Principios Éticos y Políticos: Un Recorrido por Kant, Hobbes y Rousseau

La Filosofía Moral de Immanuel Kant: Razón, Libertad y Deber

Contexto Filosófico de Kant

Este texto aborda el pensamiento de Immanuel Kant (siglo XVIII), una figura central de la Edad Moderna (siglos XVI-XVIII), una etapa en la que el tema principal es el conocimiento. En esta época, emergen tres corrientes filosóficas importantes: el racionalismo (con Descartes), el empirismo (con Hume) y el idealismo trascendental, del que Kant forma parte.

Principios Fundamentales de la Ética Kantiana

Kant defiende un universalismo moral, es decir, sostiene que los valores morales son válidos en cualquier situación, sin depender de las circunstancias. Además, propone una ética formal, porque para él lo importante no es la finalidad de la acción, sino la forma en que se decide actuar. Por ello, no establece normas concretas, sino que sus mandatos son categóricos, pues se presentan como una obligación racional, y autónomos, ya que el sujeto es quien se da la norma a sí mismo.

La Libertad como Fundamento de la Moral

Este texto aborda el tema de la libertad como fundamento de la moral. Kant sostiene que es posible actuar moralmente guiándose por el imperativo categórico, gracias al uso de la razón y a la libertad inherente a los seres humanos.

Kant comienza preguntándose cómo es posible actuar moralmente según el imperativo categórico, ya que defiende una ética formal donde las normas no son hipotéticas, como en otros sistemas que dependen de una finalidad o de un bien concreto. En lugar de eso, las normas que él defiende son categóricas, es decir, se presentan como una obligación moral (“cómo un imperativo categórico sea posible”).

Después, el texto defiende el indeterminismo, ya que Kant cree que el ser humano tiene libertad de elección. Afirma que somos autónomos y que nuestras decisiones y acciones dependen de nuestra voluntad y nuestra razón. Esta libertad no es total, porque siempre se da dentro de unas condiciones, pero sí es una libertad real: está condicionada, pero no determinada. Kant presenta lo que llama una argumentación postulatoria de la libertad, según la cual, si decimos que una acción está bien o mal, es porque estamos suponiendo que el sujeto es libre. Por tanto, el juicio moral que hacemos sobre las acciones muestra que en la práctica somos libres, aunque esa libertad no se pueda demostrar teóricamente (“la idea de la libertad”, “suponemos la libertad de la voluntad de una inteligencia”).

Autonomía, Universalidad y el Deber

Más adelante, Kant sostiene que la moral tiene que ser autónoma y universal. Para que eso sea posible, tiene que basarse en algo que esté en la razón, que es común a todos los seres racionales. Ese elemento universal es el Deber, que se expresa a través del imperativo categórico (“la autonomía de la misma como condición formal”).

Luego, el filósofo explica qué condiciones deben cumplir todas las normas morales: deben poder convertirse en una ley universal, algo que Kant expresa con una de las fórmulas del imperativo categórico: “Obra de tal manera que la máxima de tu acción pueda ser tomada como ley universal de obligado cumplimiento”.

La Ética del Deber (Deontología)

Por último, Kant defiende una ética del deber, también conocida como ética deontológica, en la que lo moral se encuentra en cumplir con el deber u obligación moral. Este deber se expresa en principios que tienen un valor universal y que se deben cumplir sin importar las consecuencias. Lo importante es hacer el bien por respeto al deber, no por lo que se consiga con la acción. Por eso se opone a las éticas materiales, que se centran en lograr una finalidad concreta (“producir un interés que se llamaría moral”).

El Contractualismo: Hobbes y Rousseau

Concepto de Contractualismo

El contractualismo sostiene que la sociedad o el Estado se forma a partir de un acuerdo entre los individuos que la componen, quienes son considerados libres e iguales. Gracias a ese pacto, dejan atrás el estado de naturaleza, es decir, la situación previa a cualquier organización política.

Thomas Hobbes: El Estado de Naturaleza y el Leviatán

Thomas Hobbes (siglo XVII), autor de Leviatán, cree que ese estado natural en el que vivían los humanos era una guerra constante de todos contra todos (“Homo homini lupus est”). Por eso, ve necesario que se establezca un acuerdo común para formar un Estado soberano que garantice la seguridad de las personas. Los individuos aceptan renunciar a su libertad y al uso de su propio poder, que entregan a una figura superior, el Leviatán (el Estado), con el objetivo de que este imponga orden, paz y protección para todos.

Jean-Jacques Rousseau: El Buen Salvaje y la Voluntad General

Jean-Jacques Rousseau (siglo XVIII), autor de El contrato social, plantea, a través de la idea del buen salvaje, que en su origen los seres humanos eran libres, felices e inocentes. Con el tiempo, las necesidades los llevaron a vivir en sociedad, pero entonces apareció la propiedad privada, que causó desigualdad y enfrentamientos. Por eso, propone crear un contrato social donde el pueblo sea quien ejerza la soberanía, y toda decisión política esté basada en la voluntad general, que representa el bien común, dejando de lado el interés personal y egoísta de cada uno.

Conceptos Clave en Filosofía y Ética

La Teoría Ética de los Cínicos

La teoría ética de los cínicos (Diógenes, siglo IV a. C.) defendía que lo correcto era vivir de forma simple y natural, dejando de lado las normas sociales y su hipocresía. Para ellos, el ideal de vida era la autarquía, es decir, ser totalmente autosuficientes e independientes.

Virtud Dianoética (en Aristóteles)

Para Aristóteles, el ser humano tiene como objetivo alcanzar la felicidad, entendida como una actividad del alma. Esta se logra especialmente llevando una vida centrada en el pensamiento, es decir, con la práctica de la virtud dianoética, que perfecciona la inteligencia, lo que nos hace propiamente humanos. Aun así, para él, la felicidad perfecta nunca se alcanza por completo.

Legitimidad

La legitimidad es un concepto relacionado con la justicia y la moralidad que debe tener todo sistema político o forma de gobierno. Es lo que da sentido justo a cualquier organización social.

Fundamento del Poder Político y Organización Social en la Edad Media

Durante la Edad Media, se entendía la sociedad de forma organicista, como un conjunto en el que cada parte cumple su función. Se creía que el poder venía de un origen divino, y por eso se consideraba que el poder religioso y espiritual estaba por encima del político o terrenal. Esto es lo que se conoce como la teoría de las dos espadas: el Papa, encargado de lo religioso, se situaba por encima de los reyes y señores feudales, que tenían poder en el mundo material.