España en el Siglo XX: Restauración, Dictadura y el Nacimiento de la II República

La Crisis de la Restauración: Regeneracionismo y Revisionismo (1898-1912)

El regeneracionismo fue la respuesta a la crisis de 1898, una corriente de pensamiento que buscaba la renovación moral, social y política de España. Paralelamente, el revisionismo político surgió como la materialización de los intentos de reforma desde dentro del sistema canovista, sin alterar las bases de la Restauración.

El Revisionismo Conservador de Maura (1907-1909)

El gobierno largo de Antonio Maura (1907-1909) intentó romper con el círculo vicioso de los gobiernos turnistas y atraer a las “masas neutras” a la política. Entre sus reformas más destacadas se encuentran:

  • La Ley Electoral de 1907, que estableció el voto obligatorio.
  • La regulación del derecho a huelga en 1909.
  • La creación del Instituto Nacional de Previsión en 1908, precursor de la seguridad social.
  • La regulación por ley del descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y niños.

La propuesta de Ley de Administración Local, que permitía las mancomunidades, no llegó a aprobarse debido a la dimisión de Maura tras la Semana Trágica de Barcelona (1909).

El Revisionismo Liberal de Canalejas (1910-1912)

El segundo gobierno revisionista fue el liberal de José Canalejas (1910-1912), quien continuó con la senda reformista. Sus principales medidas incluyeron:

  • La reducción de los impuestos de consumos.
  • La reforma de la Ley de Reclutamiento y Reemplazo, que buscaba un servicio militar más equitativo.
  • La regulación de los derechos laborales.
  • La aprobación de la Ley del Candado (1910), que prohibía la creación de nuevas órdenes religiosas.
  • Un acercamiento al nacionalismo periférico con una nueva Ley de Mancomunidades.

El gobierno de Canalejas terminó abruptamente el 12 de noviembre de 1912 tras su asesinato por un anarquista, lo que significó a su vez el abandono del revisionismo como política de Estado.

El Golpe de Estado de Primo de Rivera y el Fin de la Restauración (1923)

El general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (1870-1930), Capitán General de Cataluña en 1923, fue el artífice del golpe de Estado que puso fin a la Restauración. Su manifiesto, presentado en tres párrafos, justificaba la acción militar:

  • En el primero, responsabilizaba de la crisis que padecía España desde 1898 a los “profesionales de la política”.
  • En el segundo, aludía a la corrupción política y a las malas prácticas de los partidos dinásticos del turnismo.
  • En el tercero, exponía que “el pueblo sano” pedía actuación militar debido al “desgobierno imperante”, citando asesinatos, corrupción y la cuestión marroquí, entre otros problemas.

Preparación y Motivaciones del Golpe

El golpe de Estado se preparó mediante una conspiración iniciada en Madrid a principios de 1923 por los generales del cuadrilátero. La motivación inmediata era la creciente crispación por la política claudicante del gobierno liberal en Marruecos. Primo de Rivera había sido animado desde su región a tomar medidas para poner fin a la situación de crisis de la oligarquía y al cuestionamiento del capitalismo.

Desarrollo y Éxito del Golpe

Finalmente, el golpe de Estado se produjo el 13 de septiembre de 1923. Desde un punto de vista militar, solo contó con el apoyo de las guarniciones de la propia Cataluña, Aragón y, de facto, Madrid. El éxito del golpe se debió a varios factores:

  • La inexistencia de un verdadero régimen liberal-parlamentario.
  • La abstención del Ejército.
  • La debilidad del gobierno.
  • La pasividad de la opinión pública.
  • La actuación del rey Alfonso XIII al permitir la dictadura de Primo de Rivera desde el 15 de septiembre de 1923.

Contexto y Apoyos

La Restauración pasaba por un momento agónico en el momento del golpe. La tensión sociopolítica era muy alta debido a los efectos de la crisis de la posguerra y a la presión del movimiento obrero. La causa detonante del golpe parece ser la inminente presentación en Cortes de la investigación del General Picasso, que responsabilizaba del desastre de Annual al alto generalato y al propio rey, además de la importante influencia del fascismo italiano.

Aparte del rey y del Ejército, Primo de Rivera contó con el apoyo de la Iglesia Católica, los sectores patronales, la burguesía catalana, las clases medias y parte del PSOE y la UGT.

El Fin de la Monarquía y la Proclamación de la II República (1931)

La monarquía de Alfonso XIII (1902-1931) acrecentó progresivamente su descrédito por su vinculación al régimen de la Restauración y a la dictadura de Primo de Rivera. De tal modo que la pervivencia de la monarquía se entendía como el símbolo por excelencia de los privilegios de la oligarquía.

Los acontecimientos que condujeron a la proclamación de la República se contextualizan en la crisis mundial de 1929, la cual precipitó la dimisión de Primo de Rivera. En su lugar, gobernó primero el general Dámaso Berenguer (Dictablanda) y luego el almirante Aznar, cuyo objetivo era transitar hacia una monarquía constitucional.

El Pacto de San Sebastián y las Elecciones de 1931

En esta coyuntura, el movimiento republicano, el catalanista, el PSOE y la UGT se unieron para formar el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930. En diciembre, el pacto publicó un manifiesto que llamaba a derrumbar la monarquía. La maniobra del Pacto de San Sebastián fracasó por la sublevación militar de Jaca el 12 de diciembre, sin declararse una huelga general.

Pero, a pesar del fracaso, el gobierno se vio forzado a convocar elecciones. Estas fueron las del 12 de abril de 1931, que polarizaron al país en dos bloques políticos: el republicano-socialista y el monárquico. En Cataluña y el País Vasco hubo una tercera opción política: el nacionalismo periférico.

La Victoria Republicana y la Transmisión de Poder

Con el sistema electoral de 1931, el número de electos fue favorable a la opción monárquica; pero en 41 de las 50 capitales de provincia había ganado el republicanismo. Así pues, la victoria moral fue republicana. Por lo que el 13 y 14 de abril se produjeron manifestaciones y una huelga general para reivindicar la llegada de la República.

El comité de San Sebastián publicó una nota exigiendo el poder y el conde de Romanones aconsejó al rey que se marchara. El rey aceptó salir del país y autorizó la negociación del comité, produciéndose una transmisión pacífica de poder. A las ocho de la tarde del 14 de abril de 1931, el comité, ahora gobierno provisional, proclamó la República en España.

Los Primeros Desafíos Económicos de la II República

La II República se encontró con una economía más aislada, por lo que la crisis de 1929 no le afectó tanto como a otros países. No obstante, la crisis provocó la depreciación de la peseta; además, las inversiones extranjeras retiraron fondos y dejaron a miles sin trabajo. El comercio exterior descendió un 30% y aumentó el endeudamiento familiar, el déficit estatal y el cierre de empresas. En definitiva, la involución de la economía dificultó las reformas de la República e intensificó la conflictividad social.