Novela existencial de los años 40

Tema 5. La novela española de 1939 a 1975. Tendencias, autores y obras principales

La novela de este periodo histórico va a estar muy condiciona por las consecuencias de la Guerra Civil y, sobre todo, por la dictadura de del general Franco.

Novela triunfalista y existencialista de los años cuarenta


Durante los años cuarenta España se caracteriza por la represión política, la censura, el aislamiento internacional y la precariedad económica. Así, se va a producir un empobrecimiento cultural importante que hará que no se publiquen muchas novelas. Por un lado, verán la luz novelas triunfalistas que relatan el conflicto desde la perspectiva de los vencedores. Son, por ejemplo, “Javier Mariño” de Torrente Ballester o “La fiel infantería, p, e.” de García Serrano, que canta la victoria militar. Por otro lado, encontramos las novelas de corte existencial que se centran con un enfoque realista en la dolorida España. Vinculado al existencialismo surge una nueva corriente narrativa: el tremendismo, que acentúa aún más los aspectos más sórdidos, violentos y desagradables de los personajes. Las obras más destacadas de estas tendencias serían: “La familia Pascual Duarte” de Camilo José Cela, en la que un condenado a muerte describe en primera persona su penosa vida; “Nada” de Carmen Laforet, donde las ilusiones de una joven se frustran en el entorno de la realidad adversa y desagradable de una Barcelona a la que ha marchado a estudiar; “La sombra del ciprés es alargada” de Miguel Delibes, en la que se narra la historia de un joven abocado a la fatalidad del destino.

Realismo social de los años cincuenta

A principios de los años cincuenta en un contexto en el que en España se inicia una mayor apertura exterior y un mayor desarrollo económico, surge en el país una nueva corriente narrativa de corte realista que pretende denunciar la mala situación social con el objetivo de tomar conciencia de las injusticias y desigualdades y contribuir a su erradicación. Para conseguir el Realismo se opta por el objetivismo mediante fórmulas como el uso de narrador oculto que presenta los relatos como si hubiesen sido grabados por una cámara y así se evitan las valoraciones del narrador, un diálogo que refleja el habla coloquial, un protagonista que representa a una clase social, un orden lineal y un espacio y tiempo que se encuentran concentrados. Este Realismo en ocasiones evoluciona a una más explícita crítica. Una obra carácterística de esta época es “La Colmena” de Camilo José Cela. En ella se introducen innovaciones como la ausencia de un final preciso, el protagonista colectivo de muchos personajes y la técnica caleidoscópica al organizar la novela en secuencias o fragmentos autónomos. También podemos destacar obras como “El camino” de Miguel Delibes, quien retrata como nadie el mundo rural con su carácterístico estilo sobrio y sencillo, y “El Jarama” de Rafael Sánchez Ferlosio, en la que se presentan las conversaciones de unos jóvenes a la orilla un río como si hubieran sido grabadas. Sobresalen otros autores como Ignacio Aldecoa, con “El fulgor y la sangre”; Carmen Martín Gaite, con “Entre Visillos”; Ana María Matute, con “Los Abel”.

Renovación narrativa de los años sesenta hasta 1975


En este periodo la sociedad española irá experimentando una importante transformación debido a la industrialización, al turismo y a que se suaviza la censura, lo cual provocará una apertura a la influencia exterior. La novela también se moderniza y deja entrar las grandes aportaciones de novelistas extranjeros que se caracterizan principalmente por la innovación narrativa.
Esta se conseguirá por medio del uso del narrador cambiante, el desorden cronológico, el juego con la división del relato (desorden en los capítulos), la menor importancia del contenido, el monólogo interior, los finales abiertos, la alteración o desaparición de los signos de puntuación, la inserción de elementos pictóricos y fotográficos, el empleo de estilo indirecto libre.
La obra más carácterística de estos años fue “Tiempo de silencio” de Luis Martín Santos, con un contenido social, pero a su vez con carácter innovador pues emplea muchas de las técnicas mencionadas anteriormente. Otros autores significativos continuadores de esta línea renovadora son Camilo José Cela con su obra “San Camilo”, con monólogo interior y sin puntos y aparte; Miguel Delibes con obras como “Cinco horas con Mario”, que destaca por la técnica del monólogo; Gonzalo Torrente Ballester con “La saga/fuga de JB”, en la que aparecen las tres personas
narrativas; Carmen Martín Gaite con “Retahílas”; Juan Goytisolo con la publicación de “Señas de identidad”, en la que aparecen muchas las técnicas narrativas innovadoras; Juan Benet con su obra “Volverá a Regíón”, que incluye secuencias incompletas que obliga al lector a reconstruirlas y Juan Marsé con “Últimas tardes con Teresa”.