Panorama del Arte: Gótico, Renacimiento y Primitivos Flamencos

Pintura Gótica

La pintura de los siglos del gótico es diversa y multiforme; se presenta como un arte en evolución cronológica y con diferencias regionales. Por ello nos referimos a esta pintura como las escuelas pictóricas de la época del Gótico.

Características

  1. Técnicas y soportes. Para la tabla, que es el soporte más utilizado, se usa la técnica del temple. La pintura mural emplea el fresco seco sobre el muro, técnica que tuvo poca importancia. Desde Flandes, en el siglo XV, se emplea óleo sobre tabla.
  2. Rasgos de estilo: No hay un estilo definido, sino que evoluciona desde una pintura lineal, que imita la vidriera, hasta adquirir una sensación de corporeidad y de volumen mediante la matización cromática y la gradación de la luz y de la sombra. Asimismo, se inicia la búsqueda del espacio pictórico con formas de perspectiva rudimentarias. Se representan los temas evangélicos, los marianos y los hagiográficos, enfocados de forma narrativa. Buscan el naturalismo e intentan expresar sentimientos y emociones.

Pintura Italo-Gótica o del Trecento

Italia fue la cuna, en el siglo XIV, de una importante actividad pictórica, mural y sobre tabla, trascendental para la evolución del arte occidental. Su rasgo más característico es el acercamiento a la realidad. Forman dos escuelas, una en Florencia y otra en Siena. La escuela de Florencia fue fundada por Cimabue, maestro de Giotto.

Giotto ha sido valorado como el padre de la pintura moderna por sus aportaciones a la plasticidad pictórica. Es conocido como el primer pintor reconocido socialmente y bien pagado, considerado un renovador por sus contemporáneos. Las figuras que pintó Giotto son sólidas y monumentales, de apariencia pesada. Solía colocar personajes en primer plano, vueltos de espalda, para que destaque su masa corpórea. Intensifica los sentimientos en un afán de resaltar la humanidad de los personajes. Ambienta las escenas en marcos reales con paisajes o con ámbitos urbanos pero estereotipados, como si se tratase de un decorado teatral. La luz tiene una doble función: plástica y expresiva. A Giotto pertenecen la Madonna entronizada de los Uffizi y el Crucificado de Santa María Novella. Su obra maestra son los frescos de la capilla Scrovegni.

Escuela de Siena, la cual permaneció más unida al Gótico. Los pintores de Siena buscan lo delicado y lo agradable; la plasticidad queda en segundo plano. El creador de la escuela fue Duccio, autor de la Maestà de la catedral de Siena, pero el principal representante fue Simone Martini. En la Anunciación del museo florentino de los Uffizi, podemos admirar su estilo de suaves líneas onduladas con el que crea personajes esbeltos, de rostros ovalados, boca pequeña y ojos oblicuos.

Los hermanos Lorenzetti mezclan las características de Siena con la influencia florentina en obras como los frescos alegóricos del Buen y Mal Gobierno.

España recibió la influencia de ambas escuelas italianas. En el Museo del Prado está el retablo del arzobispo Sancho de Rojas, anónimo, de tradición florentina. Pero fue más importante el influjo de los pintores de Siena, que se manifiesta sobre todo en la Corona de Aragón, en obras como el retablo de Tobed, de los hermanos Serra.

Arquitectura Renacentista

El muro recupera su doble valor de soporte y de cierre. Suele ser de sillares bien aparejados, y con frecuencia almohadillado. Utilizan los órdenes clásicos, con o sin estrías, exentos unas veces y otras como pilastras o columnas adosadas. En las cubiertas prefieren las soluciones abovedadas: bóveda de cañón con casetones, de arista, baída y cúpula sobre pechinas, con tambor y linterna. El arco es de medio punto. Emplearon las cubiertas planas con casetones y vanos adintelados, que suelen estar enmarcados por columnas adosadas o pilastras en las que se apoyan pequeños frontones. El empleo de elementos decorativos y su intensidad varía de unos autores a otros. Utilizan órdenes adosados, frontones, guirnaldas, medallones, etc.

Reivindica la individualidad del artista, que busca soluciones propias. Cada arquitecto aporta su propia originalidad. Pretenden una arquitectura racional basada en la proporción, la armonía y la claridad de formas.

El espacio interior intenta ser unitario para obtener armonía y diafanidad espacial. Se prefieren los planos centrales, aunque la funcionalidad del edificio exige la planta longitudinal; cuando se emplea, se busca en ella la amplitud y la claridad del espacio. En el exterior predominan los volúmenes de formas geométricas simples, unas veces cerrados y tectónicos, pero otras abiertos por pórticos o miradores. El edificio ideal debería ser simétrico en planta y alzado (de plan central), de formas geométricas bien definidas, y cubierto por una cúpula perfecta.

Las iglesias son tanto de planta central como basilical, ambas con cúpula. Tienen mucha importancia los palacios urbanos, en los que prefieren la planta cuadrada, de varios pisos y con un patio central. Las casas de campo o villas se rodean de jardines a los que se abren miradores.

La arquitectura renacentista nació, a comienzos del siglo XV en Florencia, bajo el mecenazgo de los Gremios Mayores y de poderosas familias de comerciantes como los Medici o los Pitti. Filippo Brunelleschi es el protagonista de la renovación arquitectónica florentina. Fue también el líder que aglutinó a artistas como Donatello, Masaccio, Ghiberti o Michelozzo que con su obra dieron origen al arte renacentista. Desde sus primeras obras sentó las bases del racionalismo clásico. En Florencia recibió el encargo de la Cúpula de la Catedral de Santa María del Fiore, cuya construcción se llevó a cabo sin cimbras. Es una monumental cúpula de 42 m de luz, dispuesta sobre un tambor octogonal, fabricado con sillares de arenisca unidos por grapas de hierro. La cúpula es de ladrillo, con ocho nervios de mármol. Consta de un doble casquete para que resulte más ligera. Está culminada por una linterna que ilumina el óculo cenital.

Las iglesias de San Lorenzo y del Santo Espíritu constituyen magníficos ejemplos de equilibrio entre la diafanidad de las dimensiones y la sensación de espacio. Ambas tienen planta basilical de tres naves, separadas por airosas columnas corintias, y transepto que dibuja una cruz latina perfecta; el espacio está diseñado con criterios de perspectiva lineal. Otras de sus obras son el Hospital de los Inocentes y el Palacio Pitti.

Michelozzo, su discípulo, construyó el Palacio Medici Riccardi, inspirado en el Palacio Pitti. Es un edificio de tres pisos bien diferenciados por cornisas, coronado por una poderosa cornisa volada; su volumen exterior cúbico tiene claro carácter tectónico, pero el patio interior se abre en elegantes arquerías que le dan un aspecto ligero, atectónico, equilibrado e íntimo.

Alberti fue el primer tratadista del Renacimiento. En De Re Aedificatoria explica que la belleza arquitectónica reside en la armonía y esta procede de la proporción matemática. Prefiere las fachadas inspiradas en los arcos del triunfo como en San Andrés de Mantua.

En Florencia, en Santa María Novella, se creó un modelo de fachada, que fue imitada en muchas iglesias posteriores. Tiene dos cuerpos cuadrangulares superpuestos, el superior más estrecho y coronado con frontón; para suavizar la diferencia de anchura de los dos pisos, los enlaza mediante grandes volutas laterales. En el Palacio Rucellai utiliza pilastras adosadas y superposición de órdenes.

La arquitectura del Cinquecento se caracteriza por la monumentalidad, el equilibrio de proporciones y la simplicidad decorativa. Predominan las plantas centrales.

El máximo representante fue Donato Bramante cuya obra arquitectónica es sinónimo de orden, medida y proporción. El Templete de San Pietro in Montorio (1502) es tal vez el mejor exponente de los ideales del Renacimiento. Tiene planta circular sobre un basamento escalonado, y un pórtico de dieciséis columnas de orden toscano. Sobre la parte porticada se dispone una balaustrada que inicia un segundo piso, cubierto con una cúpula sobre tambor. Bramante lo diseñó para que ocupara el centro de un patio circular porticado que no llegó a edificarse.

El Papa Julio II encargó a Bramante el proyecto y la dirección de las obras de San Pedro del Vaticano. Concibió una planta de cruz griega, con una cúpula central dominando el espacio arquitectónico y otras menores entre los brazos de la cruz.

Miguel Ángel aporta a la arquitectura el sentido monumental y plástico de su concepción escultórica. Cuando se hizo cargo de las obras de San Pedro en 1546, mantuvo la planta de cruz griega de Bramante, pero acentuó el protagonismo de la cúpula, ampliando el diámetro de la base y reforzando los pilares. Realzó la cúpula sobre un esbelto tambor articulado con robustos contrafuertes, que decora exteriormente por pares de columnas corintias; en ellos se apoyan los poderosos nervios, que sostienen el doble casquete y culminan en la linterna. Para decorar el tambor dispuso sobre las columnas, guirnaldas de tradición romana y, en los vanos, frontones triangulares y curvos. Aunque murió sin verla terminada, la Cúpula de San Pedro es obra del genio de Miguel Ángel, que logra, manteniendo una apariencia clásica, un tenso juego de entrantes y salientes, de luces y sombras, propio de la estética manierista y antecedente del barroco.

Miguel Ángel es el primer manierista. La Plaza del Capitolio, en Roma, es un modelo de efectismo visual, ideado para acentuar la sensación de perspectiva. Tiene forma de trapecio, abierto en su lado menor y cerrado en los otros por tres fachadas de palacios, decoradas con orden gigante. También es manierista la escalera de la Biblioteca Laurenciana, que hizo en Florencia, por encargo de los Medici. Es una escalera interior, de peldaños abiertos en abanico.

En la segunda mitad del siglo XVI, se impuso la tendencia manierista, que rompía con el ideal clásico intentando provocar sorpresa, poniendo en contacto formas contradictorias, generalizando el uso del orden gigante y buscando efectos de profundidad ficticia.

Entre las obras de Vignola, destaca el Gesú, la iglesia de los jesuitas en Roma. Tiene una nave única, monumental cúpula en el crucero y capillas laterales, que se comunican, entre los contrafuertes.

Palladio trabajó en el Véneto. Su monumental arquitectura reivindica el uso de la columna clásica como elemento sustentante y de la escultura ornamental, con la que ornamenta las cornisas. Su obra más admirada es la Villa Capra, conocida como La Rotonda: no cabe una simetría más pura y completa pues el cuerpo central, que es cúbico pero cubierto con cúpula. En Vicenza construyó el Teatro Olímpico.

Los Primitivos Flamencos

Los flamencos son los creadores de una de las tradiciones pictóricas más brillantes de la historia de la pintura europea.

Características

  1. El soporte que utilizan es la tabla, cuidadosamente seleccionada, curada durante años y con imprimación de blanco de plomo.
  2. La técnica es el óleo, en el que mezclan los pigmentos con aceite de linaza o de nuez, a los que añaden un secativo. Para terminar el cuadro añaden un barniz protector.
  3. El colorido es de gran riqueza, con tonos vivos de infinitos matices, luminosos y translúcidos.
  4. La temática es religiosa y afrontan los temas con un realismo directo. Ambientan sus escenas como interiores de viviendas de la época. Esta temática suele ir acompañada de un simbolismo que dificulta la interpretación de la obra. También pintan retratos y paisajes.
  5. La búsqueda de la realidad se manifiesta en el detallismo y en el interés por la tercera dimensión. Las figuras tienen apariencia monumental. Utilizan con mimo la luz para degradar los tonos y dar volumen a las figuras.
  6. El espacio gana profundidad mediante el empleo de líneas de fuga.

Evolución de la Pintura Flamenca

Es frecuente hablar de tres generaciones de pintores:

  1. La primera generación estuvo formada por Van Eyck, Campin y Van der Weyden. Según una tradición inexacta, los hermanos Van Eyck, Humberto y Jan, fueron los creadores de la técnica del óleo. Realizaron conjuntamente para la catedral de San Bavón en Gante, el Políptico del Cordero Místico, aunque no se sabe cuál fue la aportación de cada uno, ya que el mayor, Humberto, murió antes de la finalización de la obra. El tema del políptico es una compleja iconografía teológica en torno a la Redención. Jan Van Eyck, el hermano menor, trabajó al servicio del duque de Borgoña y de su corte. De él conservamos retratos como el excepcional Matrimonio Arnolfini y cuadros religiosos de la Virgen, acompañada de donante, como La Virgen del Canciller Rolin y La Virgen del Canónigo Van der Paele. En todas ellas nos muestra su maestría cromática y la precisión en la apariencia táctil de los objetos. Robert Campin tiene un estilo más gótico que los Van Eyck, como queda de manifiesto en la deliciosa Santa Bárbara del Museo del Prado. Rogier Van der Weyden, discípulo de Campin, concibe las figuras con sentido escultórico en contraste con el escaso interés que muestra por los fondos espaciales, en los que emplea con frecuencia el oro. El Descendimiento del Museo del Prado es un excepcional ejemplo de sus composiciones cuidadosamente elaboradas y de sus figuras de intenso sentido dramático. La obra más fundamental de Van der Weyden es el Políptico del Juicio Final.
  2. Los pintores de la segunda generación trabajaron en la segunda mitad del siglo XV. Hans Memling, en el Tríptico de la Adoración de los Reyes, nos muestra figuras delicadas y alargadas, manieristas. Consigue un colorido vivo, a veces tornasolado, acabado con primor, por el que ha sido considerado el mejor colorista de la escuela. Gerard David, (Descanso en la huida a Egipto) es autor de figuras graciosas y delicadas y un excelente luminista. Hugo Van der Goes fue un pintor de gran sensibilidad e intenta expresividad, que murió loco. Su obra principal es el Tríptico Portinari que le fue encargado por un mercader de la casa Medici en Brujas y que, cuando su dueño lo llevó a Florencia, produjo un impacto notable en los pintores del Quattrocento.

Los pintores de la segunda generación trabajaron en la segunda mitad del siglo XV. Hans Memling, en el Tríptico de la Adoración de los Reyes, nos muestra figuras delicadas y alargadas, manieristas. Consigue un colorido vivo, a veces tornasolado, acabado con primor, por el que ha sido considerado el mejor colorista de la escuela. Gerard David, (Descanso en la huida a Egipto) es autor de figuras graciosas y delicadas y un excelente luminista. Hugo Van der Goes fue un pintor de gran sensibilidad e intenta expresividad, que murió loco. Su obra principal es el Tríptico Portinari que le fue encargado por un mercader de la casa Medici en Brujas y que, cuando su dueño lo llevó a Florencia, produjo un impacto notable en los pintores del Quattrocento.