Explorando la Metafísica: El Ser, la Existencia y el Cosmos en la Filosofía

Introducción: Fundamentos de la Metafísica

El ser es tema y fundamento de la metafísica. Según Immanuel Kant, las tres grandes cuestiones de la metafísica son:

  • El alma (el ser personal)
  • El mundo (el ser material)
  • Dios (el ser trascendente)

1. El Ser Personal: El Alma y la Identidad

Los seres humanos poseemos una serie de cualidades que nos convierten en personas, seres con una identidad personal. Hay quienes piensan que no somos muy diferentes de los animales (estudiados por la biología y la etología). Los filósofos creían que la identidad personal nacía del espíritu o alma; esta le hacía ser un ser singular y lo emparentaba con otro mundo distinto al empírico, que se consideraba el mundo verdadero. Hoy en día, la identidad personal se relaciona con la distinción mente-cerebro y se interpreta al ser humano mediante sus actividades inteligentes.

En la vida personal del ser humano hay una dualidad de planos que nos permite separar los límites del conocimiento de las explicaciones científicas y nos permite hacernos preguntas de carácter metafísico, como el sentido de la existencia.

El Sentido de la Existencia: Perspectivas Filosóficas

A la pregunta por el sentido de la existencia se le han dado tres respuestas principales:

  1. La vida no tiene sentido: La existencia es absurda, así opinan autores como Jean-Paul Sartre o Albert Camus.
  2. La vida tiene un sentido inmanente: Porque no hay nada más allá de ella, ni nada tan valioso como ella. Esta es la opinión de pensadores como Ernst Bloch o Enrique Tierno Galván.
  3. La vida tiene un sentido trascendente: Un sentido que rebasa la muerte, otra vida donde alcanzaremos la felicidad. Es la postura de religiones y muchos filósofos.

Los Pitagóricos y la Purificación del Alma

Los Pitagóricos se habían referido a este tema y habían propuesto la purificación del cuerpo mediante la medicina y la del alma mediante la música, para acceder a una vida superior en las próximas reencarnaciones, hasta alcanzar la libertad definitiva, que está vinculada al conocimiento. Ese es el sentido de la vida: alcanzar el conocimiento y la purificación del alma que ello conlleva.

Platón y Aristóteles: Contemplación y Razón

Platón y Aristóteles ponían el sentido de la existencia en la contemplación de las ideas y los conceptos, puesto que con la función racional del alma se puede conseguir el verdadero conocimiento y una vida feliz.

La Edad Media: Dios como Fundamento

En la Edad Media, el sentido de la existencia se establece a partir de Dios, quien determina los valores que han de regir nuestra vida y el sentido del tránsito por este mundo. El sentido de la existencia en este mundo es hacer el bien, cumplir los designios divinos, porque solo así podremos continuar nuestra existencia junto a Él.

Del Renacimiento a la Ilustración: El Ser Humano como Artífice

A partir del Renacimiento, el ser humano se convierte en artífice de su destino y a él se le atribuye toda la responsabilidad de lo que hace con su vida y la dirección que le da (esta debe ir encaminada hacia el desarrollo de su propia vida individual). Esta idea se verá culminada con la Ilustración, que exalta la capacidad de la razón para dirigir la vida y conducirla a la paz y a la libertad.

Siglos XIX y XX: El Nuevo Humanismo y la Existencia

A partir del siglo XIX, y principalmente en el siglo XX, nos encontramos con un nuevo humanismo que define al ser humano concreto, a ese ser que se encuentra existiendo, que no es nada, porque no tiene esencia y ha de construir su vida asumiendo su libertad y responsabilidad en la tarea de su formación.

La Muerte: Un Misterio Existencial

Otra cuestión que le preocupa al ser humano es la muerte, sobre la cual hay distintas opiniones. Si entendemos la muerte como la destrucción de algo, podemos decir que mueren los seres vivos y los objetos, las modas… Pero si entendemos la muerte como la pérdida de las características propias de la vida que llevan a la destrucción del organismo, esa será la muerte de los organismos vivos. Este hecho solo se puede dar debido a causas intrínsecas (muerte natural) o extrínsecas (muerte accidental).

En el caso del ser humano, la muerte es algo específico, porque el ser humano es el único ser que es consciente de que va a morir. Eso condiciona toda su existencia y es lo que nos hace que nos aferremos a ella y la vivamos con intensidad, lo que hace que nos afecten las cosas que nos pasan… que valoremos la vida. La muerte no parece discutible, porque es evidente que nadie puede morir por morir. Lo que sí es discutible es que pueda tenerse una experiencia de ella, porque la muerte es un misterio, algo inexperimentable mientras se está vivo.

Concepciones Filosóficas de la Muerte

En la filosofía han habido dos concepciones de la muerte:

  1. El final definitivo.
  2. La muerte es un tránsito hacia otra forma de vida diferente.
Los Materialistas: Aceptación o Rechazo del Fin

Los materialistas mantienen la primera concepción, ante la cual hay dos actitudes:

  1. Resignación y Aceptación: Esta actitud la mantienen los Epicúreos, que consideran que la mejor actitud ante la muerte es resignarse a que nos llevará algún día y aceptarla sin miedo.
  2. Rechazo: Se considera que la muerte es algo definitivo e irremediable y se aferran a la idea de dejar algo para no morir del todo, o a una vida futura en la resurrección, idea que se convierte en una ilusión y hace trágica la vida del ser humano.
Los Dualistas: La Vida del Alma

Los dualistas creen que lo que muere es el cuerpo, pero que hay una vida para el alma más allá de la muerte del cuerpo. Los cristianos y Platón son representantes de esta forma de concebir la muerte.

2. El Ser Material: El Cosmos y el Universo

Desde que el ser humano empezó a utilizar su razón, la naturaleza ha sido objeto de su interés. También se pregunta por el cosmos y el universo ordenado. Las primeras respuestas ante la pregunta por el universo fueron elaboradas por los filósofos presocráticos. Pero el interés por el universo se encuentra en culturas más antiguas que dieron una explicación mítica acerca de su origen y estructura.

Mitos Cosmogónicos Antiguos

En Egipto y Babilonia, el cosmos se entiende como una enorme sala que tiene por techo el firmamento y por suelo la Tierra, rodeada por un foso de agua que la separa de las montañas que sostienen la cúpula del firmamento. Atribuyeron a los astros caracteres divinos y afirmaron que sus movimientos influyen en la vida del ser humano.

La Cosmología en la Antigua Grecia

En Grecia, los primeros filósofos hicieron avances en este terreno. En tiempos de Homero, se creía que la Tierra era un disco plano rodeada por el océano; por encima estaba la bóveda de los cielos y por debajo la del Tártaro o mansión de los muertos.

Los Pitagóricos y el Fuego Cósmico

Los Pitagóricos afirmaron que los cuerpos celestes son casi divinos, esféricos y sus órbitas circulares; el centro de estas es el centro del universo, ocupado por el fuego cósmico, en torno al cual hay diez órbitas.

Los Atomistas: Mundos Infinitos

Para los Atomistas, hay infinitos mundos, cada uno con su propia estructura producida por el choque de los átomos en sus desplazamientos a través del vacío.

Aristóteles: Mundos Sublunar y Supralunar

Aristóteles dividió el universo en dos espacios:

  • Mundo Sublunar: Compuesto por tierra, agua, aire y fuego. Es el que le corresponde a la Tierra, que ocupa el centro del sistema, y cuyos elementos están sometidos al cambio y limitados a los movimientos rectilíneos.
  • Mundo Supralunar o Celeste: Compuesto por éter, sutil e inalterable y dotado de movimiento circular y perfecto (los demás cuerpos celestes).

Pensaba que el universo era un conjunto de esferas transparentes y concéntricas que giran alrededor de la Tierra y que tienen como límite una última esfera que, como primer motor, pone y mantiene en movimiento las restantes esferas. Los acontecimientos y la realidad están determinados y todo lo que sucede es efecto de una causa, razón por la cual es posible predecir lo que va a acontecer en el futuro. Esta tesis será el fundamento de las teorías físicas de Isaac Newton y estará presente en toda la ciencia moderna.

De la Visión Geocéntrica a la Heliocéntrica

Aristarco de Samos mantuvo una concepción heliocéntrica, razón por la cual fue acusado de impiedad. Claudio Ptolomeo, con su teoría de los epiciclos, quiso explicar los movimientos irregulares de los planetas y supuso que, al mismo tiempo que van girando alrededor de la Tierra en un gran círculo (deferente), lo van haciendo a la vez en un círculo menor (epiciclo). Esta visión aristotélica-ptolemaica tendría vigencia hasta el siglo XVII.

La Cosmología en la Edad Media y el Renacimiento

En la Época Medieval, los pensadores cristianos, frente a la tesis de que el mundo era eterno, mantuvieron que había sido creado, ofrecieron una interpretación teórica de la realidad y situaron a la Tierra en el centro del universo.

Con el Renacimiento y el surgimiento de la nueva ciencia, la interpretación del universo se hace sobre una base física y no metafísica. Se sustituye la teoría geocéntrica por la heliocéntrica y desaparece la división entre un mundo sublunar y supralunar, unificándose la física terrestre y celeste.