Acto, Potencia y Hilemorfismo: La Filosofía Natural de Aristóteles

Introducción y Contexto Histórico

La reflexión racional sobre la Naturaleza tiene su comienzo en Grecia, en el siglo VI a. C., cuando los presocráticos se hacen la pregunta por el arjé. A la pregunta clásica “¿Qué es la Naturaleza?”, Parménides había contestado que era el ser, uno e inmutable, de tal modo que el cambio solo era una ilusión; Heráclito, por su parte, afirmó que todo está en perpetuo movimiento, haciendo imposible, para algunos, el conocimiento último de la realidad.

Platón creyó encontrar la solución en la existencia de un mundo ideal, eterno, inmaterial e incorruptible: el Mundo de las Ideas, el verdadero ser de las cosas. Sin embargo, Aristóteles, frente a su maestro, consideró que la esencia de las cosas no podía estar fuera de ellas, ni se podía explicar racionalmente el movimiento y el cambio del mundo físico desde las Ideas si estas eran estáticas e inmutables. Aristóteles rechazó el dualismo ontológico de Platón por representar una huida del mundo sensible y una reflexión sobre el Ser fuera del tiempo y del movimiento.

La Física Aristotélica: El Estudio de la Naturaleza

Aristóteles parte del estudio de las cosas concretas, de los individuos particulares (las “sustancias”), de los seres sensibles, sometidos al movimiento. Este será el objeto de interés de su Física: el estudio de los seres naturales, es decir, de aquellos seres “que tienen en sí mismos el principio del movimiento y del reposo” (animales, plantas y los “cuerpos simples”, como aire, fuego, agua, tierra).

Por Naturaleza entiende Aristóteles el principio del ser, del movimiento y del reposo de los seres naturales, y que es inmanente o interno a ellos (y no trascendente, como había sostenido Platón).

El Modelo Teleológico

Frente al mecanicismo de Demócrito, Aristóteles defendió un Modelo Teleológico o Finalista de la Naturaleza, según el cual todos los seres y procesos naturales tienden a la consecución de un fin (o telos), el cual viene marcado por su esencia o naturaleza. El fin de los procesos naturales es la Actualización de las Formas de las Sustancias. La realización de esa meta o fin es su perfección. Se trata de una Teleología Inmanente, pues el bien, el fin, ya está inscrito en la propia naturaleza y es interno a los seres naturales.

La Explicación del Movimiento: Acto y Potencia

Para explicar racionalmente el movimiento de los seres naturales, Aristóteles distingue entre:

  • No-ser absoluto: Ni es, ni puede llegar a ser (ej.: una piedra no es un árbol, ni puede llegar a serlo), en el que el movimiento es imposible.
  • No-ser relativo: No es, pero puede llegar a ser (ej.: una semilla no es un árbol, pero puede llegar a serlo), en el que sí es posible el movimiento.

Lo que no es, pero puede llegar a ser, se halla en potencia; y lo que es actualmente, se halla en acto. En todo ser se da lo que ese mismo ser es (el acto) y lo que ese mismo ser puede llegar a ser (la potencia): por ejemplo, una semilla de pino está en acto como semilla, pero su materia está en potencia para llegar a ser pino. El movimiento queda explicado y definido como tránsito de la potencia al acto. El acto tiene siempre prioridad sobre la potencia, pues es la realización efectiva de las potencialidades de algo.

La Estructura de la Sustancia: Hilemorfismo

En el aspecto estático de la sustancia, Aristóteles establece otra doble distinción: materia y forma. Todo individuo concreto, toda sustancia primera (synolón), es un compuesto indisoluble de Materia y Forma (Hilemorfismo, donde hylé significa “materia” y morfé, “forma”), de tal modo que no existe una forma que no esté incardinada en una materia, ni existe una materia sin forma (solo son separables en el entendimiento).

  • La Materia: Es el principio indeterminado de los seres y, por tanto, determinable. Es aquella realidad sensible de la que están hechas las sustancias y que recibe formas diversas. La materia es el principio de individuación de la sustancia, pues es lo que diferencia a unas sustancias de otras (madera, mármol, algodón, etc.).
  • La Forma: Es el principio de determinación de la materia. La forma es lo que le hace a algo ser lo que es, aquello que le confiere a la materia amorfa una estructura, tanto interna como externa (configuración, unidad y sentido). La forma es la esencia (la sustancia segunda) de las sustancias naturales y es inmanente (y no trascendente, como creía Platón) a ellas; es lo universal y necesario de la sustancia, lo que aspiramos a conocer.

Por tanto, los principios del movimiento son tres: un sujeto o sustrato que permanece (la materia primera en los cambios sustanciales y la sustancia en los cambios accidentales); la privación de una forma; y la forma final (que actualiza la potencia de la materia formando una nueva sustancia).

La Teoría de las Cuatro Causas

Todo lo anterior es completado con su teoría de las causas. Tenemos ciencia de algo, nos dice Aristóteles, cuando conocemos su causa. En su Física, Aristóteles establece que las causas de los seres naturales son cuatro:

  1. Causa Material: Es la materia de la que está hecho un individuo.
  2. Causa Formal: Es la forma, lo que determina a la materia, aquello que hace que la sustancia sea lo que es.
  3. Causa Agente o Eficiente: Es la fuente del movimiento o agente, es decir, aquello que produce al individuo.
  4. Causa Final: Es el fin para el que se genera algo.

La particularidad que presenta su teoría es que, tratándose de los seres naturales, la causa eficiente, la causa formal y la causa final son la misma cosa, coinciden, pues es una y la misma cosa, a saber, la Forma. Y es que, para Aristóteles, la naturaleza de los seres naturales reside en la Forma.

Cosmología y el Motor Inmóvil

Finalmente, y por lo que a su cosmología respecta, Aristóteles creía que el Universo era eterno, finito, heterogéneo y geocéntrico. El universo estaba organizado en dos mundos cualitativamente diferentes:

  • El mundo sublunar: Constituido por los seres naturales, dotados de movimiento y corruptibles, y compuestos por los cuatro elementos (aire, fuego, agua, tierra).
  • El mundo supralunar: Donde están el sol, las estrellas y los planetas, que son eternos e imperecederos, compuestos de éter y que se mueven en círculos perfectos.

La Tierra estaba en el centro del universo, alrededor de la cual giraba el sol y el resto de los astros, según un sistema de esferas concéntricas. La esfera superior debe su movimiento al primer motor, el Motor Inmóvil, una sustancia inmaterial, eterna y acto puro, que mueve sin ser movido. Este es el principio supremo del que depende el movimiento del Universo entero y de la Naturaleza y, por tanto, la Causa Final.

Aristóteles ofrece, pues, una concepción teleológica de la Naturaleza inmanente. Sin embargo, en su concepción general del Universo, encontrará un lugar para Dios (théos), el Motor Inmóvil. Así, con su concepto del Motor Inmóvil, Aristóteles llegará a las fronteras de la Física, rebasándolas y adentrándose en las de la Metafísica, en las de la Teología.