De la Edad Media a la Modernidad Europea
La época medieval (siglos V-XVI) se caracterizó por el predominio cultural en Occidente de la religión cristiana. La filosofía se puso al servicio de las creencias religiosas. Los pensadores cristianos abordaron el problema de las relaciones entre la fe y la razón.
El Predominio de la Fe sobre la Razón: San Agustín
Agustín de Hipona es la culminación de la patrística y el primer intento de síntesis entre cristianismo y filosofía platónica. No hay distinción entre razón y fe en San Agustín. Solo existe una verdad, la cristiana, a la que nos conduce la fe. La razón puede contribuir a comprenderla mejor. El predominio de la fe es evidente.
El Surgimiento de la Escolástica
En el siglo IX, se fundan las escuelas monacales, vinculadas a monasterios de las órdenes religiosas, y las escuelas catedralicias. En ellas se desarrolló la escolástica, un movimiento filosófico y teológico desarrollado por pensadores cristianos desde el siglo IX hasta el Renacimiento. Estudian la existencia y naturaleza de Dios, las relaciones entre la filosofía y la teología y entre la razón y la fe. No dudaban de la superioridad de la teología ni de la subordinación de la filosofía, a la que se consideraba «esclava de la teología».
La Autonomía Limitada de la Razón: Tomás de Aquino
Tomás de Aquino es la cumbre de la filosofía escolástica y la asimilación de la filosofía aristotélica por el cristianismo. Replanteó el tema de la relación entre la fe y la razón. Aceptaba el predominio de la teología sobre la filosofía. Cada una de estas facultades tiene su propio objeto de conocimiento y su método particular de investigación:
- La filosofía se ocupa de las verdades que pueden ser alcanzadas por la luz de la razón.
- La teología trata de las verdades que pueden conocerse por revelación divina.
Sin embargo, hay también un espacio común a ambas: los preámbulos de la fe. En este ámbito, la filosofía es útil a la teología, aunque continúa siendo su «sierva».
Profundización en la Doctrina de Tomás de Aquino
Según Tomás de Aquino, para que podamos salvarnos no es suficiente la razón humana, la filosofía; además, es imprescindible la revelación. Fe y razón son fuentes distintas de conocimiento. El conocimiento racional parte de la experiencia sensible y está limitado por lo que podemos deducir de ella. Pero el fin del hombre es Dios y y, para alcanzarlo, dicho fin debe ser conocido. Ahora bien, nuestra razón no puede llegar al conocimiento pleno de un Dios que no se ofrece a nuestros sentidos; hemos, por tanto, de recurrir a la fe, que se fundamenta en la revelación divina y que amplía y perfecciona la razón.
Tomás de Aquino hace referencia a unas verdades accesibles tanto desde la fe como desde la razón, los preámbulos. Según él, hay un ámbito del conocimiento exclusivo de la razón (las leyes de la física, por ejemplo), uno exclusivo de la fe (los misterios, como el de la Santísima Trinidad) y un campo intermedio a ambas facultades. Ejemplos de preámbulos serían:
- Dios existe.
- El alma es inmortal.
- El mundo es creado.
Las llamadas «cinco vías» son demostraciones racionales de la existencia de Dios, el primero de esos preámbulos. Todas parten de efectos sensibles que la razón conoce (el movimiento, las causas, etc.) y nos permiten deducir la existencia de Dios. Por tanto, la razón nos puede llevar a conocer que Dios existe, pero nada nos aclara sobre cómo es Dios. Si no conociéramos estos preámbulos también mediante la revelación, muy pocos llegarían a ellos, y, además, dada la limitación de nuestra razón, podría conducirnos a errores. Por esto, son necesarias la revelación y la teología, ciencia que, al ocuparse del fin supremo, es ella misma suprema.
La Independencia de la Razón y de la Fe: Guillermo de Ockham
Uno de sus mayores críticos fue Guillermo de Ockham, quien aportó una nueva interpretación de la relación entre la razón y la fe. Ni la razón está al servicio de la fe ni la fe necesita a la razón:
- La fe solo depende de la revelación, que es ajena a la razón; nada puede aclarar esta de la palabra divina.
- La razón, dada por Dios al ser humano, no tiene que tomar nada de la fe; habrá de recurrir a otras facultades naturales para llegar al conocimiento.
Mujeres Filósofas en la Edad Media
Durante el medievo, la filosofía estaba vetada a las mujeres, consideradas por entonces incapaces de razonar. Podemos encontrar pensadoras destacadas en la Edad Media:
- Hildegarda de Bingen (1098-1179): Se ganó el derecho a formar parte de la lista de Doctoras de la Iglesia. Ingresó en un convento obligada por su padre, situación común a muchas mujeres de la época. Escribió sobre ciencia, compuso piezas musicales, definió una lengua propia, asesoró a emperadores y papas, iluminó sus manuscritos y dejó una amplia producción mística.
- Margarita Porete (1250-1310): Fue quemada en la hoguera por su obra El espejo de las almas simples, donde habló de libertad para elevar el alma a Dios.
Contexto Cultural y Político Medieval (Siglos XIII y XIV)
Durante los siglos XIII y XIV, la sociedad medieval vivió una época de esplendor cultural y científico muy notable, pero también hubo grandes contrastes. La convivencia entre distintas religiones permitió el encuentro de la escolástica cristiana (deudora del pensamiento clásico) y los exégetas (musulmanes o judíos) de la obra de Aristóteles. Este eclecticismo se convirtió en una síntesis fructífera a través, principalmente, de la obra de Tomás de Aquino. En el ámbito político-religioso, el siglo XIII fue la antesala de la ruptura que se produciría en el siguiente siglo entre Iglesia y Estado y que desembocaría en el enfrentamiento entre ambos poderes (Guerra de los Cien Años y Cisma de la Iglesia). Respecto al ambiente cultural, a principios del siglo XII, las escuelas catedralicias y monacales dejaron paso a las universidades, de las que destacó la de París. El desarrollo de estas universidades se debió en gran medida a las órdenes religiosas fundadas en el siglo XIII (franciscanos y dominicos). Los pensadores de este siglo llegaron a originales síntesis entre filosofía y teología, si bien el máximo exponente de ello es Tomás de Aquino, considerado la cumbre de la escolástica. Este siguió el realismo moderado de Aristóteles, alejándose de la influencia de San Agustín, y realizando un interesante sincretismo entre el pensamiento aristotélico y el cristianismo. Tal conciliación no duraría mucho, pues a finales del s. XIII y durante el s. XIV, se produciría el resquebrajamiento de dicha síntesis (averroísmo y nominalismo ockhamista).
La Modernidad: Ruptura y Nuevos Paradigmas
La cultura moderna surgió como resultado de las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales durante el Renacimiento (siglos XV y XVI), que rompieron con el mundo medieval. Confluyen tres factores en sus orígenes:
El Renacimiento y el Humanismo
Frente al teocentrismo medieval, la visión del mundo del Renacimiento es el antropocentrismo naturalista: el ser humano como centro de reflexión, alejado de la dimensión y del destino sobrenaturales de la religiosidad medieval. Un importante pensador político del Renacimiento fue Maquiavelo, iniciador de una nueva teoría política.
La Reforma Protestante
Intentó recuperar el espíritu originario del cristianismo y llevó a la división de la Iglesia.
La Revolución Científica
Iniciada en el siglo XVI, culminó con la física de Newton, creó una nueva imagen del universo e impulsó la reflexión sobre el conocimiento. Galileo insistió en la necesidad de liberar a la razón humana de toda autoridad ajena a ella.
Corrientes Filosóficas Modernas
La crisis de la escolástica medieval y la influencia del pensamiento científico llevaron a la filosofía a centrarse en: ¿qué podemos conocer? y ¿cuál es el método que debemos seguir? Ante ellos, en el siglo XVII, encontramos dos corrientes principales.
Apéndice Histórico: La Filosofía Clásica Griega
Platón y el Giro Antropológico
Durante el siglo V a. C., y gran parte del siglo IV a. C., Grecia alcanzó su máximo esplendor. Atenas adquirió una posición hegemónica entre las polis tras lograr la victoria sobre los persas (s. V a. C.). En lo político, se consolidó el estado democrático en virtud de la reforma de Pericles. Por otro lado, Atenas condensó la vida cultural e intelectual durante un siglo y medio. Simultáneamente, como fruto del incremento de la población, se originó en la polis ateniense una nueva clase social con poder económico y aspiraciones políticas. Los jóvenes pertenecientes a esta clase social emergente deseaban superar su origen humilde y lucharon por alcanzar cargos públicos.
Es en este contexto en el que surge el diálogo entre los sofistas y Sócrates. Los primeros (pensadores procedentes de diversas ciudades) atendieron a la necesidad de instrucción de estos jóvenes para la actividad política mediante la retórica u oratoria, pero desde una perspectiva subjetivista, relativista, convencionalista y escéptica. Sócrates, por el contrario, creía firmemente en la existencia de una verdad objetiva y universal solo alcanzable mediante el uso de la razón en el diálogo. En cualquier caso, la filosofía adopta en esta época un giro antropológico en contraposición con el carácter marcadamente físico del pensamiento presocrático. A esta nueva orientación de la filosofía contribuyeron no solo las necesidades creadas por el sistema democrático ateniense, sino también el clima de descrédito de las teorías sobre el cosmos. En el caso de Platón (s. IV a. C.), discípulo de Sócrates, su filosofía, pese a tratar todas las áreas y problemas de la filosofía, tiene una finalidad política. Desarrolló el pensamiento de su maestro introduciendo la célebre teoría de las ideas con el fin último de diseñar un modelo de Estado perfecto donde no fuese posible la injusticia, esto es, una polis que nunca habría condenado a muerte a su maestro.