Conceptos Fundamentales Filosofía Clásica y Patrística

La Virtud Según Aristóteles

El texto, extraído de la obra Ética a Nicómaco de Aristóteles, aborda la naturaleza y comprensión de la virtud. La tesis principal sostiene que la virtud no es meramente una forma de ser, sino una disposición que capacita para actuar correctamente según la función esencial del ser humano. De manera análoga a cómo un ojo es virtuoso si ve bien o un caballo si corre bien, el ser humano alcanza la virtud al emplear adecuadamente su razón, considerada su función primordial.

Aristóteles postula que la virtud reside en hallar un término medio entre dos extremos: el exceso y el defecto. Por ejemplo, el valor se sitúa entre la cobardía (exceso de miedo) y la temeridad (ausencia de miedo). Este punto medio se logra mediante la prudencia, definida como la capacidad de tomar decisiones acertadas guiadas por la razón.

Otra idea crucial es que la virtud no es innata, sino que se aprende con la práctica, requiriendo esfuerzo y elección consciente. Ser virtuoso implica habituarse a actuar bien y a pensar de forma equilibrada, evitando dejarse arrastrar por las emociones o los extremos.

La Teoría Política de Platón

Platón desarrolla su pensamiento político principalmente en La República, donde describe una ciudad ideal y justa. Propone que la sociedad debe estructurarse en correspondencia con las tres partes del alma humana: la razón, el ánimo y el deseo. A cada parte del alma le asigna una clase social:

  • Los filósofos-gobernantes representan la razón y deben dirigir la ciudad, al ser los únicos capaces de conocer el Bien y actuar con justicia.
  • Los guerreros o guardianes encarnan el valor y tienen la función de proteger la polis.
  • Los productores (campesinos, artesanos, comerciantes) simbolizan los deseos y se encargan de la actividad económica.

Platón defiende una aristocracia, entendida como el gobierno de los mejores, es decir, de los sabios. Los gobernantes deben recibir una educación rigurosa desde la infancia para cultivar la razón y actuar desinteresadamente. Sugiere también que los guardianes no posean propiedades ni familia propia para evitar el egoísmo. La justicia, según Platón, se alcanza cuando cada clase social cumple su rol sin interferir en las funciones de las otras, trabajando colectivamente por el bien común.

La Teoría Hilemórfica de Aristóteles

Aristóteles formuló la teoría hilemórfica para explicar la constitución de los seres individuales. Según esta doctrina, toda entidad existente se compone de dos principios fundamentales: la materia y la forma.

  • La materia es el sustrato del que algo está hecho, su base material. Se distingue entre materia primera, carente de cualidades propias, y materia segunda, que es la materia ya configurada por una forma específica.
  • La forma es lo que confiere identidad y determina a la materia, posibilitando que algo sea lo que es. La forma puede ser sustancial, definiendo la esencia del objeto, o accidental, refiriéndose a modificaciones secundarias como el color o la posición.

Aristóteles introduce también los conceptos de potencia y acto para explicar el cambio. La potencia es la capacidad inherente a algo de llegar a ser de una determinada manera, mientras que el acto es la realización efectiva de esa capacidad, su estado de ser pleno. El cambio, por tanto, es la transición de la potencia al acto.

A diferencia de Platón, quien postula la separación entre el mundo sensible y el mundo de las Ideas, Aristóteles afirma que la realidad reside en las sustancias concretas, donde materia y forma están intrínsecamente unidas. Esta perspectiva aristotélica ofrece una explicación de la realidad centrada en el mundo empírico, sin necesidad de recurrir a un ámbito trascendente como el de las Ideas platónicas.

Comparación: Teorías del Conocimiento de Platón y Agustín de Hipona

Platón sostiene que el conocimiento auténtico se halla en el mundo de las Ideas, un ámbito eterno, perfecto y accesible únicamente a través de la razón. Para él, conocer es un acto de anamnesis (reminiscencia), un recuerdo de lo que el alma ya sabía antes de encarnarse, pues el alma proviene de ese mundo ideal. Los sentidos, en esta visión, solo proporcionan percepciones imperfectas y no conducen al conocimiento verdadero.

Agustín de Hipona, influenciado por Platón, también distingue entre el conocimiento sensible y el conocimiento superior. Sin embargo, adapta estas ideas al contexto cristiano. Cree que la verdad es eterna e inmutable, pero la sitúa no en las Ideas platónicas, sino en Dios. Para acceder a ella, el alma no recuerda, sino que requiere la iluminación divina; es decir, necesita la asistencia de Dios para poder aprehender la verdad desde su interior.

En síntesis, ambos filósofos coinciden en que la verdad no reside en el mundo sensible y debe buscarse con el alma. No obstante, difieren en el camino para alcanzarla: mientras Platón confía en la razón y el acceso al mundo de las Ideas, Agustín enfatiza el papel fundamental de la fe y la gracia divina. Agustín, además, no concibe la búsqueda de la verdad en un mundo trascendente separado, sino que la verdad se revela en el interior del ser humano por obra de Dios.

Los Sofistas: Rasgos Fundamentales y Pensadores Clave

Los sofistas fueron educadores itinerantes en la Antigua Grecia, especializados en enseñar retórica y el arte de la persuasión en debates públicos, habilidades de gran valor en la democracia ateniense. A diferencia de otros filósofos como Sócrates, cobraban por sus enseñanzas.

Una característica distintiva de los sofistas era su relativismo: no creían en una verdad universal y objetiva, sino que consideraban que la verdad era subjetiva, dependiente de la perspectiva individual. Por ello, priorizaban la retórica, el dominio del discurso persuasivo, por encima de la búsqueda de una verdad absoluta.

Esta postura les valió fuertes críticas de filósofos como Sócrates y Platón, quienes los acusaban de buscar únicamente la victoria en las discusiones, sin preocuparse por la justicia o la veracidad de sus argumentos.

Entre los sofistas más prominentes se encuentran:

  • Protágoras: Conocido por su máxima «El hombre es la medida de todas las cosas», que encapsula la idea de que toda realidad y verdad dependen de la percepción individual.
  • Gorgias: Famoso por sus tesis escépticas, afirmando que nada existe con certeza, y que, aunque existiera, sería incognoscible e incomunicable.

En resumen, los sofistas fueron figuras relevantes en su época por impartir habilidades prácticas, aunque también generaron controversia por su concepción de la verdad y la educación.

Influencias en el Pensamiento de Agustín de Hipona

El pensamiento de Agustín fue configurado por diversas corrientes filosóficas y religiosas a lo largo de su vida. Inicialmente, la lectura de Cicerón despertó su interés por la búsqueda de la verdad a través de la razón.

Posteriormente, se sintió atraído por el maniqueísmo, una doctrina dualista que ofrecía una explicación para el problema del bien y el mal, aunque finalmente la rechazó por considerarla insuficiente. Luego, se aproximó al escepticismo, que le permitió cuestionar sus creencias previas, si bien tampoco le proporcionó respuestas definitivas.

Un momento decisivo en su desarrollo intelectual fue su encuentro con el neoplatonismo, particularmente a través de las ideas de Platón y Plotino. Estas enseñanzas le facilitaron la comprensión de la naturaleza espiritual del alma y la relación entre lo material y lo trascendente, allanando su camino hacia el cristianismo.

Finalmente, la lectura de la Biblia y la influencia de San Ambrosio, sumadas a su experiencia personal de conversión, lo llevaron a integrar la razón con la fe. Agustín logró fusionar la tradición filosófica clásica con la doctrina cristiana, dejando una huella perdurable en la filosofía y la teología medieval.