Romanización, Islamización y Despotismo Ilustrado en la Península Ibérica

Conquista Romana

La ambición de Roma por expandirse chocó con los intereses cartagineses en la Península Ibérica, desencadenando la Segunda Guerra Púnica en 218 a.C. La resistencia y sometimiento de los pueblos ibéricos, así como la influencia de la cultura romana, marcaron la romanización de la península. Los principales instrumentos de romanización fueron el latín, la vida urbana y el ejército.

Islamización de Al-Andalus

El surgimiento del islam en Arabia llevó a la rápida expansión musulmana en la Península Ibérica, culminando en la creación de Al-Andalus. Durante la invasión musulmana, se crearon emiratos y, posteriormente, el Califato de Córdoba. Sin embargo, conflictos internos y externos llevaron a la fragmentación de Al-Andalus en pequeños reinos llamados taifas.

Paz de Utrecht y Despotismo Ilustrado

La Paz de Utrecht en 1713 marcó el fin de la Guerra de Sucesión Española y reconfiguró el mapa europeo. Este tratado tuvo consecuencias significativas para España, que se convirtió en una potencia de segunda categoría. Paralelamente, el Despotismo Ilustrado, adoptado por la monarquía absoluta europea en el siglo XVIII, buscaba aplicar las ideas reformistas de la Ilustración, como la autonomía del poder político y la importancia de la educación y las ciencias.

La Ilustración y el Despotismo Ilustrado

La Ilustración fue un movimiento filosófico, literario y científico que promovió la razón como instrumento de conocimiento verdadero, la autonomía del poder político y la importancia de la educación. En el contexto del Despotismo Ilustrado, la monarquía absoluta intentó aplicar estas ideas reformistas para modernizar la sociedad, aunque sin contar con la opinión mayoritaria de sus súbditos.