El Sexenio Revolucionario de 1868 en España

La Gloriosa comenzó como un pronunciamiento militar dirigido por varios generales. Al mismo tiempo se sumaron apoyos populares en forma de juntas locales y provinciales que formaron los llamados voluntarios de la libertad. Desde el 17 de septiembre, cuando se produjo la sublevación de la escuadra de Cádiz por el almirante Topete, se fueron sumando diferentes escuadras y cuarteles. El día 28, las tropas gubernamentales fueron derrotadas en la batalla de Alcalá. El 29, Isabel II partió al exilio por la frontera de Irán. El triunfo fue posible por la confluencia de distintos intereses entre los que encontramos sectores financieros e industriales, miembros de la oligarquía terrateniente y militares debido al recuerdo de San Gil. En cuanto a las clases populares, influyeron el pacto, las promesas de sufragio universal, la abolición de consumos y de las quintas. El gobierno provisional disolvió las juntas y los voluntarios de la libertad y exigió la devolución de las armas. Se nombraron nuevos ayuntamientos que sustituyeron a los revolucionarios, aunque hubo muchas resistencias. En noviembre se normalizó la situación y se convocaron elecciones acordes constituyentes. Las elecciones se celebraron con sufragio universal masculino y libertad de prensa. Ante el debate monarquía o república, el gobierno provisional optó por la monarquía, rompiendo así la neutralidad pactada en Hostanda. La gran mayoría de los electores votaron candidatos monárquicos.

Constitución de 1869

Fue la primera constitución democrática en España. Se establecía una monarquía parlamentaria con una estricta separación de poderes. El poder ejecutivo correspondía al rey, pero lo ejercía a través de sus ministros, que son responsables ante las Cortes. El poder legislativo lo tenía el parlamento, que está formado por un congreso y un senado. El texto incluía una amplia y detallada declaración de derechos, entre los que destacaban la libertad de cultos, aunque el estado se comprometía a mantener al clero católico, sufragio universal masculino y plena soberanía nacional. Hubo elección democrática de ayuntamientos y diputaciones.

La Regencia de Serrano: Gobierno de Prim y la Búsqueda de un Rey

Serrano regente con Prim jefe de gobierno, formado por progresistas y demócratas. Política gubernamental:

  • Legislación económica: librecambismo con la oposición de los terratenientes e industriales.
  • Retorno monetario basado en la exclusividad de emisión del Banco de España y comenzar a circular la peseta.
  • Situación política y social: guerra de Cuba por el descontento de las ciudades ante los plantadores y comerciantes de azúcar peninsulares y el monopolio comercial. En 1868, una junta revolucionaria dirigida por Céspedes, iniciará una guerra civil que durará diez años. La guerra de Cuba hipotecará la hacienda e impedirá la aplicación de las reformas. En la península, mientras tanto, había crisis social con levantamientos campesinos y ocupaciones de fincas en Andalucía. En septiembre de 1869, fracasó una sublevación republicana. En este clima de inestabilidad había que buscar un rey, fue un proceso largo y traumático en el que se implicaron las casas reales de toda Europa. Al final, fue el príncipe hijo de Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel, rey de Italia, quien cediendo a las presiones familiares y ante la gestión personal de Prim, aceptó la corona. En la votación del parlamento, dos tercios de los diputados votaron a favor.

Reinado de Amadeo de Saboya

El 30-12-1870, Amadeo desembarcaba en Cartagena y recibía la noticia del asesinato del general Prim en un atentado tres días antes, se desconocía sus responsables. El reinado de Amadeo fue un fracaso, sobre todo debido a que la ausencia de Prim impidió el funcionamiento de la coalición gobernante. Nadie quería a Amadeo. Las clases ricas le identificaban con el desorden social que iba a traer la democracia. Además, representaba la dinastía enemiga del papa. Amadeo quedó aislado y se le hizo el vacío. Amadeo hablaba mal el español y sufrió dos atentados y respondió ante ellos con entereza y tras su abdicación será recordado con respeto. Fueron dos años de gobierno inestable. El partido progresista se dividió entre las constitucionales de Sagasta y los radicales de Zorrilla. Hubo cambios de gobiernos, escándalos políticos, nociones de censura. A esta situación de crisis se añadió un agravamiento de conflictos cubanos y el estallido de la tercera guerra carlista en PV y Cataluña. Una grave crisis entre el jefe de gobierno y el cuerpo de artillería fue usada por Amadeo para presentar su dimisión. Esa misma noche, el congreso ante una situación excepcional, se proclamaba la primera república.

La República

Nace de forma irregular, pero sin apoyos políticos suficientes, solo EEUU y Suiza lo reconocieron. En cambio, los gobiernos conservadores de toda Europa veían con recelo a lo que consideraban. Además, los carlistas aumentaban su presión bélica en el norte y los alfonsinos empezaron a obtener apoyo entre las clases medias y altas. Los radicales pasaron a la oposición. Los propios republicanos estaban divididos sobre cómo tenía que ser la política. Había dos tendencias; una federal y otra unitaria o centralista. En los primeros días hubo levantamientos campesinos en Andalucía, con ocupaciones de tierras y linchamientos reprimidos por el gobierno. Surgieron los primeros intentos de insurrección federalista en Cataluña y poco después el gobierno sofocó un intento de golpe de estado por parte de los radicales. Las elecciones de mayo dieron una mayoría republicana, pero la alta abstención reflejaba el escaso apoyo social que tenían. Estanislao Figueras fue elegido el primer presidente del poder ejecutivo de la república. Figueras se encontró al frente de una grave crisis económica y social en la que se hicieron muchas huelgas y protestas. Además, tuvo que enfrentarse a un intento de proclamación del estado catalán y un golpe de estado por parte de monárquicos alfonsinos y progresistas de estado el 23 de abril. El 10 de junio, Figueras, cansado de la situación, dimitió, dando lugar a que Pi y Margall se convirtiera en presidente.

La Insurrección Cantonal y el Fin de la República

La constitución no llegó a entrar en vigor y durante el periodo de presidencia de Pi y Margall, el esfuerzo principal fue crear una nueva constitución y aprobar nuevas leyes como la abolición de la esclavitud o la enseñanza obligatoria y gratuita. En los primeros días de julio se desencadenó la revolución cantonal y el país entró en un proceso revolucionario acabando con la república. El 7 de julio estalló en Alcoy una huelga general sofocada por el ejército, pero días después se sublevaron los grupos federalistas en Cartagena proclamando el cantón que junto a la formación de juntas revolucionarias se extendieron rápidamente. El 18 de julio, Pi y Margall se vio obligado a dimitir ya que se negó a reprimir la rebelión de los cantones porque declaraba que los sublevados seguían la doctrina que él había proclamado. El nuevo presidente, Nicolás Almerón, era un federalista moderado que defendía la necesidad de llegar a un acuerdo entre los grupos más moderados y conservadores. Inició un giro a la derecha, dando plenos poderes al ejército que, dirigido por Martínez Campos y Pavía, sofocaron los focos de sublevación. Salmerón el 7 de septiembre dimitió ya que se negó a firmar unas condenas de muerte a varios militares que habían sido juzgados por colaborar con los cantonistas. Le sustituyó Emilio Castelar, que acentuó el giro autoritario. Con el apoyo militar, obtuvo de las cortes poderes extraordinarios. Restableció las quintas, suspendió varios derechos constitucionales y ordenó un aislamiento masivo. Obtuvo nuevos créditos y sofocó la revolución. Cuando el 2 de mayo Castelar se presentó para rendir cuentas ante las cortes, los federales se lanzaron contra él y fue derrotado con una moción de confianza. Esto propició el golpe de estado, previsto por la oposición conservadora y los generales. Mientras se estaba votando un nuevo gobierno, el ejército ocupó puntos claves de la capital. Poco después, Pavía hizo entrar tropas en el congreso y anunció que se iba a constituir un gobierno militar de emergencia presidido por Serrano. Serrano gobernó prescindiendo de las cortes en una república autoritaria de corte conservador. A los pocos meses se dio la presidencia a Juan de Zavala y de la Puente y más tarde a Zabasta. El 29 de diciembre, el general Martínez Campos se pronunció a favor de la restauración en el trono de la monarquía borbónica de don Alfonso de Borbón, dando lugar al fin de la república.