE. El nuevo gobierno de Suárez se preparó para hacer frente a los principales desafíos del momento:

  • Superar la grave crisis económica mediante los Pactos de la Moncloa (octubre de 1977): Estos acuerdos entre el gobierno de Suárez, los principales partidos políticos y los sindicatos tenían como objetivo abordar las graves dificultades económicas (alta inflación, desempleo), incluyendo la devaluación de la peseta, el control del gasto público, la racionalización del gasto energético y la moderación salarial.
  • Elaborar un texto constitucional: la Constitución de 1978, aprobada en referéndum el 6 de diciembre de 1978.
  • Atender a las exigencias autonómicas, con lo que surgió un nuevo modelo territorial del Estado: el Estado de las Autonomías (conocido coloquialmente como “café para todos”). Se aprobaron los primeros estatutos de autonomía para Cataluña y el País Vasco.

El Segundo Gobierno de UCD y la Crisis Política (Marzo 1979 – Octubre 1982)

Tras aprobarse la Constitución de 1978 y finalizar la legislatura constituyente, las Cortes fueron disueltas y se convocaron elecciones generales en marzo de 1979, que volvió a ganar UCD, aunque sin mayoría absoluta. El principal problema del segundo gobierno de Suárez fue el terrorismo de ETA y de grupos de extrema izquierda (como los GRAPO). Surgió un clima de tensión y rumores sobre un posible golpe de Estado (“ruido de sables”). Las Fuerzas Armadas y la extrema derecha se sentían traicionadas por medidas como la legalización del PCE y la creación de las autonomías. En noviembre de 1978 se desarticuló la “Operación Galaxia“, un intento de golpe de Estado en el que estaban implicados militares que querían secuestrar al gobierno en el Palacio de la Moncloa.

Adolfo Suárez, desgastado por la crisis económica, el terrorismo, las tensiones internas en UCD y la presión de la oposición y de sectores involucionistas, dimitió en enero de 1981. Leopoldo Calvo-Sotelo fue designado candidato de UCD a la presidencia del Gobierno. Tras no obtener la mayoría suficiente en una primera votación de investidura, se fijó para el día 23 de febrero de 1981 la segunda votación.

Mientras se celebraba la votación de investidura de Calvo-Sotelo, el 23 de febrero de 1981 (23-F), un grupo de Guardias Civiles dirigidos por el teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el Congreso de los Diputados, secuestrando a los diputados y al gobierno. Al mismo tiempo, el capitán general de la III Región Militar (Valencia), Jaime Milans del Bosch, decretó el estado de excepción y sacó los tanques a las calles de Valencia. El papel del rey Juan Carlos I fue decisivo para abortar el golpe. En la madrugada del 24 de febrero se dirigió a los ciudadanos a través de un comunicado emitido en directo por RTVE, vestido con uniforme de capitán general, desautorizando a los golpistas y explicando las órdenes que había transmitido a los altos cargos militares de sumisión al orden constitucional. El fracaso del golpe de Estado fortaleció la joven democracia española.