Fundamentos de Ética y Filosofía Política: Un Recorrido Esencial

Ética, Moral y Libertad

1. Ley, Moral y Libertad

La razón humana no solo sirve para conocer, sino también para actuar. Nos permite distinguir entre lo bueno y lo malo, y decidir cómo comportarnos. Nuestra personalidad tiene dos partes: el temperamento, que es innato, y el carácter, que se forma con nuestras acciones y hábitos. Si repetimos acciones buenas, desarrollamos virtudes como la generosidad; si repetimos malas, caemos en vicios como la cobardía. Por eso, es importante reflexionar sobre lo que hacemos.

Las leyes son normas externas creadas por la sociedad y son obligatorias. Si no se cumplen, hay un castigo. En cambio, la moral está compuesta por normas personales que dicta nuestra conciencia. No tienen castigos externos, pero sí sentimos remordimiento si las incumplimos.

Cuando actuamos siguiendo normas que no hemos elegido, hablamos de heteronomía. Si decidimos por nosotros mismos cómo actuar, somos autónomos. La libertad es lo que nos permite tomar esas decisiones. Hay dos tipos de libertad: una negativa, que es la ausencia de obstáculos, y otra positiva, que es la capacidad de proponernos fines y actuar para lograrlos. Esta libertad también nos hace responsables de lo que hacemos, porque somos conscientes y voluntarios al actuar.

2. La Ética como Filosofía Práctica

Aunque cada persona tiene su propia moral, la ética es la disciplina filosófica que reflexiona sobre la moral. Es decir, estudia cómo debemos actuar para hacer el bien. Para muchas personas, ese bien último es la felicidad, que se considera el fin más alto porque es deseado por sí mismo.

Hay diferentes tipos de bienes. El bien útil es el que sirve para conseguir otra cosa (como una medicina que cura), el bien deleitable es el que produce placer (como una comida rica), y el bien honesto es el que es bueno por sí mismo (como hacer una buena acción). La ética busca descubrir cuál de estos bienes nos lleva verdaderamente a la felicidad.

3. El Orden Moral

No basta con hacer cosas que parecen buenas, sino que hay que actuar con racionalidad y libertad. Lo que nos hace verdaderamente humanos es nuestra razón, y por eso actuar bien implica que nuestras decisiones estén guiadas por ella. Para ayudarnos a actuar moralmente, contamos con la ley moral natural (unas normas inscritas en nuestra naturaleza) y la conciencia moral (la capacidad de juzgar lo que está bien o mal).

El principio básico de la ética es que hay que hacer el bien y evitar el mal. Además, tenemos inclinaciones naturales: cuidar de la vida (como seres vivos), mantener la especie (como animales) y buscar la verdad y convivir en sociedad (como seres racionales). Para decidir bien en cada situación necesitamos prudencia, que es la virtud que nos ayuda a elegir correctamente.

4. El Sujeto Moral

El protagonista de la ética es la persona. Todos intentamos llevar una vida buena y justa, aunque no siempre es fácil. Para actuar moralmente debemos saber juzgar bien las situaciones concretas y adquirir virtudes que nos ayuden a hacerlo.

Las virtudes se adquieren con la práctica. Si una persona actúa con valentía muchas veces, se vuelve valiente. Pero también pasa lo contrario con los vicios. Por eso, la educación moral es tan importante.

Además de la razón, también influyen en nuestra conducta las pasiones, que son emociones y sentimientos. Estas pueden ayudarnos o confundirnos, así que lo ideal es que estén en armonía con la razón. Actuar integrando razón y sentimientos es un signo de madurez.

Somos responsables de nuestras acciones cuando las hacemos de forma consciente. Para saber si una acción es moralmente buena hay que fijarse en tres cosas: el objeto (lo que se hace), la intención (por qué se hace) y las circunstancias (el cómo, cuándo, dónde, etc.). También es importante que los medios para conseguir algo sean buenos. Y cuantas más consecuencias negativas tenga una acción, mayor es nuestra responsabilidad.

5. Principales Concepciones Éticas

5.1. Éticas Eudemonistas

Estas éticas piensan que la acción moral debe conducir a la felicidad.

  • Aristóteles decía que el ser humano busca la felicidad usando la razón. La vida más perfecta es la del sabio, que busca la verdad. Pero como eso no siempre es posible, también se puede alcanzar una felicidad imperfecta viviendo con virtudes.
  • Epicuro, representante del hedonismo, pensaba que la felicidad está en el placer, pero no en el placer sin límites, sino en la tranquilidad y ausencia de dolor (ataraxia). Para él, lo importante era satisfacer solo los deseos naturales y necesarios.
  • Los estoicos, como Séneca o Marco Aurelio, pensaban que la felicidad está en vivir conforme a la razón y practicar la virtud. Lo demás (dinero, salud, fama) es indiferente.
  • El emotivismo decía que actuamos buscando placer o evitando dolor, no por razón.
  • El utilitarismo, con Bentham y Mill, defendía que una acción es buena si genera la mayor felicidad para el mayor número. Mill añadió que hay placeres mejores que otros, y que los placeres intelectuales son superiores.

5.2. Éticas No Eudemonistas

Estas éticas no buscan la felicidad, sino el deber.

  • Kant creía que las normas morales deben ser universales, necesarias, autónomas y a priori (sin depender de la experiencia). Su propuesta se basa en el imperativo categórico, que dice que debemos actuar solo según máximas que podamos querer que se conviertan en leyes universales. Es decir, haz solo lo que creas que todos deberían hacer.
  • La ética del discurso, de Habermas, busca una ética válida para todos sin imponer una cultura o religión. Propone que las normas se acuerden en un diálogo libre entre los afectados, y así se respeta la diversidad y se logra una ética mínima pero universal.

6. Los Nuevos Retos de la Ética

Hoy el mundo ha cambiado mucho y la ética se enfrenta a nuevos problemas. Vivimos en una sociedad compleja, interdependiente, con muchas culturas diferentes, y marcada por el consumo, la tecnología y la crisis del estado de bienestar.

Por eso, han surgido nuevas ramas de la ética, como:

  • Bioética: analiza problemas médicos y científicos (aborto, eutanasia, clonación). Usa principios como autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia.
  • Ética ambiental: defiende que debemos cuidar el planeta y pensar en las generaciones futuras. Hans Jonas propuso el principio de responsabilidad: actuar de forma que la vida humana siga siendo posible.
  • Ética profesional: estudia cómo deben actuar los trabajadores, sobre todo en profesiones que afectan a otras personas, como la medicina, la educación o el periodismo.
  • Ética empresarial: se ocupa del comportamiento moral de las empresas y de que respeten los derechos de los trabajadores, el medio ambiente, etc.
  • Ética de la comunicación y la informática: trata problemas como la privacidad en Internet, las noticias falsas o el buen uso de las redes sociales.

Política y Sociedad

1. Política y Sociedad

Desde la filosofía griega, se entendía que los seres humanos solo pueden alcanzar la felicidad en sociedad. Por eso, la ética y la política están relacionadas: mientras que la ética trata sobre cómo ser buenas personas, la política se ocupa de cómo organizar la sociedad para lograr una buena vida en común.

Los humanos, gracias a la razón y la libertad, podemos establecer normas y crear instituciones para organizarnos. Esto da lugar a la política, que surge del espacio público, donde conviven la ley, el poder y la ética. La filosofía política reflexiona sobre cómo debe ser esa organización para lograr una convivencia justa y pacífica.

Los griegos ya pensaban en esto. Platón propuso una sociedad ideal donde cada persona cumple una función según su tipo de alma: productores, soldados o gobernantes. Aristóteles, en cambio, analizó cómo eran realmente las formas de gobierno y distinguió entre las justas (monarquía, aristocracia y democracia) y las injustas (tiranía, oligarquía y demagogia).

En la Edad Moderna, Maquiavelo separó la política de la ética, afirmando que el gobernante debe usar el poder con eficacia, incluso si eso implica actuar inmoralmente. En respuesta, autores como Tomás Moro imaginaron utopías: sociedades ideales basadas en la razón y la igualdad. Más adelante, en el siglo XX, surgieron las distopías, que muestran futuros donde la política destruye la libertad y dignidad humana, como advertencia sobre los peligros del poder mal gestionado.

2. Teorías sobre el Origen de la Comunidad Política

Hay distintas formas de explicar cómo surgió la sociedad y el poder político.

  • La teoría del derecho natural, defendida por Aristóteles, dice que el ser humano es social por naturaleza, y que necesitamos vivir en comunidad para desarrollarnos. Tomás de Aquino añadió que esa necesidad también es espiritual, ya que el poder político debe estar en línea con la ley de Dios. Si un gobernante actúa contra esa ley, pierde su legitimidad.
  • Por otro lado, las teorías contractualistas explican que el poder político surge de un acuerdo entre los ciudadanos, que renuncian a parte de su libertad a cambio de seguridad.

Hobbes creía que sin Estado viviríamos en guerra constante, así que defendía un poder absoluto para garantizar la paz. Locke, sin embargo, defendía que el Estado debe proteger derechos naturales como la vida, la libertad y la propiedad. Rousseau iba más allá: pensaba que el Estado debe obedecer la voluntad general del pueblo, y que si no lo hace, el pueblo puede cambiarlo. Esta visión apoya la democracia.

John Rawls, ya en el siglo XX, actualizó esta idea defendiendo que las leyes deben basarse en principios que todos puedan aceptar libremente, sin imponer una ética concreta.

Finalmente, las teorías historicistas, como las de Comte y Marx, piensan que la historia sigue un proceso inevitable. Para Comte, avanzamos hacia una sociedad regida por la ciencia. Para Marx, la historia es una lucha de clases que acabará en una sociedad comunista sin Estado ni desigualdades.

3. La Política como Ética Pública

La política no debe estar separada de la ética. Vivimos en un Estado que tiene poder sobre nosotros, pero ese poder solo es legítimo si se basa en valores éticos como la justicia, la solidaridad y la responsabilidad. La ética pública regula las relaciones entre personas e instituciones para asegurar una convivencia justa en una sociedad plural.

  • La solidaridad consiste en ayudar a los que más lo necesitan.
  • La responsabilidad pública implica que quienes ocupan cargos deben responder de sus actos.
  • Y la justicia es fundamental para lograr la paz social y el bien común.

3.1. La Justicia y la Paz Social

La justicia significa dar a cada uno lo que le corresponde. Hay tres tipos:

  • Conmutativa: que regula los intercambios entre personas.
  • Distributiva: que busca repartir de forma justa los recursos.
  • Legal: que asegura que todos cumplan las leyes y que estas estén al servicio del bien común.

La paz sin justicia es débil y puede llevar a la violencia. Por eso, el Estado debe garantizar condiciones sociales que permitan a todos desarrollarse libremente. Pero no puede imponer la moral personal mediante leyes, porque eso sería totalitario.

3.2. El Bien Común

El bien común es el objetivo de la política: crear condiciones para que todos puedan desarrollarse. No es solo la suma de intereses individuales, sino algo más profundo que depende de toda la sociedad. Para lograrlo, se necesitan condiciones sociales, políticas, jurídicas y económicas adecuadas, como tolerancia, justicia social, igualdad ante la ley y desarrollo sostenible.

A veces, el bien individual debe ceder ante el bien común, pero también hay límites: no se puede dañar a una persona en nombre del progreso.

3.3. La Sociedad Civil

No todo depende del Estado. La sociedad civil está formada por personas, grupos y asociaciones (como ONGs, sindicatos, asociaciones vecinales…) que actúan libremente y ayudan a mejorar la convivencia. Tienen un papel clave en la defensa de la dignidad humana, los derechos, el pluralismo o el medio ambiente.

El Estado debe apoyar a la sociedad civil, pero sin controlarla. Solo debe intervenir cuando esta no pueda garantizar ciertos derechos, como la seguridad o la justicia.

4. Los Derechos Humanos

La justicia está unida al derecho. El derecho es aquello que una persona puede exigir, y también el conjunto de leyes que regulan la convivencia. Hay dos tipos:

  • Derecho natural: nace de la naturaleza humana, es universal y no necesita estar escrito.
  • Derecho positivo: son las leyes concretas creadas por los gobiernos.

Los derechos humanos se basan en el derecho natural y son universales, inviolables, inalienables e imprescriptibles. Toda persona los tiene por ser humana. El Estado no los crea, solo los reconoce.

Fueron reconocidos oficialmente en 1948 por la ONU en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, después de siglos de luchas contra la injusticia.

Existen tres generaciones de derechos:

  1. Primera generación: derechos civiles (libertad, propiedad, igualdad ante la ley) y políticos (participación).
  2. Segunda generación: derechos sociales, económicos y culturales (trabajo, educación, salud).
  3. Tercera generación: derechos globales, como el medio ambiente o la paz, que afectan a toda la humanidad.

Aunque los derechos humanos son universales, no siempre se respetan. En muchos países no se cumplen porque no hay democracia. Por eso existen organizaciones internacionales, tanto de la ONU como ONGs, que luchan por su protección. En Europa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos vela por ellos, y a nivel global existe la Corte Penal Internacional para casos muy graves, como genocidios, aunque no todos los países la aceptan.