Maura y la Crisis del Sistema de la Restauración
El conservador Antonio Maura fue presidente del Gobierno en 1903 y en el período 1907-1910. Con el fin de mantener el sistema de la Restauración, aplicó una política regeneracionista que denominó la “revolución desde arriba”.
Durante su mandato, Maura renovó la marina mercante y de guerra; reguló el derecho de huelga e introdujo los arbitrajes en las relaciones laborales. Reformó la Ley Electoral y redactó una Ley de Administración Local (que no llegó a aprobarse) en la que se establecía una reforma de carácter descentralizador para municipios y provincias. Sin embargo, esta ley introducía el voto corporativo, lo que motivó la oposición de los sectores democráticos.
La Crisis de la Ley de Jurisdicciones (1905)
En 1905, con los liberales en el Gobierno, se produjo la primera crisis política de importancia. A raíz de un chiste publicado en el semanario satírico Cu-cut, en el que se ridiculizaba al Ejército, un grupo de oficiales de la guarnición de Barcelona asaltó la redacción de la revista y la del periódico La Veu de Catalunya, órgano de la Lliga Regionalista.
La reacción del Gobierno, en vez de castigar a los oficiales, fue promulgar la Ley de Jurisdicciones. Esta ley ponía bajo jurisdicción militar las ofensas orales o escritas a la unidad de la Patria, la bandera y el honor del Ejército. Se rompía, así, una de las características fundamentales de la Restauración: la subordinación del poder militar al civil.
La Semana Trágica de Barcelona (1909)
Otra grave crisis fue la Semana Trágica. En julio de 1909, miembros de algunas cabilas próximas a Melilla atacaron a trabajadores españoles de una de las compañías mineras. El Gobierno de Maura decidió enviar al Ejército y aprovechar la ocasión para ensayar el plan de movilización de reservistas, ordenando su incorporación en Madrid y Barcelona. En ambas ciudades se produjeron fuertes protestas y manifestaciones protagonizadas por mujeres y madres de los alistados.
Días después se produjo el primer choque contra los marroquíes cerca de Melilla. Las primeras noticias del desastre del Barranco del Lobo coincidieron con el inicio de una huelga general en Barcelona, el día 26, convocada por Solidaridad Obrera. Esta huelga, sin una dirección y planificación claras, degeneró en una violenta insurrección revolucionaria, paralización de la vida urbana e incendio de más de 50 conventos e iglesias, lo que desató el miedo a la revolución. El paro fue total y se declaró el estado de guerra. Barcelona quedó aislada del exterior.
El balance fue de más de un centenar de muertos, numerosos heridos y edificios destruidos. Luego llegaron las detenciones en masa y los juicios. El más grave fue el procesamiento irregular, condena y ejecución del pedagogo y anarquista Francisco Ferrer y Guardia, fundador de la Escuela Moderna.
Las consecuencias de la Semana Trágica fueron importantes. Provocó la caída de Maura, quien perdió el respaldo del rey, cediendo el Gobierno a los liberales. Propició la Conjunción Republicano-Socialista, una alianza electoral que en 1910 consiguió un gran éxito y otorgó el primer escaño en las Cortes a Pablo Iglesias. También desapareció Solidaridad Obrera, pero a cambio se constituyó, entre 1910 y 1911, el sindicato anarquista CNT.
Canalejas y el Último Intento Regeneracionista Liberal
Con la caída de Maura, los liberales recuperaron el poder. Durante un breve período fue presidente del Gobierno Segismundo Moret (1909) y luego José Canalejas (1910-1912). Este último realizó un intento regeneracionista desde una óptica liberal.
Reformas y Política de Canalejas
En política exterior, Canalejas firmó tratados con el Gobierno francés para el reparto de las zonas de influencia en Marruecos y con el sultán de Marruecos para pacificar el Rif. En política interior, prohibió el establecimiento de nuevas órdenes religiosas durante dos años (la conocida “Ley del Candado” de 1910). Se pretendía negociar en ese plazo un acuerdo con el Vaticano, pero nunca llegó a ultimarse. Incrementó la fiscalidad, pero suprimió los arbitrios, un impuesto sobre el consumo muy impopular.
Ante las reivindicaciones obreras, reprimió las huelgas, pero elaboró leyes de protección social que regulaban la jornada máxima de trabajo, los contratos de aprendizaje y el trabajo femenino. Estableció el servicio militar obligatorio al suprimir el pago en metálico como forma de librarse de él. También canalizó las reivindicaciones autonómicas mediante la Ley de Mancomunidades Provinciales, que permitía un inicio de autogobierno y satisfacía las peticiones catalanistas. Sin embargo, el jefe de Gobierno no llegó a ver aprobada la ley en el Senado: el 12 de noviembre de 1912, caía asesinado en Madrid por los disparos de un radical anarquista.
Con su muerte desapareció la última gran figura política de la Restauración y el régimen se volvió aún más inestable.
El rey encargó la formación de un Gobierno a Romanones. Sin embargo, la discusión de la Ley de Mancomunidades (1913) enfrentaba en las Cámaras a los mismos liberales, unos a favor y otros en contra. Ello provocó la caída de Romanones y el rey decidió aplicar el “turno” y llamó a los conservadores, formando Gobierno con Eduardo Dato (1913). Con él se aprobó la Ley de Mancomunidades, a la que se acogió Cataluña (1914). Con esta ley se permitía establecer un órgano de coordinación de las cuatro diputaciones provinciales.