Evolución Demográfica, Migraciones y Desarrollo Urbano en la España del Siglo XIX
El siglo XIX marcó un cambio significativo en el modelo demográfico español, abandonando progresivamente el patrón del Antiguo Régimen. La población creció de 10,5 millones a finales del siglo XVIII a 18,6 millones a principios del siglo XX. Aunque hubo un aumento, este fue lento en España en comparación con otros países europeos.
Características Demográficas del Siglo XIX
- Mortalidad: Fue la más elevada de Europa occidental, debido al atraso económico, las malas condiciones sanitarias, las crisis de subsistencia, la alta mortalidad infantil, las epidemias (fiebre amarilla, cólera) y las enfermedades endémicas (tuberculosis, viruela). La esperanza de vida era muy corta: 29 años en 1860 y 35 en 1900.
- Natalidad: Se mantuvo alta durante todo el siglo.
- Crecimiento Vegetativo: Fue bajo.
El modelo europeo de transición demográfica, del régimen antiguo al moderno, se corresponde con la Primera Revolución Industrial. En España, este cambio comenzó a notarse en el último tercio del siglo XIX, especialmente tras la epidemia de cólera de 1885. Cataluña inició su transición económica antes que el resto del país.
Movimientos Migratorios en España
El siglo XIX fue testigo de importantes movimientos migratorios. Aproximadamente un millón de españoles emigraron. Las leyes migratorias evolucionaron a lo largo del siglo: hasta 1835, la emigración estaba prohibida, pero la Constitución de 1869 reconoció el derecho a emigrar, lo que impulsó a muchos españoles a dirigirse a América Latina.
Además, la convulsa situación política del siglo XIX produjo numerosos exiliados, principalmente hacia Francia.
El éxodo rural generó desplazamientos internos, principalmente del norte al sur, y provocó el abandono de la Meseta Central, a excepción de Madrid. Los migrantes se dirigieron a la costa mediterránea y atlántica meridional en busca de tierras fértiles y mejores comunicaciones, lo que llevó a que la población levantina y meridional se duplicara.
Desarrollo Urbano y Nuevos Modelos de Ciudad
La urbanización en España fue lenta. En 1900, solo Madrid y Barcelona superaban el medio millón de habitantes, lo que confirmaba que España seguía siendo un país predominantemente rural. La población urbana apenas representaba el 9%, lo que explica la pervivencia del régimen demográfico antiguo hasta bien entrado el siglo XX.
Las nuevas clases burguesas, insatisfechas con los barrios estrechos, mal comunicados y sucios dentro de las murallas, impulsaron la creación de nuevos barrios fuera de estas, conocidos como ensanches. Estos se caracterizaban por ser:
- Ordenados, limpios y racionales.
- Con amplias zonas verdes.
- Utilizaban tramas urbanísticas de cuadrícula u ortogonales, con calles que se entrecruzaban formando manzanas cuadradas perfectamente ordenadas.
- Esquinas achaflanadas y calles amplias, complementadas con grandes vías transversales para facilitar los desplazamientos.
Destacan el Ensanche de Barcelona, diseñado por Ildefonso Cerdà, y el Ensanche de Madrid, obra de Carlos María Castro, que se dividió en el ensanche norte (Chamberí), el este (Salamanca y Retiro) y el sur (Arganzuela).
Otros ejemplos interesantes incluyen la ciudad jardín, que en España tuvo su reflejo en la Ciudad Lineal de Arturo Soria. Este modelo creaba un eje central por donde pasaba el tranvía, con casas rodeadas de espacios verdes a ambos lados.
En contraposición a los ensanches burgueses, surgieron los barrios obreros, una necesidad derivada de la industrialización y la llegada masiva de emigrantes rurales. La mayoría de la población obrera vivía cerca de las fábricas, hacinada en viviendas autoconstruidas, con calles sin pavimentar, sin alcantarillado y sin acceso a agua corriente.
La Revolución Industrial y la Economía Española del Siglo XIX
La Revolución Industrial en España se considera “fallida” o incompleta debido a varios factores:
- Escasa capacidad productiva de las manufacturas tradicionales.
- Inexistencia de un mercado nacional unificado.
- Escasez de capitales.
Todo ello llevó a la creación de una industria poco competitiva, y la agricultura siguió siendo la base económica del país.
Desarrollo Industrial por Sectores
Industria Textil
La industria textil en España se inició con el algodón en Cataluña. Este sector se caracterizó por el uso abundante de mano de obra, el carbón como fuente de energía, y surgió gracias a la iniciativa de la burguesía catalana y a la política proteccionista del Estado español. Las industrias instalaron máquinas movidas por ruedas hidráulicas y, posteriormente, por máquinas de vapor.
La lana, que había sido la materia prima más importante hasta ese momento, pasó a un segundo plano con la Revolución Industrial, concentrándose su producción en Terrassa y Sabadell. La seda se desarrollaba principalmente en Valencia, Murcia y Granada, y cuando entró en crisis, parte de su producción se trasladó también a Cataluña.
Industria Siderúrgica y Minería
La industria siderúrgica fue la segunda en desarrollarse en España durante la Revolución Industrial. La minería, sin embargo, estuvo estancada debido a la falta de demanda, capitales y tecnología, ya que el Estado frenaba la inversión extranjera. Esta situación cambió con la Ley de Bases sobre Minas de 1868, que buscaba favorecer el desarrollo del ferrocarril al permitir la inversión extranjera, llegando incluso a vender algunas minas a compañías foráneas.
A finales del siglo XIX, España se convirtió en el principal exportador de hierro de Europa. No obstante, la producción siderúrgica interna era muy baja, lo que generaba una fuerte dependencia del mercado exterior.
La industria siderúrgica española se desarrolló en tres fases principales:
- Primera fase: Se desarrolló en Andalucía, con los altos hornos de Marbella durante la década de 1860, utilizando carbón vegetal.
- Segunda fase: Comenzó a utilizarse el carbón mineral de las minas de Asturias, lo que llevó al traslado de la industria al País Vasco.
- Tercera fase: Durante la Restauración, se consolidó la industria en el País Vasco con la creación de los Altos Hornos de Vizcaya.
Otras Industrias
También destacaron otras industrias como la harinera, que se modernizó lentamente, con solo un 25% de sus molinos utilizando vapor o gas. La industria de aceite de oliva, vinos, aguardiente y pasas también experimentó una modernización gradual. En último lugar, la industria mecánica tuvo poco peso en España; la primera fue la de Bonaplata, y es importante señalar el surgimiento de este sector en el País Vasco.
Sistema de Comunicaciones y Transporte
A partir de 1840, la red viaria de carreteras y caminos comenzó a mejorar. La forma de transportar las mercancías evolucionó desde el uso de mulas hasta los carruajes, lo que agilizó el comercio.
Las infraestructuras marítimas también aumentaron gracias a la inversión en puertos, lo que mejoró la navegación a vela y permitió la introducción de la navegación a vapor. Destacaron los puertos de Bilbao y Barcelona.
El Ferrocarril en España
El método de transporte más innovador del siglo XIX fue el ferrocarril, que pretendía articular las comunicaciones en España. Los proyectos para su creación comenzaron en 1844. Cuatro años después, se inauguró la primera línea de ferrocarril de Barcelona a Mataró, seguida de la segunda, de Madrid a Aranjuez.
La especulación por parte del gobierno y la monarquía contribuyó al pronunciamiento de 1854 (la Vicalvarada). Durante el Bienio Progresista, se aprobó la Ley de Ferrocarriles, que impulsó la construcción de más kilómetros de red viaria. Esta expansión también se vio favorecida por el capital obtenido de la desamortización de Madoz y por las leyes crediticias.
Se crearon unas veinte compañías ferroviarias, destacando MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante), el Ferrocarril del Norte y SJC (Sevilla-Jerez-Cádiz).
Sin embargo, la rentabilidad del ferrocarril fue escasa, lo que llevó a una crisis económica, la quiebra del sistema bancario y un déficit presupuestario crónico. Esto se debió a varios factores:
- Las principales concesiones se otorgaron a compañías extranjeras que importaban el material de sus países, lo que no estimuló la industria siderúrgica española.
- El escaso capital español se invirtió en el ferrocarril en lugar de en la industria.
- El bajo nivel económico de la población española, mayoritariamente rural, significaba pocas mercancías para transportar, impidiendo a las compañías recuperar el dinero invertido y arrastrando consigo a bancos y sociedades de crédito.
Comercio: Proteccionismo y Librecambismo
Comercio Interior
El comercio interior fue débil hasta mediados del siglo XIX. El aislamiento de los mercados se debía a las trabas legales impuestas por los gremios para controlar las actividades, así como a los impuestos que encarecían el comercio, como portazgos, barcajes y peajes. A partir de la construcción del ferrocarril, el mercado nacional comenzó a unificarse, aunque aún estaba lejos de alcanzar su máximo desarrollo.
Comercio Exterior
En el comercio exterior, se pueden diferenciar dos etapas:
- Hasta 1824: España controlaba el comercio americano.
- A partir de 1824: Tras la pérdida de la mayoría de las colonias, las exportaciones disminuyeron drásticamente.
En España, la política comercial predominante fue el proteccionismo, apoyado por los fabricantes de algodón catalanes, los productores de cereal castellanos y la industria siderúrgica vasca. En contraposición, el librecambismo fue defendido por comerciantes y ferroviarios.
Durante el siglo XIX, solo hubo una etapa que puede considerarse librecambista: la de 1869 con el Arancel Figuerola. Aunque no se suprimieron totalmente las tarifas, solo se rebajaron, sin prohibir las importaciones. En el momento de la Restauración, se volvió al proteccionismo total.
Banca Moderna y Hacienda Pública
Aparición de la Banca Moderna
Hasta la década de 1830, circulaban por España diferentes monedas. En 1868, se instauró una moneda única: la peseta. En esta misma época, se implantó un nuevo sistema bancario:
- En 1782, se creó el Banco Nacional de San Carlos para administrar la deuda pública.
- Cuando este quebró en 1829, se creó el Banco Español de San Fernando con el objetivo de financiar al Estado.
- Con Isabel II, se fundaron dos bancos: el Banco de Isabel II y el Banco de Barcelona. En 1856, estos se fusionaron para crear el Banco de España.
- Tras el desastre de 1898, con el dinero repatriado de las colonias, se creó el Banco Hispano Americano en 1901.
Hacienda Pública
La Hacienda Pública española enfrentaba el problema de la desigualdad en la contribución entre diferentes zonas. Los impuestos eran muy variados y no aportaban suficientes ingresos al Estado. Por ello, Mon-Santillán llevó a cabo una reforma que terminó con parte de este desorden, pero no logró alcanzar la equidad ni la suficiencia de ingresos.