La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
1. Las Causas: El Camino Hacia la Dictadura
Entre 1917 y 1923, varias causas prepararon el camino a la Dictadura de Primo de Rivera. A nivel internacional, la Primera Guerra Mundial, con enormes pérdidas humanas, inflación y paro, alentó el fascismo. A nivel español, entre 1917 y 1923 se produjo la descomposición del Sistema Canovista o de la Restauración, debido a:
- Crisis política.
- Carencia de una oposición política real.
- Radicalización social y pistolerismo.
- La Guerra de Marruecos.
1.1. La Crisis Política
La crisis política fue debida a la fragmentación e inoperancia de los partidos políticos. Tras la Huelga General de 1917, se crearon Gobiernos de Salvación Nacional con ministros de todos los partidos. Aun así, entre 1917 y 1923 hubo 10 gobiernos diferentes, ya que, a pesar del fraude electoral, ningún partido obtenía la mayoría parlamentaria. Además, desde 1918, la Lliga Regionalista de Cataluña, partido fundado en 1901, redactó un proyecto de estatuto de autonomía catalana, que fue rechazado por la mayoría de las Cámaras.
1.2. La Oposición Política
Tampoco la oposición política fue capaz de crear un sistema alternativo:
- El Partido Republicano Radical de Lerroux perdió apoyo obrero tras la Semana Trágica de Barcelona de 1909.
- El PSOE, de Julián Besteiro e Indalecio Prieto, aunque incrementó su fuerza electoral, perdió los miembros más radicales que fundaron el Partido Comunista Español (PCE) en 1921, el cual ingresó en la III Internacional.
1.3. El Malestar del Ejército
A ello se unió el malestar del ejército: las Juntas Militares durante la crisis del 17 y los problemas derivados del Desastre de Annual pusieron al ejército en el centro de la polémica política (ineficacia organizativa y represión del movimiento obrero). Ello los llevó a intervenir de nuevo en la vida política y a deslizarse hacia posiciones conservadoras.
1.4. La Creciente Conflictividad Social y el Pistolerismo
A ello se unió la creciente conflictividad social, liderada por socialistas y anarquistas, animada por la Revolución Rusa de 1917, que dio lugar al pistolerismo del llamado «Trienio Bolchevique» (1918-1921).
- En Andalucía: Los anarquistas y, en menor medida, los socialistas impulsaron revueltas, donde se quemaron cosechas, se ocuparon tierras y se repartieron entre los jornaleros, especialmente en la Campiña de Córdoba, que se extendieron a otras provincias andaluzas, manchegas y extremeñas.
- En Cataluña: Estalló el «pistolerismo» tras la huelga contra «La Canadiense» de 1919, principal empresa eléctrica y de tranvías de Barcelona. La huelga finalizó con un acuerdo (la patronal readmitía a los despedidos, aumentos salariales y la jornada de 8 horas), pero incumplió estas promesas y respondió con una dura represión. Entonces, grupos de anarquistas atentaron contra autoridades, patronos y fuerzas del orden. A su vez, empresarios y patronos pagaron a pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros, y recurrieron al lockout o cierre patronal. El general Martínez Anido fue nombrado gobernador civil de Barcelona: protegió a los pistoleros de la patronal y reprimió a los sindicalistas. Fueron asesinadas 226 personas, entre empresarios y líderes sindicales, e incluso el propio Eduardo Dato, jefe del gobierno, murió en un atentado anarquista en marzo de 1921.
1.5. La Guerra de Marruecos y el Desastre de Annual
Desde la consecución del protectorado sobre el norte del país (tras la Conferencia de Algeciras de 1906), España se vio impotente para asegurar su dominio ante los rifeños de Abd el Krim, que empleaban tácticas de guerrillas. En julio de 1921 se inició la Guerra del Rif (1921-1926). El general Silvestre trató de extenderse por el Rif, pero los rifeños, dirigidos por Abd-el-Krim, atacaron por sorpresa el puesto español de Annual (julio 1921, donde murieron 9.000 españoles), y obligaron al ejército español a retirarse a Tetuán y Melilla, tras el ataque al campamento de Monte Arruit, donde se habían refugiado los supervivientes.
Abd-el-Krim creó un estado independiente con capital en Axdir. Tras el desastre de Annual, la prensa y los círculos contrarios al colonialismo culparon a los altos mandos, los políticos y al propio rey, Alfonso XIII. Se formó la “Comisión Picasso” que sacó a la luz los trapos sucios: el general Silvestre se sintió impulsado por Alfonso XIII a iniciar su ofensiva sin tomar las precauciones necesarias.
1.6. El Contexto Internacional
El contexto internacional vio la crisis de las democracias occidentales tras la Primera Guerra Mundial, frente a la idea de la necesidad de un estado fuerte. El estado liberal-democrático fue atacado por dos frentes contrapuestos:
- El comunismo (alentado por el triunfo bolchevique en Rusia en 1917).
- El fascismo (tras el acceso al poder de Mussolini en 1922), que defendía un estado autoritario apoyado por las clases altas y medias, temerosas de una expansión del comunismo, y una ideología basada en el uso de la violencia y el culto al líder carismático.
2. El Golpe de Estado de Primo de Rivera (Septiembre de 1923)
En 1922-1923, el sistema político de la Restauración tocó fondo: a finales de 1922, fue nombrado presidente del Gobierno el liberal Manuel García Prieto. Pero la idea de una dictadura tomó cuerpo en la prensa.
Miguel Primo de Rivera, nacido en Jerez de la Frontera, participó en las campañas de Cuba y Marruecos, fue senador por el Partido Conservador y, en el momento del golpe, era capitán general de Cataluña. Mantuvo contactos con generales en Madrid y fue apoyado por el general Sanjurjo, gobernador militar de Zaragoza. El gobierno, advertido de la trama, no tomó ninguna medida. El “Expediente Picasso” no llegó a terminarse, ya que días antes de la fecha prevista se produjo el golpe de Estado, que contó con el apoyo de algunos generales, como Sanjurjo y el Duque de Tetuán.
El 13 de septiembre de 1923, Primo de Rivera declaró el estado de guerra. Alfonso XIII estaba en San Sebastián y volvió a Madrid al día siguiente. Pese a la insistencia del gobierno, se negó a actuar contra los golpistas y pidió a Primo de Rivera que viniera a Madrid. A su llegada, el 15 de septiembre, Primo hizo público el «Manifiesto al País y al Ejército» donde afirmaba que había llegado el momento de acabar con las «desdichas e inmoralidades que comenzaron en el 98» y prometía limpiar el país de caciques, de profesionales de la vieja política, las huelgas y las amenazas a la unidad nacional. Primo de Rivera exigió al rey la dimisión del gobierno de García Prieto y reclamó plenos poderes. Se consideró a sí mismo el «cirujano de hierro» del que hablaba Joaquín Costa: una dictadura temporal que pusiera orden en la política española.
Tras unas horas de vacilaciones, Alfonso XIII aceptó el golpe y encargó a Primo de Rivera formar un nuevo gobierno, integrado solo por militares. Así nació el Directorio Militar (1923-1925). Se ha acusado a Alfonso XIII de complicidad con el golpe militar. Pero, según Tusell, el golpe de Estado fue apoyado por el ejército, la Iglesia, las clases altas (para acabar con la conflictividad social e iniciar reformas sociales y políticas). Asimismo, tuvo el apoyo de la llamada “masa neutra” (personas apolíticas y de centro que anteponían la estabilidad política y social a las cuestiones ideológicas), de los Radicales y el PSOE, y la inhibición de los líderes de los partidos dinásticos (conservadores y liberales).
Primo de Rivera, Desembarco de Alhucemas y El Somatén. Extensión de la República del Rif hacia 1924, a expensas de los territorios del Protectorado español.
3. La Dictadura de Primo de Rivera: Directorio Militar y Civil
La Dictadura de Primo de Rivera se divide en dos fases: El Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930).
3.1. El Directorio Militar (Septiembre 1923 – Diciembre 1925)
Fue un gobierno integrado exclusivamente por militares (un general por cada una de las 8 Regiones Militares y un contraalmirante), destacando Martínez Anido, Espinosa, Hermosa, Gómez Jordana y Rodríguez Pedré. Solo Primo de Rivera tenía atribuciones y rango de ministro, acumulando en sus manos todos los poderes. Nació como una dictadura provisional para salir de la crisis con la promesa de volver después a la normalidad, pero trató de prolongarse en el tiempo. Fue un Gobierno autoritario, que imitó en buena parte la dictadura fascista de Mussolini, al que visitaron Alfonso XIII y Primo de Rivera en Italia el 15 de noviembre de 1923.
Las primeras medidas de Primo de Rivera mostraron su carácter dictatorial:
- Declaró el “estado de guerra” y sustituyó los antiguos gobernadores civiles por militares (octubre de 1923).
- En noviembre, suspendió las Cortes (el Congreso y la parte electiva del Senado).
- En enero de 1924, se suspendió la Constitución de 1876, los partidos políticos y los sindicatos, y nació una férrea censura de prensa.
- También en enero de 1924 se disolvieron las diputaciones provinciales, excepto las vasco-navarras, con enfado del catalanismo que habló de ataque frontal a la Mancomunidad de Cataluña.
- En marzo de 1924, se aprobó el “Estatuto Municipal” de Calvo Sotelo, por el cual los «gobernadores militares» investigaban los casos de caciquismo (cohecho, sobornos, favoritismo y corrupción). Pero, según Tusell, los antiguos alcaldes y concejales fueron sustituidos por “juntas de vocales”, los mayores contribuyentes de cada localidad, afirmando que se limitó a sustituir a unos caciques por otros. Además, se otorgó a los gobernadores civiles demasiadas atribuciones sobre los municipios.
- Hubo una fuerte represión contra la oposición. Por un lado, se ilegalizó a la CNT anarcosindicalista, lo que hizo que parte de los anarquistas se radicalizaran, fundando en 1927 la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Por otra parte, se aplicaron sanciones contra personalidades críticas como Unamuno (confinado en Canarias) o Fernando de los Ríos. Frente a ello, el PSOE y la UGT accedieron a que Largo Caballero formara parte del Consejo de Estado, lo que formalizó su apoyo a la Dictadura.
- En abril de 1924, se creó la Unión Patriótica, partido único, fundado por Primo de Rivera para lograr apoyo social. Su lema era «Patria, Religión y Monarquía» y su estructura copiada del fascismo italiano de Mussolini: un jefe nacional (Primo de Rivera) y la «Gran Junta Directiva». La idea de Primo de Rivera era que fuera “un organismo político pero apolítico, ni de derechas ni de izquierdas”. Fue una agrupación sin apoyo popular que nació con la Dictadura y desapareció cuando esta cayó. Frente a ella, los miembros antiguos moderados y progresistas mostraron un profundo descontento, distanciándose de la Dictadura, lo que le iría restando apoyos. Desde 1927, los miembros de los ayuntamientos y diputaciones debían ser afiliados de la Unión Patriótica.
- A ello siguió un «Diluvio de decretos», en expresión del historiador Shlomo Ben Ami.
3.1.1. Lucha contra los Nacionalismos
Se suprimió la Mancomunidad catalana en 1925, que reunía a los miembros de las 4 diputaciones catalanas (96 miembros), dedicada a la mejora de las carreteras, agua potable y bibliotecas. Además, Primo de Rivera prohibió el uso público de la lengua catalana, del baile de la sardana, clausuró el campo del Barça y el Orfeó Catalá, con enorme enfado del catalanismo, incluida la Lliga Regionalista de Cambó que había acogido la dictadura con simpatía. Por ello nacieron formas más radicales como “Estat Catalá”, de Francesc Macià, origen de ERC.
- En el País Vasco: Clausuró Aberri, el periódico del PNV.
- En Andalucía: Prohibió los centros andaluces, creados por Blas Infante. Eran centros de reunión de intelectuales y la pequeña burguesía, que habían organizado previamente las Asamblea de Ronda (1918) y de Córdoba (1919), donde se creó la bandera blanca y verde, el escudo de Hércules, y donde se recuperó el espíritu de la Constitución de Antequera de 1883 para lograr la plena autonomía de Andalucía y afrontar la reforma agraria y un amplio plan de obras públicas y comunicaciones. Blas Infante abandonó la notaría de Cantillana y se desterró voluntariamente en Isla Cristina (Huelva), en espera de mejor coyuntura.
3.1.2. Pacificación y Orden Público
Por contra, logró resolver dos graves problemas del momento: el terrorismo y el problema de Marruecos.
- Mantuvo el orden público: Mediante la prohibición de manifestaciones. Para ello se extendió a toda España el Somatén catalán, un cuerpo paramilitar adicto al régimen. Además, Martínez Anido creó el «Sindicato Obrero», formado por los carlistas de Barcelona y obreros que odiaban a los líderes sindicales. Más tarde, Martínez Anido fue ministro de Gobernación y acabó con los atentados terroristas gracias a la política de dureza.
- Pacificó el Protectorado de Marruecos (1925): Primo de Rivera intentó negociar la paz con Abd el Krim, ofreciéndole una amplia autonomía, pero tras el ataque a zonas francesas, se organizó una intervención militar franco-española. Primo de Rivera encabezó el Desembarco de Alhucemas (cerca de Melilla, septiembre de 1925) y desarrolló una operación conjunta contra Abd-el-Krim. En noviembre, expulsaron a Abd-el-Krim de Axdir con ayuda del general Petain, el héroe de Verdún en la Primera Guerra Mundial, y su ejército de 300.000 hombres que se unió al ejército español de unos 200.000. Abd-el-Krim se rindió en junio de 1926, se entregó a los franceses y fue deportado a la isla de Reunión (este de Madagascar).
3.2. El Directorio Civil (Diciembre 1925 – Enero 1930)
Al acabar con la Guerra de Marruecos, muchos pidieron el fin de la dictadura. Esa fue la opinión de Sánchez Guerra, líder del Partido Conservador, y de Romanones, líder del Partido Liberal. Pero en diciembre de 1925, Primo de Rivera, que alcanzó su máxima popularidad al resolver el conflicto de Marruecos, trató de institucionalizar la dictadura, de hacerla permanente, y sustituyó el Directorio Militar por un gobierno civil presidido por él mismo. Las características y principales medidas de este período fueron:
- Los nuevos ministros eran políticos mauristas o conservadores, como Calvo Sotelo (Hacienda), Eduardo Aunós (Trabajo), el Conde de Guadalhorce (Agricultura), Galo Ponte (Justicia) y Callejo de la Cuesta (Instrucción Pública).
- Se fortaleció la Unión Patriótica.
- Se potenció el Somatén.
- En 1927, la Asamblea Nacional Consultiva sustituyó a las antiguas Cortes. Los asambleístas fueron designados por el dictador. Pretendió elaborar una nueva Constitución, cuyo anteproyecto se presentó en julio de 1929, pero fue mal aceptado por los partidos dinásticos, la oposición y la prensa, ante lo cual el dictador intentó ampliar la Asamblea para hacerla más representativa. Estaba formada por funcionarios, miembros de la Unión Patriótica y algunas mujeres, elegidos a dedo. No eran unas cortes democráticas, ya que se anuló el sufragio universal y los partidos. Sí hubo plebiscitos mediante recogida de firmas de hombres y mujeres para comprobar el apoyo del dictador, aunque obviamente no era un sistema libre.
- En materia social se impuso el Corporativismo del ministro de Trabajo, Eduardo Aunós, que se inspiró en el Corporativismo de Mussolini y en el pensamiento católico español (Tusell). Logró terminar con las huelgas obreras, gracias al papel del Consejo de Economía Nacional y los Comités Paritarios.
3.2.1. El Corporativismo y la Paz Social
- El Consejo Nacional de Economía sirvió para equilibrar la oferta y demanda, desarrollar los sectores productivos (ferrocarriles, aeronáutica, Patronato Nacional de Turismo, Junta General de Puertos) y la estabilidad de precios de los productos de primera necesidad (pan, leche, carne).
- Los Comités Paritarios estaban formados por un número igual de patronos y trabajadores y un representante del Estado, para discutir los salarios y las condiciones de trabajo. El voto decisivo del presidente se decantaba a menudo del lado de los trabajadores. Estos Comités Paritarios —basados en el corporativismo de Mussolini y el sindicalismo católico— siguieron existiendo en la República (Jurados Mixtos) y en la época de Franco.
- A partir de 1923 descendió el número de huelgas. Solo en la etapa final se produjo un cierto aumento. Los salarios se mantuvieron estables con una ligera tendencia a la baja. Prohibió la CNT, que pasó a la clandestinidad, pero pactó con la UGT de Francisco Largo Caballero, quien colaboró con el dictador –en contra de líderes como Indalecio Prieto– para evitar la desaparición del sindicato. Largo Caballero participó en el Consejo de Trabajo, pero se separó del régimen al comprobar su carácter reaccionario.
3.3. Medidas y Avances Económicos
Pese a los recortes sociales y políticos, la Dictadura se benefició de la buena coyuntura económica de los «felices años veinte» y desarrolló una “política nacionalista” o intervencionista, que permitió un crecimiento industrial en siderurgia-metalurgia, cementos, construcción y las industrias modernas (químicas, eléctricas y aviación). Sus principales logros fueron:
- La Ley de Protección Industrial de 1926 que creó aranceles muy altos para evitar la competencia extranjera, y creó el Banco de Crédito Industrial que concedía créditos blandos a las industrias nuevas o preferentes (químicas o petrolíferas).
- Creó grandes monopolios estatales como la Compañía Telefónica (1927) que centralizó la red telefónica o CAMPSA, que obtuvo la exclusividad en la importación, refinado, distribución y venta de petróleo. Su capital fue aportado a medias por el Estado y un consorcio de 31 bancos. CAMPSA compró pozos petrolíferos en Venezuela y creó refinerías. El resultado fue el abaratamiento del precio de la gasolina.
- El Plan de Obras Públicas del Conde de Guadalhorce, quien mejoró los transportes, a través del Plan Nacional de Firmes Especiales que mejoró unos 7.000 km de carreteras y el Plan de Ferrocarriles, que construyó 800 km de nuevas vías y se electrificaron los tramos más difíciles.
- El Plan Nacional de Casas Baratas que construyó barrios de viviendas unifamiliares por el Patronato de Casas Baratas para las familias más necesitadas.
- Fortalecimiento de la colonia de Guinea Española, que pertenecía a España desde el Tratado de El Pardo de 1778. España desarrolló grandes plantaciones de cacao con miles de trabajadores nigerianos importados como braceros.
- Otras medidas de interés fueron las Exposiciones Internacionales de Barcelona y Sevilla de 1929 que dieron esplendor al régimen. Y la creación de la Red Nacional de Paradores (1927) que se inició con el Parador de Gredos (Ávila) en un lugar escogido por el propio Alfonso XIII.
4. El Fin de la Dictadura y la Caída de la Monarquía
Primo de Rivera fue rechazado por los antiguos partidos del turno (conservadores y liberales) que criticaban la excesiva duración del régimen. Sánchez Guerra intentó un golpe de Estado en Valencia, en enero de 1929, para restablecer el sistema constitucional. También se opusieron la Alianza Republicana (creada en 1926) y la CNT, el sindicato anarquista. Francesc Macià, futuro presidente de la Generalitat, protagonizó una fallida invasión de España desde Francia en 1926.
Lo rechazaron intelectuales, como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez y Menéndez Pidal, quienes, en 1924, suscribieron un manifiesto en contra de su política cultural. Unamuno fue desterrado a Fuerteventura, de donde se exilió a Francia. Otros catedráticos (Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos) fueron expulsados de la Universidad. En Francia, Unamuno y Ortega y Gasset redactaron las “Hojas Libres” que atacaban la política de Primo de Rivera.
En 1928 hubo graves incidentes estudiantiles que provocaron el cierre de las Universidades de Madrid y Barcelona, y la expulsión de sus rectores y alumnos implicados. Los estudiantes llegaron a poner en el Palacio Real un cartel que decía «se alquila». Incluso sectores del ejército rompieron relaciones con el Rey. Ello se plasmó en el intento de golpe de Estado en 1926 (liderado por los generales Weyler y Aguilera) y, en 1929, los intentos de sublevación militar del conservador Sánchez Guerra en Valencia y del regimiento de Artillería en Ciudad Real.
Todos estos grupos aglutinaron el movimiento opositor que se acrecentó por los efectos de la crisis económica del 29, que afectó a todos los sectores de la sociedad (aumento del paro, endeudamiento del Estado, devaluación de la peseta…). En resumen, la crisis económica de 1929 aumentó la oposición al régimen y la inestabilidad social, y la pérdida de buena parte de sus apoyos.
En enero de 1930, Alfonso XIII pidió la dimisión de Primo de Rivera tras asegurarse la lealtad del ejército, ya que temía que el desprestigio creciente de la dictadura afectara a la propia monarquía. Primo de Rivera marchó a París donde moriría a los pocos meses. A continuación, nació la Dictablanda de Berenguer (1930-1931) y el gobierno del Almirante Aznar (febrero-abril de 1931) que precedieron a la Segunda República. Berenguer trató de volver al viejo turnismo. Pero ante su lentitud, muchos políticos perdieron la confianza en él. En agosto de 1930, las fuerzas antimonárquicas firmaron el Pacto de San Sebastián, un programa para derrocar la monarquía e instaurar la república con dos líneas de acción: una revolucionaria, el pronunciamiento militar fallido de Jaca (diciembre de 1930), y otra política, con una gran campaña de prensa y mítines antimonárquicos.
A finales de 1930, Berenguer quiso convocar elecciones generales, pero los partidos monárquicos pidieron que se celebraran primero las municipales. Berenguer dimitió. Le sustituyó el gobierno del Almirante Aznar, que prometió la convocatoria de elecciones municipales para el 12 de abril de 1931, que, a la postre, permitió la llegada de la Segunda República.
5. Conclusiones
El Golpe de Estado de Primo de Rivera creó una dictadura apoyada en el ejército, la violencia y el menosprecio a la democracia. Fue una dictadura fascista o facistoide. Desaparecieron muchos logros anteriores: el regionalismo, tras la desarticulación de la Mancomunidad de Cataluña y de los Centros Andaluces, y la prohibición de los partidos políticos, las libertades de prensa y asociación.
El descrédito de Primo de Rivera acabó con el crédito del rey. A corto plazo significó el fin de la monarquía y, a medio plazo, conectaría con otra revuelta militar, el Golpe de Estado de 17 de julio de 1936, preámbulo de la Guerra Civil.
Hubo abundantes inversiones estatales, pero provocaron un déficit público de 16.000 millones de pesetas. Para cubrirlo se aumentó la deuda pública y los impuestos, como la contribución industrial y el impuesto de utilidades (creado en 1900 por Villaverde sobre los rendimientos del trabajo y los intereses del capital). Pero además, no se solucionaron las desigualdades sociales y el problema agrario. La Segunda República trataría de poner solución a estas cuestiones seculares.