Amor y mitología en la poesía renacentista

Amor

Tema omnipresente de la poesía renacentista es el amor. El amor está ahora influido por la filosofía neoplatónica. Mediante el amor y la contemplación de la belleza femenina se le permite al ser humano acceder al conocimiento de la Belleza Absoluta.

Sin embargo, el amor aparece también como fuente de frustración y dolor: el enamorado percibe que le resulta imposible alcanzar el amor o comprueba que éste no es eterno y se puede perder. Por ello la poesía renacentista manifiesta la frustración y la inhibición, el deseo no satisfecho por medio de antítesis que son características de la lírica de este período: fuego/hielo, día/noche, calma/tormenta, paz/guerra…

Vinculado con el amor aparece el tópico de la belleza de la mujer se idealiza como reflejo de la belleza divina y se describe mediante el tópico de la Descriptio puellae (“descripción de la muchacha”). Se trata de una descripción de la belleza femenina que sigue una serie de normas: La descripción se realiza de arriba abajo (cabeza, rostro, cuello, brazos, manos, torso y piernas, aunque con mucha frecuencia se detienen en el cuello).

En la cabeza, el cabello es rubio y da pie a una serie de imágenes constantes (comparaciones: el cabello es como el oro; metáforas: el cabello es oro). Si el cabello es blanco (signo de vejez), las imágenes usadas son nieve o plata.

El rostro se describe aludiendo a elementos naturales vinculados con la pasión y el calor (flores o frutos rojos o rosas para los labios y las mejillas), con la pureza y la frialdad (mármol, hielo, cristal, etc.) Los ojos se asemejarán a estrellas, soles, etc. Todo en la amada es luz.

Mitología

Es notable la presencia de la mitología en toda esta poesía. Proporciona al poeta un considerable conjunto de asuntos y motivos, que son tomados bien directamente de los autores clásicos, bien indirectamente de las mitografías, verdaderos diccionarios universales muy frecuentes en la época.

Naturaleza

La Naturaleza, olvidada durante la Edad Media, aparecerá en el Renacimiento bellamente descrita y empleada como marco de incidencias amorosas, en armonía y reposo. En la descripción de la naturaleza se sigue el tópico del locus amoenus (lugar agradable), procedente de Virgilio, que describe una naturaleza ideal, armónica y reposada, con unas características fijas: arboleda, sombras, corrientes de aguas cristalinas, flores, serenidad climatológica, prados de hierba fresca…

GARCILASO DE LA VEGA

Fue el prototipo del cortesano renacentista; muy culto, elegante, valeroso y hombre de letras.

Su obra poética es escasa: una epístola en verso, dos elegías, tres églogas , treinta y ocho sonetos…

  • Los sonetos garcilasianos desarrollan básicamente el sentimiento amoroso. Se trata de un amor en el que no falta la indiferencia de la dama, el dolor del amante, la esperanza y la desesperanza. Garcilaso habla del amor que siente por una mujer, Elisa, que es la inspiradora de la mayor parte sus versos. De la dama se describen pocos rasgos físicos; en cambio, el mundo interior del poeta, marcado por el sufrimiento y la alegría del amor, es analizado muy a fondo.

Las églogas, junto a algunos sonetos, representan la culminación del talento poético garcilasiano. La égloga es una composición poética bucólica en la que varios pastores dialogan sobre determinados temas, generalmente amorosos en un entorno natural idílico.

LUIS DE GÓNGORA

En su lírica observamos la doble mirada de la literatura barroca, tanto la idealizada y entusiasta como la desengañada y escéptica. Lo que por ejemplo, en Garcilaso es armonía, en Góngora es intensificación de elementos.

En su lenguaje poético, Góngora recoge, condensa e intensifica elementos cultos, usa profusamente las figuras literarias, en particular el hipérbaton, y frecuentemente se apoya en la mitología. Todo ello contribuye a la oscuridad, que es característica de la poesía del autor cordobés.

Su obra está compuesta básicamente por romances, letrillas, sonetos y tres poemas de mayor extensión que representan la cima de su poesía:

  • Fábula de Polifemo y Galatea, Soledades
  • Fábula de Píramo y Tisbe.

En la Fábula de Polifemo y Galatea, Góngora revive, en su lengua de gran complejidad estilística, el mito literario del cíclope Polifemo, que se enamora de la ninfa Galatea. Las Soledades constituye una inacabada sucesión de estampas, en las que se presenta una naturaleza estilizadísima a través de la maestría retórica del cordobés.

FRANCISCO DE QUEVEDO

En su obra poética domina el contraste: en ella se muestran actitudes en apariencia contrapuestas (moralistas, amorosas, burlescas o de circunstancias) y se mezclan la degradación de lo bello y la elevación de lo vulgar. Su obra, además, se caracteriza por la actitud crítica y sarcástica, por el profundo pesimismo y el desengaño, por la condensación del lenguaje propia del conceptismo, por la innovación en el léxico y por las rupturas sintácticas.

Entre sus temas destacan el amor, la muerte, el tiempo y el desengaño.

Quevedo analiza los sentimientos amorosos de acuerdo con la ideología y el pesimismo barrocos, por medio de técnicas del Renacimiento, de la lírica cortesana y del petrarquismo (motivos luminosos, unión de contrarios, dualidades conceptuales). La muerte y el tiempo son una de sus grandes preocupaciones. Como manifestación del desengaño barroco, el poeta, siente el tiempo como causante de la rápida llegada de la muerte y de la decadencia que se manifiesta tanto en la persona, como en los objetos y en el mundo. El desengaño se plasma también en sus poemas satírico burlescos, en los que, a veces, predomina el humor (Érase un hombre a una nariz pegado), la sátira (Yo te untaré mis obras con tocino), la degradación del mito o el desencanto ante el paso del tiempo y las veleidades del ser humano.

Características generales de la literatura barroca

La literatura barroca se caracteriza por:

  • Un nuevo estilo que pretende sorprender, cuya base será la dificultad entendida como un reto a la inteligencia del lector. En ella, está la clave de los dos estilos más importantes del momento, culteranismo y conceptismo.
  • La presencia constante del pesimismo y del desengaño, al que sirven de expresión tópicos y motivos como el carpe diem, las flores que se marchitan, las ruinas y los relojes, la nostalgia por un mundo mejor, el tema de la muerte y la idea del mundo como teatro o de la vida como sueño…
  • La actitud crítica satírica y hasta sarcástica, que permite la aparición de géneros como la picaresca y transforma algunos temas como el del amor, la mitología o el viejo tema del mundo al revés, relacionado con la figura del loco, del borracho, del pícaro o del gracioso que se sitúan al margen de la sociedad, pero la enjuician o la modifican.
  • La lengua literaria se enriquece con la incorporación de cultismos y con el retorcimiento expresivo que se produce con el hipérbaton, los juegos de palabras, la acumulación de imágenes, metáforas, antítesis, paradojas…