La conquista romana de la península ibérica

La conquista debe enmarcarse en la pugna entre Roma y Cartago por el control del Mediterráneo occidental. La toma de Sagunto por Aníbal respondiendo al incumplimiento del tratado del Ebro, fue la excusa que Roma utilizó para iniciar la Segunda Guerra Púnica, con el desembarco en Ampurias dirigido por Cornelio Escipión. La parte oriental de la península se anexiona mediante alianzas con los locales. La conquista del interior en cambio es la más cruenta (154-133), debido a la resistencia de los lusitanos con Viriato al mando y de los celtíberos, asediados en Numancia. La última fase protagonizada por Augusto y Agripa terminó con la oposición en el norte (29-19).

La romanización es diferente según la zona, casi total en la oriental y casi nula en el norte. Elementos como la concesión de ciudadanía a los locales con la creación del Edicto Vespasiano (72) la favorecerán. Otras aportaciones SOCIALES que destacan son: la imposición del modelo social romano, incrementando la desigualdad entre aristocracia y resto de población, la incrementación de nuevas ciudades y vías de comunicación. En el ámbito ECONÓMICO, la aparición de minas (Almadén), las salazones y la relación colonia-metrópoli en el comercio. Por último, las aportaciones CULTURALES: el latín como lengua oficial, escritores como Séneca en cuanto a literatura, el derecho romano, las magistraturas, etc.


Durante la crisis, muchos territorios romanos son ocupados por pueblos germánicos. Roma recurre a los pactos o foedus con otros pueblos, que a cambio de tierras les prestan ayuda militar, este es el caso de los visigodos en el s.V, un pueblo muy romanizado del norte europeo que reduce a vándalos, alanos y suevos asentándose en Toulouse, ciudad de la que son expulsados por los francos. Más tarde su capital Toledo hasta el 711 por la invasión islámica.

El estado visigodo se basa en un sistema monárquico electivo, lo que crea enfrentamientos entre bandos de los distintos candidatos a la corona. Mantienen la estructura administrativa romana con un dux al frente de las provincias y un comes civitatis en las urbes.

Tienen tres instituciones de ámbito religioso, pero en las que el carácter civil irá cobrando mayor importancia: el Aula Regia (asamblea consultiva formada por la nobleza visigoda), el Officium Palatium (órgano más cercano al monarca y de mayor peso) y los Concilios.

Estos últimos eran asambleas legislativas formadas por nobles, eclesiásticos y el rey y tenían poder de legislación sobre todos los ámbitos, debido a la universalidad de los asuntos que trataban.


Los pobladores que vivían en la península ibérica antes de la conquista romana en el s.III. a.C eran; los Tartesos, del norte de África que se establecieron en el s.VII a.C al oeste de Andalucía y su principal fuente de riqueza era el comercio de metales con pueblos del Mediterráneo oriental; los Íberos ocuparon el litoral mediterráneo, alcanzaron su desarrollo cultural máximo entre los s.V-III a.C (influenciados por el arte griego y fenicio) y los ajuares funerarios demuestran la existencia de una élite aristocrática y militar; y los pueblos celtas, que vivían al norte de la península y en la Meseta Central, poseían una economía agraria y conocían la metalurgia del hierro.

Los pueblos colonizadores llegaron a la península en busca de metales en el primer milenio antes de Cristo. Entre ellos se encontraban; los Fenicios (800a.C) que llegaron desde el líbano actual y se asentaron en la costa andaluza, difundieron el uso del hierro, el alfabeto y el torno alfarero; los Griegos llegaron el el s.VII a.C y colonizaron Cataluña y Valencia. (destaca su colonia de Ampurias, Emporion), la influencia griega se aprecia en el arte, la industria alfarera y el cultivo de la triada mediterránea; y los Cartagineses que llegaron en el s.III a.C para conquistar las colonias fenicias, su principal objetivo era el comercio de metales, su principal colonia fue Cartago Nova y se enfrentaron a los Romanos en la 2ªGuerra Púnica (218-201 a.C), donde Aníbal fue derrotado por los romanos y las colonias cartagineses pasaron a manos romanas.


El Paleolítico es la etapa más antigua de la Península y tiene tres periodos: paleolítico inferior (800000-230000 años), paleolítico medio (230000-40000) y el paleolítico superior (40000-5000 a.C). El Paleolítico inferior tiene las muestras más antiguas de Homo en la Península y en Europa han aparecido en el yacimiento de Atapuerca (Burgos) y pertenecen al Homo antecesor. El medio destaca por los homínidos del género Homo neanderthalensis y el Musteriense o cultura lírica a este tipo de homínido. Y en el superior aparece el Homo sapiens que se extendió por toda la península, destacan las culturas líticas solutrenses y magdalenienses. Durante todo el paleolítico fueron nómadas. Habitaban en cuevas, abrigos o campamentos estacionales. Su economía se basaba en la caza y la recolección.

El Neolítico duró en la península del 5000-2500 a.C. Las primeras culturas agrícolas y ganaderas en la Península se dan en la costa mediterránea y están asociadas a la aparición de verdaderos poblados. Destacan la cerámica cordial y la de sepulcros de fosa. En el centro y norte el desarrollo del neolítico fue más tardío. El arte rupestre aparece en el Paleolítico superior (hace 25000 años). En el arte rupestre cantábrico (Altamira) presentan naturalismo y son pinturas policromadas de animales de forma individual. En el arte levantino (Mesolítico e inicios del Neolítico) aparecen las pinturas en los abrigos de las montañas. Se caracterizan por su esquematismo, animales y personas representadas en escenas de caza o de vida cotidiana.