España: Guerra, Cortes y Conflictos del Siglo XIX

La Guerra de Independencia (1808-1814)

La Guerra de Independencia comienza en 1808 y supone la posibilidad de superar el Antiguo Régimen.

Etapas de la Guerra de Independencia

  • Primera etapa (junio a noviembre de 1808): Comienza con el levantamiento de Gerona y Zaragoza, esta última dirigida por el general Palafox. El ejército español venció al francés liderado por el general Dupont en la Batalla de Bailén. José Bonaparte abandonó Madrid y el general Castaño lideró la ciudad.
  • Segunda etapa (noviembre de 1808 a primavera de 1812): Tras la derrota en Bailén, Napoleón manda la Grande Armée para tomar toda España a excepción de Cádiz. Comenzó la guerra de guerrillas contra los franceses, que responden destruyendo cultivos, ganado e incluso pueblos para impedir el abastecimiento.
  • Tercera fase (primavera de 1812 a agosto de 1813): En esta, Napoleón retiró parte de su ejército para llevarlo a la invasión de Rusia. Los ejércitos anglo-españoles intensificaron sus ataques hasta conseguir la victoria en los Arapiles en 1812. El ejército francés sufrió varias derrotas durante su retirada en Vitoria, Irún y San Marcial en 1813, que supuso el fin de la guerra. Napoleón, para no tener dos frentes abiertos, firmó la Paz de Valençay, por la que se restituía a Fernando VII en el trono.

Características de la Guerra de Independencia

Esta guerra se caracterizó por:

  • Ser un conflicto internacional entre Francia, España, Portugal y Gran Bretaña.
  • Ser una guerra entre españoles: afrancesados, que apoyaban la Francia napoleónica con la esperanza de instalar un régimen de libertades basado en la Revolución Francesa, y patriotas, más heterogéneos (el clero, nobleza y liberales veían en Fernando VII la forma de llevar a cabo el ideario absolutista y liberal).
  • La ausencia de un poder central y la aparición de juntas locales y la Junta Suprema Central que se reunirían para aprobar la Constitución en Cádiz.

Causas de la Guerra de Independencia

Las causas fueron varias:

  • La Revolución Francesa y los Pactos de Familia. Las alianzas con Francia quedaron rotas ante la amenaza revolucionaria a la monarquía. España se supedita a Francia tras la Paz de Basilea en 1795. El Tratado de San Ildefonso establece la alianza franco-española, derrotada en Trafalgar en 1805. España se queda sin flota y sin recursos.
  • Godoy firma en 1807 el Tratado de Fontainebleau permitiendo a Francia pasar por España para invadir Portugal y después repartirse el territorio, pero Francia acaba invadiendo España y la familia real huyó a Aranjuez.
  • Los problemas económicos y sociales: la Hacienda española estaba endeudada por las guerras. Godoy intentó solucionarlo con deuda pública, más impuestos y desamortizaciones eclesiásticas, lo que provocó motines.
  • La oposición política a Godoy de los republicanos y monárquicos absolutos. El heredero Fernando conspiró con los absolutistas provocando el Motín de Aranjuez por el que Godoy fue encarcelado y Carlos IV abdicó a favor de su hijo.
  • La crisis de 1808: Carlos da marcha atrás y pide ayuda a Napoleón; este los reúne junto a Godoy en Bayona. Padre e hijo abdican y Napoleón nombra a su hermano José Bonaparte rey de España. Convocó unas Cortes para aprobar el Estatuto de Bayona para implantar reformas y reforzar la alianza con Francia. Los enfrentamientos de la población y soldados en Madrid llevan a un motín popular el 2 de mayo de 1808 que fue sofocado con gran represión, plasmada por Goya en uno de sus cuadros.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Los diputados elegidos por las diferentes juntas se encontraron con dificultades para llegar a Cádiz en pleno conflicto bélico. Su trabajo dio lugar a un sistema liberal inspirado en el racionalismo francés que liquidaba el Antiguo Régimen pero que tuvo poca aceptación popular.

La Junta Central convocó unas Cortes Generales para reorganizar la vida pública. Se dieron en Cádiz, ya que era la única ciudad sin ocupar por los franceses. La mala marcha de la guerra facilitó que un Consejo de Regencia sustituyera a la Junta Central en 1810. La ausencia de algunos de los representantes se subsanó eligiendo suplentes entre los residentes de Cádiz hasta llegar a 300 diputados; la mayoría fueron eclesiásticos, abogados, funcionarios y militares. Los absolutistas defendían la preeminencia del rey, los liberales la soberanía nacional y los ilustrados jovellanistas la soberanía compartida.

La Constitución de 1812

La Constitución de 1812 es la primera en la historia de España y se aprobó el 19 de marzo, día de San José. Regula la vida política, los derechos de los ciudadanos y refleja los principios políticos del liberalismo, en los que destacan:

  • La soberanía nacional, estableciéndose una monarquía parlamentaria.
  • La división de poderes: el legislativo en las Cortes, el judicial exclusivo en tribunales y el ejecutivo en el rey con limitaciones.
  • Sufragio universal masculino: mayores de 25 elegían a compromisarios que a su vez elegían diputado.
  • Se organiza el país en provincias y municipios.
  • Religión católica como oficial.
  • Derechos y libertades ciudadanas: libertad de pensamiento, igualdad jurídica, enseñanza primaria obligatoria e igualdad de los españoles en ambos hemisferios.

Leyes y Decretos de las Cortes de Cádiz

Leyes y decretos de las Cortes de Cádiz que permiten eliminar el Antiguo Régimen:

  • Libertad de imprenta.
  • Supresión de señoríos.
  • Eliminación de mayorazgos.
  • Desamortizaciones.
  • Abolición de la Inquisición.
  • Libertad de trabajo y anulación de gremios.

El Reinado de Fernando VII (1814-1833)

La vuelta de Fernando VII al trono en 1814 supone la vuelta de la monarquía absoluta y restauración del Antiguo Régimen. Las reformas de las Cortes de Cádiz quedan anuladas y durante todo su reinado se dan enfrentamientos entre liberales y absolutistas. Los principios liberales se van asentando hasta llegar al poder con Isabel II.

Etapas del Reinado de Fernando VII

Su reinado se divide en tres etapas:

  • El Sexenio Absolutista (1814-1820): En el primer año disuelve las Cortes y la Constitución de 1812. Recibe el Manifiesto de los Persas, firmado por 69 diputados con el fin de restablecer las instituciones tradicionales. Fernando VII se atiene a las disposiciones del Congreso de Viena de 1815 para luchar contra el liberalismo. Los liberales fueron perseguidos o exiliados. Se dan varios pronunciamientos liberales que fracasan y eran organizados en sociedades secretas, como el Pronunciamiento del coronel Riego. Se restauraron las instituciones anteriores a 1808.
  • El Trienio Liberal (1820-1823): Comienza con el Pronunciamiento del general Riego en Las Cabezas de San Juan, triunfando y obligando a Fernando VII a aceptar la Constitución, nombrar nuevo gobierno y elecciones. Las leyes aprobadas tuvieron como fin abolir el Antiguo Régimen; eran: desamortización de los bienes del clero, supresión de la Inquisición, señoríos jurisdiccionales y mayorazgos, reforma fiscal, supresión de diezmos y gremios. Hacen una nueva distribución de provincias. Los liberales se dividen en moderados, partidarios de medidas aprobadas entre 1810 y 1813, y exaltados, partidarios de reformas más radicales. Los absolutistas tenían como lema ‘Dios, Patria y Rey‘; para ellos el liberalismo iba a traer laicismo y desorden. Fernando VII pidió ayuda a la Santa Alianza, que envió a 100.000 soldados, los Cien Mil Hijos de San Luis, que derrotaron a los liberales y repusieron el absolutismo.
  • La Década Ominosa (1823-1833): Se anula toda la legislación del Trienio Liberal. Algunos de ellos fueron detenidos y fusilados, como el general Torrijos en 1831. La crisis de la Hacienda Pública, agravada por la pérdida de las colonias, obligó al rey a colaborar con la burguesía financiera y establecer aranceles proteccionistas. Los absolutistas crearon sociedades secretas y se levantaron en armas en 1827 reclamando la vuelta a las costumbres tradicionales.

Las Guerras Carlistas

Fernando VII muere en 1833, dejando el trono a su hija Isabel de 3 años; hasta su mayoría de edad, regenta María Cristina de Borbón. Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, proclama su legitimidad al trono basándose en la Ley Sálica, pero había sido derogada por Fernando VII con la Pragmática Sanción en 1830. Esto lleva a un enfrentamiento entre tío y sobrina y un conflicto civil entre isabelinos y carlistas.

Son tres y se dan de 1833 a 1839, de 1846 a 1849 y de 1872 a 1876.

Apoyos del Carlismo

El Carlismo contó con apoyos en zonas rurales del País Vasco y Navarra, parte de Cataluña y el Maestrazgo aragonés y valenciano. Este apoyo se debía a la defensa de los fueros vascos y navarros y la promesa de recuperar antiguas competencias en Aragón, Valencia y Cataluña. Además de en las zonas rurales, la baja nobleza del norte, la Iglesia y parte del ejército. Internacionalmente: Austria, Rusia, Prusia, Nápoles y Estados Pontificios.

Ideología Carlista

Eran enemigos de las libertades económicas, políticas y sociales, del estado laico y la uniformidad territorial. Lema: ‘Dios, Patria y Rey‘, en defensa del tradicionalismo, el Antiguo Régimen, la monarquía de origen divino y las exenciones de impuestos y quintas.

La Primera Guerra Carlista (1833-1839)

La Primera Guerra Carlista se da entre 1833 y 1839. En esta, Carlos María Isidro se consideraba legítimo heredero y establece una lucha contra Isabel. Tomó fuerza en el norte, Navarra y País Vasco, Cataluña, Aragón al mando de Zumalacárregui y el Maestrazgo al mando del general Cabrera. La muerte de Zumalacárregui en el asedio a Bilbao fue el comienzo de las derrotas carlistas, dejando su mando al general Maroto. La discrepancia entre transaccionistas e intransigentes supuso la división de los carlistas. Este tuvo fin con el Tratado de Vergara en 1839 entre Maroto y Espartero. Este establecía la permanencia de los fueros vascos y navarros y la integración de carlistas en el ejército liberal a cambio de reconocer a Isabel como reina.

Llegó a haber entre 150 y 200 mil muertos. Los militares hicieron varios pronunciamientos. La falta de dinero para la guerra facilitó la desamortización de bienes eclesiásticos.

A pesar de la Paz de Vergara no se supera el conflicto y se dan dos guerras más, la segunda conocida como la de los Matiners. Las reivindicaciones forales se producen a través de los diferentes nacionalismos, destacando el vasco y catalán.