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2. LA LITERATURA DEL Siglo XVIII: EL NEOCLASICISMO

Desde finales del siglo VII se advertía en España un cambio de mentalidad entre los intelectuales. La llegada de la nueva dinastía trajo nuevas costumbres y una estética fundamentada en la razón y el buen gusto. Sin embargo, en España el espíritu Barroco estaba muy arraigado, por lo que encontramos manifestaciones que repiten las fórmulas de los grandes escritores del siglo ave, aunque con una evidente pérdida de calidad literaria.
Este pos barroquismo, censurado por algunas voces discordantes como la de fray Benito Jerónimo Feijoo en su Teatro critico, perdura hasta casi la mitad de siglo

2.1. CONCEPTO DE SIGLO DE LAS LUCES E ILUSTRACIÓN

Y ORIGEN DE LOS TÉRMINOS

El Siglo XVIII se denomina en Europa el Siglo de las Luces, pues los pensadores de esta época quieren desterrar de una vez por todas la ignorancia, la superstición y las tinieblas en las que aún muchos están sumidos, iluminándolos con la luz de la diosa Razón. 

Nuestra Ilustración constituye solo un movimiento llevado a cabo por una elite cultural que pretendía la europeización y la reforma de las costumbres y las instituciones en España, fomentadas desde una parte del poder, pero que contó con una fuerte oposición de los sectores más inmovilistas.

La literatura del Siglo XVIII no es solo neoclásica, sino que, de forma general, hasta el primer tercio predomina la corriente pos barroca, a mitad de siglo se imponen la estética neoclásica y el pensamiento ilustrado, que irán dejando paso, al final de siglo, al incipiente sentimiento ROMántico.

Rasgos de la literatura neoclásica

-Buen gusto es la facultad de aceptar lo bello y rechazar lo feo.

-Predominio de la razón; se ponen a disposición del arte los postulados de la ilustración, y se diversifica la creación literaria con elementos filosóficos, científicos o históricos.

-Carácter moralizador es un rasgo propio de los pensadores ilustrados, que pretenden educar al pueblo en los nuevos valores éticos, estéticos y científicos, por lo que estos contenidos se insertan no solo en las obras académicas y pedagógicas, sino también en las obras literarias. El ejemplo más significativo son las fabulas, donde se ve claramente la finalidad de “enseñar deleitando”.

-Utilidad: del carácter pragmático de los ilustrados nace esta carácterística, que supedita la belleza formal a la finalidad de las obras literarias, que no es otra que lograr la felicidad y mejorar estado de la sociedad de su época. (genero ensayístico).

2.3. LA LENGUA LITERARIA

En la lengua del Siglo XVIII primar la sencillez, la claridad y la facilidad de comunicación, de ahí que se la haya calificado a veces de prosaica y de que en ella sobresalga más una literatura de reflexión, de tipo ensayístico, que de creación ficcional. Los nuevas ideales se basan en la razón, el buen gusto, la verosimilitud y la pureza de dicción. Garcilaso es el ejemplo más representativo de clásico al que imitar, por el contrario, Góngora es el paradigma del estilo oscuro y artificioso del que hay que huir.

2.5. LA NARRATIVA. TENDENCIAS

El rasgo más destacado de la prosa dieciochesca es la decadencia de los géneros narrativos en beneficio del ensayo.

Junto a la narrativa ficcional y al ensayo, el costumbrismo es vital en el Siglo XVIII, narración breve que retrata, con tono amable, una escena cotidiana.

Por último, los ilustrados españoles experimentan el afán de viajar y observar de forma directa la realidad. Por estas causas son importantes el periodismo y los libros de viajes.

De este modo, dividiremos las manifestaciones de la prosa ficcional del Siglo XVIII en dos corrientes, en función de su carácter más o menos innovador, barroquizante y renovadora.


2.6. EL ENSAYO

El mayor hallazgo de la lengua literaria del XVIII es la creación de una prosa clara y precisa que fue un eficaz instrumento para difundir ideas ilustradas. De aquí arranca el ensayo moderno, con un estilo expositivo en el que se ha eliminado todo lo superfluo para una mayor claridad.

El ensayo es, pues, el género dieciochesco por excelencia. En un siglo en el que la razón es considerada como la guía del ser humano, la reflexión y la critica ocupan un lugar central en la producción literaria. El ilustrado desea participar como ciudadano en la proposición de soluciones útiles para la sociedad, de la que se siente, en cierto modo, responsable.

CarácterÍSTICAS DEL ENSAYO EN EL Siglo XVIII

-No encaja ni en los géneros literarios (narrativa, lírica y teatro)
Ni en la didáctica tradicionales.

– Trata gran variedad de temas, tanto cotidianos como filosóficos, morales, políticos o religiosos.

-Suele ser un texto breves, sin un encuadre sistemático, por lo que evita conclusiones definitivas.

-Presenta un espíritu escéptico y está fuera del contesto académico.

 Una de las formas ensayisticas más utilizadas son los diálogos.

 En estos no suele aparecer un vencedor y se respeta la opinión del contrincante.

Entre los autores más destacados en la prosa ensayística del Siglo XVIII podemos citar a los siguientes:

– Benito Jerónimo Feijoo

-José Cadalso

– Gaspar Melchor de Jovellanos

2.7. EL TEATRO

La renovación teatral

Los hombres de la ilustración tomaron como valores supremos la razón, la moral pública y el or- den social, y buscaron en la literatura el equilibro del “enseñar deleitando”. Para ellos el teatro era un mecanismo ideal para inculcar sus ideas reformistas, pero antes debían corregir sus excesos y depurarlo, por lo que separan claramente los géneros (tragedia y comedia)
, refuerzan su finalidad didáctica y respetan la regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción). Aunque en este tipo de teatro se agrupan muchas tendencias, destacaremos, por su importancia y por el éxito de público, la comedia neoclásica.

La comedia neoclásica

Empieza a tener éxito a finales de siglo. La comedia neoclásica es en realidad una comedia de costumbres burguesas con una discreta sátira social y abundantes toques sentimentales, que busca la verosimilitud y el didactismo. Alcanzará el éxito gracias a la formula de Leandro Fernández de Moratin.

Leandro Fernández de Moratin

El teatro de Moratin hijo es el representante genuino del teatro neoclásico. En sus comedias refleja los problemas de la clase media burguesa (la familia, el matrimonio, las relaciones sociales, los nuevos usos amorosos) con buen gusto y mesura, huyendo tanto de elementos maravillosos como de lo desagradable. La comedia moratiniana nace de una combinación de las comedias neoclásicas de costumbres y sentimental, en la que se plasma, con toques de sensibilidad, una critica a ciertos comportamientos sociales como la hipocresía, la vanidad o los prejuicios de clase.

Sus cinco obras teatrales pueden ser clasificadas por su temática en dos grupos: acuerdos matrimoniales (El viejo y la niña, El barón, La mojigata, El si de les niñas) y la crítica de los usos teatrales (La comedia nueva o El café)

El sí de los niñas es considerada la culminación de la producción dramática de Moratin. Toda la obra transcurre en una posada de la ciudad de Alcalá de Henares, a lo largo de diez horas y la acción se centra casi exclusivamente en la concertación de la boda de Francisca. La obra trata de la falsedad de los matrimonios concertados sin la voluntad de los que se van a casar.