El Régimen de Franco: Contexto y Características Iniciales
Tras el fin de la Guerra Civil Española, España quedó devastada demográfica, social y económicamente. Se inicia un periodo dominado por la figura de Francisco Franco. Su dictadura, de carácter personal, carecía de un cuerpo ideológico claro y homogéneo, alternando su gobierno en función de sus necesidades y oportunidades. Se distinguen dos etapas principales:
- Primera etapa (posguerra y aislamiento): Proximidad al fascismo y al nacionalismo, seguida de un periodo de aislamiento internacional.
- Segunda etapa (apertura y consolidación): Acercamiento a los aliados, que se consolidaría en los años 50.
La dictadura de Franco presentaba rasgos fascistas, militares y tradicionalistas. En ella no existía una política partidista, sino “familias políticas” en las que Franco ejercía como jefe, juez y árbitro supremo, todas ellas bajo el paraguas del Movimiento Nacional.
Fundamentos Ideológicos del Franquismo
Los pilares ideológicos del régimen franquista se basaban en una amalgama de principios:
- Nacional-patriotismo: Predominaba una visión unitaria y tradicional de España, exaltando la nación por encima de todo.
- Espíritu militar: Con ideas de jerarquía, disciplina y autoritarismo, proveniente de la tradición militar, especialmente de los africanistas.
- Anticomunismo y Antiliberalismo: Rechazo frontal a cualquier ideología de izquierda o liberal, consideradas “extranjerizantes” y destructivas para la esencia de España.
- Nacionalcatolicismo: Defensa a ultranza de la religión y la moral católica en sus versiones más tradicionales (influencia en la forma de vestir, el matrimonio, la enseñanza, etc.).
Toda esta mezcla ideológica conformaba el nacionalismo español, sintetizado en el lema “España, Una, Grande y Libre”:
- Una: En referencia a la unidad territorial y política, sin separatismos.
- Grande: Por la aspiración imperial y la grandeza histórica de España.
- Libre: De ideologías extranjerizantes y de cualquier influencia considerada perniciosa.
Las Familias Políticas en el Régimen Franquista
Dentro del Movimiento Nacional, diversas “familias” o grupos de poder coexistieron, aunque siempre bajo el control de Franco:
- Los Militares: Principal sostén del régimen, controlados directamente por Franco y con una presencia constante en el gobierno y el Consejo de Ministros.
- La Falange: Ocupaban carteras como Agricultura y Trabajo. Su hegemonía política se manifestó en los principios de la “etapa azul” (primeros años del régimen). Se distinguían dos corrientes: el “búnker” (inmovilistas) y los aperturistas, liderados por figuras como José Solís Ruiz y Manuel Fraga Iribarne.
- Los Católicos: Incluían a tradicionalistas y tecnócratas del Opus Dei, quienes ocuparon ministerios clave como Educación y Asuntos Exteriores. El Opus Dei, con su cultura tecnócrata, fue ganando influencia sobre los tradicionalistas.
- Los Monárquicos: Compuestos por carlistas y “juanistas” (partidarios de Don Juan de Borbón), estaban presentes en los consejos de ministros y representaban la línea del tradicionalismo católico. A partir de la Segunda Guerra Mundial, surgió un enfrentamiento entre carlistas y juanistas, especialmente tras el Manifiesto de Lausana.
- Los Franquistas Puros: Liderados por Luis Carrero Blanco, eran técnicos independientes y leales incondicionales al franquismo.
Los Pilares Fundamentales del Régimen
El régimen de Franco se apoyó en tres pilares fundamentales para su sostenimiento y legitimación:
- El Ejército: Tuvo una presencia muy significativa en la vida de la sociedad franquista, participando en todos los tribunales y actos públicos, y garantizando el orden interno.
- La Iglesia Católica: Calificó la Guerra Civil como una “Cruzada”, aportando legitimidad interna y externa al régimen. Franco, por su parte, entraba bajo palio en las iglesias y tenía potestad para nombrar obispos y cardenales, lo que reforzaba la simbiosis entre Estado e Iglesia.
- El Movimiento Nacional: Adoctrinó a las masas a través de organizaciones como el Sindicato Español Universitario (SEU), la Sección Femenina o el Frente de Juventudes, difundiendo la ideología oficial y movilizando a la población.
Leyes Fundamentales del Franquismo
Para dotar de una apariencia de legalidad al régimen, se promulgaron una serie de Leyes Fundamentales, que actuaban como una “Constitución” franquista:
Fuero del Trabajo (1939)
De inspiración fascista, establecía la intervención del Estado en la economía y la organización sindical a través de los sindicatos verticales.
Ley Constitutiva de las Cortes (1942)
Permitía la creación de unas Cortes, pero sus procuradores no eran elegidos democráticamente, sino designados por Franco o por corporaciones.
Fuero de los Españoles (1945)
Una declaración de derechos y deberes de los ciudadanos, de carácter meramente programático y sin garantías efectivas.
Ley de Referéndum Nacional (1945)
De carácter consultivo, permitía someter a plebiscito ciertas leyes o decisiones importantes.
Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947)
Establecía la monarquía como forma de Estado, pero Franco se reservaba la Jefatura del Estado de por vida, con potestad para nombrar a su sucesor.
Principios del Movimiento Nacional (1958)
Sustituyeron el ideario falangista por uno más amplio y flexible, otorgando al régimen un carácter más técnico y burocrático, adaptándose a los nuevos tiempos.
Ley Orgánica del Estado (1966)
Establecía la posibilidad de que el Jefe de Gobierno fuera diferente al Jefe del Estado, buscando una cierta modernización y separación de funciones.
Bases Sociales y Contexto Internacional
El apoyo a la dictadura provino fundamentalmente de la oligarquía terrateniente, financiera e industrial, así como de amplios sectores de la sociedad española. La sociedad estaba altamente jerarquizada:
- Cúspide: La oligarquía financiera y terrateniente.
- Estrato medio: Cargos intermedios de las instituciones, pequeños propietarios y la burguesía media.
- Amplia base: Campesinos y obreros, encuadrados en los sindicatos verticales, sin libertad de asociación.
La Posguerra y la Autarquía (1939-1959)
Con la posguerra y la autarquía (1939-1959), el objetivo principal fue afianzar el régimen y eliminar cualquier oposición. Se exaltó la figura de Franco y se utilizó profusamente la simbología falangista y tradicionalista.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, surgió el dilema de la intervención. Franco se reunió con Hitler en Hendaya, pero no llegaron a un acuerdo, por lo que España no entró oficialmente en la contienda. No obstante, se facilitaron tropas a Alemania, como la División Azul, para combatir en Rusia.
Tras la guerra, España sufrió un periodo de aislamiento internacional, siendo excluida de organismos internacionales. Sin embargo, con el inicio de la Guerra Fría, Estados Unidos aceptó el régimen franquista como un baluarte anticomunista. Esto llevó a la firma de un concordato con la Santa Sede y la entrada de España en la ONU en 1955, marcando el fin del aislamiento.
Economía Franquista: De la Autarquía al Desarrollo
En el ámbito económico, se impuso la autarquía. España salió de la Guerra Civil sumida en la miseria, con una profunda crisis (falta de producción agrícola, transporte deficiente, industria paralizada, red comercial inexistente). Se implementó el autoabastecimiento y un fuerte intervencionismo estatal, lo que llevó al racionamiento, la proliferación del estraperlo (mercado negro) y una drástica caída de la producción.
El Estado intervino a través de organismos como el Servicio Nacional del Trigo (SNT) y el Instituto Nacional de Industria (INI), buscando controlar y dirigir la economía.
Con los años 50 y el cambio de modelo económico, se creó el Instituto Nacional de Colonización, impulsando proyectos agrícolas en zonas como Badajoz y Jaén. El Convenio de Amistad con Estados Unidos (1953) y las inversiones extranjeras marcaron un nuevo rumbo hacia una mayor apertura y desarrollo económico.
La Oposición al Franquismo
Los primeros años de la dictadura se caracterizaron por una represión brutal, especialmente contra los vencidos de la República, lo que dificultó la organización de la oposición.
- Primera etapa (1939-1944): Hubo una actividad guerrillera significativa por parte de los maquis (guerrilleros antifranquistas), que fueron duramente reprimidos y finalmente derrotados.
- Segunda etapa (1944-1947): La oposición monárquica, liderada por Don Juan de Borbón, intentó articularse, destacando el Manifiesto de Lausana en busca de la restauración de la corona.
- Tercera etapa (a partir de los 50): Se produjo una recomposición de la oposición interna, ante la constatación de que ninguna potencia extranjera intervendría en España para derrocar el régimen. Las primeras protestas significativas, especialmente obreras y estudiantiles, comenzaron con la apertura económica de los años 50.