El Sistema Político de la Restauración Borbónica (1875-1902): Alfonso XII y el Turno Pacífco

La Restauración Monárquica: Primera Etapa (1875-1902). El Reinado de Alfonso XII

La Restauración Borbónica, que duró más de 50 años, comenzó en 1875 con el fin de la Primera República y la llegada del príncipe Alfonso de Borbón a Madrid tras el golpe de Estado en diciembre de 1874 del general Martínez Campos. Este periodo concluyó con la proclamación de la Segunda República en 1931.

Alfonso de Borbón se había estado formando militar y políticamente en la Academia militar inglesa de Sandhurst. Desde allí, en 1874, envió el famoso Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas, con el que animaba a los españoles a apoyar su vuelta al país. Aseguraba que, aunque durante el Sexenio Democrático España había estado perdida, él traería la paz y el orden, presentándose como un rey liberal y parlamentario que mantendría a la Iglesia como buen católico, y permitiría la democracia y la Constitución como buen español.

Mientras tanto, el político Antonio Cánovas del Castillo preparó y fundó un Partido Alfonsino durante los años del Sexenio. Experto en el modelo político británico (bipartidista y bicameral), intentó imitarlo en España. Así, en esta etapa hubo dos grandes partidos que se turnaban en el poder (el Turnismo), acordando siempre cuándo entraba uno u otro (el Pactismo). Para que este sistema canovista funcionara pacíficamente, se puso en marcha la corrupción electoral (a través de caciques, manipulación del voto y de las listas electorales, pucherazo, etc.), impidiendo que otros partidos minoritarios (republicanos, nacionalistas, PSOE, carlistas, etc.) gobernaran.

Alfonso XII fue recibido muy bien y sus primeros años fueron muy positivos, logrando acabar con la guerra cubana y la Tercera Guerra Carlista. Tras su muerte y un periodo de regencia de María Cristina, subió al trono Alfonso XIII en 1902, quien no fue capaz de estabilizar España tras el Desastre del 98. La pérdida de las colonias y la crisis política agotaron el sistema monárquico, y esta etapa acabaría en una dictadura poco exitosa que, de nuevo, trajo una república.

Bases Fundamentales del Sistema de la Restauración

Hay una serie de características que unifican la Restauración desde 1875 hasta 1930:

1. La Constitución de 1876

Esta Constitución, de carácter conservador y doctrinario, fue la de mayor vigencia hasta el momento, pues duró hasta 1923. Se caracterizó por:

  • Un sufragio censitario para el Parlamento hasta 1890, cuando se retomó el sufragio universal masculino de forma permanente.
  • La confesionalidad católica del Estado, que financiaba a la Iglesia, aunque se permitían otras religiones minoritarias siempre que no se manifestaran públicamente.
  • Una soberanía compartida entre las Cortes bicamerales (Senado, elegido con carácter vitalicio entre el rey y el gobierno, y el Congreso de los Diputados) y el rey. El monarca ostentaba el poder ejecutivo, derecho a veto, nombraba a los ministros y podía convocar y disolver las Cortes.

La monarquía se veía como una institución sacrosanta, necesaria e incuestionable que garantizaba el orden y el pacto entre las distintas corrientes políticas de la época. Los reyes eran los jefes generales del Ejército, que estaba sometido al poder civil y se le exigía que no interviniese en la vida política.

2. El Bipartidismo y el Turno Pacífico

El bipartidismo se basaba en el turno pacífico y el acuerdo político permanente entre dos grandes partidos:

  • El Partido Liberal Conservador, liderado por Antonio Cánovas del Castillo.
  • El Partido Liberal Fusionista, liderado por Práxedes Mateo Sagasta.

Este sistema se hacía posible gracias al caciquismo. El sistema canovista buscaba mantener el orden a toda costa, ya que venía del Sexenio Revolucionario y de continuos fracasos de la república, monarquías y revoluciones.

3. Fin de los Conflictos Bélicos

Al inicio del reinado de Alfonso XII se puso fin a los conflictos bélicos:

  • Guerra Carlista: En 1875, el ejército español se concentró en las zonas carlistas del norte. Carlos VII, el candidato carlista, se exilió a Francia. Los fueros y privilegios vascos y navarros (a nivel de impuestos o servicios militares) fueron eliminados, acabando definitivamente con el carlismo en 1876, aunque dos años más tarde se les devolvieron algunos fueros para pacificar la zona.
  • Guerra de Cuba: En 1878, al firmar la Paz de Zanjón, se terminó con la Guerra de los Diez Años, que había provocado más de 100.000 muertos entre España y Cuba. Esto pacificó la isla, abolió la esclavitud y aplicó algunas reformas políticas, como el permiso para que Cuba tuviera representantes en el Parlamento español. Sin embargo, en 1895 comenzaría de nuevo la guerra con Cuba, que culminaría en 1898 con la independencia de la isla tras la intervención de EE. UU.

La Vida Política y la Alternancia en el Poder

Antonio Cánovas fue quien diseñó el sistema de la Restauración e implantó el modelo bipartidista, en el que ninguna otra opción política podía entrar en el Parlamento, ya que el turno pactado eliminaba la posibilidad de sorpresa política en las elecciones. La corrupción electoral y el sistema caciquil mantenían la línea habitual de la política entre:

Partido Liberal Conservador (Cánovas del Castillo)

Prefería hacer pequeñas reformas a grandes cambios. Coincidía con los liberales progresistas de Sagasta en defender la monarquía, la Constitución, la propiedad privada, el orden y en consolidar un Estado liberal, pero unitario, homogéneo y centralista. Había una monarquía, un Estado, un gobierno, y todo el territorio nacional acataba toda normativa que saliera de Madrid (en cierto modo, el modelo era el Estado centralista de Isabel II, sobre todo cuando gobernaba Narváez, sacado del modelo de gobierno inglés).

Partido Liberal Fusionista (Sagasta)

Proponía cambios y reformas más avanzadas y laicas, como un sufragio más amplio, la abolición de la esclavitud en las colonias o restar poder y privilegios a la Iglesia. Aunque ambos partidos tenían tendencias supuestamente contrarias, existía un acuerdo tácito de no promulgar nunca una ley tan agresiva que forzase al otro partido a derogarla cuando gobernase.

El Turno Pactado

Todo se pactaba entre Cánovas y Sagasta. Entre 1875 y 1881 estuvo Cánovas; entre el 81 y 84, Sagasta; del 84 al 85, Cánovas; del 85 al 90, Sagasta, y así sucesivamente. De las elecciones que hubo entre 1875 y la época de la Guerra de Cuba (1898), seis fueron ganadas por Cánovas y cuatro por Sagasta.

  • El primer gobierno de Cánovas fue probablemente el más importante de todos: se pusieron las bases del sistema, se llegó a la paz (acabó con el conflicto cubano, carlista y centralista) y empezó a reinar el rey.
  • El gobierno largo de Sagasta (de 5 años) logró para los españoles el sufragio universal masculino, se superó la muerte del rey en 1885, se logró que María Cristina comenzara su regencia con total normalidad, se suprimió la esclavitud en las colonias y se impulsó un nuevo Código Civil.

El turno pacífico se mantuvo muy bien hasta la Guerra de Cuba. A partir de 1898, el turnismo ya no sería posible, se cambiarían los líderes y el modelo político, entrando en la segunda fase de la Restauración.

Corrupción Electoral y Caciquismo

En definitiva, la corrupción electoral y el caciquismo fueron la clave para que este sistema se mantuviera. Esta práctica ya era muy habitual en el reinado de Alfonso XII y existían diferentes formas de falseamiento electoral:

  • El más conocido es el pucherazo, que consistía en introducir o extraer los votos convenientes de la urna electoral y que se solía utilizar cuando era insuficiente el encasillado.
  • El encasillado era otra práctica de falseamiento de votos que consistía en la existencia previa de listas políticas preparadas e impuestas al margen de los resultados electorales.
  • También ocurría que fallecidos no dados de baja aún en el registro civil votaban, la compraventa de votos, el robo directo de algunas urnas y el uso de la violencia o amenaza por parte de los terratenientes en las zonas rurales.

El fenómeno del caciquismo era generalizado en los países liberales del siglo XIX (Europa, Reino Unido, Portugal, América y Japón). Los caciques eran gente influyente, pero no necesariamente los más ricos de sus pueblos y ciudades; de hecho, solían ser personas que querían escalar en la sociedad y que tenían por obligación mantener un contacto fluido entre el pueblo y la capital de la provincia y la del Estado (Madrid), conociendo muy bien su lugar de origen y el ambiente político de la capital.

Aunque esta práctica se ha visto negativamente (se violaban las leyes, se abusaba del poder), hay historiadores que defienden su lado positivo, pues aunque obligaba a votar una determinada opción, inculcaba la cultura del voto a las masas, y la abstención hubiera sido aún más negativa que el propio caciquismo.

Las Fuerzas Políticas Marginadas del Sistema

El bipartidismo generó una situación injusta con respecto a fuerzas políticas minoritarias porque les impedía tener representación política y liderazgo. Estos partidos marginados fueron:

Los Republicanos

Pasaban por una situación complicada al inicio de la Restauración porque la I República, muy reciente, había fracasado, por lo que se les veía como aquellos que instauraron el desorden e hicieron peligrar los valores tradicionales. Pese a esta visión general, este partido cada vez tenía más seguidores. En esta época, Emilio Castelar era su líder, aunque se dividían en diferentes grupos (Partido Posibilista, los radicales de Ruiz Zorrilla, el Partido Centralista de Salmerón y el Federal de Pi y Margall). A partir de 1890, los republicanos se agruparon y formaron una alianza para tener más fuerza en las elecciones, llamada Unión Republicana, que en realidad era una coalición.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE)

Fundado por Pablo Iglesias (quien sería el primer obrero español que entró como diputado en el Congreso) en 1879. Sus integrantes (obreros y algunos intelectuales) ya eran socialistas desde principios de siglo. Todos ellos eran seguidores de las teorías de Karl Marx, y su objetivo era reformar y mejorar la vida de los trabajadores en un mundo de corrupción y poder burgués desde el Parlamento. En 1886, se fundó el sindicato socialista, la UGT (Unión General de Trabajadores), que tendría más afiliados que el propio partido porque sus cuotas eran más bajas y pedían menos responsabilidades. Llegó a tener más de medio millón de trabajadores afiliados. Su evolución se vio truncada con la dictadura de Primo de Rivera.

El Anarquismo

Introducido por Giuseppe Fanelli, estaba teniendo un gran éxito en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, sobre todo a partir de la I Internacional Socialista y Anarquista que se celebró en Londres en 1868. Se fundaron en toda Europa federaciones anarquistas, y en España la FAI (Federación Anarquista Ibérica) y la CNT, el sindicato anarquista (Confederación Nacional del Trabajo). Los anarquistas, siguiendo las teorías de Bakunin, no pedían la reforma del Estado burgués, sino su destrucción, existiendo incluso líneas que defendían el uso de la violencia (como La Mano Negra en Andalucía) y el terrorismo contra la burguesía y sus instituciones. La CNT tendría aún más éxito que la UGT porque no pedía requisitos para afiliarse.

Los Carlistas

Habían sido derrotados al inicio de la Restauración y su candidato monárquico, Carlos VII de Borbón, se exilió a Francia. Pese a la derrota, la cultura carlista se mantuvo, sobre todo en los territorios del norte. Aunque se les castigó sin fueros ni privilegios, surgió un nuevo jefe, Cándido Nocedal, que pretendía reagrupar el carlismo con la misma ideología de unidad católica, fueros, monarquía y valores tradicionales. Hacia 1900, los carlistas formaron un grupo paramilitar llamado El Requeté, que adquirió una gran dimensión en 1930 y se unió a corrientes fascistas europeas, incluso ayudando a Franco más tarde a establecer su dictadura.

El Auge de los Nacionalismos Periféricos

Además, en la periferia del país (Galicia, País Vasco, Cataluña, Valencia, Andalucía) surgieron movimientos regionalistas y nacionalistas que no buscaban tanto la independencia como la autonomía. Es una corriente política, literaria y artística que se dio durante todo el siglo XIX, a menudo de la mano del Romanticismo. El siglo XIX había sido liberal, pero centralista y unitario, y hubo serios problemas cuando se puso en cuestión ese modelo del país.

Nacionalismo Catalán

Cataluña prosperó más que otras regiones en España durante todo el siglo. Barcelona se convirtió en una de las capitales industriales de Europa, y surgió una burguesía muy potente y rica con ideas claras de lo que quería y que tomó conciencia de las diferencias entre Cataluña y el resto de España (otra lengua, otras costumbres, más industrias, etc.).

  • Hacia 1850, surgió un movimiento cultural y lingüístico llamado Reinaxença, cuyo objetivo era sobre todo recuperar la lengua catalana y las señas de identidad más profundas.
  • Hacia 1880, y en plena Restauración, se desarrolló un catalanismo político de la mano de Valentí Almirall, quien comenzó a perseguir la autonomía catalana.
  • Hacia 1890, se formó la Unión Catalanista, que empezó a tener muchos seguidores.
  • En plena crisis de la Restauración (1898-1900), la burguesía catalana se dio cuenta de que España, país de política corrupta y en crisis, no le convenía. Entonces se fundó otro partido, La Liga Regionalista de Cataluña (1901), por dos intelectuales políticos: Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó, que aspiraba a recibir muchos votos. Aunque lo lograron, nunca consiguieron muchos diputados en el Congreso (debido al caciquismo y el falseamiento de votos). De aquí parte el nacionalismo catalán de la II República y el de la democracia actual.

Nacionalismo Vasco

El nacionalismo vasco surgió tras el catalán. Aunque también tiene raíces culturales de búsqueda de la lengua y costumbres vascas, este estuvo más relacionado con la derrota del carlismo, la pérdida de los fueros y el miedo de la burguesía y la nobleza vasca a perder sus señas de identidad por la llegada de población inmigrante de cualquier parte de España, a los que llamaban Maketos, que querían trabajar en los altos hornos vascos.

Bilbao también se convirtió en una de las grandes ciudades industriales de Europa, con la mayor parte de la industria del hierro.

Su líder fue Sabino Arana, que fundó el PNV (Partido Nacionalista Vasco) en 1895. Su labor fue sobre todo difundir el miedo a la pérdida de la patria vasca. Él afirmaba públicamente que la genética vasca era superior a la española y francesa, pues ellos, al no haber sido invadidos nunca, eran una raza pura. Sabino Arana cayó en el fuerte racismo de la época y era xenófobo. El nacionalismo vasco de Arana se mezclaba con los valores tradicionales del carlismo: Dios, religión, orden, fueros, etc., a los que actualmente el PNV ha ido renunciando.

El Declive del Sistema Canovista

La Restauración no acabaría hasta 1931 con la dictadura de Primo de Rivera, pero desde 1898, estos movimientos nacionalistas y la pérdida de las últimas colonias crearon una depresión social, política y psicológica que llevó a los españoles a caer en un complejo de inferioridad. Además, la muerte de los principales representantes políticos, Antonio Cánovas en 1897 por un atentado anarquista, y Sagasta en 1903, hizo aún más difícil mantener el sistema canovista y el fraude electoral caciquil, resquebrajándose la Restauración.