Transformaciones Económicas en la España del Siglo XIX: Agricultura, Desvinculación y Desamortización

La Agricultura en el Antiguo Régimen Español (Siglo XIX)

A comienzos del siglo XIX, la agricultura era la principal base de la riqueza nacional y conservaba las características propias del Antiguo Régimen:

  • Pocas tierras en propiedad de los labradores, quienes debían recurrir al arrendamiento sin el estímulo de la propiedad.
  • Técnicas de cultivo deficientes.
  • Excedentes de producción consumidos.
  • Agricultores soportando las ventajas de los ganaderos.

La Desvinculación y la Reforma Agraria Liberal

Desde 1834, los liberales adoptaron una serie de normas económicas tendentes a establecer la propiedad privada y el libre mercado.

  • Medidas de 1836:

    • La eliminación definitiva de la vinculación.
    • La libertad de cercamiento de tierras y de comercialización de productos agrarios.
  • Medidas de 1837:

    • La abolición del régimen jurisdiccional.
  • Impacto en la Industria:

    • Se prohibió la creación de nuevos gremios (1834).
    • En 1836 se declaró la libertad de industria.
  • Desde 1841, se suprimieron las aduanas interiores.

La Desamortización Española: Orígenes y Evolución

Durante el reinado de Carlos III, los ilustrados consideraban la amortización de bienes raíces como la principal causa del estancamiento agrario y proponían suprimirla, pero la Corona se opuso.

Fue bajo el valimiento de Godoy cuando se inició la desamortización, en el contexto de las guerras y el crecimiento de la deuda. En 1798, el gobierno declaró la venta de bienes de una serie de institutos eclesiásticos y destinó los fondos obtenidos a amortizar la deuda. Entre 1798 y 1805, se vendieron tierras por valor de 1600 millones de reales, pero el dinero volvió a emplearse en fines militares y la deuda no desapareció.

Durante la Guerra de la Independencia, se realizó una legislación paralela de supresión de órdenes religiosas y de puesta en venta de sus propiedades, destinando el producto a amortizar la deuda del Estado. La restauración del absolutismo en 1814 supuso la devolución de los bienes vendidos a los frailes.

En el Trienio Liberal se aprobó el decreto de supresión de monasterios (1820). Una buena parte de los bienes de los conventos fue vendida, principalmente a la burguesía, y de nuevo en 1823 volvió el absolutismo y Fernando VII obligó a devolver los bienes vendidos.

A partir de 1833, el proceso de desamortización se precipitó debido a:

  • La Guerra Carlista, que obligaba al Estado a obtener recursos.
  • La difusión en el país de un clima anticlerical, donde el clero apoyó al bando carlista.
  • Los compradores de los bienes desamortizados en el Trienio presionaban al gobierno para que les devolviera sus bienes.

Por ello, los gobiernos liberales se inclinaron poco a poco a favor de la desamortización, confiscando los bienes de los conventos destruidos (1834), reintegrando los bienes a los compradores del Trienio (1835) y decretando la exclaustración general (1836).

Las Grandes Desamortizaciones Liberales

La Desamortización de Mendizábal (1836-1844)

Se publicó una de las dos grandes leyes de la desamortización de la Revolución Liberal, la de Mendizábal, conocida como la desamortización eclesiástica. En 1836, se declaraban en venta todos los bienes pertenecientes al clero regular y se destinaban los fondos obtenidos a la amortización de la deuda pública. Mendizábal se convirtió en ministro de Hacienda bajo el gobierno progresista de Calatrava, y en 1841, bajo la regencia de Espartero, se incluyeron los bienes del clero secular. Fue finalmente con la vuelta de los moderados en 1844 cuando se suspendieron las subastas, aunque el gobierno del general Narváez garantizó las ventas ya realizadas.

La Desamortización de Madoz (1855)

La segunda gran desamortización fue iniciada con la Ley Madoz, de 1855, durante el Bienio Progresista (1854-1856).

La Desamortización de Madoz establecía la venta en subasta pública de toda clase de propiedades rústicas y urbanas pertenecientes al Estado, a la Iglesia, y los propios y baldíos de los municipios. Sin embargo, en 1856 apenas hubo subastas, ya que poco quedaba por vender, aunque seguía llegando dinero a la Hacienda al irse abonando los pagos aplazados.

Consecuencias de las Desamortizaciones en España

  • Se transfirió la propiedad de 10 millones de hectáreas.
  • Se desmanteló casi por completo la propiedad de la Iglesia. En 1837 se suprimió el diezmo, y en 1845 se estableció una contribución de culto y clero.
  • Se reforzó, además, la estructura de la propiedad de la tierra.
  • Con la Desamortización de Madoz y la eliminación de la propiedad comunal, empeoró aún más la situación del campesinado. Los nuevos dueños de las tierras provocaron la proletarización del campesinado con la subida de las rentas.
  • La desamortización no resolvió el problema de la deuda, aunque lo atenuó.
  • No produjo un aumento significativo de la producción agraria, ya que los nuevos propietarios no emprendieron mejoras.

La Producción Agrícola en el Siglo XIX Español

  • La producción de trigo tenía un rendimiento bajo.
  • A partir de 1860, comenzó a mejorar el rendimiento por hectárea, pasando de 5,8 QM a 9 QM por hectárea.

Impacto de la Guerra de la Independencia en la Agricultura

  • Los cereales se recuperaron fácilmente, pero no el olivar ni las vides.
  • La ganadería sufrió con la contienda una disminución considerable, sobre todo la cabaña lanar.

Cultivos Predominantes y Evolución

  • La agricultura durante el siglo se dedicó en especial al trigo, la vid y el olivo.
  • Otros cultivos, como las frutas y verduras, fueron creciendo en importancia en las últimas décadas, ya que eran más rentables.

Entre 1875 y 1900, el trigo español, que era demasiado caro, sufrió la competencia de los trigos extranjeros. Por ello, fue necesario el Arancel de 1891, que vino a satisfacer las peticiones de los agricultores e industriales al acentuar el proteccionismo, subiendo los precios del trigo y permitiendo que la producción nacional se recuperara.

En estos años, la producción de vino tuvo una etapa gloriosa entre 1882 y 1892, donde España se convirtió en el mayor exportador mundial. Una plaga de filoxera había destruido los viñedos franceses, por lo que se firmó un tratado de comercio entre España y Francia en 1882 que facilitó los intercambios entre ambos países y la exportación española de vino se multiplicó por 3. Sin embargo, la plaga entró en la península mientras en Francia se recuperaban, por lo que cancelaron el tratado de 1882. Esto supuso una pérdida de cosechas, el descenso de los recursos y un dramático despertar a la realidad más dura.